El documento describe la historia del libro oral o prehistórico y su evolución hacia el libro escrito. Explica que el libro oral existió durante milenios conviviendo con el libro escrito, transmitiendo información de forma oral antes de que existiera la escritura. Luego describe los primeros materiales utilizados para la escritura como tablillas de arcilla y papiro, y cómo evolucionaron hacia formas geométricas como prismas y cilindros. Finalmente, se enfoca en describir el libro mesopotámico temprano, realizado
Nos interesa hacer una revisión de nuestra propia historia, la historia de las
bibliotecas, así como destacar los personajes que han provocado los grandes
cambios en nuestra profesión. Consideramos, que la historia conforma nuestra
identidad profesional por lo que es necesario que conocerla. Comenzamos nuestro
viaje desde los antiguos archivos sumerios hasta llegar al siglo XX.
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Los 50 y tantos libros que todo peruano culto debe leer (jhony.by)Jhony Carhuallanqui
Esta es una selección de textos elaborada por Agenda Perú bajo el nombre: "Los 50 y tantos libros que todo peruano culto debe leer" y que reune las ideas de "la crema y nata" de la intelectualidad del análisis peruano como: Luis Lumbreras, Julo Cotler, Manuel Gónzales Prada, José Carlos Mariategui, Víctor Andrés Belaunde, FRancisco Miró Quesada, Carlos Ivan de Gregori, Hernando de Soto, Anibal Quijano... entre otros.
Los 50 y tantos libros que todo peruano culto debe leer (jhony.by)Jhony Carhuallanqui
Esta es una selección de textos elaborada por Agenda Perú bajo el nombre: "Los 50 y tantos libros que todo peruano culto debe leer" y que reune las ideas de "la crema y nata" de la intelectualidad del análisis peruano como: Luis Lumbreras, Julo Cotler, Manuel Gónzales Prada, José Carlos Mariategui, Víctor Andrés Belaunde, FRancisco Miró Quesada, Carlos Ivan de Gregori, Hernando de Soto, Anibal Quijano... entre otros.
La arquitectura paleocristiana y bizantina son dos estilos arquitectónicos distintivos que se desarrollaron en la historia del arte y la arquitectura.
La arquitectura paleocristiana se refiere al estilo arquitectónico que surgió en los primeros siglos del cristianismo, desde aproximadamente el siglo II hasta el siglo VI. Este estilo se caracteriza por el uso de elementos como columnas, arcos, bóvedas y cúpulas, a menudo incorporando influencias de la arquitectura romana. Las iglesias paleocristianas tempranas solían ser de planta basilical, con una disposición longitudinal y un énfasis en la simplicidad y la funcionalidad.
Por otro lado, la arquitectura bizantina se desarrolló a partir del siglo VI en el Imperio Bizantino (el antiguo Imperio Romano de Oriente) y continuó hasta la caída de Constantinopla en 1453. Este estilo se caracteriza por el uso de cúpulas, arcos de medio punto, mosaicos elaborados, columnas esbeltas y una profusión de detalles ornamentales. Las iglesias bizantinas suelen tener una planta centralizada, con una cúpula central que domina el espacio interior.
Ambos estilos arquitectónicos reflejan la evolución del arte y la cultura durante períodos históricos específicos y han dejado un legado duradero en la historia de la arquitectura occidental.
Las características principales de la arquitectura paleocristiana son:
1. Planta basilical: Las iglesias paleocristianas tempranas tenían una planta basilical, es decir, una disposición longitudinal con una nave central y dos laterales.
2. Simplicidad y funcionalidad: El énfasis en la simplicidad y la funcionalidad era una característica importante de la arquitectura paleocristiana. Las iglesias solían ser espacios sencillos y sin adornos excesivos.
3. Uso de elementos romanos: La arquitectura paleocristiana incorporaba elementos de la arquitectura romana, como columnas, arcos y bóvedas.
4. Uso de cúpulas: Aunque no tan comunes como en la arquitectura bizantina, algunas iglesias paleocristianas también incluían cúpulas.
Las características principales de la arquitectura bizantina son:
1. Cúpulas: La arquitectura bizantina se caracteriza por el uso de cúpulas, que pueden ser grandes y dominantes en el espacio interior.
2. Arco de medio punto: Los arcos de medio punto son comunes en la arquitectura bizantina, tanto en las cúpulas como en los espacios interiores.
3. Mosaicos elaborados: Los mosaicos eran una forma de decoración muy importante en la arquitectura bizantina. Estos mosaicos solían representar escenas religiosas y eran elaborados y coloridos.
4. Columnas esbeltas: Las columnas en la arquitectura bizantina suelen ser delgadas y altas, dando una sensación de ligereza y elegancia.
5. Detalles ornamentales: La arquitectura bizantina está llena de detalles ornamentales, como motivos geométricos, cruces, hojas de acanto y otros elementos decorativos.
Estas son solo algunas de las características principales de cada estilo, pero es importante tener en cuenta sus difere
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Los muros paramétricos son una herramienta poderosa en el diseño arquitectónico que ofrece diversas ventajas, tanto en el proceso creativo como en la ejecución del proyecto.
Los atletas olímpicos de la antigüedad participaban en los juegos movidos por el afán de
gloria, pero sobre todo por las suculentas recompensas que obtendrían si ganaban..
Es una presentación desde el punto de vista histórico, escultórico y pictórico, gracias a la
cual podemos apreciar a través del tiempo como el arte ha contribuido a la historia de
los olímpicos.
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El Land Art es un movimiento artístico surgido a finales de los años 60 y principios de los 70, en el que los artistas utilizan el paisaje natural como medio y materia prima para sus obras. A menudo, estas obras son de gran escala y se integran en su entorno de manera que alteran el paisaje de forma temporal o permanente. Aquí algunos puntos clave sobre el Land Art:
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Prueba
1. Escuela Nacional de Departamento de
Biblioteconomía y Archivonomía Selección de Aspirantes 2009 Psicopedagogía
El libro oral o la prehistoria del libro1
Como dice Escobar, la herramienta más maravillosa creada por el hombre ha sido el libro. Esta
herramienta le ha permitido un aumento considerable de la capacidad de su memoria.
Desarrolló también la comunicación entre los hombres al permitirles remontar las barreras del
tiempo en la recepción de los mensajes y facilitó el intercambio de información sobre lo útil y
provechoso. Finalmente le ayudó, acrecentando su bagaje intelectual.
Hay, naturalmente, una prehistoria del libro: el libro oral, que fue la primera forma que tuvo el
libro y que ha perdurado durante milenios, incluso conviviendo con el libro escrito. Ha de
resultar extraña la denominación de libro para algo que no tiene una forma material tangible.
Pero una cosa es el contenido o mensaje y otra la forma material en que se presenta. Ésta, ha
variado, además, sustancialmente a lo largo de la historia y, al parecer, va a continuar
variando.
La forma material se ha ido adaptando a las características de las nuevas situaciones sociales
o civilizaciones, de acuerdo con las diversas necesidades de información y los materiales
disponibles. La primera forma parece haber sido la tableta suelta, que evolucionó, en algún
momento, a prisma, cilindro y otras formas geométricas; luego vino el rollo o tira continua; más
tarde el códice o cuaderno, que en su última etapa coincide con hojas sueltas (periódico), y
finalmente, en nuestros días, han llegado el disco y la cinta, que es como la vuelta a la tableta y
al rollo.
También han variado los materiales empleados: arcilla fundamentalmente para las tabletas;
papiro para el rollo y, en menor proporción, para el códice; pergamino para el rollo y
principalmente para el códice y las hojas sueltas y, por último, materiales plásticos para el disco
y la cinta.
Lo mismo ha sucedido con los procedimientos de fijación de los mensajes: incisión en
materiales duros o blandos, escritura a mano con tinta, impresión mediante máquinas, cargas
eléctricas, etc...
Tanto el libro prehistórico como el histórico precisan del lenguaje; el libro histórico además,
precisa de la escritura y de una materia escritoria resistente.
Conjeturas sobre el nacimiento de la escritura
Varias razones pueden haber inducido al hombre a utilizar la escritura o, mejor dicho, varios
tipos de mensajes y datos han debido ser considerados por él tan importantes como para
impulsarle a intentar fijarlos en el tiempo a fin de garantizar su exactitud frente a debilidades de
la memoria o para información correcta de terceros.
1
Hipertexto desarrollado con material de Hipólito Escobar, en su obra Historia del libro (Madrid, 1996).
Adaptación realizada por Pilar Rueda, Susana Leguina e Isabel Corral para el curso Gestión y Recuperación de
la Información del Diploma de Documentación y Gestión del Patrimonio, Universidad de Deusto, 1996/97.
http://sirio.deusto.es/abaitua/konzeptu/htxt/grupoi2.htm#imprenta
1
2. Cuando la gente tuvo conciencia de la importancia de la escritura y ésta se había consolidado
al ser utilizada ampliamente, nadie supo cómo se originó, y nadie pudo imaginarse los tanteos
iniciales, ni su progresiva evolución. Éste es el motivo de que las sociedades primitivas
consideraran la escritura un regalo de los dioses, como regalo de los dioses o soberanos
divinizados consideraron igualmente otras adquisiciones fatigosas y útiles del hombre: el
lenguaje, la agricultura, la domesticación de los animales, etc. Por ello es difícil, saber con
certeza cuál fue la causa primordial o primigenia que, además, probablemente no fue la misma
en todos los pueblos, ni, con seguridad, fue una sola, sino la confluencia de varias.
Si nos atenemos a los restos más antiguos y a los textos más importantes, son posibles cuatro
conjeturas o hipótesis, que podemos denominar religiosa, política, literaria y administrativa, de
acuerdo con los tipos de necesidades que trataron de solucionar. Entre los textos más antiguos
conservados aparecen siempre los religiosos, lo cual puede llevarnos a pensar que la escritura
nació para conservar cantos e himnos rituales que resonaban en los templos y procesiones,
entonados por el pueblo durante las festividades; redactar maldiciones y conjuros mágicos;
transmitir a los hombres el origen, las acciones y las cualidades de los dioses, así como las
normas morales y sociales decretadas por ellos y los comportamientos de los hombres (ritos,
conjuros, auspicios, plegarias, etc.) para conseguir su ayuda y evitar su irritación.
Sin embargo, no parece probable esta hipótesis. Los cantos religiosos no precisaban estar
escritos, pues debían ser entonados, además de por los sacerdotes, por la gente del pueblo
que no sabía leer, aparte de que eran fáciles de recordar de memoria por su brevedad. Sólo
cuando la escritura, que no nació perfecta, como Palas Atenea, sino llena de ambigüedades y
con grandes limitaciones, alcanzó un cierto grado de perfección y este nuevo arte era de
dominio exclusivo de un grupo cerrado, los escribas, los textos escritos debieron de desplazar,
para la conservación de la doctrina religiosa, a la memoria personal, en la que se tenía
justificadamente una gran confianza por haber sido el único y natural instrumento de
conservación y haber sido perfeccionada concretamente para este propósito.
También aparecen los políticos entre los textos primitivos: monumentos conmemorativos de las
hazañas guerreras o de la piedad y buenas medidas administrativas de muchos gobernantes
que desearon dejar un recuerdo a las generaciones posteriores de los méritos de sus personas
en un gesto, es cierto, de vanidad, cultivada y favorecida por súbditos y cortesanos
complacientes, pero en el que hay que ver también la conveniencia de consolidar los valores
sociales.
Lo mismo podemos decir de la hipótesis literaria. Los cantos y poemas literarios, no ya
religiosos, surgen con las primeras sociedades y mucho antes de la escritura. Su carácter
popular y anónimo hace que no se transcriban casi nunca o sólo de manera parcial y tardía,
como podemos observar en las sociedades históricas. Es más, su transcripción primera parece
deberse a propósitos docentes, para que sirvieran de ejercicios en el aprendizaje de la
escritura. No tenía sentido transcribir estos poemas o cantos y cuentos para la lectura
individual, poniendo sólo al alcance de unos pocos en privado lo que en su forma oral podía ser
disfrutado por todos y en grupo, y perdiendo, así, su carácter aglutinador del pensamiento
social.
El libro mesopotámico
De los distintos tipos de libros que ha usado el hombre a lo largo de los tiempos históricos,
probablemente fue el primero el creado, según todos los indicios, por los sumerios y utilizado
después durante tres mil años, como vehículo de la civilización mesopotámica y de otras
civilizaciones del Próximo Oriente, contemporáneas suyas e influidas por ella.
2
3. La tableta de arcilla y los signos cuneiformes fueron utilizados:
a) Por los sumerios, llegados al sur de Mesopotamia probablemente en el IV milenio, donde
crearon una de las primeras y más ricas civilizaciones urbanas a base de una productiva
agricultura y de una eficiente organización social, que fue posible por el descubrimiento de la
escritura y su empleo generalizado en las tareas administrativas.
b) Por los acadios (siglos XXIII y XXII), semitas de raza y lengua, que formaron el primer gran
imperio mesopotámico, desde el Mediterráneo hasta los Montes Zagros, y desde el Golfo
Pérsico hasta las estribaciones del Cáucaso, y asimilaron la cultura sumeria, a la que dieron
una nueva y fuerte personalidad.
c) Por los babilonios, también semitas, que consiguieron crear dos grandes imperios, el
babilónico antiguo o amorita (siglos XVIII al XVI) y el babilónico o caldeo (siglos VII al V).
d) Por los sanguinarios asirios, igualmente semitas, algunos de cuyos reyes se preocuparon
por formar grandes bibliotecas con los textos antiguos, de los que eran fervientes lectores y
coleccionistas.
La forma material del libro
En Mesopotamia no había ni piedra ni madera, salvo la proporcionada por la palmera que es de
mala calidad. En cambio, abundaba la arcilla, que facilitó el desarrollo agrícola, estimuló la
creación de una arquitectura a base de ladrillos y adobes, y proporcionó un material escritorio
barato, cuya duración era superior a la de otros materiales como la madera, la piel o el papiro,
en los que, por un lado, no se podía escribir con tanta rapidez como en el barro blando. Por ello
el libro mesopotámico, denominado "tuppu", que ha dado en latín tábula y en español "tabla"
(dub, en sumerio), se empleaba como materia escritoria corriente la arcilla, cortada en
pequeñas planchas, planas o ligeramente abombadas. Con frecuencia menor, la forma fue de
conos, cilindros o prismas huecos, con un número de caras que oscila entre seis y diez. En
realidad, con estas figuras geométricas se conseguía un volumen, un conjunto de páginas
formando una unidad.
Pero no se empleó en exclusiva la tableta de arcilla. En el caso de los documentos valiosos, los
textos se grabaron en piedra o en metales preciosos, como el oro, o resistentes y maleables,
como el plomo. También debieron de usarse --aunque no se han podido conservar por la
acción del tiempo y de otros factores destructores-- pieles e incluso papiro, empleando tinta
para dibujar los signos, y en el reino asirio tabletas de madera con borde y un baño de cera en
el interior. El tamaño de las planchas de arcilla era variable. Algunas, pocas, miden 30 por 40
centímetros, pero la mayoría la mitad, y un gran número sólo la cuarta parte. Su forma suele
ser rectangular, aunque las hay redondas y oblongas.
En fecha temprana, los dibujos lineales --trazados con un estilete acabado en punta y no de
sección triangular, como lo eran las cañas que se usaron después para la escritura cuneiforme-
-, seguían en los textos un orden descendente, de arriba abajo; luego cambiaron de orientación
al girar la tableta, en el momento de escribir, noventa grados en el sentido contrario al de las
manecillas del reloj, con lo que resultó que las figuras verticales, como las del hombre,
quedaron echadas y la escritura corría de izquierda a derecha. Este cambio se demoró varias
centurias en las descripciones m monumentales y conmemorativas labradas en piedra o en
otra materia dura.
3
4. Las inscripciones reales o de cierta solemnidad que se grababan con instrumentos apropiados
en mármol o diorita, suponen un pequeño porcentaje comparado con la abundante
documentación encontrada en tabletas de arcilla, y aunque no les faltó a sus diseñadores una
cierta preocupación estética en la distribución de los signos, la escritura monumental no tuvo la
importancia que en Egipto. Sin embargo, se empleó en los monumentos históricos para
conmemoraciones, inauguraciones o restauraciones de templos o de grandes obras públicas,
fijar límites, recordar expediciones a tierras lejanas o simplemente para engrandecer con
ditirambos, exageraciones e incluso falsedades las acciones de los soberanos, como en el
caso de los asirios. También se usó con un sentido de comunicación social para dar fe de las
normas jurídicas unificadas. De esto, el ejemplo más famoso es el "Código de Hammurabi".
Gracias a las cualidades del barro secado al sol o sometido a la acción del fuego, ha llegado
hasta nosotros una cantidad tan grande, y de tanta antigüedad, de textos enterrados entre los
escombros de ciudades desaparecidas, algunas de las cuales fueron arrasadas o incendiadas.
Por una ironía del destino, el asalto y destrucción consiguiente de las ciudades y, de manera
especial, si el asaltante deseaba castigarlas borrándolas de la faz de la tierra y del recuerdo de
los hombres por el fuego, ha permitido conocer, al cabo de miles de años y con bastante
detalle, su historia.
Los escribas y el contenido del libro
El arte de la escritura cuneiforme y de la lectura e interpretación de los intrincados textos
estaba reservado a una clase social, la de los escribas (en sumerio "dubsar", literalmente
escritor de tabletas), que gozaba de gran consideración social. Su posición en la sociedad era
algo similar a la de los universitarios en los tiempos modernos. Si en un principio fueron
simples escribientes y lectores, más tarde se convirtieron en los depositarios del saber
religioso, literario y científico que se conservaba en los viejos textos y que se iba acrecentando
con los nuevos que se fueron escribiendo o transcribiendo.
A ellos se debe la configuración religiosa, política y administrativa de la sociedad
mesopotámica, cuya continuidad supieron mantener a través de varios milenios y a pesar de
los avatares militares, de la creación y desaparición de estados y de las invasiones y
establecimientos de pueblos de diferentes lenguas, estructuras y valores sociales. También a
ellos les corresponde el mérito de la irradiación cultural mesopotámica sobre los países
limítrofes y el que las tabletas de arcilla y el sistema cuneiforme de escritura fueran adoptadas
como forma de libro por varios pueblos.
La mayoría de las tabletas disponibles corresponden a documentos económicos,
administrativos y legales: inventarios, hipotecas, recibos, pagarés, contratos de arrendamiento,
de compraventa y matrimoniales, sentencias judiciales, adopciones, etc. Dentro de la categoría
de los documentos merecen un lugar especial las cartas privadas, las oficiales y las
comunicaciones administrativas. Aparte de los documentos y cartas citados, hay numerosas
inscripciones votivas, para tener propicios a los dioses, grabadas en vasos, estelas y estatuas.
Las hay también en lápidas y muros para conmemorar la inauguración de palacios, templos y
fortificaciones.
En pocas palabras, las principales características del libro mesopotámico, por lo que se refiere
a su contenido, fueron:
a) Brevedad .Las obras más largas, excluidos los repertorios de datos, no pasarían de la simple
categoría de folletos; la mayoría ni siquiera llegarían a esto por su extensión, serían simples
hojas.
4
5. b) Escasa circulación, pues no hubo, claro está, comercio del libro.
c) Anonimia, pues son obras colectivas, aunque muchas veces se consigne en las tabletas el
nombre del copista, que con frecuencia garantizaba la corrección.
d) Falta de los géneros más conocidos y en boga en la actualidad, como la poesía lírica
profana, la dramática y la narrativa y, dentro del campo intelectual, de tratados teóricos o
especulativos.
e) Posición ancilar del libro escrito. La literatura, exclusivamente religiosa o no, es decir, con un
matiz secular, fue oral, transmitida por la palabra del profesor a los alumnos y de unas
generaciones a otras. Nos lo está indicada su transcripción tardía, aproximadamente un milenio
después del nacimiento de la escritura.
f) Primacía de los valores sociales sobre los literarios. La función del libro, en manos de los
escribas, más que creadora fue mantenedora de los logros conseguidos. Postura explicable,
pues el nivel de vida alcanzado por los pueblos mesopotámicos era muy superior al de los
vecinos y era natural que los escribas pensaran que esto se debía a que sus instituciones y sus
creencias eran superiores y más ciertas que las de los demás pueblos. Cambiarlas, a la vista
de los buenos resultados obtenidos, hubiera sido una locura. Sin embargo, la renuncia a la
opción renovadora dio lugar al estancamiento social y científico.
El libro Hitita
Varios fueron los pueblos que utilizaron la escritura cuneiforme y las tabletas de arcilla y cuya
cultura estuvo influida por la mesopotámica. Como tratar con detalle de todos sería alargarnos
en demasía, vamos a referirnos sólo al más importante de todos, el hitita, del que sólo se
conocían hasta hace poco las vagas alusiones hechas en la Biblia.
El hitita es el primer pueblo indoeuropeo que entra en la historia por ser el primero en adoptar
la escritura. Su cultura literal está, como hemos dicho, totalmente influida por la mesopotámica.
No tuvo el genio creador de otros pueblos y su literatura es una literatura secundaria. Su única
aportación original es la histórica. No debieron sentirse atraídos por la ciencia --no han dejado
textos matemáticos, médicos o astronómicos--, cuando otro pueblo indoeuropeo, que de ellos
tuvo que recibir en un período primitivo ciertas influencias, el griego, iba a tener una
intervención decisiva en el progreso de la ciencia humana.
El libro egipcio
El sistema de escritura egipcio sólo fue empleado por el pueblo que lo creó y los límites de su
expansión son los mismos que los de la expansión política de los faraones. La explicación de
que fuera un sistema privativo de sus creadores, quizá este en el aislamiento en que se
forjaron el pueblo y la cultura egipcios. Surgidos en las riberas del Nilo, los desiertos
circundantes les mantuvieron aislados de los vecinos durante los siglos de formación, en los
que adquirieron personalidad propia. Cuando llego el momento de la expansión imperial, la
civilización había adquirido un fuerte sentido tradicional con escasas posibilidades de
evolución.
Con el triunfo del cristianismo, que desarrolló un nuevo sistema de escritura, el copto, y el
cierre o abandono de los antiguos templos, al final del Imperio Romano, no quedo ninguna
persona que pudiera expresarse mediante el sistema de escritura egipcio o simplemente
entenderlo. Y cuando una nueva religión, el Islam, se impuso en Egipto sobre el cristianismo,
5
6. los restos de esta vieja civilización pagana no despertaron entre los sabios musulmanes el
menor interés científico, aunque los grandes monumentos, como templos y pirámides, dieron
pábulo a fantásticas leyendas. El paso del tiempo o la desaparición de los cada vez más
débiles apoyos en qué basar su desciframiento volvieron más impenetrable aún el misterio de
los textos grabados en los monumentos o escritos en papiros.
El rollo de papiro
El libro material creado por la cultura presidida por los faraones es el primero que utiliza la tinta
y una materia ligera, el papiro, que puede ser considerado como el antecesor del papel, al que
se parece en su aspecto exterior y en una serie de cualidades: color, flexibilidad, tersura y
facilidad para recibir la tinta sin que ésta se corra.
En la Antigüedad la planta de la que se obtenía el papiro crecía con profusión en todo el país,
tanto las tierras pantanosas del delta como en las aguas estancadas, a causa de las
inundaciones del Nilo. Los egipcios lo usaron, dado su abundancia, además de como materia
escritoria, para otros varios menesteres, desde su aprovechamiento como simple leña para el
fuego, hasta la fabricación de cuerdas, velas de barco, ropas, calzado, etc.
Bastantes de los papiros encontrados conservan parte de su antigua flexibilidad y blancura. La
humedad les hace frágiles les ennegrece y cuando se han humedecido y secado varias veces,
se deshacen con facilidad al menor roce. El papiro más antiguo conocido corresponde a la
primera dinastía.
La tinta roja se empleaba, en general, para todo aquello que se consideraba importante o
destacable para la claridad del texto: marcar los títulos, los encabezamientos, el comienzo de
un nuevo párrafo, determinados signos auxiliare, etc.
El papiro fue siempre un material caro. Por ello, cuando el texto primitivo del recto no tenía
interés para el poseedor, o bien se borraba el escrito antiguo para escribir en la misma cara, o
bien se utilizaba el verso, conservando el rollo íntegro generalmente para notas breves,
cálculos, borradores y ejercicios escolares. Para estos últimos menesteres se usaron
normalmente, además de los fragmentos de papiro, tabletas de madera recubiertas de una
ligera capa de yeso y, de manera más amplia, como en otros pueblos de la antigüedad,
"ostraca", nombre dado a los fragmentos de caliza y de recipientes de alfarería empleados
como materia escritoria. La piel se empleó raramente como materia escritoria, pero su uso data
de tiempos antiguos. Numerosos textos fueron grabados o pintados en estelas de piedra y en
las paredes de los templos y de las tumbas con una abundancia tal que no ha tenido parangón
hasta el Islam.
No debió existir comercio del libro en Egipto, salvo por lo que se refiere al "Libro de los
muertos", que era fabricado en serie, quedando normalmente en blanco un lugar para poner el
nombre del destinatario. La causa puede estar en el hecho de que los reyes, los señores
poderosos y los templos tenían a su servicio escribas que podían copiar los textos que
precisaran o desearan.
6
7. Los escribas
El escriba, el hombre que dominaba la lectura y la escritura, fue objeto, en Egipto y
Mesopotamia, de una gran consideración social, después de los soberanos y sus familiares.
Ciertamente les correspondía una posición clave en la sociedad. Gracias a los escribas fue
posible el mantenimiento casi inmutable del estado egipcio. Ellos educaron al pueblo bajo y a
las clases dirigentes para la consolidación y pervivencia de las estructuras sociales;
administraron la riqueza del país y fomentaron haciendo posibles, con sus conocimientos
técnicos, un mayor aprovechamiento de los recursos naturales y la creación de nuevas fuentes;
fueron el instrumento de distribución de esta gran riqueza entre los habitantes y a ellos se debe
el carácter alegre de los egipcios.
A las escuelas acudían preferentemente los hijos de los nobles y de los escribas, pero también
estaban abiertos a los de las familias de sectores sociales más bajos. Primero aprendían la
lectura y la escritura; luego matemáticas y geografía. Ejercitaban la memoria, la expresión oral
y la escrita. Recibían una sólida moral, que moldeaba su carácter y comportamiento,
inculcándoles el contenido de la literatura sapiencial que abarcaba desde el aprendizaje de las
buenas maneras hasta un conjunto de enseñanzas morales.
Aunque han sobrevivido muchos más textos cuneiformes, las muestras de la literatura
mesopotámica resultan menos variadas y ricas que las egipcias. Los egipcios cultivaron una
literatura funeral como consecuencia de su preocupación por la vida en el más allá.
El libro creado por los egipcios, supero tanto los aspectos formales como en el propio
contenido, al mesopotámico, su coetáneo y probable predecesor. Pero ambos tuvieron
importantes características comunes. Una de ellas es la brevedad. La única excepción es el
"Libro de los muertos", pero no es una obra unitaria, sino un conjunto de composiciones
distintas, algo similar de lo que sucede con la Biblia.
Otra es la anonimia. También les es común a los dos libros la falta de tratados científicos,
aunque los escribas en ambos casos acopiaron una gran cantidad de datos procedentes de la
experiencia alcanzada en medicina, arquitectura, matemáticas,...
Pero la aportación más patente de los egipcios a los griegos y al mundo clásico fue la forma
material del libro: el uso del papiro en forma de rollo, el empleo de la tinta y la utilización de las
ilustraciones como complemento aclaratorio del texto e incluso con fines ornamentales para
conseguir un libro lujoso.
Del rollo al códice
El formato del rollo de papiro fue útil a la humanidad durante tres largos milenios y durante uno
a la cultura clásica. Permitía recoger textos de cierta extensión con la garantía de integridad de
la obra, tenía buena apariencia, se podía escribir en él fácilmente con tinta, borrar con agua lo
escrito y embellecerlo con ilustraciones en color. Además no tenía mucho peso, y se podía
transportar con facilidad. Es decir, poseía unas cualidades que le hacían superior a las tabletas
de arcilla usadas por los mesopotámicos, así como los rollos de piel que usaron otros pueblos
de la Antigüedad que, aunque conocían el papiro y les resultaba grato, no les era fácil su
adquisición. Por ello fue vehículo de la expresión escrita de los egipcios, que lo inventaron, y de
los escritores de Grecia y Roma, donde alcanzó tal prestigio que quedó identificado como el
medio noble de expresión de la literatura superior.
7
8. Un gran inconveniente tenía el rollo para los que hoy trabajamos con libros, la dificultad de
encontrar un pasaje concreto. Otros inconvenientes eran su fragilidad, al desgarrarse
fácilmente, la necesidad de utilizar las dos manos durante la lectura, el riesgo de que se
embrollara y la precisión de ser enrollado de nuevo al terminar la lectura o para iniciarla.
Además su capacidad era limitada si se quería que fuera manejable.
Por ello, al final del Imperio Romano, de un nuevo formato de libro, el códice de pergamino, fue
una medida tan útil a la humanidad que Turner considera que los inventores del códice
deberían colocarse al lado de los grandes benefactores de la humanidad. El códice garantizaba
una más larga duración porque estaba el protegido por la encuadernación, su almacenamiento
era más fácil lo mismo que su transporte por ser plano y tener menos volumen, ofrecía una
capacidad seis veces superior, resultaba más barato y manejable y en él se localizaba un
pasaje con mayor rapidez.
Los cristianos, por otra parte, descubrieron sus ventajas cuando observaron su mayor
capacidad, que permitió reunir series de escritos útiles para las comunidades, porque en las
reuniones era fácil de localizar los textos que convenía leer a la audiencia.
Los libros durante la Alta Edad Media eran uno de los productos de la economía autosuficiente
de los monasterios. No había apenas demanda fuera de ellos. Pero con las universidades
aparecen numerosas personas que los necesitan para sus estudios y posteriormente para el
ejercicio de su actividad profesional. El libro ya no es sólo un depósito de la inmutable sabiduría
antigua, sino un instrumento para conocer las nuevas ideas.
El papel fue usado en mayor proporción que el pergamino cuando, a partir del siglo X, el
establecimiento de fábricas lo permitió. El reconocimiento oficial del papel como materia
escritoria figura en las Partidas de Alfonso X El Sabio.
A medida que avanza la Edad Media, junto al libro cuyo valor se encierra exclusivamente en el
texto, crece el número de los que son apetecibles por su presentación; bondad en la materia
escritoria, caligrafía cuidada e ilustraciones, que les convierte en pequeñas obras de arte. Se
prestó mucha atención a los motivos decorativos y la ilustración se acercó más al texto. Hay
Biblias de pequeño tamaño y reducido y Biblias monumentales. Se ilustran numerosas obras
seculares de carácter histórico y narrativo. Pero el lujo característico de los manuscritos del
final de la Edad Media se centra principalmente en los grandes y magníficos Libros de Horas
hechos para los reyes y miembros de la alta nobleza. Estos libros contenían oraciones
distribuidas por las horas en que debían ser leídas, gozaron de gran predicamento como
muestras, al mismo tiempo, de la religiosidad, riqueza y buen gusto de sus dueños.
Por su importancia vamos a dedicar unas palabras a la encuadernación, que tiene un doble
aspecto, el de su funcionalidad y el artístico. La encuadernación vino obligada por la forma de
códice que recibió el libro. Servía no sólo para resguardar las hojas, función que realizaban las
fundas y cajas, sino para mantenerlas unidas, sujetándolas mediante cosido lateral los distintos
pliegos que formaban el libro. Dos parecen haber sido los tipos principales de encuadernación,
de "caja" y de "carpeta". A estas encuadernaciones sencillas hechas durante la Alta Edad
Media cristiana se les llama, "monásticas monacales". A partir del siglo XIII penetra la
encuadernación romántica cuyos motivos ornamentales son más variados. Se amplía la gama
de motivos religiosos y aparecen escenas de la vida real y motivos ornamentales.
8
9. Incunables
La imprenta
Tras reseñar las etapas más destacables de la invención y evolución del libro daremos un salto
cronológico para centrarnos según la mayoría de los autores en una auténtica revolución: la
imprenta.
Por diversas razones en el siglo XV se produce una mayor demanda de libros, ésta fue
atendida con el establecimiento de universidades. Solucionado este problema, volvió a
agudizarse el problema de la mano de obra que permitiera la rápida reproducción de textos. Y
la solución final fue, al parecer, encontrada, después de diversos tanteos, a mediados del siglo
XV por Johann Gutemberg en la ciudad alemana de Maguncia, junto al Rin.
La importancia cultural de la imprenta fue algo que sirvió a posteriori y que los contemporáneos
tardaron algunos años en descubrir, y así como de otros acontecimientos importantes para la
humanidad.
La imprenta apareció, más que como un medio al servicio de la creación intelectual, como una
vía de acceso al pensamiento escrito y como un instrumento para facilitar la actividad
burocrática y ritual de la iglesia. Por ser su invención una aventura industrial, tenía que surgir
en un lugar que contara con una fuerte artesanía y con hombres ingeniosos y ansiosos de
hacer dinero.
Los holandeses han reivindicado desde el siglo XVII aunque sin pruebas convincentes la
invención para su tierra.
Los historiadores de la imprenta empezaron a hablar en el siglo XVII de la época incunable
refiriéndose a los primeros años de su existencia, es decir, cuando la imprenta, estaba en los
tiempos de cuna. Después se dio el calificativo de incunables a los libros que aparecieron en
aquel período. Generalizada la denominación se fijó tras algunas tentativas y dudas, el límite
último del período, que se hizo coincidir con el final del siglo XV, fecha aceptada por todos.
Pronto se creó dentro de la historia de la imprenta la especialidad consagrada al estudio de los
incunables, cuya principal tarea ha sido realizar su inventario y los problemas de adjudicación a
un taller, de identificación de lugar y de datación. El estudio de incunables se ha limitado al
eximen de sus elementos formales, por ello no se ha analizado en profundidad la influencia de
la imprenta en la lectura.
Johann Gutenberg
No son muchos los datos sobre la vida de Gutemberg ni sobre su actividad, aunque se
conservan documentos que se refieren a él y su trabajo. Nació en Maguncia, centro comercial
de relativa importancia, en el seno de una familia de orfebres, profesión que también fue la
suya. Su vida transcurrió entre su ciudad natal y Estrasburgo. Allí debió iniciar su actividad
industrial. Tuvo que pedir un crédito a un capitalista, Johann Fust, con el que formó una
sociedad. En el taller que crearon se terminó de imprimir en 1456, aunque se iniciara quizá un
par de años antes, la llamada Biblia de Gutemberg, considerada el primer libro impreso. Pero
en ella no consta ni la fecha, ni el lugar, ni el nombre del impresor.
Gutemberg nunca pretendió hacer un beneficio a la humanidad y no aspiró, por tanto, a la
gloria del reconocimiento de sus contemporáneos.
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10. Más de veinte años tuvo que emplear Gutemberg buscando la realización de su idea, tiempo
no largo si tenemos en cuenta que eran muchos los problemas que tuvo que resolver. La
recompensa al esfuerzo fue un proceso tan completo, que la técnica del componer e imprimir
libros no varió sustancialmente hasta el siglo XIX.
Algunos orfebres destacados: en Estrasburgo Johan Mentelin, Johann Grueninger. El primer
impresor que publicó libros ilustrados fue Albrecht Pfister. En Asburgo el primer impresor fue
Guenter Zainer. En Nuremberg fue Johan Sensenschmidt. A Leipzig, tardó en llegar la imprenta
y su producción incunable no fue de consideración. Su principal orfebre fue Konrad Kachelofen.
Otro notable impresor fue el humanista Martín Landsberg.
La imprenta en Italia
Es natural que el primer país en disponer de talleres tipográficos, después de Alemania, fuera
Italia, con una situación económica brillante, cabeza, por un lado de la vida religiosa y, por otro,
del mundo intelectual. Estas circunstancias iban a influir en la producción incunable italiana,
que fue la de mayor volumen y la de más amplia extensión geográfica. Destacó en la
presentación material del libro al que aportaron belleza y novedad en tipos, gracia en las
ilustraciones y un contenido, a parte del religioso, de carácter literario.
La ciudad donde la imprenta alcanzó el máximo desarrollo fue en Venecia. Lo que parece
natural dada su fuerza política y cultural. A Florencia llegó tarde ya que los Médicis se
desinteresaron por los libros impresos de pobre aspecto al lado de los venerables y fastuosos
manuscritos que ennoblecían sus bibliotecas. En Bolonia asiento de la muy famosa universidad
también se retrasó el establecimiento de la imprenta por la resistencia ofrecida por los copistas
que constituían un poderoso gremio.
La imprenta en España
La imprenta en España llegó con cierto retraso por la situación periférica de la Península y por
la falta de grandes universidades o rica vida urbana. Los primeros impresores fueron alemanes,
lo que es natural porque el gremio internacional estaba constituido en su mayoría por ellos. El
camino de introducción fue Italia, según muestran los tipos romanos empleados en los primeros
impresos, hecho comprensible por las intensas relaciones con Italia. Hoy goza de general
aceptación la idea de que la primera obra impresa en España fue una conservada en la
Catedral de Segovia. Con todo hay sospechas de la existencia de talleres en Barcelona,
Zaragoza y Valencia por los mismos tiempos en que Juan Parix imprimía en Segovia.
En total fueron veintiséis las ciudades españolas que dispusieron de imprenta en el siglo XV.
Además de las citadas están ciudades como Palma de Mallorca, Murcia y otras sedes
episcopales como Santiago, pequeños pueblos como Montalbán y monasterios como
Montserrat.
Es natural que al contemplar por primera vez un incunable parezca un manuscrito ya que su
parecido es muy grande. Pero esto no debe sorprender ya que no se pretendió (con la
imprenta) cambiar la forma del libro sino reproducirlo con mayor rapidez. Si el libro impreso fue
adquiriendo poco a poco características diferentes se debió a imperativos surgidos, por un lado
de las conveniencias de la fabricación y venta, y por otro, de las apetencias del público. Los
cambios no afectaron a la forma del códice pero influyeron en la materia escritoria. El papel era
fuerte, de mucho peso y con color grisáceo, parecido al pergamino solía llevar salvo los de peor
calidad, una marca de agua, la filigrana. Había dos tamaños, forma "regalis" y forma "mediana".
El tamaño del libro resultante al doblar la hoja era el denominado "folio". Si se hacían más
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11. dobleces resultaban los tamaños "cuarto", "octavo", "doceavo", etc. El tamaño folio era el más
apropiado para grandes libros de estudio y consulta, mientras que los formatos más pequeños,
se adaptaban muy bien a las obras de lectura religiosa o simplemente placentera.
La mancha en los primeros libros dejaba grandes márgenes y tenía un aspecto compacto, sin
apenas blancos ni puntos y aparte. Generalmente aparecían dos columnas, pues con las líneas
a página entera la lectura hubiera resultado muy dificultosa en el tamaño normal al principio, el
de folio. Pronto empezaron a aparecer libros en formato menor, buscando una grata lectura y
una mayor manejabilidad y se hizo rara la doble columna. Los cambios también alcanzaron a la
letra. El tipo de ésta más generalizado en los manuscritos de mediados del siglo XV era el
"gótico". Con deseo de mayor claridad posteriormente se puso en circulación la llamada letra
humanística o romana, inspirada en la carolingia.
Para facilitar el trabajo de los encuadernadores se idearon a partir de 1470, las signaturas,
consistentes en unos signos tipográficos como abreviaturas, asteriscos, parágrafos, etc. Con el
propósito de asegurar la finalidad de las signaturas, se imprimía el registro, índice en el que
constaban éstas o las primeras palabras de los pliegos o sólo las de la sola mitad de las hojas.
A todo ello se añadía la clase de cada pliego, es decir, el número de hojas que tenía.
Otra ayuda complementaria para el plegado en la encuadernación eran los reclamos, nombre
que se da a la palabra o sílaba colocada a la derecha, debajo de la última línea en el verso, y
que era la misma que iniciaba el recto de la siguiente hoja. También con esta finalidad se
empezó a utilizar, la foliación, al dar a cada hoja un número correlativo, colocado en la parte
superior derecha del recto; más tarde el procedimiento se perfeccionó con la numeración de las
dos caras y el empleo de la numeración arábiga. Los datos de identificación de los incunables
figuran en el colofón, es decir, remate de la obra, en la Antigüedad clásica.
La portada, en la que figuran los datos de identificación que constaban en el colofón y que ha
sido quizá la novedad más revolucionaria que trajo la imprenta a la concepción material del
libro surgió con fines de pronta identificación. La primera portada apareció en el "Kalendarium",
de Regiomontano. Fue un anticipo que no contó con imitadores inmediatos.
El descubrimiento de la imprenta supuso el renacimiento del comercio del libro en Europa,
desaparecido prácticamente desde la caída del Imperio Romano. Desde el principio se
reconoció que la imprenta había abaratado el libro notablemente. Por otra parte, la aceptación
social y la difusión de la imprenta fue infinitamente más rápida que la de otros progresos del
libro, como el alfabeto, el códice o el papel, que tardaron siglos en generalizarse. El desarrollo
de la industria y el comercio fue un negocio dirigido a la obtención de beneficios a través de la
satisfacción de las necesidades de lectura de la gente. La imprenta no nació como sabemos
por afanes de un grupo religioso, ni por deseos de extender la cultura, sino que Gutenberg
quiso sencillamente explotar una idea que podía proporcionarle dinero.
La oferta de libros se centraba en tema religioso. Dentro de este grupo estaban las Biblias
completas o en ediciones parciales. También los libros litúrgicos, misales,... Las obras eruditas
clásicas, medievales y contemporáneas entre ellas grandes tratados teológicos y filosóficos
que se estudiaban en las universidades. Naturalmente a medida que pasaba el tiempo, fue
aumentando el número de obras originales, escritas para ser impresas, el porcentaje de las
escritas en lenguas vernáculas también fue de mayor medida.
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