1. Arzobispado de Arequipa
Domingo
08 Febrero
del 2015
LA ColumnA
De Mons. Javier Del Río Alba
UNA FECHA PARA RECORDAR
Hace treinta años, el 2 de febrero de 1985, el
Papa Juan Pablo II visitóArequipa. Una fecha
digna de recordar, porque fue la primera vez
en la historia que un Papa visitaba nuestra
ciudad y, además, se trataba de un Papa
santo. La fecha elegida para la visita no podía
ser mejor: el 2 de febrero, día en que la Iglesia
celebra la fiesta de la Presentación del Niño
Jesús en el Templo de Jerusalén. Es la fiesta
de la luz, que en Arequipa conocemos con el
nombre de la Candelaria, en referencia a esa
imagen de la Virgen María que lleva en sus
manos una vela o candela. El Papa celebró la
Eucaristía en el terreno en el que hoy se ubica
el estadio de la Universidad Nacional de San
Agustín. En ella coronó a la imagen de
nuestra Mamita de Chapi y beatificó a Sor
Ana de los Ángeles. Podríamos decir que
todoArequipa estaba presente.
En su homilía, Juan Pablo II recordó que
Jesucristo es la luz de los hombres, que ha
venido a este mundo para iluminar a los que
viven en tinieblas y para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz. Jesús, dijo el Papa,
lleva la luz de la revelación divina a los
corazones de los hombres. Gracias a Él
conocemos a Dios y podemos participar en
su vida eterna. En Jesús está nuestra
salvación. Gracias a Él somos engendrados
por Dios y hechos hijos suyos. Quien conoce
a Jesús conoce a Dios, porque conoce el
Amor; y la experiencia personal del amor de
Dios, que nos es dada a través del Espíritu
Santo, nos capacita para amar también
nosotros a Dios y al prójimo. Con ello, nuestra
vida queda transformada y comenzamos a
gustar, aunque todavía no en plenitud pero sí
de modo real, las primicias de esa felicidad
eterna para la que Dios nos ha creado. El que
ama permanece en Dios y Dios en él. Esta es
la experiencia de miles de millones de
cristianos que han existido a lo largo de los
siglos, y fue también la experiencia de la
beata Sor Ana de los Ángeles, la monja
arequipeña que vivió en el monasterio de
Santa Catalina y se destacó por su vida de
oración y por su caridad para con todos.
En cuanto a la coronación pontificia de
nuestra Mamita de Chapi, el Papa santo dijo
que la hacía para sellar el vínculo que existe
entre Arequipa y la Virgen María. No en vano
la fundación española de nuestra ciudad se
realizó un 15 de agosto, día en que la Iglesia
celebra la Asunción de la Virgen María a los
Cielos, y la devoción mariana ha sido siempre
uno de los elementos característicos de
nuestra identidad arequipeña. Al coronar a la
venerada imagen, Juan Pablo II pidió a la
Virgen que no deje de llevar a Jesús a todos
los que confiamos en ella.
Han transcurrido treinta años desde
entonces y la Virgen María sigue cumpliendo
con el encargo que le hizo el Papa. Gracias a
Dios, a la Virgen y a la intercesión de nuestra
beata Ana de los Ángeles Monteagudo, cada
año miles de arequipeños, incluidos
muchísimos jóvenes, reciben a Jesús en sus
vidas y experimentan lo bueno que es el
Señor y lo dichoso que es quien se acoge a
Él. Pido al Señor que, al conmemorarse la
efeméride de la visita de san Juan Pablo II a
nuestra ciudad, nos conceda las gracias que
necesitamos para abrir nuestros corazones a
Jesús y dejar que Él nos colme de su amor.
Realmente es lo mejor que nos puede
suceder.
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa