Este documento resume la trama de la película Arithmetica Emocional de 2007. Presenta información sobre la dirección, elenco y personajes principales como Jakob, un poeta judío que sobrevivió a los campos de concentración nazis. Describe eventos históricos como la redada del Velódromo de Invierno en 1942 y la detención de miles de judíos en París. Finalmente, explora temas como el recuerdo del Holocausto, el olvido y la inocencia representada por el personaje de Timmy.
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WERNER ISAAC, 17.228
Manuel González Riquelme
ARITMÉTICA EMOCIONAL
FICHA TÉCNICA:
AÑO DE PRODUCCIÓN: 2007
DIRECCIÓN: Paolo Borzman.
GUIONISTA: Jefferson Lewis, basada en la novela de Matt Cohen Arithmetica Emocional (1990).
PRODUCTORAS: Anna Stratton, Susanne Girard.
PRODUCTOR EJECUTIVO: Robin Cass.
CO-PRODUCTOR EJECUTIVO: Paolo Borzman.
DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA: Luc Montpellier, C.S.C.
DISEÑO DE PRODUCCIÓN: Jean-François Campeau.
MÚSICA: Normand Corbeil.
MONTAJE: Arthur Tarnowski.
VESTUARIO: Nicoletta Massone.
REPARTO: Heidi Levitt, Andrea Kenyon, Randi Wells.
REPARTO: Melanie Winters (Susan Sarandon); David Winters (Christopher Plummer);
Christopher Lewis (Gabriel Byrne); Benjamin Winters (Roy Dupuis); Jakob Bronski (Max von
Sydow); Timmy Winters (Dakota Goyo); Jane Radley (Domini Blythe); Jakob de joven (Kris
Holden-Reid); Melanie de joven (Regan Jewitt); Christopher de joven (Alexander Nachi).
WERNER ISAAC, 17.228
Hay de Drancy un documento sorprendente. Un cuaderno redactado por un interno Werner
Isaac, en marzo de 1944. Relata la vida cotidiana en Drancy. Werner Isaac nació en Alemania.
Es un inmigrante que entró en el campo en marzo de 1944. Encontramos en su cuaderno una
mezcla de información y humor. Su número: 17.228, el cigarrillo de Drancy, las famosas colillas
de Drancy, un chinche y lo puso con un celo pegado a su cuadernillo. Un poco más adelante
encontramos una pulga, otra compañera del infierno, los restos del estallido de un obús, un resto
de bombardeo hallado en el patio del campo y el documento de recibo alemán que se le da al
interno con fecha 12 de mayo de 1944 cuando es evacuado (evakuiert), esto es, cuando es
deportado. Cuando sube a un convoy deja sus bienes, las joyas y le dan un recibo (Documental
Le France des Camps, 1938-1946, 2009, por Jorge Amat).
La mancha
Al final de la cinta, David expone una original teoría en torno a D. Quijote. Se dirige a Timmy: “Te
gustaría D. Quijote. Es listo, divertido, extraño. Los niños no pueden resistirse, les encanta”.
“Cuéntales tu teoría” –le sugiere Melanie. “¿Cuál? –pregunta David. “Ya sabes que es judío”.
“Dios nadie quiere escuchar eso. Cervantes dice que D. Quijote es el „hombre de La Mancha‟. La
Mancha es una región pero también significa “mancha”. La inquisición estaba convencida de que
los conversos estaban “manchados” por la sangre de sus antepasados. Si uno presta atención
se da cuenta de que la novela está llena de pistas y mensajes cifrados que indican que pasa
algo muy misterioso. ¿Es fascinante, verdad?”.
Jakob y el Ángel
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David observa el cuadro de Jakob y el Ángel de Delacroix. Jakob es el padre de los israelitas,
como Jakob es el padre adoptivo de nuestros dos protagonistas. Melanie lo interrumpe. David
observa que: “Las grandes mentes siguen discutiendo, peleándose. La lucha de Jakob con el
ángel: Génesis, capítulo 32. La mayoría lo considera un sueño profético, algo que no ocurrió. En
ese sueño profético, Jakob ve cómo lucha con el ángel. Pero es una visión tan clara y tangible
que cuando se despierta siente realmente el golpe que le ha infligido el ángel”. La alusión a este
cuadro es significativa. Jakob es el poeta del gulag que ha luchado siempre contra los
elementos. Su cuerpo y su mente están llenos de magulladuras. No ha sido un sueño, es real. El
sufrimiento de Jakob es real. El ángel le ha tratado mal. De algún modo, ahora, al final de su
vida, está en paz pero las heridas son tan profundas que no hay marcha atrás. Su memoria está
afectada, su mano lesionada y su pasado presente.
En agosto de 1940, Stéphane Hessel, se entrevista con su amigo Walter Benjamin en Marsella.
El encuentro dura una hora. Hessel afirma: “Me dijo que estaba intentando salir de Francia e ir a
Estados Unidos”. El 27 de septiembre de 1940, Walter Benjamin, tras 7 años de exilio, cruza
clandestinamente los Pirineos en un desesperado intento de huir de los nazis. Pero al llegar a
Portbou en la frontera española, sin el visado francés de salida, no le permiten seguir el viaje
rumbo a Lisboa. Se suicida en un pequeño hotel con una sobre dosis de morfina. Apenas dejó
una nota a Henny Gurland, con la que viajaba, en la que escribió: “En una situación sin salida, no
tengo más opción que ponerle fin. Será en un pequeño pueblo de los Pirineos, en el que no me
conoce nadie, donde mi vida se acabará. Le ruego que transmita mis pensamientos a mi amigo
Adorno y le explique la situación en la que me ha encontrado.No me queda tiempo suficiente
para escribir todas las cartas que me hubiera gustado escribir”. En su maleta se encontró un
ensayo sobre lo que serían sus Tesis de Filosofía de la Historia. La tesis 9 habla de un ángel.
Primero una cita de Gerhard Scholem: Gruss vom Angelus “Tengo las alas prontas para alzarme,
con gusto vuelvo atrás, porque de seguir siendo tiempo vivo, tendría poca suerte”. Walter
Benjamin escribe: “Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se representa a un
ángel que parece como si estuviera a punto de alejarse de algo que le tiene pasmado. Sus ojos
están desmesuradamente abiertos, la boca abierta y extendidas las alas. Y este deberá ser el
aspecto del ángel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos
manifiesta una cadena de datos él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina
sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y
recomponer lo despedazado. Pero desde el paraíso sopla un huracán que se ha enredado en
sus alas y que es tan fuerte que el ángel no puede cerrarlas. Este huracán le empuja
irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras que los montones de ruinas
crecen ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso” (en Discursos
Interrumpidos I,Taurus, Madrid, 1990). Las Tesis no se publicarían hasta 1955 en Estados
Unidos.
Timmy o ¿Por qué hay que ir al lago a escuchar las ranas croar?
Timmy representa la inocencia. Es la promesa de un mundo mejor. La promesa de felicidad.
Timmy actúa como un nexo que enlaza a todos los personajes de la trama: “La cena esta lista”.
La película se inicia con este mensaje. Un mensaje de presentación pero también un mensaje de
iniciación. El director expresa: el lugar principal de la cinta es la cena. Timmy sabe que su abuela
ha estado en la cárcel pero no entiende por qué. Invita a todos los personajes a escuchar en el
lago el croar de las ranas. El croar es un canto. El recuerdo, el pasado, el pensamiento, las ideas
son incompatibles con el croar. Cuando las ranas croan es difícil pensar. Al mismo tiempo, es un
espectáculo. El espectáculo al que nos está invitando involuntariamente Timmy es el del olvido.
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Jakob
Enterrado vivo es el título del libro de Jakob. “A Melanie, una luz en la oscuridad”.
“Si me preguntáis: „¿Crees en Dios?‟,
contestaré: „Todavía no‟.
He contado el milagro que representa
diez dedos de la mano y el pie de un
recién nacido.
He bebido el amor de tus ojos oscuros
hasta que los míos han llorado.
Sin embargo, he visto cómo arrancaban
al recién nacido del pecho de su madre.
He visto a mil más desaparecer en humo
Mientras cantaban a coro „y crecían las flores‟.
Y si me preguntáis: „¿Crees en Dios?‟,
disculpadme si contesto: „¿Cree Dios en mí?‟”
En palabras de Max von Sydow: “Cuando llega a Drancy, Jakob tiene 18 años. Allí hay niños sin
sus padres y él ve que alguien debe cuidar de ellos de una forma u otra o, al menos,
mantenerles vivos. Los niños consiguen sobrevivir. La guerra termina antes de que los lleven a
otros campos. Él no tiene tanta suerte. Lo transportan a no sabemos qué campos pero
sobrevive. Pero la niña crece durante esos años y se entera de que el hombre que la ayudó está
vivo y logra contactar con él. De eso trata la película: del rencuentro”. Jakob se convierte en el
padre de estos dos supervivientes.
Jakob ve a Melanie y a Christopher como cuando los conoció en Drancy. Son sus eternos
testigos. Durante la cinta vemos la proyección de los niños en el establo. Sólo al final los vemos
partir, salir del establo, bajo un enorme aguacero. Jakob representa el superviviente. Un hombre
que sobrevivió a los campos nazis y soviéticos, cuya dignidad y humanidad continúan intactas. Al
contrario que Melanie y Christopher, la defensa de Jakob es el olvido. El mensaje del segundo
poema es claro:
“Demasiadas cifras,
demasiados detalles,
demasiadas palabras.
Estaba equivocado.
Eras una niña.
No debí decirte: „¡Recuerda!‟
Debí decirte: „¡Vive!‟.
Heydrich en París
El 5 de mayo de 1942, Heydrich General de las SS, Jefe de Seguridad, Representante del Reich
en Praga está en París. Himmler, Jefe de las SS y de la Policía Alemana le ha encargado dirigir
la toma de posesión de Karl Oberg General de División de las SS y Policía en los Territorios
Ocupados. Heydrich preside la Comisión Internacional de la Policía Criminal. Francia siempre ha
tenido representación en dicha Comisión. La voz en off de un documental informa: “El General
ha aprovechado su estancia en París para recibir a los Secretarios Generales de Policía y
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Administración, Bousquet e Hilaire. Heydrich también ha visto al Sr. Darquier de Pellepoix recién
nombrado Comisario General de Asuntos judíos y al Sr. Brinon”. Estos encuentros marcaron un
momento crucial en la historia de los campos. Hasta esa fecha, los campos servían a la política
de exclusión de Vichy y fueron usados después por los alemanes en la zona norte. A partir de la
primavera de 1942, por petición de los alemanes, son usados para deportar a los judíos de
Francia a su exterminio en Auschwitz-Birkenau.
El velódromo de invierno
El 16 y 17 de julio de 1942, 13.000 judíos extranjeros son detenidos en París. En la redada del
velódromo de invierno se arrestó a los menores de 16 años con sus padres y con sus padres son
transferidos a los campos de Beaune-la-Rolande y Pithiviers, dos campos de Loiret. A principios
del mes de agosto, se separa a los padres de sus hijos y se les deporta. Semanas más tarde les
seguirán los niños. Se suele hablar del secreto en torno a la “Solución Final” pero los telegramas
que se encuentran en los archivos son testimonios tanto de la voluntad de deportación como de
la colaboración de alemanes y franceses en la deportación. Annette Muller, detenida en París a
los 9 años relata: “Nos despertaron por la mañana con golpes extremadamente violentos. No sé
que hora era. Era muy temprano. Es curioso pero no conservo ningún recuerdo de mis
hermanos. Sólo me acuerdo de una cosa: mi madre, arrodillada en el suelo, abrazada a las
piernas de los policías, creo que inspectores porque me parece que llevaban gabardinas beiges.
Ella lloraba, les suplicaba: „cójame a mí, pero dejen a mis hijos‟. Puedo visualizar al policía al que
ella tenía abrazado por las piernas empujarla con el pie de forma despreciativa diciéndole: „Dese
prisa no nos haga perder el tiempo‟. Yo sentí una vergüenza terrible por ver humillarse a mi
madre. Esa escena me ha obsesionado durante años. Michel y yo nos quedamos con ni madre
rodeados de violencia. Nos empujaron hacia los autobuses que no estaban esperando. Nos
llevaron al velódromo de invierno. Yo no sabía adónde. Vimos al autobús que nos llevaría al
velódromo de invierno. Se estaba yendo un autocar y oímos cánticos. Eran niños que se iban a
las colinas de vacaciones. Entramos en el velódromo y nos pusieron en las gradas. Estaba
atestado de gente. Había farolas que no se apagaban nunca y gritos, un estrépito y los altavoces
no dejaban de gritarles a los niños y de decir nombres. Recuerdo que había gente que estiraba
el cuello hacia los altavoces para intentar oír si hablaban de ellos, por si eso significaba la
liberación. Debo decir que en las gradas había excrementos. No había agua y los retretes
estaban atascados. Sólo recuerdo que nos dieron alimento una sola vez: una sardina en aceite y
una magdalena. Aquello duró varios días. En los últimos, nosotros salimos del velódromo de
invierno. Llegamos a Beaune-la-Rolande. Sé que el campo estaba rodeado de alambradas con
torretas y focos. Debía haber fusiles apuntándonos. Lo que me chocó al llegar fueron los hoyos
para las letrinas. Ni siquiera estaban protegidos, es decir, que adultos y niños hacían sus
necesidades a la vista de todos. Nos juntaron a las mujeres y a los niños en medio del campo.
Todo mediante una violencia enorme porque había gendarme, gente en uniforme e incluso
mujeres que querían arrancarle la ropa a otras mujeres creo que para buscar joyas o cosas
escondidas. Nosotros nos pegábamos a los vestidos de nuestras madres. No queríamos
dejarlas. Empezaron a pegarnos con la culata de los fusiles, nos pegaban en la cabeza, en los
brazos y no había manera, no queríamos soltarnos de los vestidos de nuestras madres. Se
llevaron al grupo de mujeres en que mi madre estaba en primera fila. Luego supe que para
obligarlas a subir al camión los policías les tiraban de los pelos para llevarlas a Pithiviers y
juntarlas con el grupo de mujeres de Pithiviers con hijos un poco mayores, creo que mayores de
12 años, se los llevaron a Auschwitz (7 de agosto de 1942)”. (Documental Le France des Camps,
1938-1946, 2009, por Jorge Amat).
Drancy
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En el verano de 1942, el historiador Serge Klarsfeld, Presidente de la Asociación de Hijos de
Deportados Judíos en Francia, informa que “los niños llegan en masa procedentes de Beaune-la-
Rolande y Pithiviers, tras haber sido separado a la fuerza de sus padres. A los padres los han
deportado antes que a ellos. Ellos irían a Drancy porque Berlín no quería trenes sólo de niños. O
se enviaba a adultos a Beaune-la Rolande y a Pithiviers, o se enviaba a los niños de los campos
de Loiret a través de Drancy donde los judíos adultos de la zona libre llegaban en masa. La
Administración francesa y la Gestapo eligen esta solución. Esos niños llegan en un estado
lamentable. Desde que Odette Daltroff-Baticle sale de Drancy decide escribir, redactar este
testimonio sobre la deportación de miles de niños privados de sus padres en un desamparo
espantoso tanto físico como afectivo: „Llegan autobuses, sacamos a seres pequeños en un
estado inimaginable. Han tardado días y noches en venir de Pithiviers en vagones precintados.
Tienen entre 15 meses y 13 años. Su estado de suciedad es indescriptible. Las tres cuartas
partes están cubiertos de llagas supurantes. Otro drama: casi todos tienen disentería. Su ropa
interior está increíblemente sucia y su pequeño petate no está mejor. Nunca olvidaremos las
caras de esos niños. Muy serias, profundas y algo extraordinario en esas pequeñas caras: el
horror de lo que están sufriendo ha quedado estigmatizado en ellas. No puedo olvidar la voz de
aquel niño de cuatro años que repetía sin cesar, en el mismo tono, con una voz grave, una voz
de contrabajo inconcebible para un cuerpo tan pequeño: „Mamá voy a tener miedo; mamá voy a
tener miedo‟”. (Documental Le France des Camps, 1938-1946, 2009, por Jorge Amat).
Francine Christophe, internada a la edad de 9 años relata lo siguiente: “Drancy en el 42 era un
infierno gris porque había en el suelo escorias metálicas, esa especie de polvo metálico que
sube y te deja la piel gris y hace que te cueste mucho lavarte. En los dormitorios colectivos hay
una especie de abrevadero colectivo con un grifo antediluviano que salpica por todas partes y no
siempre lo hay. Son los primero pisos de alquiler subvencionado de Francia. Aún no se han
dividido en apartamentos. Por tanto, son inmensos dormitorios de hormigón. El primer año, lo
confirman las cartas de mamá que salieron de Drancy: „Somos 80 en esa especie de cercado de
hormigón‟. Ochenta es una cifra colosal. Sobre el jergón de paja que están muy pero que muy
sucios”. (Documental Le France des Camps, 1938-1946, 2009, por Jorge Amat). Entre 1942 y
1944, más de 75.000 judíos serán deportados de Francia, sólo regresarán 2.500. El campo de
Drancy fue un punto de inflexión en esta política de deportación. A partir del verano de 1942,
llega el turno de las redadas en la zona sur porque Vichy acepta co-gestionar la aplicación de la
“Solución Final”. Francine Christophe, continúa su relato: “Vi en Drancy a alguien que llevaba un
cartelito: „amigo de los judíos‟. ¡Qué bonito! También a un dominico, o un franciscano, creo con
su sayal que llevaba la estrella amarilla. Una conversión no servía de nada en la última guerra.
Cuando llegamos a Drancy, eso se va a transformar. El campo está lleno. Lleno. Ya nunca se
vaciará porque a medida que se van unos llegan otros. Drancy va a cambiar. Durante un mes no
habrá gendarmes. Esos gendarmes de Drancy, los espantosos gendarmes de Drancy. Luego se
irán. Yo creo que se irán pero seguirán alrededor del campo porque, a veces, los vemos. Luego
llegarán las SS. Vendrá Alois Brunner, el sanguinario. Después de un año, me deportarán
(Francine Christophe es deportada al campo de Bergen-Belsen). En el momento en el que el tren
pasa la frontera, nosotras que somos las mujeres de prisioneros de guerra tan patriotas, porque
hay entre nosotras francesas cono yo, a cuyos maridos han movilizado. Y están todas esas
originarias de Europa del Este, cuyos maridos se alistaron al servicio de ese país que los había
acogido y cuando no pudieron ir al ejército se alistaron en la legión. Por tanto, son de un
patriotismo extraordinario. Mamá dice lo siguiente: „Escuchad, amigos, será menos duro en
Alemania. Ser prisionero en tu propia tierra es insoportable‟”.
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En 2008, una conservadora del Memorial dela Shoá de París, Lior Lalieu-Smadja, descubrió en
el Instituto Histórico de Varsovia, por azar, el llamado “Álbum de Drancy”. Un álbum elaborado
por los alemanes que administraron el campo tras los franceses en 1943. Son imágenes de
propaganda. Salen muchos personajes sonrientes pero tambié4n revelan el drama en curso.
Hay una película tras la liberación de París el 25 de agosto de 1944 de Drancy. Habrá que
esperar dos años para que salga el último interno de un campo francés en mayo de 1946. Entre
1938 y 1946 habrá habido unas 600.000 personas internadas en los campos, a la vista y con el
conocimiento de la población en el conjunto de Francia. Esto nos remite de nuevo al tema de la
culpa.
Benjamin o la cocina de la cicatrización
Decir y mostrar son la misma cosa para Wittgenstein, en lo que se refiere a un lenguaje que tiene
que ver con el mundo. Wittgenstein distingue entre mundo y realidad. En la primera proposición
del Tractatus, Benjamin define el mundo como: “Mundo es todo lo que acontece” y la segunda
proposición afirma: “Lo que acontece es el estado de hecho”. Mundo, por tanto, son los estados
de hechos existentes. Realidad, en cambio, son los estados de hechos existentes e inexistentes.
Por ejemplo, D. Quijote, pertenece al ámbito de la realidad pero no al estado de cosas
existentes. El mundo se puede representar, según Wittgenstein, lógica o matemáticamente. Esta
es una vieja pretensión desde Galileo. No obstante, hay un ámbito irrepresentable, es lo místico.
Lo místico se muestra pero es indecible. Aquí decir y mostrar no coinciden. Lo místico, por tanto,
tiene que ver con lo irrepresentable. Por místico entendemos las proposiciones de la ética, la
estética y la religión. El medio mediante el cual me represento la realidad es través del lenguaje.
Pensamiento y lenguaje son la misma cosa. El ámbito de lo místico carece de lenguaje.
Benjamin representa la realidad a través de la comida. Intenta representar lo que no se puede
representar: el dolor, la tristeza, la melancolía, el recuerdo, la memoria, el amor perdido, a través
de la cocina. Es por esto siempre está cocinando. Conoce el pasado de Melanie pero no del
todo. Un día al regresar del colegio, a los once años, descubre por azar, el libro de Drancy de
Melanie. Allí había una fotografía de Melanie, Christopher y Jakob juntos. Cuando la vio,
pensaba que Jakob era su abuelo. Benjamin intenta hacer posible lo imposible. La cena es una
cena imposible. Benjamin es Hefesto, esto es, el antiguo dios del fuego, no obstante, sin ninguna
tara física, salvo no entender nada respecto a lo que está pasando. Hefesto es un dios cojo.
Aquí, la tara afecta a la memoria y la reconciliación. La cocina, por tanto, pretende ser
ditirámbica pero se convierte en una cena de ausencias.
David o la pasión de Lete
Lete, el Olvido, es hija de Éride (la Discordia) y, según, una tradición madre de las Cárites (las
Gracias). Había dado su nombre a una fuente, la Fuente del Olvido, situada en los infiernos, de
la que bebían los muertos para olvidar su vida terrestre. Del mismo modo, en las concepciones
de los filósofos de las que se hace eco Platón, antes de volver a la vida y hallar otra vez un
cuerpo, las almas bebían de este brebaje, que les borraba de la memoria lo que habían visto en
el mundo subterráneo. Cerca del oráculo de Trofonio, en Lebadea (Beocia) había dos
manantiales, de cuyas aguas debían beber los consultantes: la fuente del olvido (Lete) y la de la
memoria (Mnemósine). Lete pasó a convertirse en una alegoría: el Olvido, hermano de la muerte
y del Sueño. David es la necesidad del olvido. El deseo de pasar página. Profesor de historia
jubilado. Ha rescatado a Melanie del infierno. Es el que informa sobre la relación de Jakob con el
ángel. Acaba de regresar del hospital después de un infarto y tiene un miedo terrible a la muerte.
A quedarse dormido y no despertar jamás. “No tenéis ni idea de cómo es estar con ella. Está…
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obsesionada. Todo lo que pasa le ocurre a ella. Melanie siente el dolor del mundo como si fuera
el suyo propio. Joder, tenemos seis millones de judíos viviendo en el desván y las víctimas de
Pol Pot, los campos de la muerte. Están todos en el desván, a su lado, mientras sufre de
migrañas por la traición. Y es verdad ¿cómo puede uno hablar del dolor después de lo que
habéis pasado? Esa ha sido mi vida. Soy un hombre que no ha tenido derecho al dolor porque el
dolor de su mujer es mayor que cualquier otro”. “Eres la víctima indirecta de las atrocidades de la
guerra” –responde Jakob. “Sí, puede ser. ¿Y nosotros? ¿Tu marido? ¿Tu hijo? ¿Tu familia?
¿Debemos de pasar por la tortura o la muerte para importarte?” –pregunta David. Jakob se
convierte también en su salvador en la escena de la cocina cuando ambos compartes un trozo
del pastel preparado por Benjamin con sabor a nuez moscada. “Tengo miedo a morir. Si cierro
los ojos, temo no despertarme”. “Entonces come” –propone Jakob. “Si no quieres morir, debes
comer. Es la única solución”. Esta es la máxima seguida por Jakob con los niños de Drancy.
Ahora es empleada con David.
Christopher, el amor perdido, el gran ausente, la estatua de sal
Orfeo desciende a los infiernos para recuperar a Eurídice. Eurídice es una ninfa (una dríade) o
bien una hija de Apolo. Paseando un día por la orilla de un río de Tracia, fue perseguida por
Aristeo que intentó violarla. Al correr por la hierba le mordió una serpiente y murió. Orfeo,
inconsolable, descendió a los infiernos en busca de su esposa. Con los acentos de su lira
encanta no sólo a los monstruos del Tártaro, sino incluso a los dioses infernales.Hades y
Perséfone acceden a restituir a Eurídice a su marido que da tales pruebas de amor pero ponen
una condición: que Orfeo vuelva a la luz del día, seguido de su esposa, sin moverse a mirarla
antes de haber salido de su reino. Orfeo acepta y emprende el camino. Ha llegado hasta la luz
del sol cuando le asalta una terrible duda: ¿No se habrá burlado Perséfone de él? ¿Le sigue
realmente Eurídice? Y se vuelve. Pero Eurídice se desvanece y muere por segunda vez. Orfeo
trata de recuperarla nuevamente pero esta vez, Caronte permanece inflexible y le impide el
acceso al mundo infernal. Desconsolado ha de reintegrarse a los humanos.Orfeo nunca olvidará
a Eurídice pero esta ausencia es irreparable. Christopher es una estatua de sal. Enamorado de
un fantasma, el recuerdo de Melanie. Está paralizado hasta que decide acompañar a Jakob. Vive
en París. Su especialidad son las avispas. No es casual, Christopher contra el mundo. Las
avispas tienen unos aguijones terribles.
Jakob y Melanie dan un paseo por el lago. Jakob aprovecha la oportunidad para contarle a
Melanie que: “Su padre siempre andaba detrás de los soldados. Hacía preguntas. Insistía en
saber por qué estaban encerrados. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué nosotros, por qué
toda esa gente? A ver ¿Por qué? Una buena mañana, ya no estaba. No hubo ninguna
explicación, desapareció. Christopher se sentó en una esquina, estaba en los huesos. Esperaba.
No se movía, no hablaba. Le obligué a comer y a seguirme a todas partes. Y un día, llegaste tú.
Su mirada se iluminó. Por eso necesitaba venir aquí. Entiéndelo. Te has convertido en una mujer
muy guapa y también por dentro. Eres guapa y valiente, me doy cuenta”. “¿Por dentro? ¿Crees
que nos hicieron algo?” –pregunta Melanie. “Sí” –responde Jakob.
El pasado es idealizado con Melanie. “Melanie sólo quiero decirte que también estoy allí. Que
también entro en Drancy. Fue el día en que mi vida se detuvo. No vas a creerme pero lo echo de
menos. No me refiero a lo inhumano, a la barbarie, a la brutalidad sino a la simple alegría de
estar vivo contigo. No tuve la oportunidad de decirte… no debí dejarte marchar. Era un niño.
¿Aún te acuerdas de nosotros, a veces” –pregunta Christopher. “Siempre” –responde Melanie.
Flash back: “Tengo miedo, ¿vamos a morir?” –pregunta Melanie: “No tengas miedo. Moriremos
juntos” –afirma Christopher. Cuarenta años después todo es posible, al menos, la reconciliación.
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MELANIE, EL TESTIGO
Melanie representa el testigo. Jakob al llegar a Drancy le obsequia un libro: “Toma. De ahora en
adelante apúntalo todo. Nombres, altura, peso, de dónde son, su edad. Somos testigos. Algún
día querrán saber qué ocurrió aquí. Así podremos decírselo. ¿Entiendes? Vamos toma. Bien, a
trabajar. Christopher, cuida de ella”. Los niños abren el libro: “22 de noviembre de 1942. Cuatro
autobuses. Llegaron alas 11:15, esta mañana. 234 adultos, 52 niños”. Melanie cierra el libro. La
propia Susan Sarandon afirma que: “Mi personaje ha decidido transformar su pérdida y su drama
a base de tener conciencia de lo que pasa en el mundo. Decide que su vida tiene sentido porque
es testigo de lo que pasó y porque sigue siéndolo mediante organizaciones contemporáneas tipo
Amnistía Internacional. Ella lucha por estar ahí, a la vez, hay algo inocente en su actitud… Tiene
un espíritu puro, en cierto modo”.
Paolo Borzman aclara: “Primero, si quieres olvidar, tienes que saber lo que olvidas. Es fácil decir:
„esto lo olvido‟ pero hay que identificarlo. Hay cosas en las que hay que pensar. No puedes
barrerlas bajo la alfombra y fingir que no están. Por eso, creemos que la película aunque habla
del Holocausto, es contemporánea y también ver que no hay una respuesta fácil. No es una
decisión tipo: „¡Ah!, pues lo olvido‟. Encierro el Holocausto aquí y no pienso más en ello. Eso es
imposible. De eso, va la película”. Melanie decide no olvidar. La cuestión es: “¿Se puede olvidar
sin que sea una traición? Y ¿Qué hay que recordar? Lo paradójico es que para seguir adelante
tienes que olvidar. No puedes recordar todos los horrores porque entonces te conviertes en un
museo de los horrores·”, afirma el director. Susan Sarandon explica que: “La gente afronta los
dramas de diferente manera. Ya sea la pérdida de un hijo o algo tan grave como haber estado en
un campo de concentración o cualquier tipo de pérdida. Tienes la opción de fingir que nunca
ocurrió, seguir con tu vida, no hablar de ello. A menudo, las personas que vuelven de una guerra
no sacan el tema”.
Melanie sufre crisis de ansiedad y depresiones periódicas que la obligan a ingresar en un
hospital psiquiátrico. Pregunta a Christopher: “¿A qué has venido? ¿De verdad creías que podías
presentarte así, de golpe, después de tanto tiempo y que no pasaría nada? Estaba a punto de
ahogarme. David me dijo que cuidaría de mí. Sabía que estaba hecha un lío pero no le
importaba, quería cuidar de mí”. “Yo podía cuidar de ti” –le reprocha Christopher. “Ya estaba
casada cuando recibí tu carta. Compréndelo. Estaba embarazada. Era demasiado tarde, ya era
demasiado… Es así de simple, era demasiado tarde”. “Te habría querido” –afirma Christopher.
“No digas eso. No. ¿Tienes idea de lo que me costó rehacer mi vida? ¿Tienes idea de lo duro
que fue seguir viviendo sin ti? ¿No lo sabes? ¿De verdad, no lo sabes? Quiero irme a casa.
Necesito ir a casa”. Plano del bosque. Es otoño. Plano cenital de la camioneta.
Walter Benjamin en su tesis 2 de filosofía de la historia escribe: “la imagen de la felicidad que
albergamos, se halla enteramente teñida por el tiempo en el que de una vez por todas nos ha
relegado el decurso de nuestra existencia. (…) „Entre las peculiaridades más dignas de mención
del temple humano‟, dice Lotz, „cuenta a más de tanto egoísmo particular, la general falta de
envidia del presente respecto al futuro‟. La felicidad que podría despertar nuestra envidia existe
sólo en el aire que hemos respirado, entre los hombres con los que hubiésemos podido hablar,
entre las mujeres que hubiesen podido entregársenos. Con otras palabras, en la representación
de felicidad vibra inalienablemente la de redención. Y lo mismo ocurre con la representación del
pasado, del cual hace la historia asunto suyo. El pasado lleva consigo un índice temporal
mediante el cual queda remitido a la redención. Existe una cita secreta entre las generaciones
que fueron y la nuestra. Y como a cada generación que vivió antes que nosotros, nos ha sido
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dada una flaca fuerza mesiánica sobre la que el pasado exige derechos. No se debe despachar
esta exigencia a la ligera. Algo sabe de ello el materialismo histórico”. Sin duda, hay una cita
secreta entre las generaciones que fueron y la nuestra. Esta débil fuerza mesiánica es la que
intenta rescatar Melanie. Walter Benjamin continúa en su tesis 18, B: “Seguro que los adivinos,
que le preguntaban al tiempo lo que ocultaba en su regazo, no experimentaron que fuese
homogéneo y vacío. Quien tenga esto presente, quizás llegue a comprender cómo se
experimentaba el tiempo pasado en la conmemoración: a saber, conmemorándolo. Se sabe que
a los judíos les estaba prohibido escrutar el futuro. En cambio, la Thora y la plegaria les instruyen
en la conmemoración. Esto desencantaba el futuro, al cual sucumben los que buscan
información en los adivinos. Pero no por eso se convertía el futuro para los judíos en un tiempo
homogéneo y vacío ya que cada segundo era en él la pequeña puerta por la que podía entrar el
Mesías”. No obstante, podemos decir que: “En la felicidad aspira su decadencia todo lo terreno, y
sólo en la felicidad les está destinado encontrarla. Mientras que la inmediata intensidad
mesiánica del corazón, de cada hombre interior, pasa por la desgracia, en el sentido del
sufrimiento”.
La cena, el momento de la conmemoración, el libro
La cena es el acontecimiento central de la película. Una conmemoración imposible. Las heridas
están abiertas. Se exige el momento de la reconciliación. También es el momento de la memoria.
Una especie de Sabat. El Sabat es el momento del descanso tras la creación del mundo. Los
rabinos del Talmud no se cansan en afirmar que “El Mesías vendrá cuando todo el pueblo de
Israel observe el Sabat”. La cena es una especie de Sabat, esto es, representa un descanso, es
una condición de posibilidad. La posibilidad de la reconciliación. ¿Vendrá El Mesías? ¿Cómo
será posible? Melanie acude con un bonito traje rojo: “Que suerte la mía estar con tantos
hombres apuestos”. Melanie propone un brindis: “Por Jakob y por el milagro que te ha traído
aquí”. Christopher recuerda que: “Nunca como espárragos sin pensar en ti, Jakob”. Jakob
pregunta por qué. “En el campo siempre teníamos hambre. Incluso cuando no había comida.
Jakob nos hacía sentar a la mesa y fingía ser el camarero de un buen restaurante, ¿verdad?, la
servilleta colgada del brazo [Melanie se une al relato] nos anunciaba lo que había en la carta.
Esta noche tenemos lenguado asado y espárragos”. “Era una terapia contra el hambre” –afirma
Jakob. “Sí, el humor de los campos de exterminio” –comenta David. Una tormenta se avecina. El
estado de la naturaleza sigue una línea paralela a los estados de ánimo. Melanie, obstinada,
pretende desafiar a la naturaleza. “Jakob tengo una sorpresa para ti”. Melanie le entrega un
regalo. “Adelante, ábrelo. Christopher ayúdale, ábrelo, vamos… Es el cuaderno que me diste
hace años”. Jakob pregunta aturdido: “¿Te di un cuaderno?”. “Es el cuaderno que me diste
cuando llegué al campo”. Jakob no lo recuerda. “Mira [Melanie se lo arrebata de las manos],
espera, te lo enseñaré. Bien, aquí está: “16 de septiembre de 1943. Llueve. Llegaron 512 esta
mañana. 247 hombres, 116 mujeres, 48 niños y un recién nacido en una caja de cartón. 467 se
fueron en el tren a las 8 de la mañana. ¿Lo ves? Dijiste: „Apúntalo todo. Eres un testigo, algún
día alguien querrá saber qué ocurrió‟. Y lo hice. Todos los detalles, los nombres, las edades, lo
apunté todo para ti. Incluso después de que te llevaran. Seguí haciéndolo después de que te
fueras. No lo olvidé. Tienes que acordarte Jakob, lo hice por ti”. Christopher también lo recuerda:
“No entiendo cómo conseguiste guardarlo”. “Mi memoria. Con los electrochoques, se perdieron
muchas cosas. Entiéndelo, lo siento” –se justifica Jakob. “Melanie, no se acuerda. O quizá quiere
olvidar. Olvidar, dejarlo atrás, seguir adelante. Olvidar no es tan terrible, créeme” –afirma David.
“No. Debes recordar y luchar por los vivos. Si no, todo eso no habrá servido para nada. Volverá a
pasar. Es lo que nos enseñaste, Jakob, ¿recuerdas? A ver, tengo razón, ¿verdad, Christopher?
[Christopher asiente con la cabeza] ¿por qué estamos vivos? ¿Por qué nosotros?”. “No tengo
hambre, ¿puedo irme a la cama?” –pregunta Timmy. “Sí cariño. Voy contigo” –propone Melanie.
10. 10
La pregunta que nos hacíamos arriba, sigue presente: ¿Deben las víctimas olvidar y traicionar
así la memoria de los que vivieron?
Melanie lleva un censo de todo lo que ocurrió. Para las generaciones futuras. Es el testigo por
antonomasia. Jakob no lo recuerda. Ella ha cumplido como buena alumna, la tarea encargada
por el profesor. Hay un censo en Drancy. El testigo representa el momento de la verdad. Pero la
verdad es tan intensa que necesita una puerta trasera para poder ser asumida sin riesgo alguno.
El pasado explota en el presente. Todo tiene sentido, si hay un libro. El libro es el lugar donde
están los desaparecidos. Recordemos otras películas como La lista de Schindler de Steven
Spielberg del año 1993. La importancia de los nombres. Jakob en Aritmética Emocional, dentro
del establo se refiere a los terneros con los nombres de sus jóvenes protegidos: “Dimski, Garbov,
Limnitt, Vogel, Tarnow, Davidowski, Paskett, Derndel, Derndel, Derndel, Dimpel, Garnowitz”. Los
pronuncia con énfasis, como si estuviera pasando lista. Hay que recordar. ¿Hay que olvidar para
seguir viviendo? Esta es la paradoja. En Sin Destino, se plantea el tema de la dominación
absoluta. Los nazis eliminaban primero, a la persona jurídica, el internado sólo tenía un número.
Segundo, se elimina a la persona moral, el territorio del campo es un territorio extramoral,
Hannah Arendt, afirma que se trata de la sociedad de la abyección por la supervivencia,
finalmente, se elimina la identidad, el sujeto no es un ser humano sino una cosa. Insignificante
como un mosquito. El nombre es el ejercicio del bautismo, esto es, de la identidad. Salvaguardar
los nombres es un deber moral. No obstante, en la cinta, Aritmética Emocional, la naturaleza es
la encargada de pasar página. El aguacero descarga sobre el libro, diluyendo la tinta y borrando
los nombres. Benjamin es el encargado del rescate, con un secador intenta hacer algo por lo
que, de forma irreversible, ha causado la naturaleza.
La mañana siguiente
La tormenta ha pasado. Gabriel Byrne afirma: “Creo que el paisaje es un reflejo de lo que les
está pasando a los personajes. Se trata de la idea de que la naturaleza refleja lo que es el
hombre. Realmente, de que están en el otoño de su vida. Con esa luz que había allí”. La novela
transcurre en Ontario del Este, no obstante, la productora se inclinó por los paisajes del Este de
Quebec para la película. La luz, el paisaje, los colores anaranjados, el otoño, el lago… el entorno
forma una simbiosis con la trama.La familia se vuelve a encontrar en torno a la mesa. Hay una
refundación. Distintos actos se van desarrollando. El primero: Christopher y Jakob: “Te vi aquel
día. ¿Sabes? El día en que sobornaste a los guardias. ¿Qué hizo falta? Un paquete de Lucky
para que borrasen nuestros nombres y pusieran el tuyo? Nunca tuve la oportunidad de darte las
gracias”. “Dos paquete de Lucky” –confiesa Jakob. “Fue un buen trato. Me sentí feliz”.
“Sacrificaste tu vida por nosotros”. “Fue un regalo” –afirma Jakob. En segundo lugar, Christopher
y Melanie se despiden, un gran beso, un gran abrazo. El botón que Melanie le arrancó a
Christopher cuando los separaron de Drancy, lo guardará para la próxima vez. Benjamin
acercará a Christopher al aeropuerto, mientras David y Jakob van con Timmy a escuchar las
ranas croar. Quizás las ranas estén sordas.