2. Verdad y función social de la
historia
Quien se empeña en la tarea de escribir sobre historia
debe asumir dos posturas:
la del innovador: “Decir que es necesario hacer historia
como se ha hecho siempre no interesará a nadie.
Pretender hacerla de otro modo puede constituir un
acontecimiento y hacer que se hable de uno mismo”
(Prost).
la del desmitificador que pone de su parte experiencia,
inteligencia y lucidez. Es escéptico, hipercrítico, no se
deja engañar. Sostendrá que esta no es una ciencia sino
sólo un discurso más o menos interesante.
2
3. Verdad y función social de la
historia
Dos transformaciones fundamentan las posturas de
desmitificación.
A partir de Foucault y el mayo francés (1968),
cualquier obra aparece repleta de dispositivos
de poder.
Los historiadores aparecen como empresa de
autoridad.
Con el giro lingüístico norteamericano
se aplicarán al discurso histórico los métodos
de una crítica literaria renovada por el
psicoanálisis, la lingüística y la semiótica.
3
4. Verdad y función social de la
historia
Con estos dos aportes desaparece de golpe: la relación
del texto con la realidad.
Toda historia se reduce a un propósito de autor.
Aludir a archivos, a una realidad exterior del texto no
son más que procedimientos retóricos para ganarse
la confianza del lector.
En la historia no hay otra cosa que textos, siempre
textos, pero que no se refieren a ningún contexto
exterior.
La historia es ficción, interpretaciones subjetivas
revisadas; literatura.
4
5. Verdad y función social de la
historia
Rechazo de la historia total y la historia verdadera.
Fin de la historia total: supone el abandono de las
grandes síntesis como las empresas editoriales : Historias
de la Francia Rural, de la Francia urbana, de la vida
privada, de las mujeres, Lugares de la Memoria. De la
misma manera que Civilización material, Economía y
Capitalismo, XV-XVIII (Braudel), Bloch: Caracteres
originarios de la historia rural francesa (1931); Seignobos:
Historia sincera de la nación francesa (1933).
5
6. Verdad y función social de la
historia
Cuestionamiento a la historia
verdadera:
Aunque los historiadores ya no crean en las grandes
interpretaciones de conjunto, conservan la preocupación
de las verificaciones, el culto por la exactitud y la
información completa.
Rechazan el relativismo absoluto, pero creen que lo que
escriben son verdades parciales y provisionales.
Creen peligroso el sentido de la totalidad que la síntesis
presupone.
6
7. Verdad y función social de la
historia
Por esa razón se han replegado sobre temas que
combinan representaciones y micro-historia: Producir
un cambio de escala.
“Se trata de descifrar de otra manera las sociedades, al
penetrar la madeja de relaciones y de las tensiones
que las constituyen a partir de un punto de entrada
particular (un hecho oscuro o mayor, un relato de vida,
una red de prácticas específicas) al considerar que no
hay una estructura no producida por representaciones
contradictorias y enfrentadas” (Prost).
7
8. Verdad y función social de la historia
En esta relación, los historiadores se transforman en orfebres o
relojeros: producen pequeñas joyas, textos tallados a cincel. O
“revisitan” viejas hipótesis e interpretaciones.
Esta historia desencantada no alcanza al sistema escolar: la historia
escolar sigue descansando sobre viejas síntesis.
Existe también la investigación desinteresada que no pretende
abarcar o constituirse en grandes sistemas de explicación.
Finalmente, Verdad y función social de la historia:
La fuerza e importancia social de la historia es que avanza en
nombre de verdades certificadas, atesora un saber de la sociedad
sobre sí misma. Si los historiadores mismos niegan la verdad, de lo
que escriben, no se podría enseñar.
8
9. Verdad y función social de la
historia
El consenso efectivo de la corporación no se consigue en
torno a tesis hipercríticas, incluso nihilistas.
La historia dice la verdad, pero sus verdades no son
absolutas. Su verdad se establece a mitad de camino
entre certeza científica de principios de siglo y
relativismo de finales de siglo XX.
Es evidente que los investigadores no se ponen de
acuerdo pero todos sostienen que su interpretación es la
buena y argumentan para defenderla.
9
10. Verdad y función social de la
historia
Objetividad, verdad, prueba: Las verdades de la historia son
parciales por dos razones.
1º los objetos de la historia siempre se extraen a partir de
contextos determinados. Las cosas no son iguales, sino
similares o emparentadas. Ideal- típicos de la historia o
razonamiento natural (Passeron) por comparación.
2º Los objetos de la historia se construyen siempre a partir del
punto de vista que es histórico en sí mismo. En las preguntas,
en la trama y la escritura.
La objetividad implica una oposición entre sujeto cognoscente y
objeto de conocimiento característica de las ciencias donde el
observador no está implicado como persona en su investigación.
La objetividad es imposible en historia, como en sociología y
antropología.
10
11. Verdad y función social de la
historia
Más que de objetividad, deberíamos hablar de distancia e
imparcialidad. La comparación del historiador con el juez resulta
bastante esclarecedora. El juez no puede ser totalmente objetivo: en
la apreciación sus sentimientos personales entran en juego. Pero
tendrá en cuenta dos opiniones enfrentadas para equilibrar la
balanza: los puntos de vista de la acusación y de la defensa serán
tomados por igual, y tratará de reconstruir los hechos. De la misma
manera lo hará el historiador, evitando perspectivas unilaterales.
La imparcialidad (más que la objetividad) es resultado de una doble
actitud: moral e intelectual.
Moral: la historia desde su aparición fue reconocida por los
historiadores como un discurso ético.
11
12. Verdad y función social de la historia
La apelación a la honestidad y el rigor es de orden intelectual. Su
intensión es la de comprender, no dar lecciones de moral. Si es
imparcial debe resistir la tentación de utilizar la historia para otra cosa:
“no emprende altas misiones, sólo pretende mostrar cómo ha sido
realmente” dice Ranke.
Esto es también una cuestión de método: ¿QUÉ MÉTODOS PERMITEN
LA ADMINISTRACIÓN DE LA PRUEBA? “Entiendo por método un
conjunto definido de procedimientos intelectuales de tal naturaleza
que cualquiera que lo respetará, planteando la misma pregunta, llegará
a las mismas conclusiones.”
Del hecho que la historia no tenga un método específico no se infiere
que no tenga método alguno. La historia tiene muchos métodos de
investigación y de sistematización que descansan en pruebas de dos
tipos, la prueba factual y la prueba sistemática.
12
13. Verdad y función social de la
historia
La investigación, en el sentido que le damos al término
cuando nos referimos a la de un juez de instrucción o
periodista es el método utilizado para establecer los
hechos, secuencias, causas y responsabilidades.
En su búsqueda de la verdad, el juez procede como el
historiador: recoge toda una gama de hechos que van
desde el móvil, pasando por el indicio, hasta la prueba
formal.
Ante un asesinato, una huella dactilar o una prueba del
código genético proporcionan pruebas científicas.
Los testigos imparciales por su parte declaran que el acusado
estaba jugando al bridge. La prueba es de naturaleza
diferente y descansa sobre el testimonio.
13
14. Verdad y función social de la historia
Toda historia debe ser factual. La historia descansa sobre evidencias
extraídas de datos. Los hechos son a la vez datos y pruebas y
servirán como evidencia en la argumentación.
La prueba factual no es necesariamente directa. Ginzburg llama
“paradigma indiciario” en referencia a Sherlock Holmes. Atribución
de un cuadro a un autor por la forma en que dibuja las orejas. El
historiador alimenta su archivo de pruebas, tomadas de indicios
materiales (huellas dactilares, rastros de sangre), de testimonios y de
documentos. La investigación bien conducida constituye su régimen
de verdad.
La sistematización se produce siempre que el historiador enuncia
verdades que se refieren a una realidad: individuos, objetos,
costumbres, representaciones. (Ej. el gasto de pan de una familia
obrera en relación con los ingresos de una familia).
14
15. Verdad y función social de la
historia
La sistematización descansa en la ejemplificación. Su
validez está en el número y variedad de ejemplos
propuestos. Ejemplo: apoyo en masa al mariscal Petain.
La exactitud de las conclusiones descansa en su carácter
sistemático: el historiador ofrecerá citas de artículos de
prensa, individuos de diversas corrientes políticas, etc.
Para muchos, el método más preciso descansa sobre la
construcción de indicadores cuantificables, sobre la
validación estadística pero no debemos olvidar que los
números ocultan realidades concretas.
15
16. Verdad y función social de la historia
Si hacemos una investigación sobre las representaciones de
un grupo social acerca de una época dada en base a revistas,
el autor apoyará sus conclusiones con citas. Pero para llegar a
las mismas conclusiones otro investigador debería conocer y
repetir su muestra, su método de análisis, etc. Así su régimen
de verdad sería más fuerte.
Un método debe ser doblemente pertinente: en relación a las
cuestiones planteadas y con las fuentes utilizadas (Ej. el
análisis del contenido es menos fecundo que si utilizamos la
lingüística). Lo importante de un método es definir y justificar
la elección, de lo contrario el historiador estará obligado a
producir un texto literario salpicado de ejemplos de escaso
valor probatorio.
16
17. Verdad y función social de la
historia
Un método debe ser doblemente pertinente: en relación a las
cuestiones planteadas y con las fuentes utilizadas (Ej. el
análisis del contenido es menos fecundo que si utilizamos la
lingüística).
Lo importante de un método es definir y justificar la elección,
de lo contrario el historiador estará obligado a producir un
texto literario salpicado de ejemplos de escaso valor
probatorio.
Todos los métodos no son válidos, deben adecuarse a sus
objetos. Conclusión: si afirmamos que todos los métodos
valen, la historia no es otra que interpretaciones y puntos de
vista subjetivos, una novela o ensayo. Si elegimos un método
y lo justificamos legitimamos una historia verdadera.
17
18. La historia: una función social
ambigua
Historia, nación, civismo:
1) La historia del siglo XIX, que se creía despojada de moral y
política, ha ejercido una función eminentemente política, en
Alemania, Francia o Estados Unidos.
Este carácter entrañaba escoger la nación o el pueblo como
marco privilegiado de la historia, sin consideración de sus
diversidades internas. Construcciones imaginadas. De ahí
la importancia otorgada a la construcción del Estado, en la
afirmación de la autoridad interna y de su potencia
exterior.
Hoy en día se mantiene el compromiso nacional fruto de la
tradición histórica y su vínculo con la enseñanza primaria y
secundaria.
18
19. La historia: una función social
ambigua
La figura de Lavisse encarna pos sí sola a esos
“maestros” de la nación. Los historiadores de f. XIX
eran conscientes de la deriva nacionalista. La
influencia de la Action Française en la historiografía
se dio más en la historia de carácter divulgativo
que circuló a la par de la científica (Seignobos).
Esta historia de divulgación proporcionó a la
nación sus leyendas e identidad. Mantenía un
tono neutral y evitaba juzgar.
2) Sin embargo Halbawcs (1920) ve que el historiador
aborda el papel de la historia en la construcción de la
memoria social a través de las familias, religiones,
clases sociales pero no naciones.
19
20. La historia: una función social
ambigua
3) La tradición de la historia universitaria en Francia se
caracterizaba por un segundo compromiso, mucho más
profundo que determinaba la elección de temas. Los
historiadores se planteaban como objetivo el hacer
comprender el funcionamiento político y social de una nación
o un pueblo.
Su proyecto era cívico y ciudadano (propedéutica de civismo):
los historiadores se planteaban como objetivo comprender el
funcionamiento político y social de una nación o pueblo.
Por medio de un repertorio de leyendas nacionales (la “saga
de reyes de Francia, la epopeya revolucionaria e imperial”) la
historia se convertía en factor de cohesión a la vez que
aspiraba a una función crítica sobre la vida política y social de
Francia.
20
21. La historia: una función social
ambigua
Para SEIGNOBOS, el objetivo de la historia era hacer del
alumno alguien capaz de tomar parte en la vida social,
contribuir al orden, aceptar los cambios necesarios.
la historia es más adecuada que ninguna disciplina para
formar ciudadanos.
Capacita al alumno como un ciudadano capaz de
contribuir al orden, aceptar los cambios necesarios.
SEIGNOBOS:
La historia estudia los acontecimientos humanos en
los que están inmersos los hombres que viven en
sociedad.
¿CÓMO EL ESTUDIO DE LAS SOCIEDADES PUEDE
SER UN INSTRUMENTO DE EDUCACIÓN POLÍTICA?
21
22. La historia: una función social
ambigua.
1) La historia estudia la sucesión temporal de manera que permita
percibir los estados sucesivos de las sociedades y sus
transformaciones.
2) La historia estudia los hechos del pasado que ya no tenemos
forma de observar directamente, con un método crítico e indirecto.
3) La historia es una ocasión de mostrar un gran número de hechos
sociales: permite dar conocimientos precisos sobre la sociedad y la
política: la división de clases, el reparto de operaciones y funciones.
4) El hombre instruido por la historia habrá aprendido que el
derecho privado y la organización social son estables,
5) Cuando tome parte en la vida pública sabrá lo que se puede
esperar que cambie rápidamente y aquello que sólo se puede
modificar gradualmente.
22
23. La historia: una función social
ambigua.
6) El estudio de las transformaciones evita que creamos
a) que un individuo es impotente para remover la
enorme masa humana, lo que conduce al
desaliento y la inacción.
b) que la masa evoluciona por sí misma, y por lo tanto
el individuo no tiene que ocuparse de ello.
“El hombre instruido por la historia sabe que la sociedad
puede ser transformada con la opinión, que la opinión no
se modificará por sí misma y que varios individuos
actuando juntos pueden modificar la opinión. Le enseña
el procedimiento más eficaz, que es entenderse con otros
hombres animados con las mismas intenciones para
trabajar de consuno con el fin de transformar la opinión”.
Propedéutica de civismo republicano.
23
24. La historia: una función social
ambigua.
La historia de Annales vino a enriquecer la
ambición cívica de Lavisse y Seignobos. Para
formar ciudadanos conscientes era útil explicar la
realidad de las fuerzas profundas, en particular
las económicas que gobiernan la evolución social.
Las simpatías políticas los separa con los
anteriores, pero no el propósito que le dan a su
historia.
Las cosas cambiaronn cuando en los 60 la
historia se repliega sobre temas más limitados,
con ambición de describir funcionamientos más
subjetivos, curiosidades y representaciones más
personales.
24