Este pasaje bíblico describe cómo Jesús se apareció a sus discípulos después de su resurrección para demostrarles que había resucitado. Les mostró sus manos y pies perforados para probar que era él mismo, no un espíritu, y comió parte de un pescado para demostrar que tenía un cuerpo físico. Jesús les recordó las profecías sobre su muerte y resurrección en las Escrituras sagradas y les dijo que predicaran el perdón de los pecados a todas las naciones en su nombre.