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vaguedad y ambigüedad síntesis.docx
1. Ambigüedad y vaguedad como características del lenguaje
La ambigüedad y la vaguedad se parecen en que ambas son muestras de lenguaje impreciso. Palabra o expresión
ambigua es la que tiene más de un significado. Palabra o expresión vaga es aquella cuyo significado no es claro. El
lenguaje ambiguo no s enfrenta a varios significados, entre los que no es fácil determinar el correcto.
La vaguedad nos enfrenta con la tarea de ir en búsqueda del significado. La frase «¡Ese libro es tremendo!», sería
ambigua. La ambigüedad se debe a veces a la falta de un contexto conocido. Distinto es el caso de las palabras vagas,
algunas de las cuales son siempre vagas, independientemente del contexto en el cual se encuentran, porque su
significado no es solamente indeterminado sino indefinidos .
En muchos casos la vaguedad no se debe a la falta de claridad de la palabra o expresión, sino al uso que ha tenido en
diferentes épocas . Otras palabras son vagas porque han ido adquiriendo muchos significados, por lo que han perdido la
precisión que una vez tuvieron . Finalmente existen algunas palabras que son a la vez ambiguas y vagas, como por
ejemplo «artista». Tomemos como ejemplo una palabra bien conocida, como «libro», que se refiere El requisito de
llevar cubierta da lugar para reflexiones semejantes, que dejaremos al lector imaginar por su cuenta.
El significado de las palabras, pues, suele presentarse –según una clásica comparación– con una luz proyectada sobre
una superficie. Habrá un número infinito de casos a los que no aplicaríamos la palabra en modo alguno. Pero existe
también un cono de vaguedad, donde nuestros criterios resultan insuficientes y los casos no pueden resolverse sin
criterios adicionales más precisos. Si la designación de las palabras suele resultar insuficiente en gran número de casos,
la situación se complica cuando una palabra tiene dos o más designaciones.
La condición de una palabra con más de un significado se llama polisemia o, más comúnmente ambigüedad. Desde
luego, la ambigüedad de una palabra no constituye una vacuna contra la vaguedad, sino que tiende a multiplicarla. Una
palabra ambigua puede ser vaga en cada una de sus distintas acepciones. La ambigüedad proviene muchas veces de la
extensión de un nombre a diversos aspectos o elementos de una misma situación.
Pero la voluntad del hombre colabora también en la producción de ambigüedades a través del lenguaje figurado. El
colmo del lenguaje figurado es la metáfora, figura que parece decir una cosa para que se entienda otra, creando entre
ambas un sutil y acaso fugaz vínculo de significado a la vez que sugiere vagas semejanzas.
La poesía está repleta de ejemplos de esta técnica lingüística de la ambigüedad deliberada
Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora, cuando por el monte oscuro baja Soledad Montoya.
No porque tal traducción fuese incorrecta, sino porque la gracia del lenguaje poético reside aquí en la metáfora, que, a
la vez que implica que los gallos cantan al alba, nos permite comparar su canto con el golpe de una piqueta sobre la
tierra y sugerir que el gallo busca deliberadamente el día mediante el canto como quien cava en busca de un tesoro
escondido. La ambigüedad y la vaguedad son características inherentes a todos los lenguajes naturales.