El documento destaca la importancia de la santidad en la vida cristiana, señalando que es una condición indispensable para la comunión con Dios y una característica innegable de la vida cristiana. Explica que la santidad es un imperativo por tres razones: hemos sido comprados por Cristo, debemos ser controlados por el Espíritu, y debemos ser consagrados a Dios de forma incondicional. Finalmente, enfatiza la necesidad de enamorarnos cada vez más de Jesucristo y ser transformados por el Espíritu.