Este documento presenta un resumen biográfico del padre Rafael García Herreros, un sacerdote y comunicador social colombiano. Fundó la obra social y evangelizadora El Minuto de Dios, que incluye programas de radio y televisión, colegios y una universidad. A través de sus escritos y enseñanzas promovió valores cristianos como la solidaridad, la justicia y el respeto por la dignidad humana.
GENERAR AMBIENTES DE MOTIVACION QUE MINIMICEN LA DESERCIÓN ESCOLARproyecto2013cpe
Éste proyecto se realizó con el fin de solucionar el problema de la deserción escolar que hemos detectado, ya que como futuros profesores, no podemos quedar indiferentes, debido a que nuestra labor como educadores y entes sociales es generar un cambio.
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Instrucciones del procedimiento para la oferta y la gestión conjunta del proceso de admisión a los centros públicos de primer ciclo de educación infantil de Pamplona para el curso 2024-2025.
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afael García Herreros, nacido hace un siglo (1909-
1992), pertenecía a una familia cucuteña de rancio
abolengo. Por la rama paterna, su padre y su abuelo
fueron generales de la República. Una de sus bisabuelas era
prima hermana del general Francisco de Paula Santander; y uno
de sus tatarabuelos, el general José Luis Orbegozo, fue dos veces
presidente de Perú.
Por la línea materna, uno de sus tíos bisabuelos fue monseñor José Vicente Unda, obispo de
Mérida, en Venezuela, firmante del Acta de Independencia de ese país; y un primo hermano de su
madre fue monseñor Luis Pérez Hernández, primer obispo de Cúcuta. Entre sus parientes y
allegados figuran congresistas, gobernadores, alcaldes, cónsules y poetas y se dice que hasta
santos, como san Miguel Febres Cordero.
El padre Rafael realizó los estudios en su natal Cúcuta; luego, en el Seminario Menor de
Pamplona, en el Seminario Mayor de los Eudistas en Usaquén y, ya sacerdote, en la Universidad
Gregoriana de Roma y en la Universidad de Friburgo, en Suiza.
Los primeros 20 años de su ministerio presbiteral (1934-1954) los vivió el padre García
Herreros como profesor de Humanidades en diversos seminarios diocesanos: Santa Rosa de Osos
y Jericó (Antioquia), Pamplona, Cartagena, Cali y en Mérida (Venezuela); y también en el
seminario eudista de San José de Miranda (Santander). A partir de octubre de 1954, hasta su
fallecimiento en noviembre de 1992, el padre Rafael se dedicó de tiempo completo a la obra de El
Minuto de Dios.
El nombre de El Minuto de Dios lo dio el padre Rafael el 8 de febrero
de 1950 al programa radial que (ya desde 1946) emitía en Cartagena y
que más tarde se transmitió desde Cali. Pretendía con él mover a sus
oyentes a pensar brevemente en Dios, en medio de los programas
deportivos y musicales, de los noticieros y de las novelas. Ese programa
pasó a la televisión colombiana el 10 de enero de 1955. Lleva, pues, 60
años de estar en el aire, lo que lo constituye en el programa de televisión,
vigente, más antiguo del mundo.
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Presentación del P. Diego Jaramillo ante la Academia de Historia Eclesiástica de Bogotá.
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Esa emisión diaria dio nacimiento a la obra social y evangelizadora de El Minuto de Dios, y
permitió al padre García Herreros desarrollar su polifacética personalidad:
1. El educador:
Después de su trabajo por 20 años como formador de sacerdotes, el padre Rafael inició la
apertura de centros escolares en muchos
barrios de la periferia de Bogotá. Luego
fundó los colegios El Minuto de Dios, que
configuran una corporación educativa con
cerca de veinte mil estudiantes. También
una universidad, que hoy sobrepasa los 110
mil alumnos, de los estratos sociales 2 y 3, y
que se ha ido acreditando por la calidad de
sus programas. Al respecto escribió:
Queremos ofrecerle al país una Universidad donde se formen los nuevos hombres de
Colombia, los que estarán preparados para enrumbar al país en los cauces de honradez, de
progreso, de trabajo que él necesite…Vamos a hacer soñar a los jóvenes en la nueva
Colombia. Vamos a preparar jóvenes hacia la Colombia que soñamos: una Colombia con
justicia, una Colombia sin mendigos, una Colombia sin vagos, sin desocupados. Una
Colombia con campesinos, trabajando en paz en sus veredas y con todos sus campos
cultivados, sin ninguno abandonado por venirse a la ciudad; campesinos trayendo sus
cosechas olorosas a la ciudad, sin ser explotados por los intermediarios. Una Colombia de
muchas industrias, de muchos técnicos, de muchas explotaciones. ¡La Colombia que
soñamos! Una Colombia serpeada de carreteras, de vías de acceso, una Colombia llena de
colegios prácticamente gratuitos y de escuelas. Una Colombia cristiana, donde se acepten y
se cumplan los diez mandamientos de la Ley.
El padre García Herreros fue un maestro que, a través de la cátedra de la radio y de la
televisión, enseñó a los colombianos la fe, el amor a la Patria, los valores cristianos y el
compromiso con los demás.
Creyó el padre Rafael que el arte y la cultura son elementos importantes en la educación y
que, además, deben tener una función social. Por eso emprendió la obra del Museo de Arte
Contemporáneo y también por eso invitó a las participantes en el Concurso Nacional de Belleza
de Cartagena a que se comprometiesen en el servicio de los desvalidos. Su propuesta se concretó
en el barrio San José de las Reinas, de la Ciudad Heroica.
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2. El escritor
La producción literaria del padre Rafael es muy abundante. Sus artículos de revistas, sus
cuentos, alguna obra suya sobre san Juan Eudes y, sobre todo, los textos que escribió para sus
Minutos de Dios han permitido publicar ya 31 volúmenes, a los que
seguirán otros tres tomos. Todos ellos, escritos en un estilo original,
revelan al pensador, al místico, al hombre comprometido con la
construcción de un país nuevo, al imaginativo y al poeta, como la
célebre Advocación al Mar, de la que destaco algunas frases:
¡Oh mar, otra vez estoy cerca de ti; otra vez te veo, y de nuevo salpicas las arenas de mi
propia playa!
Hace mucho tiempo que te dejé, y creí encontrarte más viejo, más cansado, menos
sonoro y menos inmenso.
Pero estás lo mismo; lo mismo de inquieto, con tu perpetuo empeño, con tu inagotable
belleza.
Yo he viajado mucho. He escalado peñascos de nieves eternas, me he internado en los
bosques; pero tú eres más bello que la nieve, tú eres más verde que los bosques, tú tienes
una perpetua cosecha de olas.
Mar, en que naufraga todas las tardes el velero incendiado del sol.
Mar que te enrojeces todas las noches con la sangre de la luna.
Dime, ¿Por qué te miramos todos los hombres, sin que jamás se canse nuestra vista de
verte?
¿Cuál es el secreto? ¿Cuál es tu filtro, tu sortilegio?...
¡Oh mar sonoro, joven, magnífico:
Dios debe ser muy bello, cuando tú, que sólo eres una gota de rocío sobre la rosa del
universo, eres como eres!
3. El humanista
El padre Rafael fue conocedor y profesor de las lenguas latina y griega. De ambos idiomas hizo
traducciones al castellano: Contemplaciones del amor divino, Edipo rey, Homilías de san Juan
Crisóstomo, Manual de Epicteto. También trabajó con asiduidad el idioma hebreo y, entre las
lenguas modernas, el alemán, el inglés, el francés y el italiano.
Los idiomas, para los que tenía una facilidad notable, le ampliaron la visión del ser humano y lo
orientaron en la realización de su obra, como se dejaba ver con alusiones frecuentes en sus
escritos. Aún en los últimos meses de su vida, el padre Rafael leía, en sus textos originales en
griego, a Platón.
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La persona humana lo llenaba de admiración y respeto, lo
que expresa en estas líneas:
Oh hombre:
¡Yo te amo, te honro y casi te adoro!
Te amo en tu belleza, en tu cuerpo y en tu alma; en tus
pensamientos y en tus deseos; en tus ambiciones y en tus
nostalgias; en tus triunfos y en tus derrotas.
¡Eres maravilloso, oh hombre!
Eres capaz del heroísmo, del amor, de la abnegación, de todo lo extraordinario.
¡Yo te amo, oh hombre, polvo sublime! ¡Oh hombre bello y magnífico!
Yo sé que tú eres poco inferior a los ángeles,
que estás coronado de gloria y majestad.
Eres signo de Dios.
Eres la teofanía, más que el mar, más que el universo;
eres tú, pequeño hombre, la presencia, la verdadera figura de Dios en la Tierra.
Tú no sólo eres la medida de todo, sino el ideal de todo.
En tu historia, hay uno maravilloso, uno absolutamente divino, que inmensificó tu raza,
tu aspecto, tu forma humana: ¡fue Jesucristo!...
Yo quiero decirte, hombre, que he descubierto que el secreto para ser feliz es amarte,
y quisiera contarlo a todos y quisiera consagrar mi vida a tu servicio.
Tú me has envuelto en el mismo y único amor de Dios…
Cuando estoy junto a ti, sé que estoy cerca de Dios.
Todo cuanto hago por ti, hombre, lo hago por el eterno, por el infinito que es Dios.
Cuando te amo, estoy auténticamente amando a Dios. Porque la expresión más
auténtica de nuestro amor a Dios es nuestro amor al hombre.
4. El comunicador social
El padre Rafael inició su apostolado radiofónico en 1946, desde Radio Fuentes, en Cartagena;
después, en diversas emisoras de Cali. Más tarde, en la Radiodifusora Nacional en Bogotá, en RCN
y en su propia emisora de El Minuto de Dios. Ya en 1952, expresó:
La radio es una tribuna de inmensas posibilidades para la difusión
de la fe. Hay que transmitir las grandes ideas teológicas, la inmensa e
inquietante novedad del Evangelio, el mensaje de Cristo en toda su
capacidad de inquietar y calmar, de destruir y construir. El apostolado
radial requiere la santidad personal de quienes deseen ser los
mensajeros del Evangelio...
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A partir de diciembre de 1954, intervino en algunos espacios de la
televisión e inició el programa que le daría renombre y al frente del cual
estuvo por 38 años. En la radio, fue un maestro que le enseñó a
Colombia el amor a Dios y a los hermanos. Como escritor, su pluma
escribió incesantemente. Pero de una manera fundamental, el padre
Rafael practicó la pastoral del diálogo. Habló con los ricos, habló con los
humildes, habló con los hacendados y con los agricultores y con los que
carecían de techo y con los desplazados, con la gente sencilla y con los
diplomáticos. A todos les supo hablar de Jesucristo y del compromiso que todos tenemos por
construir un país equitativo y justo.
5. El promotor de valores
El P. García Herreros fue un promotor de valores, todo a partir de su convicción de que el
hombre es hijo de Dios y que, por lo tanto, merece respeto, condiciones satisfactorias de vida,
educación conveniente, que se le hable con verdad y se le trate con justicia. El padre García
Herreros fue un promotor de la solidaridad entre las diferentes clases sociales. Pensaba que a
partir del amor cristiano se puede encontrar respuesta a las necesidades de los pobres; por eso
fomentaba la generosidad con ellos. Por sus manos se deslizaron millones de pesos, sin que en
ellas se quedase enredada ninguna moneda. Era pobre porque:
Pobre es el que es libre para dar; que no está esclavo
del dinero. No solamente es pobre el que carece de lo
necesario; el pobre del Evangelio es el que, teniendo lo
necesario y aún más, se siente en absoluta libertad y es
capaz de emprender empresas originales y audaces en
favor de los humildes.
El padre Rafael estuvo siempre al lado de los desvalidos, no sólo económicamente, sino con la
delicadeza de su trato, pensando que el amor podía lograr transformaciones profundas. Fue lo
que realizó cuando habló en favor del general Rojas Pinilla, sometido a juicio, o cuando acompañó
a Pablo Escobar en su entrega a la justicia, o cuando luchó por abrir una oficina para repatriación
de colombianos presos en cárceles del exterior.
El padre García Herreros fue un verdadero artesano de la paz. Buscó construir una nueva
Colombia a base de justicia e invitó a que los alzados en armas cesasen su violencia, a que los
secuestradores devolviesen a sus prisioneros y a que los narcotraficantes se comprometieran a
reparar sus crímenes sirviendo al país.
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El padre Rafael no creía en la eficacia de una revolución violenta y proponía el cambio para
Colombia a base de honradez, de justicia, de amor, de trabajo y de paz.
6. El patriota
El padre García Herreros vivía enfermo de Colombia. Le dolía la Patria. Por eso quiso enrolarse
en las filas del ejército, cuando el conflicto con el Perú. Quería ver el progreso en todas las
regiones del país, desde la selva del Catatumbo, donde ingresó por vez primera el 23 de diciembre
de 1963, cuando los indígenas motilones no toleraban la presencia del hombre blanco, hasta las
islas de San Andrés.
Cada desastre natural implicaba un reto para el padre Rafael. Se comprometió en la
reconstrucción de Popayán en 1983, y luego en el Tolima y en Caldas, en 1985, tras la erupción
del volcán del Ruiz y la tragedia de Armero; y en Medellín, tras los deslizamientos de Villa Tina, de
1987, y la creciente de la Iguaná, y en Córdoba y Sucre, cuando se desbordaron los ríos Cauca y
Sinú, y en Malambo, cuando salió de cauce el Magdalena; y en
Chocó, con motivo del temblor de Murindó.
A todas partes iba a llevar aporte económico, obras materiales
y palabras de consuelo.
Todos debemos tomar parte, como misión que nos toca
personalmente, en la restauración de Colombia. Nadie se
puede sentir indiferente a la suerte de Colombia. Debe
desencadenarse en todo el país un gran interés por la patria;
este país maravilloso que Dios nos dio, lleno de tierras fértiles, con todos los climas, con
todas las posibilidades y, sobre todo, lleno de una población de hombres valiosos; pero
todos debemos tomar parte en la recuperación del país…
Yo quiero invitar a que entren en el campo de la iniciativa particular. Que en todas las
ciudades aparezcan decenas de obras lindas, realizadas por los particulares. Que no haya
ninguna ciudad donde no aparezca nada a favor de los pobres, realizado por los pudientes.
Colombia está a punto de volverse un país prodigioso, con la acción conjunta del gobierno y
de todos los colombianos colaborando. Ya no más muertos, ni uno más. Ya no más heridos,
ni uno más. Ya no más secuestrados. Ni uno más…
En el país, floreciente de alegría, de seguridad, de paz, de fraternidad, está sonando
para Colombia la hora de la perfecta reconciliación, la hora del gran impulso, la hora
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anhelada de la paz recuperada… Esta es la belleza de Colombia, que está apareciendo y que
va a sorprender al mundo.
7. El líder social
El padre García Herreros se sentía solidario con los hombres y se rebelaba al verlos sufrir. No
aceptaba que el ser humano careciese de alimentación, de salud, de vivienda, de educación, de
bienestar. Por eso, en su obra de El Minuto de Dios, quiso buscar el desarrollo de todo el hombre
y de todos los hombres, para citar una expresión de Pablo VI.
Esa búsqueda de un desarrollo integral llevó a la obra de El Minuto de Dios a proponer
soluciones en el campo de la vivienda, del trabajo, de la educación, del arte, de la salud, de las
actividades agropecuarias y de los medios de comunicación social. Nada de lo humano le era
extraño al P. Rafael, como al autor latino. El programa bandera fue el de las viviendas para
reemplazar tugurios, porque “las chozas sólo son lindas en los pesebres”.
Miles de viviendas, jardines infantiles, colegios,
universidad, teatro, museo, cooperativas, industrias,
centros médicos, radiodifusoras, productora de
televisión quedaron como testimonio de una
existencia gastada en favor de los hombres. Su lema
fue: “Que nadie se quede sin servir”. El Banquete del
Millón, que se realiza desde 1961, es la proverbial
cena, inicialmente de pan y de caldo, y luego de pan y
de vino, como en la Pascua de Jesús.
El padre Rafael fue realmente un líder carismático, no sólo en el sentido bíblico del término,
que alude a las gracias que Dios le dio, sino también en el sentido sociológico, como persona
inspirada, creativa, audaz y libre ante los usos vigentes.
8. El poeta, realizador de utopías
El fundador del Minuto de Dios proponía la utopía de una ciudad ideal, en la cual todos los
ciudadanos participaran y se hicieran responsables, buscando el bien común; en donde hubiese
una real comunión de bienes y donde reinasen la democracia y la participación; una ciudad ideal,
sin privilegios excluyentes, una sociedad solidaria.
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El padre Rafael deseaba proponer una esperanza a un mundo sin esperanza y que se pudiese
construir una ciudad amable para todos, preludio de la que bajará del cielo, morada de Dios con
los hombres, donde todos seamos su pueblo y Él sea verdaderamente nuestro Dios.
Rafael García Herreros propuso utopías que empezaban a existir en su mente y que, por su
tenacidad y entusiasmo, se concretaron luego en realizaciones específicas. Por ejemplo:
- Una estatua de la Virgen del Mar, que se levanta en
la Bahía de Cartagena
- La evangelización de los indígenas motilones, cuando
llegar hasta ellos implicaba exponer el cuerpo ante
sus flechas
- Un barrio en Bogotá, sin que tuviese una moneda en
el bolsillo ni un centímetro cuadrado de tierra en
propiedad
- Un banquete a base de pan y consomé, por el que se pagase una suma elevada, como si fuera
una cena para ricos
- La entrega de Pablo Escobar, cuando el capo había evadido a todas las autoridades
- Un museo de arte contemporáneo, en un barrio popular de Bogotá
- Una universidad, para gentes de los estratos 2 y 3, sin subsidio estatal.
Todas esas obras, que aún subsisten, justificaron la existencia de ese hombre, que pudo
escribir:
Si de algo debiéramos estar felices es de vivir.
Si algo debiéramos apreciar y guardar celosamente, como un avaro guarda sus tesoros,
es nuestra vida y nuestro tiempo.
Dios nos regaló este día, nos regala esta noche y posiblemente el sol de mañana.
Ocupémonos en el bien, realizado en el amor.
No hay tiempo para perder, no hay tiempo para el odio, no hay tiempo para lo
insignificante, no hay tiempo para el hastío.
Nuestra vida es preciosa, es casi un misterio divino, por el mismo hecho de que es
transitoria.
9. El creyente
El padre García Herreros fue un enamorado de Dios. No un Dios abstracto, un concepto verbal.
Sino un Dios real, que lo envolvía y al que adoraba, alababa y amaba en una incesante oración.
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Déjenme hablarles a ustedes solos. Déjenme que les hable de lo que yo sé
hablar, de lo que yo quiero hablar. Hablemos del amor de Dios.
Un acto de amor a Dios vale más que un lucero. Un acto de amor a Dios vale
más que la paz universal. Un acto de amor a Dios vale más que todos los
proyectos, que todos los éxitos, que todos los triunfos.
Hablemos del amor de Dios. Yo quiero hablarles de Ti, Dios mío. De tu infinito
amor, de tu infinita belleza, de tu infinita ternura. Quiero invitarlos a todos al amor. Quiero
invitarlos a todos a sumergirnos en el abismo de Dios, de su infinita grandeza, de su infinito
perdón, de su infinita misericordia. Quiero decir a todos ustedes que aprendamos a dar
gracias, porque Dios nos rodea de su amor y de sus bienes.
¿Quién te pudiera amar, Dios mío? ¿Quién pudiera cumplir tu voluntad, momento tras
momento? ¿Quién pudiera no olvidarte? ¿Quién pudiera hacerlo todo por Ti, no alejar el
pensamiento de Ti? ¿Quién pudiera tener una idea clara de Ti? Todo lo demás es nada.
Todo lo demás no llena. Todo lo demás da nostalgia. Cuando yo pienso en Ti, me siento
satisfecho y calmado.
Nos hace falta tu amor. En Colombia nos hace falta tu amor… Tenemos ríos, tenemos
minas, tenemos esmeraldas, tenemos café, tenemos algodón, tenemos petróleo, pero nos
hace falta el amor…
¡Dime, oh Dios adorable! ¡Dime, oh Belleza infinita! ¡Dime, oh infinita Realidad! ¿Por qué
camino yo debo caminar para encontrarte? ¿Por qué sendero debo marchar para hallarte?
¿Qué condición me pones para lograr tu amor?
Jesucristo lo apasionaba. El Espíritu Santo era su luz, su dinamismo interior. Al fuego del
Espíritu, Rafael García Herreros promovió la Renovación Carismática de la Iglesia Católica; invitó
permanentemente a los televidentes a que leyeran la Biblia, a que la estudiaran, a que la vivieran
y a que comprometieran sus actos con la fe que profesaban.
Lo más importante que para usted puede suceder es la aparición de Jesús en su vida. Es el
descubrir la inmensidad de Jesucristo. Si usted llega, por gracia del Espíritu Santo, a descubrir el
tesoro escondido, a descubrir el filón adorable de Jesús, usted ha encontrado lo más precioso, lo
más importante y lo más definitivo en su vida.
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Usted no puede quedarse en una religión vaga y sin Cristo. Usted tiene que buscar hasta el
fondo, hasta hallar la perla preciosa del Evangelio, y debe inundarlo todo de Jesús. Su vida, sus
actos, su esperanza, su trabajo, su amor, su interés.
El padre Rafael fue un profeta. Incesantemente, por 46 años, le habló al país. Fue un hombre
ecuménico; tendió la mano a todo hombre de buena voluntad: a los hebreos, a los cristianos no
católicos, a los librepensadores. Por su oficina desfilaban toda clase de personas y para todos
tenía una acogida comprensiva; pero ante todos manifestaba lo que era: un seguidor de
Jesucristo, sembrador del amor.
10. El sacerdote
Fue un presbítero de la Iglesia Católica, formado en la espiritualidad de san Juan Eudes.
Cuando Rafael García Herreros fue ordenado sacerdote, el 19 de agosto de 1934, expresó esta
oración:
Señor:
Llegando al pico de mi vida, permitid que
me pare un momento y os dé gracias.
Gracias por lo que ambicioné: ¡No pude
anhelar más ni alcanzar más!
Soñé ser vuestro sacerdote... y lo fui.
Soñé tomaros en mis manos y os tomé
temblando.
Soñé saborear vuestra sangre y la saboreé
embriagado.
Soñé hacer vuestras veces ante los
enfermos y ante los pecadores y lo hice feliz.
Gracias, Cristo.
Gracias porque me disteis soñar y me
disteis realizar.
Cuando muera, ésta será mi última palabra
como sacerdote:
¡Gracias por la vida!
En realidad, toda la vida el padre García
Herreros se emocionó de sentirse sacerdote de
Cristo para predicar la Palabra, para presidir los
sacramentos y para construir la comunidad
cristiana.
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El pensamiento de Cristo Sacerdote, permanente adorador del Padre –de quien se sentía
servidor, amigo, hermano y miembro– le iluminó toda la vida:
Oh Jesucristo, esencial y único sacerdote de Dios:
desde el abismo de mi nada yo te adoro.
Oh perfecto adorador de la Trinidad,
Oh universal sacerdote del Padre:
Tú eres la Palabra inefable
que cifra todo el ser de quien la pronuncia,
Palabra viva y personal
que rinde un honor infinito a Aquel cuya substancia expresa
y de cuya Luz es resplandor.
Oh Jesucristo, consagrado por el Padre
con un sacerdocio que no empezó en el tiempo
sino antes de los siglos.
Ungido con un óleo que no es ficticio,
sino también con el aceite del Espíritu Paráclito.
No usurpaste la honra,
No te glorificaste a ti mismo
con el sacerdocio sin aurora y sin ocaso
sino que tu vocación te la dio el que te dijo,
en el Hoy perpetuo de la eternidad:
Tú eres mi Hijo,
Yo te he engendrado hoy…
Oh Jesucristo, desde el fondo infinito de mi nada, te pregunto:
¿Qué significa, en todo su misterio, participar el hombre de una dignidad infinita?
Y si este misterio se prolonga a través de los años de una vida, dime, Cristo,
¿qué debe hacer el pobre hombre? ¿Cómo deberá responder al infinito?
¿Con qué sollozos? ¿O con qué silencio?