Daniel está cantando y bailando una canción que aprendió en la escuela sobre una foca negra. Su padre le dice que pueden ir en bicicleta al puerto a ver si encuentran a la familia de focas negras que se ha reportado en la zona, causando preocupación entre los productores de mejillón. Daniel se emociona por la posibilidad de ver a las focas mencionadas en su canción.

1. UNA LINDA FOCA NEGRA
Andrés García Vilariño - Mira- le dijo su padre, mostrándole el periódico-,
¿qué te parece si nos acercamos al puerto en bici?
Una linda foca negra tutuá, tutuá, De paso podemos comprar algo de pescado fresco.
capturada a traición tutuá, tutuá,
la trajeron desde el polo tutuá, tutuá Daniel pegó un salto en la silla. Faltó un pelo para que
hasta España en un avión ponpón ponpón. desparramase sobre la mesa el contenido de su taza, leche
con cacao.
Su mamá que la quería tutuá, tutuá, Dejó la tostada sobre el mantel, se repasó los labios
Hasta España cruzó el mar tutuá, tutuá, con la servilleta y le arrebató literalmente el periódico a su
y se encontró un oso muy gordo tutuá, tutuá, padre. Con ojos incrédulos, pero festivos, leyó en voz
barrigudo y glotón ponpón ponpón. alta:
Y aquí se acaba la historia tutuá, tutuá, Preocupación entre los productores de mejillón.
de una foca y su mamá tutuá, tutuá,
y de un oso barrigudo tutuá, tutuá, UNA FAMILIA DE FOCAS EN LA CALA DE LORBÉ.
barrigudo y glotón ponpón ponpón. (Sada. De nuestra delegación). Una familia de focas
negras está sembrando la preocupación entre los
Daniel se estaba vistiendo. Tarareaba la canción que propietarios de las bateas de mejillón en la cala de
habían escenificado en clase el día anterior. Le hacía gracia. Se Lorbé. Los simpáticos mamíferos marinos parecen estar a
reía solo, tutuá, tutuá. gusto en nuestra costa. Así como la presencia de delfines
En la clase el profe había actuado como un verdadero en invierno, en las aguas de As Mariñas, es relativamente
director. Todos y cada uno tuvieron que hacer el papel de la frecuente, casi cíclica, no ocurre lo mismo con las focas
linda foca negra. ¡Qué risa cuando el propio profe se pintó negras, juguetonas e inquietas, objeto de las curiosidad
unos bigotitos y meneaba el trasero, al mismo tiempo que los de muchos y de la preocupación de bastantes. Según los
brazos, de derecha a izquierda, tutuá, tutuá! biólogos del Instituto Oceanográfico de La Coruña, las
focas pueden haber emigrado en busca de aguas más
Daniel se calzó los botines sin detenerse a anudar los cordones. limpias a causa de los últimos y múltiples vertidos de
La canción seguía sonando en su mente y le obligaba a petróleo en el mar del Norte.
acompasar tutuá, tutuá, todos sus movimientos. Se enderezó.
Cantó de nuevo, mirándose en el espejo del armario, y - ¡Genial papá!
recordando la figura entrañable de su rechoncho profesor: Daniel le devolvió el periódico a su padre y
Una linda foca negra tutuá, tutuá, prosiguió:
- Es la canción, ¿no ves? ¡La foca negra y su madre han
Abrió la ventana para ventilar el cuarto. Amanecía un venido a visitarnos! ¡Uauuu! Capturada a traición, tutuá,
día espléndido - tutuá, tutuá-, y salió disparado al pasillo. tutuá.
Sintió como cosquillas en el corazón y alas en los pies. En el Daniel rompió a cantar, pero su padre le atajó:
cuarto de aseo sólo permitió que el agua fría saludase - ¡Eh, calma, calma…! Primero, el desayuno. Luego, el
tímidamente sus ojos, cuando oyó la voz de su padre: chándal y el paseo en bici. Así podrás ver a tu foca negra.
− Daniel, usa el agua caliente y lávate bien, anda. A Daniel aquella mañana de sábado, le sobró tiempo
para casi todo. Su desayuno, que siempre tomaba bien,
¿Qué hacía su padre en casa? ¿No tenía trabajo? El casi desapareció mágicamente, tal fue la velocidad de sus
olor del pan tostado y el café caliente, olor de desayuno tragaderas. Ponerse el chándal y estar pedaleando en la
familiar, le hizo soltar un gozoso suspiro y la canción bici y escuchar a su padre chillando detrás, incapaz de
reapareció en su mente, mientras el agua en sus dedos tibia seguir aquella explosión de ritmo y alegría, fue también
como a él le gustaba, recorría minuciosa - tutuá, tutuá-, las cosa de un segundo:
orejas y la mandíbula. - ¡Daniel, cuidado, hijo!
La bici de Daniel iba entonando canciones – tutuá,
Desde el mismo cuarto de aseo, preguntó alzando la tutuá- mientras bajaba las curvas hacia la cala de Lorbé.
voz: El pequeño muelle estaba atiborrado de curiosos. Daniel
avistó entre ellos a su profesor y a dos compañeros de
- Papá, ¿no vas a trabajar? clase. Se saludaron como los jugadores de baloncesto,
La voz de su padre llegó poderosa y rápida. batiendo las palmas de sus manos en alto, y, como
- Pero Daniel, hijo... Hoy es sábado. Ni tú ni yo tenemos clase. movidos por el mismo resorte, sin previo acuerdo,
El padre de Daniel era biólogo y daba clases en la formaron un corro cantor que levantó las risas de los
Escuela de Enfermería de la ciudad. La madre de Daniel, en presentes y el vuelo, un poco aturdido, de media docena
cambio, tenía que acudir a la oficina también los sábados, de gaviotas:
aunque solamente por la mañana.
Cuando Daniel se sentó a desayunar al lado de su Una linda foca negra tutuá, tutuá,
padre, en la mesa de la cocina, el tostador ya estaba soltando el capturada a traición tutuá, tutuá,
pan calentito, listo para recibir generosas dosis de margarina y la trajeron desde el polo tutuá, tutuá
mermelada. Empezó a untar el pan moviendo la mano al hasta España en un avión ponpón ponpón.
compás - tutuá, tutuá- de la pegadiza canción.
-¿Qué haces Daniel? ¿A qué se debe esta alegría mañanera?
Daniel, antes de responder, hizo bajar su primer
bocado al esófago. Ya con la boca libre, pudo responder,
meneando nuevamente el cuerpo:
- Oh, nada especial. Una canción que cantamos ayer en clase.
No se me va de la cabeza.