Adolfo Hitler intentó ingresar dos veces en la Academia de Bellas Artes de Viena para estudiar pintura, pero fue rechazado en ambas ocasiones. Produjo dibujos y acuarelas de paisajes y edificios copiados de postales y grabados, pero le faltaba talento para pintar personas. Este fracaso alimentó su odio hacia los judíos, a quienes culpaba de dirigir la academia.