El documento define la video política como el uso de medios electrónicos e informáticos por parte de políticos para comunicarse con el público. Explica que la televisión se ha convertido en el principal medio y que las plataformas digitales ahora también son importantes. Señala que la video política es visual, emotiva y personaliza a los políticos, aunque también puede propagar información falsa o superficial. Concluye que la video política ha hecho que la política sea más accesible pero también más susceptible a la desinformación.