7. A medida que crecía mi hijo me decía: ¡Papá, algún
día seré como tú!.
8. Y cuántas veces
me dijo
¿Cuándo
regresas a casa,
papá?
Y yo contestaba
siempre lo
mismo:
- “No lo sé, hijo,
pero cuando
regrese,
jugaremos
juntos; ya lo
verás”.
9. Así pasó el tiempo. Mi
hijo cumplió diez años
hace pocos días y me
dijo: “¡Gracias por la
pelota, papá! ¿Quieres
jugar conmigo?”
Y mi respuesta de
siempre;
- “Hoy no, hijo; tengo
mucho que hacer”.
- “Está bien, papá, otro
día será”. Se fue
sonriendo, y siempre en
sus labios las palabras:
“Cuando sea grande, yo
quiero ser como tú!"
10. Han pasado los años, mi hijo es todo un hombre. Hoy regresó de la
universidad hecho un profesional. Le dije: “Hijo, estoy orgulloso de ti,
11. - Y me contestó: “Hoy no, papá, tengo compromisos. Por
favor, préstame el coche para visitar a algunos amigos”.
12. Ahora, ya me
jubilé y mi hijo
vive en otro
lugar.
Hoy lo llamé y
le dije: ¡Hola
hijo, quiero
verte …!
13. - Y mi hijo me
contestó: “Me
encantaría, padre,
pero es que no
tengo tiempo; tú
sabes, mi trabajo,
los niños! ¡Pero
gracias por
llamarme, fue
increíble oír tu
voz!”
14. Al colgar el teléfono me di cuenta con mucho dolor,
que mi hijo realmente … era como yo.
32. CÓMO NO CREER EN DIOS
Yo te llevo desde niño muy adentro
te he encontrado en el pájaro y la flor,
en la lluvia, en la tierra y el silencio,
y en mis sueños cada noche estabas tú.
Desde entonces, quiero darte siempre gracias
porque puedo darme cuenta de tu amor,
beberé de tu cuerpo y de tu sangre,
y por siempre te daré mi corazón.
Como no creer en Dios
si me ha dado los hijos y la vida.
Como no creer en Dios
si me ha dado la mujer querida.
Como no creer en Dios
si lo siento en mi pecho a cada instante
en la risa de un niño por la calle
o en la tierna caricia de una madre.
Como no creer en Dios
si está en las viñas y en el manso trigo.
Como no creer en Dios
si me dio la mano abierta de un amigo
Como no creer en Dios
si me ha dado la tristeza y la alegría
de saber que hay un mañana cada día,
por la fe, por la esperanza y el amor.