La alimentación durante el embarazo y la infancia puede afectar el desarrollo cerebral y el comportamiento posterior. Un estudio de 23,000 mujeres encontró que los niños cuyas madres comieron mucha comida chatarra durante el embarazo mostraron comportamientos agresivos y problemas emocionales. Otro estudio experimental encontró que una dieta alta en grasas y azúcares puede reprogramar el cerebro y conducir a un comportamiento más agresivo. Los alimentos energéticos también pueden dañar la memoria al dañar el hipocamp