La Iglesia es santa porque ha sido llamada por Dios para ser santa. Dios llama a la Iglesia a salir del mundo y entrar en su reino a través de la regeneración y la santificación. La regeneración transforma a las personas espiritualmente a una nueva creación en Cristo, mientras que la santificación es el proceso continuo de ser renovados a la imagen de Dios y capacitados para vivir rectamente.