La Revolución Industrial comenzó en el siglo XVI en Inglaterra con el desarrollo de la energía hidráulica para la industrialización textil. En 1785, nuevos inventos como la máquina de vapor de Watt permitieron mecanizar los telares y extraer materiales en las minas. Esto condujo a la aplicación del vapor en el transporte marítimo y terrestre, lo que permitió un transporte barato de mercancías utilizando hierro y acero en automóviles y edificios. La producción en serie creó una nueva clase de