En la década de 1960 en Nueva York, los adolescentes comenzaron a escribir sus apodos en las paredes de sus barrios, lo que dio inicio al fenómeno del grafiti. El ejemplo más conocido fue Taki 183, un chico griego de 17 años. Pronto, cientos de adolescentes empezaron a escribir sus nombres por toda la ciudad, aunque al principio buscaban visibilidad más que estilo. A finales de la década de 1970, el grafiti alcanzó su apogeo con la incorporación de imágenes populares