La terapia sensorial se basa en la integración sensorial y surgió en los años 1960 para ayudar a niños con problemas en el desarrollo, aprendizaje y emocionales. La terapia sensorial utiliza actividades lúdicas centradas en los sentidos como el tacto, movimiento y posición corporal para que los niños puedan procesar mejor la información sensorial y mejorar su comportamiento. Se aplica a niños con hipersensibilidad, hiporreactividad o bajo rendimiento académico.