El documento discute los límites del humor y argumenta que las bromas dejan de ser graciosas cuando ofenden al destinatario. Señala que el humor se usa para divertir a la gente a través de chistes y sátiras, pero que algunos temas como desastres, misoginia u homofobia no deben ser objeto de burla. Explica que los límites morales los establece la sociedad considerando el contexto y las personas involucradas, para garantizar el respeto mutuo por encima de la libertad de expresión.
1. QUE LIMITE TIENE EL HUMOR?
El humor es un género en la industria del entretenimiento que tiene como objetivo divertir
a las personas a través de chistes, bromas y sátiras. El término se refiere al ingenio, la
agudeza o el genio y es una expresión que enfatiza el lado humorístico o interesante de
las cosas. Los distintos modos de comunicación del humor pueden clasificarse en varios
tipos de humor: el absurdo, el blanco, el negro... El problema es que no tenemos un límite.
¿Está bien reírse de, por ejemplo, catástrofes o de problemas de otras personas? ¿Se
puede considerar humor, o es un ataque personal? ¿Y si es hacia un grupo de personas?
Hacer bromas es algo cotidiano y normal que hacemos todos. Pero cada persona tiene un
tipo de humor y no a todos les hace la misma gracia. Por eso creo francamente que las
bromas hay que medirlas dependiendo el contexto. Primero que todo no es lo mismo
decirle una broma a un amigo al que sabes que no le ofenderá que decirla en un aula que
a lo mejor alguna persona se puede sentir ofendida. Luego, esta situación la podemos
llevar a espacios más anchos como las redes sociales o la televisión. No pienso que
medir las palabras en sitios donde haya gente que se puede sentir ofendida sea un acto
de restricción del derecho de la libertad de expresión, sino un respeto hacia los demás. A
pesar de que hoy en día sea bastante difícil no ofender a nadie, ya que vivimos en una
sociedad políticamente correcta, hay cosas sobre las que no se puede bromear, como
bromas misóginas, homofóbicas, desastres naturales que pueden haber causado
desastres, etc.
Es un poco complicado. Por un lado, los límites morales están determinados por la
sociedad, no por la ley, porque cuando la ley establece límites, se aplica a según quien.
Además, la ley tiene un problema de protección en sentido contrario: los colectivos menos
protegidos, por tener menos defensas, son los más vulnerables. Las personas son más
vulnerables que las celebridades. Las celebridades tienen abogados para demandarte.
Cada grupo considerará que "es imposible y reprobable, o es libertad de expresión".
Aunque yo sinceramente soy del pensamiento de que si un chiste ofende al destinatario
deja de tener gracia y hay que reconocer el error. Por eso es mejor guardarlo y tener un
poco de empatía, porque el día que bromeen con algo que te duele de verdad, no te hará
tanta gracia.
Además, los chistes suelen ser un escondite de verdades. Son cosas que la gente piensa
de verdad y que luego dicen que era broma para camuflarlo, como cuando al café le
echas mucho azúcar y pasa a saber a azúcar enmascarando el sabor del café. Muchos
dicen que antes la gente no se quejaba, que se podía bromear más, pero hay que
comprender que los tiempos han evolucionado. Lo que diga una persona en un sitio
concreto, a través de un móvil, lo puede ver casi todo el mundo y hay que adaptarse y
seguir respetando a todo el mundo. Igualmente, antes, a los grupos minoritarios se los
reprimía y tampoco podían quejarse y eso es un avance que incluso hoy no está 100%
logrado.
Por todo esto, creo que, ya que el humor no tiene un límite predeterminado, lo hemos de
poner las personas teniendo en cuenta nuestro contexto y con quien estamos hablando
para poder conseguir el respeto mutuo entre las personas. Así concluiría que las bromas
dejan de ser bromas cuando el destinatario se siente ofendido.