Tokio tiene una gran densidad de población que ha llevado a la construcción de muchos edificios de apartamentos pequeños. A pesar de la construcción continua, la demanda de vivienda supera la oferta, lo que aumenta los precios. Tokio sufrió dos desastres que destruyeron gran parte de la ciudad: un terremoto en 1923 y bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque ha perdido mucho de su esplendor pasado, Tokio sigue siendo un centro de innovación y futuro.
3. VIVIENDA
La inmensa población de Tokio ha creado una altísima demanda de residencias. En el
pasado, la mayoría de los habitantes de la ciudad vivía en casas de uno o dos pisos, hechas
de madera, cada una con su propio jardín, patio y capilla religiosa (llamada Butsudan en los
hogares budistas). A medida que la población de Tokio creció, esas casas se demolieron y
en su lugar, se construyeron edificios de apartamentos. Dada la inmensa densidad de
población de la región, la mayor parte de los apartamentos y casas de la ciudad son
pequeñas, y están diseñadas para una familia de dos adultos y dos o tres niños.
A pesar de la intensa actividad en la construcción de edificios, la demanda de residencias
continuó siendo más alta que la oferta, lo que aumentó los precios del terreno y del alquiler.
4. POBLACION(1)
Por área (datos del 1 de octubre de 2003)
•Tokio: 12,36 millones (población fija)
•Tokio: 14,667 millones (de día, cuando las personas de otras ciudades vecinas vienen a Tokio a trabajar o a estudiar)
•Gran Tokio (Tokio y alrededores) 36 millones de habitantes
•23 distritos: 8,34 millones
•Región urbana de Tama: 4 millones
•Islas del Pacífico: 27 mil
5. CARACTERISTICAS URBANAS(2)
Es una ciudad descomunal, organizada en una serie de distritos definidos en
su mayor parte por una arquitectura vulgar y funcional diseñada con el único
fin de dar alojamiento a sus algo más de 13 millones de habitantes.
Tokio no está hecha para ser recorrida a pie una vez que se abandonan sus
barrios más emblemáticos. Su inmensa amplitud hace obligado el uso del
transporte público, ya sea su extraordinaria red de metro o de la línea
ferroviaria circular Yamamote.
6.
7. A pesar de todo, Tokio se convierte en una visita imprescindible si uno quiere
acercarse, siquiera superficialmente, a la realidad más telúrica del país, a su
idiosincrasia particular. Y es que, como en los espacios más representativos, aquí se
condensa lo peor y lo mejor de Japón.
Tokio sufrió dos graves calamidades que arrasaron casi por completo lo que pudo
ser la ciudad hasta el siglo XIX. En primer lugar, el terrible terremoto de Kanto de
1923, que echó abajo buena parte de sus barrios antiguos; y en segundo lugar, los
bombardeos aliados durante la Segunda Guerra Mundial, que arrasaron por
completo con lo poco que todavía quedaba en pie
8. Es poco, demasiado poco para el esplendor del que gozó la ciudad en el pasado,
pero el atractivo de Tokio no reside en la gloria de sus viejos tiempos, sino en el
futuro, en ese avance de ciudad postindustrial que exhibe con orgullo. Shinjiku, por
ejemplo, acoge en apenas unas decenas de metros cuadrados la exquisitez
arquitectónica de los más modernos rascacielos y de las oficinas del gobierno
metropolitano con la menos exquisita pero imprescindible área de esparcimiento, es
decir, los sex-shops, los packinkos (locales de máquinas tragaperras que funcionan
con bolitas de acero), los extremadamente cursis hoteles del amor y, cómo no, los
inevitables locales de prostitución. (1)