La revolución industrial marcó el comienzo de la capacidad creciente de la humanidad para generar bienes y servicios a través de la integración de la tecnología y el conocimiento científico. Esto produjo profundos cambios políticos, sociales y económicos a nivel mundial. La revolución científico-tecnológica continuó este proceso de desarrollo acelerado de la tecnología y los conocimientos aplicados a la producción y el beneficio de la población, impulsando la economía mundial después de