Este capítulo resume la evolución histórica del urbanismo desde el Renacimiento hasta el siglo XX. Se describe el urbanismo del Renacimiento como un problema estético-formal, mientras que en el siglo XIX surgió como una racionalidad científico-técnica para interpretar los hechos urbanos de manera sistemática. Finalmente, el autor argumenta que el papel del urbanismo en la actualidad debe ser exploratorio e informativo para apoyar la toma de decisiones democráticas, en lugar de imponer soluciones.