San Sergio nació en el siglo III en Cesarea de Capadocia. Fue martirizado durante la persecución del emperador Diocleciano por negarse a rendir culto a Júpiter. Cuando el gobernador Sapricio ordenó a los cristianos adorar al dios Júpiter en el templo, Sergio se opuso diciendo que el único Dios verdadero es el Dios de los cristianos. Como castigo, fue torturado y decapitado.