Jesús se presenta como el buen pastor que cuida de sus ovejas, en contraste con los ladrones y asaltantes que han venido antes. Dice ser la puerta por la que las ovejas pueden entrar y salir para encontrar pasto, y asegura darles vida abundante. La tradición profética esperaba un solo pastor mesiánico que guiara al pueblo de manera definitiva, y Juan presenta a Jesús como cumplimiento de esa profecía.