Los pasajes bíblicos describen la necesidad de transformación y renovación espiritual. Ser como un niño, con humildad, inocencia y amor desinteresado, es esencial para entrar en el reino de Dios. La renovación del entendimiento conduce a conocer la voluntad de Dios. Al morir y resucitar con Cristo, somos transformados y renovados por el Espíritu Santo.