Este documento presenta varios ejemplos bíblicos de mansedumbre, incluyendo a José, Moisés, Ezequiel y Jesús. Define la mansedumbre como soportar el agravio con paciencia y sin resentimiento, y explica que aunque es difícil para la naturaleza humana, Dios puede transformar nuestros corazones para ser más mansas, incluso ante los enemigos o la injusticia.