La campaña muestra la imagen de un niño llorando con una mano formada por palabras de insultos sobre él para resaltar que el abuso verbal puede ser tan dañino como el físico. El análisis señala que la campaña utiliza metáforas y recursos retóricos para reemplazar una mano real con una de palabras y transmitir el sufrimiento que causan los insultos a los niños.