El documento describe la dignidad del hombre según Giovanni Pico Della Mirandola. Dios le dijo a Adán que no le dio un lugar, aspecto o don fijo, sino que podía moldearse a sí mismo y alcanzar lo divino o degenerar a lo inferior. El hombre contiene la semilla de toda especie y puede cultivarse para ser planta, bruto, celestial o ángel e hijo de Dios si se une con lo divino. El hombre es un camaleón capaz de transformarse y merece admiración.