Este salmo es una súplica penitencial en la que el salmista reconoce su profunda miseria y pecado, y pide a Dios perdón y una renovación interior, creando en él un corazón puro. El salmista desea que Dios borre su culpa, lave su delito, y renueve su espíritu para poder alabar a Dios y enseñar a otros sobre su misericordia.