Este resumen narra la historia de amor entre Valero, un dragón, y Pilarín, una princesa aragonesa. Cuando el padre de Pilarín, el rey Alfonso, se entera de su relación, miente diciendo que Valero quiere comerse a su hija. San Jorge acude para matar a Valero, pero descubre que en realidad se aman. San Jorge inventa que mató a Valero y que su sangre se convirtió en flores para que puedan huir juntos a Escocia y vivir felices.
Este es un power point interactivo que permite, dentro de una historia, ir eligiendo diferentes opciones para ayudar a nuestro personaje principal, El Libro en blanco, a llenarse con una aventura creada por ti.
Este es un power point interactivo que permite, dentro de una historia, ir eligiendo diferentes opciones para ayudar a nuestro personaje principal, El Libro en blanco, a llenarse con una aventura creada por ti.
La historia se sitúa en Ciudad Academia, una ciudad tecnológicamente avanzada localizada al oeste de Tokio que se especializa en el desarrollo de poderes psíquicos, pero también se sitúa en un mundo donde la magia es real. Touma Kamijou es un estudiante de secundaria que posee en su mano derecha un misterioso poder llamado Imagine Breaker, el cual puede negar cualquier fenómeno sobrenatural ya sea psíquico o mágico, lo que también anula su propia buena suerte. Un día encuentra a una chica llamada Index colgada de su balcón. Ella es una monja que posee en su mente el Index Librorum Prohibitorum, el cual es una colección de 103,000 libros mágicos. Cuando los caminos de la ciencia y la magia se cruzan, esta historia comienza.
La historia se sitúa en Ciudad Academia, una ciudad tecnológicamente avanzada localizada al oeste de Tokio que se especializa en el desarrollo de poderes psíquicos, pero también se sitúa en un mundo donde la magia es real. Touma Kamijou es un estudiante de secundaria que posee en su mano derecha un misterioso poder llamado Imagine Breaker, el cual puede negar cualquier fenómeno sobrenatural ya sea psíquico o mágico, lo que también anula su propia buena suerte. Un día encuentra a una chica llamada Index colgada de su balcón. Ella es una monja que posee en su mente el Index Librorum Prohibitorum, el cual es una colección de 103,000 libros mágicos. Cuando los caminos de la ciencia y la magia se cruzan, esta historia comienza.
El libro de las mil noches y una noche. Tomo XIV CrisFerCastro
La gran obra de los cuentistas árabes permanecía ignorada, pues
sólo se conocían tímidas é incompletas adaptaciones, hasta que
ahora la ha traducido y recopilado en las propias fuentes el doctor
Mardrus, dedicando años á esta labor inmensa.
… Entonces, aunque muy aterrada, la vieja se arrojó á
los pies de su ama, y le cogió la orla de su traje, cubriéndose
con ella la cabeza, y le dijo: «¡Oh gran reina! ¡por mis títulos
de nodriza que te ha criado, no te apresures á castigarle, máxime sabiendo
ya que es un pobre extranjero que afrontó muchos peligros y experimentó
muchas tribulaciones! Y sólo merced á la larga vida que le tiene decretada
el Destino pudo resistir los tormentos que saliéronle al paso. ¡Y lo más
grande y más digno de tu nobleza ¡oh reina! es que le perdones y no violes
á costa suya los derechos de la hospitalidad! Además, considera que
únicamente el amor le impulsó á esta empresa fatal; y que se debe perdonar
mucho á los enamorados. Por último, ¡oh reina mía y corona de nuestra
cabeza! has de saber que si me atreví á venir á hablarte de este joven tan
hermoso, es porque ninguno entre los hijos de los hombres sabe como él
construir versos é improvisar odas. ¡Y para comprobar mi aserto, no tendrás
mas que mostrarle al descubierto tu rostro, y verás cómo sabe celebrar tu
belleza!» Al oír estas palabras de la anciana, la reina sonrió, y dijo: «¡En
verdad que no faltaba ya mas que eso para colmar la medida!» Pero, no
obstante la severidad de su actitud, la princesa Nur había quedado
conmovida hasta el fondo de sus entrañas por la belleza de Hassán, y nada
más de su gusto que experimentar las dotes del joven, lo mismo con versos
que con lo que siempre es consecuencia de los versos. Así, pues, fingió
dejarse convencer por las palabras de su nodriza, y levantándose el velo,
mostró al descubierto su rostro.
Al ver aquello, Hassán lanzó un grito tan estridente, que se estremeció
el palacio; y cayó sin conocimiento. Y la vieja le prodigó los cuidados
oportunos y le hizo volver en sí; luego le preguntó: «¿Pero qué tienes, hijo
mío? ¿Y qué viste para turbarte de ese modo?» Y Hassán contestó: «¡Ah, lo
que he visto, ya Alah! ¡La reina es mi propia esposa, ó por lo menos, se
parece á mi esposa como la mitad de un haba partida se parece á su
hermana!» Y al oír estas palabras, la reina se echó á reír de tal manera, que
se cayó de lado, y dijo: «¡Este joven está, loco! ¡Pues no dice que soy su
esposa! ¡Por Alah! ¿Y desde cuándo son fecundadas las vírgenes sin auxilio
del varón y tienen hijos del aire del tiempo?» Luego encaróse con Hassán, y
le dijo riendo: «¡Oh querido mío! ¿Quieres decirme, al menos, para que me
entere, en qué me parezco á tu esposa y en qué no me parezco á ella?
¡Porque noto que, á pesar de todo, sientes una perplejidad grande con
respecto á mí!» El joven contestó: «¡Oh soberana de reyes, asilo de grandes
y pequeños! ¡Fué tu belleza quien me volvió loco! ¡Porque te pareces á mi esposa en los ojos más luminosos que estrellas, a las
Mafalda está más viva que nunca. Reaparece siempre fresca y renovada en sus nuevos libros y periódicos. Hace cine y televisión. Viaja en la imaginación colectiva de infinidad de naciones que son muy diferentes entre ellas culturalmente. Y llega a los lugares más insospechados, volviéndose familiar a generaciones que no tienen nada que ver con la que vio nacer a Mafalda
6. Todo esto ocurrió, si es que en verdad ocurrió, hace unos mil años, siglo más, siglo menos. En una época tan lejana
7. que aún era posible encontrar dragones en libertad; y no como ahora, que viven todos atrapados entre las páginas de libros como éste.
8.
9. Nuestro protagonista, precisamente, es un dragón. Un dragón auténtico, con su fuego y sus escamas. ¿Que cómo se llamaba? ¡Bah! Los dragones no tienen nombre; no lo necesitan.
12. Aunque, si Valero no te gusta, puedes llamarlo Ángel o Lorenzo . A mí me da igual.
13. A Valero le encantaba hacer excursiones a pie por su territorio que, casualmente, también es el nuestro.
14. Cada dos por tres, se calzaba sus botas chirukas y marchaba hacia el sur, a las tierras negras donde antaño habitaron sus antepasados.
15. O seguía el cauce del Ebro, saltando todo el rato de orilla a orilla, aprovechando que aún no había pantanos.
16. O decidía escalar las cumbres altísimas y nevadas que nosotros llamamos
17. Esta leyenda comienza, justamente, una tarde de excursión. Caminaba Valero por las cercanías del valle del Gállego
18.
19. cuando, sobre lo alto de un cerro, divisó la silueta de un castillo.
20.
21. Los dragones siempre han sido curiosos por naturaleza, así que Valero se acercó de puntillas y, guiñando un o j o, echó un vistazo a través de la ventana más alta de la torre.
25. Porque allí, peinándose la roja melena, descubrió a la más bella doncella que había visto nunca. Al momento, Valero se sintió absolutamente enamorado.
27. Era una princesa. Una auténtica princesa aragonesa, de fuerte mandíbula y nariz más que respetable; pero hermosa, pese a todo, ya os digo. ¿Que cuál era su nombre? ¡Je! Pues...
28. La verdad es que... se me ha olvidado. Para entendernos -sólo para entendernos- la llamaremos...
29. Aunque, si Pilarín no te gusta, puedes llamarla como te parezca. A mí me da lo mismo.
30.
31. Al descubrir a aquel dragón mirándola a través de su ventana, la princesa Pilarín dió un berrido y se desmayó.
32. Como Valero ya estaba acostumbrado a dar sustos de muerte a diestro y siniestro, esperó pacientemente a que la princesa recobrase el conocimiento. Mmmmmmmmm mmmmmmmmm
33.
34. Pilarín pronto volvió a sonreír; y antes de ponerse el sol ya estaba convencida de que aquel dragón era un tipo encantador.
35. Y cuando su amada abrió los ojos de nuevo, comenzó a recitarle poemas de amor y chascarrillos baturros.
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37. Y así, Valero y Pilarín se hicieron novios y comenzaron a verse en secreto. Aunque, como os podéis figurar, con las dimensiones de Valero, el secreto no podía durar mucho tiempo.
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39. El padre de Pilarín era un rey, claro está. Un rey auténtico y con un genio de mil demonios. ¿Qué cómo se llamaba? ¡Ejem! Pues el caso es que... no tengo ni idea.
40. Lo único que sé es que sus súbditos lo apodaban “ el avinagrado” a causa de su agrio carácter. Para entendernos -sólo para entendernos- lo llamaremos Alfonso
41. Aunque, si Alfonso no te gusta, puedes llamarlo Sancho o Ramiro . A mí, como si te operan. Alfonso Sancho Ramiro
42. Muy pronto los cortesanos, que eran unos liantes y unos acusicas, fueron a chivarse
43. al rey Alfonso de que un dragón acudía cada noche a rondar bajo la ventana de la princesa.
44.
45. El rey, mosqueadísimo, se escondió al anochecer tras unos arbustos, dispuesto a comprobar la historia.
46. En efecto, poco antes de las doce apareció Valero, muy elegante, con un ramillete de cipreses en una mano
48. Cuando Pilarín se asomó a la ventana, Valero comenzó a declamar sus versos; por cierto, bastante malos:
49. Mi Pilarín, tan amada: Sois tan maja y tan salada y tenéis tan bellos dientes y tan dulce la mirada... La piel, aterciopelada y esa melena en cascada que, más que roya, es dorada.
50.
51. La princesa se reía mucho de los ripios de Valero; pero su padre, el rey, se echó las manos a la cabeza.
52. Esto no puede ser -bramó- ¡Mi hija, enamorada de un dragón! ¡Me niego a aceptar a un dragón como yerno! ¡ NO LO VOY A CONSENTIR ! ¡ Hasta allí podíamos llegar !
53. Y como era más malo que la quina, el rey Alfonso hizo correr entre sus súbditos la terrible mentira
54. de que un dragón espantoso quería comerse viva a la princesa Pilarín. Y que, después, se merendaría a todas las jóvenes del reino.
55.
56. Cundió el pánico, naturalmente. Las iglesias se llenaron hasta los topes. Los fieles encendieron cientos de miles de millones de velas pidiendo ayuda a todos los santos del santoral.
57. Pero sólo uno respondió a la llamada. Un santo auténtico. Un santo como Dios manda, caramba, Qué cómo se llamaba? ¡Ajajá! ¡Este, me lo sé! Se llamaba...
59. San Jorge, que había sido soldado antes que santo, cogió su espada, su escudo y su lanza, le pidió prestado a Santiago su famoso caballo blanco... y se vino para acá.
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61. Por allí viene San Jorge. Miren qué bonito que es: Más guapo que Chartlon Heston, más chulo que un treinta y tres.
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63. Con su armadura de plata de la cabeza a los pies, que pesa noventa kilos y no la puede mover; y el yelmo, dos tallas grande, que apenas le deja ver…
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65. Sin pérdida de tiempo, San Jorge se plantó ante la cueva del dragón, dispuesto a terminar con el problema por la vía rápida.
66. -¡Da la cara bicharraco! ¡Sal y pelea, fiera corrupia! -¡Voy a acabar contigo en un santiamén!
67. Asustado por semejantes voces, Valero, que estaba cuidando sus plantas, salió al porche regadera en mano.
68. ¿Y por qué queréis hacerme daño? Yo no os he hecho nada malo. -¿Qué ocurre, señor? ¿Por qué gritáis de ese modo?
69. San Jorge, sorprendido por los buenos modales del bicho, alzó sus cejas.
70. -¡Ejem... ! Pero... vamos a ver, que yo me aclare: ¿No eres tú el que se quiere zampar a la hija del rey? Valero soltó la regadera y se llevó las manos al pecho.
71. -¿Quién, yo? ¿Yo? Sepa usted, señor, que yo jamás me he comido a nadie. Y si me comiese a alguien algún día, no sería a Pilarín, de la que estoy enamorado hasta las uñas de las pezuñas.
72. -¿ Enamorado, tú ? ¡ Eso si que no me lo creo ! -dijo San Jorge torciendo el morro y blandiendo la espada-.
74. En ese momento, cuando ya el santo se abalanzaba sobre el dragón, apareció, corriendo a todo correr, la princesa Pilarín y, de un salto, se abrazó al cuello de Valero .
76. ¡Este dragón es mi novio! ¡No le toquéis ni una escama o no respondo! -¡Atiza! -murmuró el santo, atónito y estupefacto-. Entonces... ¡Era cierto! Vaya plancha que me acabo de tirar…
77. Valero gimió, lastimeramente. -Está visto que aquí nadie acepta nuestro amor. Pilarín, amada mía... ¿Y si nos fugamos? Vámonos a Escocia. He visto unos folletos y parece un lugar hermoso y tranquilo.
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79. -Sí, Vámonos -respondió Pilarín, secándole a Valero un lagrimón con el borde de su vestido-. Pero ¿Y si nos persiguen? Mira, que cuando a los de aquí se les mete algo en la cabeza...
80. -¡Esperad! -dijo entonces San Jorge-. ¡Tengo una idea! Corrió al jardín de Valero y cortó varios manojos de flores.
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82. -Diré que te he matado, Valero. Pero que tu sangre se convirtió en rosas rojas; y tu cuerpo, en iris y lilium como éstos. Así nadie pensará en perseguiros y podréis vivir tranquilos.
83. -Una preciosa idea -reconoció Pilarín-. Pero... ¿Os creerán señor san Jorge? -¡Ya lo creo! ¡Menudo soy yo para esto de las leyendas!
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85. De este modo lo hicieron. Y todo salió bien: Valero y Pilarín se establecieron en un hermoso paraje, junto a un lago llamado Ness. Vivieron felices y comieron perdices a la escocesa el resto de sus días.
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88. El rey Alfonso “ el avinagrado” fue olvidado por la Historia, en justo castigo a sus mentiras y a su mal genio.
89. Y los aragoneses, contentísimos, al ver que San Jorge los había librado del dragón, lo nombraron por unanimidad
91. a m i g o Supongo que nunca sospecharon que quien pierde un dragón, pierde un
92. Diputación General de Aragón. Del texto: Fernando Lalana. De las ilustraciones: Isidro Ferrer. Edita: Diputación General de Aragón. Imprime: Gráficas Navarro. Borja, 16. Zaragoza (España). I.S.B.N.: 84-7753-457-8 D. Legal: Z-1169-94