SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 103
Antología del Encuentro
Nacional Itinerante
de Escritores Neuquén 2011
▄
Poesía y
Narrativa
PALABRAS PRELIMINARES
Tal vez sea bueno comenzar por el principio y hablar del ENIE, tratando de traducir lo que
ello significa. El ENIE (Encuentro Nacional Itinerante de Escritores) es algo más que una
sigla que denota lo que somos, un encuentro. Este espacio, abierto a la participación de
escritores nobeles, tal vez de los márgenes, activos y activistas de la palabra; es una
convocatoria anual que se realiza en distintos puntos de la argentina. Efectivamente, cada
año se nuclean en una provincia las actividades propuestas para tal ocasión que consiste
en conocerse, compartir experiencias de lectura y de escritura, realizar charlas, debates,
visitas a escuelas y penales del lugar. También es una buena oportunidad para estrechar
lazos que, a pesar de las distancias, se mantienen intactos hasta el próximo encuentro y
que, de hecho, son los que alimentan las ganas de volver a verse. Sí, el ENIE tiene esa cosa
extrañamente mágica, cuasi mítica, de reunir a poetas, narradores, trashumantes,
inoportunos, colgados y pirados que pegan onda (como se dice por ahí) ni bien entran en
contacto.
Después de haber pasado por San Luis, en primer lugar, luego por San Juan y
posteriormente por Mendoza, este año le tocó el turno a la provincia de Neuquén. Año a
año la apuesta sube y las propuestas del encuentro se van enriqueciendo cada vez más,
como así también el deseo de incorporar más amigos escritores que se enganchen en esta
locura.
Esta antología pretende reflejar un poquito de esa mezcolanza de voces, y matizar sus
páginas con las distintas posturas, recursos, ópticas y mañas respecto al proceso creativo
de cada uno de los autores que aquí se ofrece ¡Que lo disfruten!
Marina Coronel
Chaco, septiembre del 2011
AUTORES
NAHUEL ACIAR
La magnitud de lo simple, la complejidad del ojo haciendo foco, los lugares donde el
silencio habla; son quizás algunas aproximaciones al carácter de la obra de Nahuel Aciar.
Este narrador es un verdadero peso pesado de la sutileza y la estocada de lo agudo; con
cada descripción afila las palabras para que el lector se desgarre las lentes queriendo
saber más ¡Contame más, Nahuel!
Tiene la destreza suficiente para enredarnos desde el principio en su mecánica textual,
donde conjuga elementos de lo cotidiano, lo fatídico y lo contundente.
Su prosa es dinámica; a medida que avanzamos sobre ella Nahuel pone su ojo/ flash sobre
la realidad, dejándonos recortes de la misma, que por momentos se vuelve poética:
Desató el nudo y fue, con la caja entre las manos, hasta la orilla. La luna se rompía en
pedazos en el reflejo del agua. Miró hacia el cielo y sollozó una palabra
Sus personajes son secos, parcos; pero los perfila con una inmensa profundidad en el
plano de lo psicológico, lo cual los hace más interesantes e imprevisibles. Sin embargo nos
son los únicos protagonistas, puesto que se podría decir que el ambiente cumple un papel
fundamental en el entramado de la configuración de la historia, como por ejemplo en
estas palabras finales:
Después, el estallido del cuerpo contra el agua, unas gotas cayendo en la tierra y el rugido
del canal como el único testigo de la noche.
Por todo esto, ingresar a la lectura de la obra de Nahuel implica anticiparse a un presente
perpetuo, aun más grande que los propios acontecimientos y más inasible que los deseos.
Quien se atreva a vérselas con esta perseverancia, corre con todos los riegos de ser
atrapado.
Quitapenas
“…es nicho que traga y que se lleva
amores empujados al olvido…”
Quitapenas, canción de Daniel Giovenco.
Acomodó la última carta en la caja de zapatos. Envoltorios de Bon o Bon, mitades de
entradas de cine, todos los recuerdos estaban ahí.
Escuchó la puerta abrirse.
— ¿Estás?— Preguntó su madre.
—Sí— Contestó fastidiado.
Se quedó mirando la caja mientras escuchaba ruido de cajones que se abrían y cerraban,
ollas, puertas.
Sus manos le temblaban. Observó que su remera tenía manchas de sangre. Se la sacó, la
hizo un bollo y la tiró debajo de la cama. Se puso desodorante y se refregó la cara con las
manos.
—Hace tiempo que no viene María—Dijo su madre desde la cocina.
—Y no va a venir más.
— ¿Por qué?
—Porque no.
— ¿Se pelearon otra vez?
— ¡Porque no! Me voy a lo de Gladys— A los pocos segundos se escuchó el portazo.
Estaba con la vista perdida, pensando.“El canal” dijo como si fuera una revelación. Buscó
la plata que le habían adelantado de la quincena. Mirá que no me gusta hacer esto, le
había dicho su patrón, no corrás la bola, te adelanto porque sos laburador y el único que
no me chorea, los otros pajeros se creen que no me doy cuenta. Gracias, gracias, dijo, sí,
sí, es que quiero hacerle un regalo a la bruja.
Fue hasta la cocina. Vio el plato de comida en la mesa tapado con otro plato de vidrio
transpirado encima. “La vieja…” murmuró sonriendo.
Agarró un tenedor y sin sentarse comió un poco de guiso. Después, buscó un papel para
escribir.
“Comprate un bestido lindo vieja.
Besos.
Yo”.
Envolvió los billetes con el papel escrito, les puso un elastiquín, y los dejó sobre la mesa.
Fue hasta el fondo de la casa a buscar la bicicleta. Apretó con el pulgar las cubiertas para
ver si estaban infladas. Ató la caja de zapatos al asiento de atrás. Salió hasta la vereda.
A la salida del barrio un grupo de niños inflaban y desinflaban una bolsa de Nylon con la
boca.
—Una monedita para la birra, Tincho…— Dijo uno de ellos.
—Hoy no— Contestó mientras los pasaba.
Llegó hasta el canal. Ahí ya no había faroles que alumbraran el camino. Dejó de pedalear:
esperó que sus ojos se acostumbraran a la luz de la luna. Siguió.
─Sos cualquiera. Recordó que le dijo a María con el cuchillo aún entre las manos.─
─Con este gil, no podés. No hacía falta esto. Gritaba ella mirando al otro en posición fetal─
retorciéndose de dolor.
─En el barrio estas cosas se arreglan así, además él lo sacó. Aseveró, señalando el─
cuchillo.
─¡Pero no así, no así! Repetía ella.─
─Mejor él antes que vos. Y fue lo último que le dijo.─
Los recuerdos eran como chispazos en la oscuridad.
Orilló el cauce hasta que los ruidos de la ciudad fueron menguando. El crujir de las ruedas
en la calle empedrada, y el sonido creciente del agua, era lo único que se escuchaba.
Desató el nudo y fue, con la caja entre las manos, hasta la orilla. La luna se rompía en
pedazos en el reflejo del agua. Miró hacia el cielo y sollozó una palabra.
Después, el estallido del cuerpo contra el agua, unas gotas cayendo en la tierra. Y el rugido
del canal como el único testigo de la noche.
JULIÁN AXAT
Julián nos invita a un banquete que te deja la boca terrosa aún masticando silencio. Y es
que su poesía resulta una tentación al morbo de lo propio, a la gula de la desesperación y
al recuerdo que carcome cada palabra. Está claro que Julián no busca la redención por sus
versos, ni el reconocimiento de lo sublime; antes bien él escarba hasta los huesos con la
perseverancia de un desquiciado y con la frialdad, aparente, de un profanador a veces /
me meto en el cementerio/ y me zambullo en los osarios… /me ahogo entre fémures y
mandíbulas. Pero el estupor que se desprende de esa lectura por momentos se
desvanece, y emerge una mano que dice a través de su poesía, con su propia voz, que aun
hay lugar para la espera: dejo los huesos a un lado/ y escribo un poema /que me
devuelve /la piel viva de su voz.
Cachavachas
“… La Cacha: centro clandestino de detención que funcionaba en Lisandro de Olmos-La
Plata hasta 1977”.
Extraído del Informe: Nunca Más.
Pregunto al oficial si entrenaban perros
- sí, claro aquí entrenamos de los guardianes
Pregunto si sabe de hace treinta años...
- Poco, dicen que acá funcionaba algo ilegal
... pero también entrenaban perros, y ese de ahí es el jardín maternal...
***
En el blanco murmullo
perimetraron toda la ausencia
imposibilidad de contar
la boca terrosa aún masticando silencio
todo el dolor es sótano tapado
ahora pasto / árbol
la piedra que tomo entre mis manos
mantiene incrustada el llanto de un bebé
el grito contenido de mi padre
la lanzo contra el sol para curarla
o hacerla pájaro
después pienso:
inútil
como si tanto mal pudiera borrarse
con un gesto o con palabras.
3. (yo -2006)
a veces
me meto en el cementerio
y me zambullo en los osarios
desesperado
navego
nado la nada
me ahogo
me ahogo entre fémures y mandíbulas
armo puzzles imposibles
dientes con metacarpos
omóplatos con espinazos
y así paso la noche
escondido
cansado
de tanta originalidad
para armar eslabones perdidos
pero antes de convertirme
en el fracasado “equipo de mi mismo forense”
dejo los huesos a un lado
y escribo un poema
que me devuelve
la piel viva de su voz
Hécuba III
Antes de Auswitch hubo poesía Después de Auswitch habrá poesía
Dentro de la poesía habrá Auswitch
Antes de la poesía hubo Auswitch
Después de la poesía hubo Auswitch
Dentro de Auswitch hubo poesía
Sólo la poesía nos salvará
MALKKA BENTIBEGNA
La voz de Malkka nos sugiere una urgencia de mujer entre las sombras, como claramente
ella misma lo declara: Soy una antigua mujer, confieso ser la absoluta emigración de
sombras hacia un olvido.
Tal vez su palabra, femenina, doliente, adquiera un matiz de otros tiempos, el del
recuerdo mutilado de preguntas sin respuestas. Estos versos inventan las formas de lo
terrenal, de lo más humano, aquello que se queda tocando las honduras del ser. Su
poesía, absolutamente carnal, y por tal, palpable y concreta, ofrece, a su vez, un
espejismo de seducción que nos conduce a un misterio sin salidas
Espero que me llames...
Espero que llames, que desmientas esta rectitud de mi dominio acrecentado en las
habitaciones.]
Grito y nadie oye, detengo la mirada.
Si dieran una estadística de las mujeres más dispuestas bajo el manto de la nieve en julio,
sería la más dispuesta a sumirme en tu deseo.
No hay amigos, ni hora del té.
Un cazador desbanda su corazón de las cofias manchadas con sangre de pájaros,
leo a Jacques Prevert y no llamas,
no existes, quizás, y no sé entonces a qué me debo el honor de escribirte
De más está decir que tu boca me aletarga...
De más está decir que tu boca me aletarga,
que pienso en la ingratitud del mensaje constante.
No un estarse sola,
no un desafío de los días,
un esperarse porque ando en tu destierro acompañándote en la ocasión de la noche,
y luego mórbida decaer en los pétalos del insomnio recordándote.
Soy una antigua mujer, confieso ser la absoluta emigración de sombras hacia un olvido y
ser la que]
nunca regresa de igual manera, la encarnada en este pasaje.
No estarse sola, así quieta, buscarte como una perra, matando solo el absurdo, decirme tú
para]
encausar al espejo, el único que nos une, el único entrañable final de los espejos,
somos dos en el albor del desnudo .
Estarse así, quieta, pero buscándote como la flecha rápida disparada,
la sanguinolenta flecha que usurpa el corazón de una cierva.
Buscarte magna, impropia, entregada al rastreo, enferma de celos por los pies que pisan
tus llagas,]
pero así, candente, perdiendo el miedo, la pasada eventualidad del semen derramado
entre los libros, y ya no ser.
ADRIÁN CAMPILLAY
Matar al poema, es decir, quitarle toda solemnidad, sus ropajes retóricos, sus voces líricas
tal vez sea lo que se ha propuesto este autor puse una puerta/ en el poema/para que una
palabra pudiera abrirla y matarlo. La sed de la escritura emerge entonces lamiendo cada
letra, cada signo, hasta las espinas que habitan la realidad hogar de arena que molió la
piedra/ la espina llorando su invierno/ y el sol/ ¡siempre el sol!/ o el camino herido por la
sed. ¿Cuánto se puede soportar sin pellejo? ¿Cuánto tiempo vive el poema con un cuchillo
sobre su cabeza? El poema quiere gemir la verdad que desea ser de verdad, y Adrián sabe
cómo hacerlo, como un auténtico trovador de piedra todo en él/ sigue vivo/ y ahora/ me
persigue un cuchillo.
la palabra vaca
escribo desde mi habitación africana en el paraíso
no puedo reconocer entre una droga y una mujer
del mismo modo en que una mujer no me distinguiría
entre un montón de botellas.
patrones
áfricas
y calzoncillos para el paraíso.
ya me cansé de las falsas vacaciones.
se parecen a la palabra vaca.
a la palabra gandhi.
siete mil kilos de asado caminando
y un millón de muertos de hambre.
mi hijo jurando la bandera.
¿alguna vez se preguntaron qué significa eso?
somos todos unos hijos de puta.
¡ustedes no! niños.
tienen derecho a apretar el gatillo
trovadores de piedra
1.
puse una puerta
en el poema
para que una palabra
pudiera abrirla y matarlo.
¡no resultó!
todo en él
sigue vivo
y ahora
me persigue un cuchillo.
2.
hogar de arena que molió la piedra
la espina llorando su invierno
y el sol
¡siempre el sol!
o el camino herido por la sed
correr
correr
y correr
delante del diablo.
CRISTIAN CARRASCO
Lo que Cristian revela en sus textos es el hueco donde habita la ironía. Sus palabras ácidas,
conscientes de ser mundo, de estar obligadas a definirlo sin nombrarlo verdaderamente,
crecen a la expectativa del ojo incauto de un lector ingenuo para atacarlo con la
contundencia de lo concreto, de lo real, que es el dolor. Sus versos, puntiagudos, juegan a
torturar el vacío con más vacío y crean de esa nada la concavidad del decir: los intentos
vacíos/ de llenar versos con vacío/ buscar las causas primigenias/ decir algo de la nada/
Abofetea nuestra estupefacción con un tono de sentencia: la humanidad entera/ es un ser
consciente que un día morirá/ quedarán las ciudades/ nuestro esqueleto colectivo/
reduciéndose con lentitud de hueso/ a polvo y salitre
Su poesía es metapoesía, no deja de mirarse a sí misma, pero a la vez es el reflejo de lo
que mira. Acaso leerla no deje de ser una provocación.
“toda muerte es un error/ del que nada se aprende”
CALANDRIA
Asesinamos
como medida preventiva
entes vivos de sangre fría
alejados
por forma o tamaño
Cualquier diferencia
nos calma
Son peligrosos para los niños
decimos
o tal vez
contagian enfermedades
Son ellos o nosotros
A medida que las similitudes
nos acercan
aun sin llegar
a la exacta concordancia
emerge desde la niebla de emociones
un principio de compasión
y culpa
Al hacer explotar desde fuera
a velocidad de bala
el pecho pequeño de un ser
de ojos negros y cuerdas melodiosas
no es necesario
que nos amonesten
Su sangre se parece a la nuestra
y de ahí fluye
espontánea
la tristeza.
Culpen a los aplausos…
Culpen a los aplausos
que no aprueban lo complejo
encriptado hermético
los intentos vacíos/
de llenar versos con vacío/
buscar las causas primigenias/
decir algo de la nada/
Culpen a los aplausos que siguen
cual eco parido en la concavidad de las manos
a juegos de palabras
frases felices aliteradas
refranes reciclados en ironía
o familiar ternura por lo viejo conocido
Culpen a los aplausos
por generar abstinencia
porque su ausencia desespera
por su fluorescencia verde radioactiva
Culpen a los aplausos
por desenrollar la lengua mental
como la de un perro sediento de correa corta
que no alcanza a probar la lluvia.
La frase…
La frase
“un hombre es todos los hombres”
funciona en ambas direcciones
la humanidad entera/
es un ser conciente que un día morirá/
quedarán las ciudades/
nuestro esqueleto colectivo/
reduciéndose con lentitud de hueso/
a polvo y salitre
quedará una línea inútil
recursiva e infinita
formada por cables
de todo largo y grosor
como un sistema nervioso vacío de impulsos
la atmósfera será nuestro ataúd
cuando la ciudad ya no lata
como late una ciudad
cuando el país ya no respire como respira un país
y la Tierra no mire
ya nunca más
como mira la Tierra
Dioses ignorantes…
Dioses ignorantes
no sabemos manipular
nuestra esencia divina
elevarnos a la inmortalidad
toda muerte es un error/
del que nada se aprende
NATALIA CANOVA
Nat nos invita a viajar por una poética de lo instantáneo. Todo lo que se lee tiene ese tinte
asombroso de la primera vez. Con una voz precisa e ingenua, descubre pequeños
resquicios de poesía en todo lo que cuenta: el descubrimiento/ de poder tener/ unas
estrellitas/ acá en la tierra… los bichos/ de muerte súbita en el parabrisas. Con una
expresión casi minimalista va construyendo mundos tan fabulosos como la realidad; es
dueña absoluta de las palabras y hace con ellas su mejor juego, la creación: para volver a
jugar/ inventar historias/ y unir puntos/ arbitrariamente/ haciendo surgir/ nuevos
significados.
cuando viajo en la ruta…
cuando viajo en la ruta
miro por la ventana
y aunque aparecen vacas
no las miro tanto
como los bichos
de muerte súbita en el parabrisas
removidos luego
por pibes en la esquina por una moneda
por playeros en la estación de servicio
siendo ése
su rito funerario.
la primera vez…
la primera vez
que viajé sin mis viejos
fue a los cinco años
con el jardín.
me traje una piedra
de recuerdo
porque brillaba mucho.
papá me dijo que
tenía mica
por eso brillaba
y que se las podía encontrar
acá a dos cuadras
en las vías de tren.
a mi no me importaba el nombre
o la ubicación dada por humanos
sino el descubrimiento
de poder tener
unas estrellitas
acá en la tierra
acá en mi mano.
cuando era chica…
cuando era chica
y no sabía leer
agarraba los libros
de papáymamá
y jugaba a ser lectora
con los lentes en desuso
de mi abuela.
la historia inventada
surgía de la tipografía
y las letras.
mi historia nunca concordaba
con la que leían todos.
ahora que sé leer
ya no puedo hacerlo:
descifrar lo que dijo el autor
es automático.
por eso no quiero
aprender a guiarme
por constelaciones
y la posición de las estrellas
para volver a jugar
inventar historias
y unir puntos
arbitrariamente
haciendo surgir
nuevos significados.
MARINA CORONEL
▪ La trama del vuelo
La yo poética de Marina Coronel encuentra en velar su camino. El registro, en modo
alguno urgente, pero sí ávido por nombrar, se manifiesta con cadencia de pies que
transitan un alba pequeña, en silencio, para no despertar.
Materia de contradicciones que propone recursos disímiles, la poesía nunca ha dejado de
reflejarnos. Estos versos íntimos de Marina se refieren a lo que no existe, y bastan para
permanecer dentro de lo que siempre regresa.
*La presente reseña fue escrita por Tomás Watkins.
la trama
volver sobre el insomnio
romper el augurio entre el espacio
y el silencio
gotear en los muros
como un epitafio
desalba
ahora mi espacio
es un regreso sin adentro
la vista no alcanza
para seguir siendo ceguera
/te repetí
no existe/
claridad testigo de un secreto
al cual no accedo
hace siglo
del vuelo
el aleteo de un laberinto
con sonidos impares
/tu mano y mi boca
que no vuelven/
una asignatura gris
en contrapunto
FACUNDO CHIRINO
Como una llamada directa a la aspereza del universo, los versos de Chirino nos acercan
una voz lírica, grave, que se ensimisma en la extrañeza del hombre frente al mundo y su
delirio. La respiración se entrecorta, pero la música suena de fondo evocados en el ritmo
interno de cada verso : El invierno habla en mi rostro/ no como voz, no como imagen,/se
imprime sobre mi rostro ciego/ deja letras esparcidas, esquirlas/ detenidas en el aire
amarillo.
El ojo entreteje metáforas con cadencias que animan al poema. Facundo zumba en la
palabra, pinta su geografía de colores íntimos, viscosos, pero purificadores: ¿Qué clase de
deseo es este?/ Donde colores se agolpan/ y todo es enjambre al ataque
Todo lo sensorial se abalanza con la sutileza de un secreto: Ahora siento la podredumbre/
ese olor a acequia desempleada,/ color lúgubre y vida misterios. Misterio que el autor
comparte, cómplice.
Susceptibilidad en negro
II
El invierno habla en mi rostro
no como voz, no como imagen,
se imprime sobre mi rostro ciego
deja letras esparcidas, esquirlas
detenidas en el aire amarillo.
El invierno rodea sin tomar posesión
animal impredecible, ajeno de sí
triste miseria y sonidos entumecidos
Así, el invierno retorna a mí
a hablar de mí sin mí
a cuantificar su miedo acribillado
El invierno habla en mi rostro
no como voz, no como imagen
silente, impronta en mi rostro
un árbol desnudo por su metralla
toma por extranjeros los pájaros
el invierno martilla sin cesar
este yunque rostro sin perfección
Aquella fila de álamos desnudos
columna de soldados rendidos
sin armas, sin verdes musicalizaciones
con los horneros sin hogar
gritando por auxilio
aquella fila de álamos desnudos
reclama primavera y mi voz no llega
y mi pecho no alcanza
y aunque la vida hierve en mis genitales
el plomo que me arrastra
ni siquiera les deja cercana
mi última sangre.
¡Adiós!
III
Ahora siento la podredumbre
ese olor a acequia desempleada,
color lúgubre y vida misteriosa
moscas ínfimas y lentas
que emigran de la verde manzana
Este momento exacto
de un trozo de pan
húmedo de lluvia y azulino
de labios ausentes y género marchito
pienso mis manos agusanadas
la saliva que emerge ácida,
purificadora de alguna manera
y blanquísima entonces…
pienso pleamar.
De interrogantes…
¿Qué clase de deseo es este?
Donde colores se agolpan
y todo es enjambre al ataque
(Consigo un recorte de tiempo,
aun callado, difuso de rostro)
Deseo, es esta belleza erizada.
Su aguijón introduciendo,
cada curva y filo, veneno y leche;
aquí los hemisferios no existen
no hay daga en la cintura
ni estigmas abiertos.
JUAN DESPOUY
Para aproximarse a la narrativa de Despouy hay que estar prevenido, pues estamos en
presencia de un autor que posee el parlamento de un lunático. Con esa certeza propia de
los extraviados despliega un escenario surrealista donde lo onírico se hace un festín
¿Realismo mágico o alquimia episódica? Uno puede creer en el autor, por la seguridad en
el tono de sus aseveraciones, pero a sabiendas de internarse en otra dimensión, de
visiones apocalípticas: Por la tarde me angustió saber que sin luna el mundo perdería su
único ojo / que sólo de espantosa miel sería la noche inaugural de los recién casados / que
el hombre lobo no tendría excusa para saciar su apetito de blancura / y que el lunático se
perdería para siempre en su lado más oscuro.
A pesar de tales visiones el lector no puede dejar de leer –por curiosidad, o masoquismo-
hasta la última línea. Los lugares que convoca Juan, arbitrariamente poéticos, funcionan
como vía para descubrir la otra cara de la escritura: Dije luna y círculo, y el lenguaje me
clavó su linealidad en la sangre
Muerte fabulosa de la luna
Anoche un satélite entró en la órbita de mis sueños / Le pregunté si se había extraviado y
le indiqué la salida al final de mis párpados / Pero él prefirió quedarse y hacer de mi sueño
una pesadilla / Me contó que detrás de la noche / donde las horas afilan dientes y relojes /
el inquisidor y sus verdugos construyen un andamio / Dijo que el propósito era tan insólito
como toda muerte por encargo: / “quieren matar la luna desde lo alto / No le perdonan
que brille sin luz propia / que su elevada mentira anochezca el cielo y su buen ejemplo” //
Al despertar salí de la casa y consulte al oráculo de los perros / Ellos prefirieron creer que
el satélite había enloquecido / dijeron que nadie puede matar la luna porque ella es
evasiva y cambiante / y podrá siempre escapar por un agujero negro y aparecer en otro
cielo // Al regresar a casa junté los párpados y volví a soñar con el satélite / Esta vez
estaba desesperado / Me contó que habían apresado a la luna en Tucumán / Que allí sus
verdugos esperaban la orden para ultimarla / me advirtió que sería una muerte ejemplar y
surrealista: / “la cortaran con la navaja de Buñuel / luego arrojaran su cadáver como
chatarra espacial y coserán un pedazo de noche sobre su ausencia” // Esta mañana
desperté confundido / ¿a quién debo creerle? / los perros han sido siempre fieles y
verídicos / pero también es cierto que los satélites no mienten // Por la tarde me angustió
saber que sin luna el mundo perdería su único ojo / que sólo de espantosa miel sería la
noche inaugural de los recién casados / que el hombre lobo no tendría excusa para saciar
su apetito de blancura / y que el lunático se perdería para siempre en su lado más oscuro /
Imaginé a los pianos poblándose de teclas negras y a los poetas extraviados sin su brújula
de insomnio / Dije luna y círculo y el lenguaje me clavó su linealidad en la sangre // Al
llegar la noche el cielo había sido saqueado y la luna desaparecida / Junté los párpados y
dormí un sueño espacial y sin satélites / Pero esta mañana/ pegado sobre la puerta de mi
ropero / el calendario marcaba luna asesinada
ELIANA DRAJER
Como una canción de nana sombría, llegan los versos de Eliana a soplarnos la extrañeza.
Cada signo puesto allí tiene la fuerza del impacto, pero con la sutileza y la minuciosidad de
un orfebre, o de un cirujano que destripa palabras: pisa enfurecido el papel/ apolillado y
pisa/ se lo come.
El sentido de su poesía, evidentemente, está en otro lado, en ese lugar vacío que ella deja,
en el velamen que oculta aquello que pugna por mostrarse ante nuestros ojos. Eliana
tiene el talento para desescribir lo dicho, y le otorga categoría poética hasta a las cosas
que pueden resultar más familiares: Por eso tu familia/ cada doce de noviembre/ festeja
tu cumpleaños/ soplando huesitos tiernos. Atravesada por estos discursos, Eliana abarca
zonas insospechadas de significación y nos sacude. Sólo se espera el mazazo final al
concluir la lectura de cada una de sus creaciones.
I
PRIMER PACTO:
MIRAR LA CUNA
1
Apenas anochezca
subiré al monte
buscaré un espacio lejos
algunas hierbas frescas
y cavaré la pachamama
En la pequeña fogata
esparciré fechas cartas vuelos
y el vestidito blanco
Ahora sí
quitaré los pretextos
la ropa esa malapalabra
y bajaré cuando el sol mande.
Dormiré tranquila.
(Del poemario "Habrá que matar". Inédito)
2
Tuve que rajar hasta aquí
y traerlos conmigo
para poder hablar
A ellas también las metí en el pack
Luego despastillé
rosaditas blancas en gotas
y los tiré a todos por el río
Terminé
de una vez y para siempre
con ese maldito arrorró.
(Del poemario "Habrá que matar". Inédito)
3
La casa sola
no te vi llegar ni partir
no te serví tentempié
ni preparé el equipaje
En el pueblo todos lo saben
Por eso tu familia
cada doce de noviembre
festeja tu cumpleaños
soplando huesitos tiernos
en la quinta veryveryold
de tu abuelo despatriado.
(Del poemario "Habrá que matar". Inédito)
5
Un muchacho sentado en
el banco más prieto y vacío de
la plazoleta lee recuerda que lee
memoriza números que anota
unos dos tres en una libreta
rancia al cabo de treinta
minutos se levanta pisa
pisa enfurecido el papel
apolillado y pisa
se lo come.
(Del poemario "Habrá que matar". Inédito)
ALFREDO JARAMILLO
Alfredo inventa un idioma propio, donde definirse, inventarse y tatuarse. Arroja sobre el
papel nuevos signos que macera con níqueles de la memoria visual. Escucha su propia voz
y se hipnotiza; así, en pleno trance, acorrala las palabras para que le den un poco más: “…
desde las cajas de CDs perfectamente rotuladas llegaban los ruidos que hacen los martillos
cuando se talla un epitafio…”
¿Rótulos? No, imposible, busque en otro lado.
nació en un depto del centro desde donde se veía, los días bravos, el polvo de la barda
rojo en suspensión. la última vez que se encontraron ella estaba pinchando discos en una
fiesta en una casa cara. les gustaba olerse el perfume a oriente entre los rayos del after
hour. frío (el clima). sustancias fluctuantes en las canaletas de jardines del rey. estaba en
la agenda de todos el aura diamantina de su nombre y su prestigio: nombre de ciudad,
reviente de pueblo. tatuajes y jengibre en los templos de la moda, jóvenes chetas
paseando en el perímetro de un barro total. jezzabel, jezzabel. siempre sonarán por
neuquén las canciones marroquíes que evocan tu nombre.
a los 15 descubrió Nietzche en la biblioteca del colegio, y así empezó a unir puntos
dispersos de su mente. confrontaba, por ejemplo, estadísticas bíblicas con afirmaciones
nihilistas, que se mezclaban con las risas de beavis y butthead en la tele. era, como se
supo después, un mago rebelde. desde las cajas de CDs perfectamente rotuladas llegaban
los ruidos que hacen los martillos cuando se talla un epitafio. días que vivirán por siempre
entre el humo esparcido sobre los árboles en una plaza fractal. tendido sobre la cama, con
los auriculares puestos, nace el superhombre.
tiene dibujos de sus hijos en la pared del cubículo de su oficina. se los muestra a todos sus
compañeros cada vez que pasan cerca suyo, pero se olvida que ya los mostró mil veces y
nadie le presta mucha atención. se olvida también que hasta el supervisor empieza a
burlarse de ella por la ropa desteñida que trae al trabajo. los electrodomésticos dejaron
de funcionar hace tiempo. su matrimonio también. aún así su temperamento no se
desmorona: un dibujo de Barney ilumina esos 4 metros cuadrados que ahora ella llama
"mi guarida".
si no fuera por la heladera metalizada, los cerámicos blancos, el jardín con estatuas y el
BMW de su papá, ella se sentiría una chica un poco más normal.
pero la agobia la ostentación de su familia y el modo en el que obligan a almorzar con
ellos a la empleada doméstica. hay veces que no soporta más y con una mano toma su
pelo y forma una larga cola de caballo, que suelta por el balcón de su pieza hasta el piso
de abajo. repite el ritual todas las noches
con la esperanza de que algún día suba por ella un chico de los suburbios y la invite a
andar en moto por una calle de tierra.
GABRIEL JIMÉNEZ
Poeta de la libido bífida, lame la letra con su lengua lisonjera. Llena de latosa significancia
sus textos lívidos, inicuos. Ametralla de sexo lacerante la hoja A 4; pone en cuatro a la
poesía, se la monta y la eleva: el funk de flopi flipea a cualquiera/ la masturbatoria, feroz,
invasiva y fantástica de sus fauces/ fueron son y serán:/ fantástico huracán // furia de fans
// febriles fenómenos // fabulosas felatios.
Gabriel se permite la libertad del juego; sin acatar regla alguna bucea por la poética con
ironía e histrionismo. Extremista y sádico, cachetea al lector y lo lleva de un lado al otro de
los sentidos. Erosiona los límites, y habla con la voz nítida de los que nada tienen que
explicar:
y preguntaron:/ ¿dónde la guardás?/ (inteligencia llana ¿o miento?)/ me parece / que el
diler/ es el del B/ -dije-
Mañanero
Esta mañana tengo una erección enorme
una rígida antena de metal
que sintoniza las mejores fantasías,
mi humilde aporte a las telecomunicaciones
una línea directa con tu imagen
nada de fibra óptica, cable o satélite
esto transmite por química 100% piel
siento ser el medio hegemónico,
el monopolio de la libido,
el único que puede enviarte
una señal
tan fluida.
Flopi Fan Flow
Flopi la sopla fantástico
no es falaz que la sople tan fuerte
como una fender amplificada en un marshal,
el funk de flopi flipea a cualquiera
la masturbatoria, feroz, invasiva y fantástica de sus fauces
fueron son y serán:
fantástico huracán / furia de fans / febriles fenómenos / fabulosas felatios
fue in the facto
en esa fuente del falo/ el placer frénetico/ enfundado en el foso / profundo de su face,
el doble faz
de su flow te flipa
en un fondo de felpa y celofán
fluye
un fonde de cave / fase de exportación
la fábrica de felar, su boca
en faraónica felación constante
funde motores a velocidad ferrari
la facilidad de la fe
y la función fundamental
de un
final feliz.
Allanamiento 1ºA
patearon la puerta
prendieron las luces
reventaron el mueble
revolvieron los cajones
me tiraron al piso
y preguntaron:
¿dónde la guardás?
(inteligencia llana ¿o miento?)
me parece que el diler
es el del B
-dije-
CARLOS JUÁREZ ALDAZÁBAL
Resistirse a la lectura de los poemas de Carlos sería algo así como un verdadero pecado
¿Por qué? Las causas de su mística es la más terrenal de todas, su fe en la palabra se
desprende de las vociferaciones contra el cielo y sus falacias. De sus textos se desprende
el olor del hereje que muerde sus verdades cuando escribe: “Sabemos que la angustia es
un suspiro/ de los gorriones que se sientan a contemplar los muros/ encima de la cruz del
San Bernardo” “…y yo oculto mis hojas creyendo en la palabra/ creyendo en el mañana
que se acerca/ porque/ llegará el día, la hora o el poema/ en que los dientes de él se
habrán caído”
Al leer a Carlos asistimos a un rito de fe en lo otro, en aquello que se intuye, pero se calla.
Profesión de fe
En Salta creemos
que no hay nada mejor
que
escribir un poema,
destapar un buen vino
o fornicar con morenas
de esas que te muerden
cuando se suelta el orgasmo.
Creemos que en la tierra
se esconde un terremoto
y que la esterilidad es un problema ajeno,
propio de los peces.
Creemos en el sol,
en el folklore,
en la virginidad porfiada de las niñas del centro,
de las que van a misa.
Hay algo, sin embargo,
en lo que no creemos.
Sabemos que la angustia es un suspiro
de los gorriones que se sientan a contemplar los muros
encima de la cruz del San Bernardo.
(de La soberbia del monje)
Profecía del cuerpo
Cuerpo de hiedra apartada del muro,
cuerpo apartado de tu cuerpo,
cuerpo usurpado.
No son mis dientes
los que se adhieren a los tuyos,
los que encienden los nervios
de encías saladas por cepillos,
de caries dolidas por estar tan solas,
de bocas prensadas.
No es mi rodilla
la que visita los muslos de la noche
ni es mi costillar el que te sangra
entre los dedos.
El cuerpo es otro.
Yo soy tan sólo un cuerpo proletario,
un desposeído más entre los cuerpos,
un revolucionario apócrifo, un cuerpo en armas,
un cuerpo destinado a estar sin cuerpo,
al menos sin el tuyo;
y las caries me duelen,
y el costillar me sangra,
y su cuerpo se empeña en usurparme,
y tu cuerpo me ignora;
y yo oculto mis hojas creyendo en la palabra,
creyendo en el mañana que se acerca
porque
llegará el día, la hora o el poema
en que los dientes de él se habrán caído
y mi cuerpo de liquen será verde
creciendo entre tus piernas
con tu agua.
(de La soberbia del monje)
La higuera
Cuando el argumento lo exigía
yo era el que despertaba a los fantasmas
y llamaba a los ovnis
para viajar en el torrente sanguíneo
de lo absurdo.
Las runas se trazaban
sobre las axilas,
las esquinas de los barrios
que escondían duendes ostrogodos,
y así la invocación surtía efecto.
La higuera era el buque pirata
que conducía a la selva del fondo,
la máquina del tiempo que me acercaba
al dinosaurio perro
que me mordió una tarde
y terminó ahorcado por el vecino,
el malo de la jungla
al que yo bombardeaba
con piedras de Hiroshima
para reírme de la radioactividad
que se elevaba
sobre el tejado de sus cejas.
Cierto día el buque se hundió:
mamá decidió parquizar el fondo
y eliminar las malezas
que afeaban las fuentes de las ninfas,
seres de yeso
que se comieron la tierra de las parras
y confabularon con el vecino
para terminar con mi reinado
sobre la higuera.
(de Por qué queremos ser Quevedo)
INÉS EGUABURO
Para vivir la desfachatez del signo, hay que ser, al menos, osado; bancársela y escupirlo
sobre el papel, sin asco. La poética de Inés tiene esa impronta, clava los colmillos hasta
hacer sangrar la ironía mueca a mueca: No sé si reciclan, / no sé si ensucian, / no sé si
transmiten enfermedades altamente contagiosas/ o si preparan el próximo salto
evolutivo… Ella nos muestra un pseudo desinterés por todo ¿acaso quiere despistar de esa
manera, dejando expuestas las pruebas : a su vez alguien descubre que el gusto a sangre
en la boca es altamente estimulante, más aún si es de alguien encerrado en el sótano,
incluso más que cualquier droga sintética que haya inventado alguna mente privilegiada y
pacifista. Sin dudas, Inés no tiene pelos en la letra. Esta escritora con su risa socarrona
contagia de sarcasmo todo lo que toca, aunque a veces suele permitirse alguna que otra
lágrima “surge una lágrima por generación espontánea, / surge espontáneamente en un
lugar cualquiera…” pero sin abandonar la dureza de lo cotidiano.
entre cuatro cucarachas…
entre cuatro cucarachas
se llevaron una bosta.
No sé hacia donde,
hacia la acacia del fondo,
hacia dentro de esos sus caparazones como/ de cucuruchos esmaltados
o hacia atrás.
No sé si reciclan,
no sé si ensucian,
no sé si transmiten enfermedades altamente contagiosas
o si preparan el próximo salto evolutivo
pero me hubiese gustado que hicieran bien su trabajo
y se lo llevaran todo.
surge una lágrima por generación espontánea…
surge una lágrima por generación espontánea,
surge espontáneamente en un lugar cualquiera,
no del lagrimal
sino en un lugar cualquiera del camino,
surge donde sólo debe recorrer
como si algún tipo de memoria recordase que allí debía haber algo
y ese lugar lo inventa, como puede
caminar con botas y sin ellas
Cuando salgo a caminar con mis botas en la mañana no me asusta el agua del riego de las
vecinas, esas mujeres que siempre se levantan a regar su vereda temprano y que salen
aunque sólo hasta ahí no más, hasta su vereda.
El problema fue cuando salí sin mis botas y los pies tuvieron que buscar cosas donde no
las hay y ahí abajo se amotinaron.
De Instintos e inventos
Tras mucho reflexionar y ver dolores ajenos, llegó a la conclusión de que la mejor solución
era comenzar por erradicar los cuentos tradicionales, es decir terminar con esas
tradiciones violentas, sádicas y terribles. Eso finalmente salvaría a la humanidad de sí
misma, se decía orgullosa la doctora.
Entonces, los quemó y reemplazó por bellas e inocuas historias, sin sangre, sin torturas y
sin pasiones. Así logró desterrar esos sentimientos de los pequeños ya que no se los
indujo desde ningún lugar. Incluso desaparecieron las palabras de la vida de los mayores.
Los pequeños crecieron sin miedo a las madrastras ni a los lobos, sin conocer el miedo y el
gusto a sangre en la boca, sin lo edificante de oír a alguien sollozar ni transpirar de miedo.
Sin el placer de ver a las palomas comerse los ojos de las hermanastras.
Pero con cada nuevo amanecer aparecen cosas nuevas bajo el sol. Por ejemplo, algún
original genio creador que inventa (o mejor dicho re- inventa) la pólvora. Y este invento no
viene solo: a su vez alguien descubre que el gusto a sangre en la boca es altamente
estimulante, más aún si es de alguien encerrado en el sótano, incluso más que cualquier
droga sintética que haya inventado alguna mente privilegiada y pacifista.
Ante esta situación, la laureada doctora se revolvía en su tumba sin poder levantarse a
comer cerebros ajenos, ya que el suyo propio no le daba licencia.
FERNANDA MACIOROWSKI
Con las instantáneas de Fernanda desandamos un tiempo hecho por la poesía. La suya
consta de vívidos instantes donde la vista se detiene en el más mínimo detalle, configura
un mundo donde el lector ve con todos los sentidos: estoy cansada pero el color me incita
a seguir/ odio lo natural y amo/ el hule/ cuadriculado de la mesa de la cocina.
Se percibe en sus versos el destello de lo metafórico; logra fusionar elementos cercanos
con aquellos impensados y en ese ensamble alcanza lo extraordinario, aquello que, sin
duda, anima sus versos y lo dota de belleza: busco en el fondo de mi cartera fluo/ palabras
para nombrar la noche
2.
on the bad road
la ruta vista así
es irreal
arrojo mi cuerpo al lado
y nada cambia
una línea finita de luces
blancas que vienen y rojas
que van
no hay nada para descifrar
los actos ya no tienen un don
son banales y quedan girando
en el vacío asfáltico
del otro lado
la ventanilla
refleja nuestros rostros
De Doma Latina, Infamia Trascendental, 2010.
*
saltando entre el público de
Satan Dealers.
es la primera vez que los escucho
y ya me tenés
ahí
saltando y transpirando
mi ropa de princesa.
*
nos sentamos en el cordón de la vereda
a escuchar la música
llega sofocada
pero está en vivo
busco en el fondo de mi cartera fluo
palabras para nombrar la noche
De Apogeo, Estrella Deliciosa, 2011.
6. hule
veo tiras y tiras de hule en el espacio
coloridas y brillantes
piezas de la tela plástica atan mi mirada
siento que odio lo natural y que abrazo
trozos de artificio en el plástico
colores fluo que jamás podrían confundirse con el paisaje
tiras de hule como una lluvia horizontal
yo envolviéndome
fundiéndome
creando un vestido de bodas amarillo
veo el hule y es
tan hermoso
al tacto
a la mirada
tan artificial, tan cremoso
mi piel transpira y quisiera tejer ahora
medias de huele para todas y guantes de hule y flores
estoy cansada pero el color me incita a seguir
odio lo natural y amo
el hule
cuadriculado de la mesa de la cocina
con mariposas de la cortina de baño de Ana
de los rollos que cuelgan o se amontonan en las tiendas
me gusta nombrarlo
hule
me gustaría tener un trocito de todos los motivos
de hule que se están fabricando
porque
amo la cremosidad del plástico
su baratez
su al alcance de la mano
es decir
cómo vuela y se contonea en el espacio.
(Inédito)
KARINA MARANESI
La poesía de Mara recrea un infinito particular, aquel que se esconde en el secreto de la
observación y la evocación de sonidos primigenios, desconocidos. Su mundo se adentra en
aquellos misterios por los que uno siempre se pregunta en algún momento, cuando se
logra trascender la cotidianeidad: Esto es una apariencia/ marca de aguja invisible/ sobre
la cáscara/ del fruto que encarnamos.
En su poética cabe la sonoridad de lo intrínseco, de lo propio, de lo humano. Mara pincela
sus versos y se deja escribir, se arroja a una danza frenética donde se huye y se encuentra,
siendo, simplemente, lo que es: Soy en el espejo/ diluida visión de humo
Permanencia
La vida parece medirse
en adioses y encuentros.
Esto es una apariencia,
marca de aguja invisible
sobre la cáscara
del fruto que encarnamos.
Vamos mudando
de pieles y amores,
pero aquí,
debajo,
muy adentro
de nuestra pulpa frágil
existen permanencias
que trascienden a la muerte
Dixit
Soy en el espejo
diluida visión de humo
cabello, piel,
cara de adiós.
Bailo sola,
yo y la música abrazadas.
a nuestra espalda
nace un dios o explota el mundo, pero mis pies desnudos
no dejan de bailar. Heroína de cine mudo,
un escrito de caderas apenas más generosas que dos resmas.
Áspera, fuerte,
temblorosa, dolorida, cantante,
suena mi voz,
como el último trago
en la boca fina de otra noche.
FACUNDO MERCADANTE
A la hora de hablar, hay que hablar, podría titularse una reseña sobre este escritor
mendocino. Facundo nos quiere contar, contar y contar de una manera directa; su retórica
no precisa intermediarios, simplemente es. Como un eco de su visión, cada párrafo, cada
línea nos describe un mundo, al tiempo que lo matiza con espasmos de lo ultra sensorial y
machaca con efervescencia psicológica: El pibe ni se mueve, ni me mira, nada. La mano
así, te lo juro. Me quedo un rato, miro a los costados, en la vereda ancha siguen pasando
los que compran, (¡qué mucho que compran -pienso fugazmente- cuántas bolsas, y qué
grandes!). Todo es un gran cubículo psicológico. Sus párrafos renuncian al canon y al
ornamento. El narrador parece alucinar en su verborragia y nos alucina. Una masa de
concreto se desprende del techo y te parte la cabeza, y después de todo eso, Facundo ríe
¿vio?
Caminando
Yo ahora camino mucho, ¿viste? Bueno, imaginate, me pasó algo de lo más extraño ayer,
volviendo de la oficina. Me había colgado la mochila y apenas al salir me asaltó la
sensación de que algo estaba mal, no sé bien qué, algo. Algo como que los árboles están
podridos por dentro o que la gente no quiere en realidad estar bien, ¿viste? algo así. Yo, ni
bola. Porque si empiezo a pensar en esas cosas me enrosco y no tiene sentido, así que con
mi mochila a cuestas le empiezo a dar por la principal. Caminar me hace bien, además este
clima es ideal, excepto que ayer justo se había instalado esa masa húmeda, que es muy
rara en esta ciudad, tan seca; los taxistas y los que venden medias en la calle transpiraban
mucho y tenían esa aureola que se nos hace a los hombres cuando el calor es tanto y el
desodorante no alcanza a taponear la mugre que se nos sale por los poros. El color de la
tarde era distinto, ¿viste? No era ese color que tiene la tarde cuando salís de trabajar y te
vas contento a tu casa.
Resulta que me acerco a uno de los pibes que se sientan en la vereda con la mano así, que
pueden estar horas con la mano así, esperando una moneda o cualquier cosa y le digo
“Pibe, ¿tenés calor?” Se me había ocurrido que sería lindo tomar un helado y pensé que
un helado le vendría bien a ese pibe en esa tarde pegajosa y horrenda. Los detesto,
después, a esos pibes, porque estás comiendo en un restaurant y vienen con estampitas o
chucherías, es como que hay momentos y momentos, ¿no?
“Ey, ¿tenés calor?” repito, pensando en que no me había escuchado. El pibe ni se mueve,
ni me mira, nada. La mano así, te lo juro. Me quedo un rato, miro a los costados, en la
vereda ancha siguen pasando los que compran, (¡qué mucho que compran -pienso
fugazmente- cuántas bolsas, y qué grandes!). En un momento me acuclillo y el pibe sigue
como si yo no existiera, era él y su manito así. Una mosca lo molesta y hasta me dan ganas
de espantársela. Me levanto y me pongo a caminar, mirándolo. Viene una señora de
trapos, lo alza así como está y lo pone en un auto, en el asiento trasero. Del asiento del
acompañante (un Dodge 1.500 bordó) sale otro pibe, muy parecido al primero y se pone
en el mismo lugar, con la mano así. “Ah, bueno” pienso y sigo caminando.
Algo evidentemente está mal. Qué raro, porque justo el otro día pensaba qué lindo es
todo, qué suerte es este hermoso atardecer. Me detengo en seco porque siento que
alguien me está mirando, una sensación fuerte, eh. Miro alrededor y jaja, qué tonto, eran
los carteles publicitarios, estaban todos esos actores y conductores mirándome fijo desde
carteles gigantes en la vereda de enfrente. Los miro yo también, trato de entender qué
me están diciendo, qué es lo que me quieren decir. Leo las palabras que los rodean y las
palabras me dicen que tal canal tiene “9 de los 10 programas más vistos”. El cartel de al
lado, el del otro canal, dice “no te dejes engañar, a nosotros nos ve más gente” o algo así.
Comprendo entonces que alguno de los canales nos miente, los conductores y los actores
me miran, Rial me señala, por ejemplo. ¿Por qué me señala Rial?, pienso.
Sigo ya con la idea fija de hacerme de comer algo rico, viste que ahora que estoy solo me
doy maña, me cocino bastante. Pienso en berenjenas, la abuela de mi ex hacía una pasta
de berenjenas que era una locura, me animaría a hacerla, sí señor. Paro en una verdulería
boutique de esas que hay en el centro y el tipo me dice “no hay berenjenas, pibe, ¿no te
enteraste?” Faa, pensé, lo que me faltaba.
Se ve que hay una escasez de berenjenas, que los dueños de las plantaciones de
berenjenas se pusieron firmes contra el Gobierno y nos están limitando las berenjenas.
“Me estás cargando”, le digo al verdulero. El verdulero me mira fijo, duro. Es un segundo
horrible, porque parece que me estoy mofando de su trabajo, me hace sentir como un
pendejo quisquilloso, desinformado. Al instante afloja todos los músculos de la cara y los
contrae en una sonrisa exagerada. “¡Si, pibe, obvio que te estoy cargando!”. La señora que
tiene la bolsa abierta se ríe también, mientras el verdulero le echa camotes. Anota en una
hoja enorme -de esas de envolver fiambre- y recita animado “dos cuarenta más uno
setenta son… cuatro con diez Martita, ¿algo más?” Dos limoncitos, dice la señora y yo
salgo de mi sopor, inflo el pecho y me dispongo a salir. Cuando estoy por pisar la vereda,
el tipo me dice “Igual, no vas a encontrar berenjenas en ningún lado, no es la época”. Ya
estoy en la vereda, respiro, alzo la cabeza, algo está mal. Ambos, la señora y el verdulero,
me han visto la cara, tendré que ser más precavido, mirar hacia el suelo de ahora en más.
Es raro, porque justo el otro día caminaba mirando a los ojos de la gente y pensaba “qué
bueno es mirarse a los ojos”.
Decido que ya está bien de caminar, las diez cuadras que faltan las voy a hacer en micro.
Me acomodo en la parada, viste que el 40 viene enseguida, me subo y el pasillo del micro
está vacío. Todos los asientos están ocupados y me toca ir parado, son pocas cuadras, me
gusta viajar en micro, no pasa nada, aunque siento algo en la garganta, los ojos me
empiezan a brotar como de furia, de decepción. No voy a llorar, decido que no voy a
llorar.
Pero cuando llego a mi casa me largo a llorar, no sabés cómo, como si tuviera hijos
esparcidos por el mundo entero y todos me enviaran en ese momento el mismo mensaje
de texto: “Papá, me estoy muriendo”, o como si todas las berenjenas del mundo
estuvieran en un mismo bol y un niño les rociara veneno. Me dolían la espalda, la cabeza y
los ojos de tanto llorar, no tenía consuelo, ayer a la tarde. Empiezo a retroceder el día,
buscando las causas de tanto llanto.
Las encuentro. Estaban ahí, en la mañana, después te cuento si querés. La cuestión es que
me tranquilizo. Sigo llorando, parece que me hace bien. Me voy a la cama, me cuesta
dormir, ya sabías, abro el cajón de la mesa de luz y está el pastillero. ¿Me tomo una
mitad? Sí, me la tomo. Vaso de agua y apoyo la cabeza. Me despierto. Me baño, el agua se
lleva algo de mi piel. Me calzo la mochila y parto a la oficina. La mañana está preciosa,
pienso. Qué suerte es este hermoso amanecer. Decido caminar, camino mucho yo ahora,
¿viste?
DARÍO OLIVA
Preocupado por imprimir prolijidad a su lírica, Darío es un poeta minucioso que busca
siempre las resonancias ocultas en cada palabra. Su poética se destaca por la pretensión de
la musicalidad onírica; sus textos se sumergen en abismos de dimensiones monstruosas
que obligan al lector a emprender un recorrido por senderos escarpados de significancias
pletóricas: la máscara del sol el calendario/ de párpados que abrazan/ la arenosa y frágil
piel del pasado.
Ofrenda
I
Indefensa piel de sombra
tajeada por la lluvia
era mi piel de carbón y de llanura,
y mi boca, encadenada por vientos
de sed y hambruna,
boca de piedra y arena…
II
Piedra,
herido corazón de arena,
enramada presencia,
raíz secreta de la tierra…
III
El llanto desentierra
penas de la tumba,
y el canto del viento las seca
como a sombras viejas.
Señales en el Muro
¿Qué mensaje guardas en el rostro de la piedra
que el tiempo fragiliza sobre lágrima cerrada
en su pausa de alas roídas por las sombras?
¿Cuál fue la mirada que ensayó la magia
en tu felino cuerpo de raíz amarga?
La noche es una telaraña
de agrietados silencios en tu boca,
la máscara del sol el calendario
de párpados que abrazan
la arenosa y frágil piel del pasado.
La memoria, soplo de viento, desmadeja nubes,
desgrana flechas del rocío,
y desmigaja las esquirlas del olvido.
Quien buriló su esencia
inhaló el polvo chamánico de las estrellas…
Oigo tus quejumbrosos latidos:
bifurca el sol la cruz cardinal del Cosmos,
y la serpiente, río tumultuoso o collar de la muerte,
asciende en escalera del ojo blanco de la noche
con su presagio de rayo escalofriante.
Leo tus señales y se fuga la sombra de tu sombra
en el horizonte curvo de la mirada,
bebiéndose el camino de regreso
a la edad del fuego y del misterio.
MARTÍN PUCHETA
Una calma que antecede a la tormenta, ésa es la sensación que nos deja la obra de
Martín. Uno desliza la mirada por los versos y por debajo de las palabras va subiendo un
vientito que arrastra el estupor propio de las visiones fabulosas: Por más que la ciudad
derrama/ sus ruidos, el río tiene/ un silencio inmarcesible, su secreto/ transparente, su
carne de ángel.
Ya en el ojo del huracán, al lector no le queda otra que dejarse llevar por tal locura, por
remolinos de una poética descarnada, sucia y fascinante: “el corazón/ todo el cuerpo que
forman/ sus cuerpos/ masturba el corazón/ para que siga el bombeo/ pero el beso roba
sangre…”
DIÁLOGO DE ABRIL
I
Con sólo mirar
el río ya tiene silencio.
II
Por más que la ciudad derrama
sus ruidos, el río tiene
un silencio inmarcesible, su secreto
transparente, su carne de ángel.
Entonces si ella abraza
el árbol, el ave
se funde al paisaje
como a un espejo
como a una música.
QUE ME MUERDAN, TOTAL
Ahora que me gusta una chica
no me duelen
las hormigas coloradas,
son como chichoncitos de risa
para mi piel las ronchas,
como airecitos de sol,
pancita de empanada,
como flores que se acurrucan,
se apimpollan de frío,
como tortugas
debajo de la servilleta
o escondidas en el trapo de piso.
Que me ataquen
todos los mosquitos,
que me muerda un perro
y una víbora a la vez.
Ahora que me gusta una
si me llego a morir
ni cuenta me voy a dar.
MATOTA Y LA RUSA SE BESAN TANTO
Matota y la Rusa se besan tanto
que cambian de sexo
o se les corre
un seno se desliza
de pecho en pecho
y se les para a los dos
el corazón
todo el cuerpo que forman
sus cuerpos
masturba el corazón
para que siga el bombeo
pero el beso roba sangre
y el latido baja.
Cuántas veces Matota amanece puto,
la Rusa con barba macha
y tienen que quedarse un día entero más
encerrados
¡un olor a venéreo paraíso en las paredes blancas!
Cuántas veces recomienzan el amor a las risas
de verse así y asá, tan degenerados
y el Mato hace sopapa con manopla
mientras sopla para adentro
para que salga
y la Rusa
ay la Rusa linda y pivot de sus días
con un pene que se abre en flor
y se vuelve vulva.
BRUNO REVELLO
Con un ritmo acelerado, Bruno descose su obra y nos las presenta así, tal cual, sin prurito.
Va desentrañando, acomodando los pensamientos como salen. En el medio de ese
aparente desapego de las cosas, aparece la poesía, nítida, como la primera visión de la
mañana: Despertamos con la baba seca/ que fuimos desprendiendo por la noche/ hasta
convertirla en la pasta que descasa/ suspendida en nuestras almohadas percudidas.
Entonces cada color vuelve a su estado natural, cada expresión revela una intención de
concebirlo todo como absoluto acontecer, devenir, haciendo que el impulso vital de la
palabra encuentre su verdadero sentido, el del acto. “hasta que los años venideros/
conviertan lo concreto/ en una misma indeterminada masa iluminada/ por la luna que va
saliendo”
Un largo poema de amor
Despertamos con la baba seca
que fuimos desprendiendo por la noche
hasta convertirla en la pasta que descasa
suspendida en nuestras almohadas percudidas.
Me fui a vivir con vos, tres años ya.
No. No teníamos heladera mesa ni sillas
una pava abollada que yo traía de otra relación,
un termo metálico, de esos de los que al
cerrar hace tlack! abre haciendo tlack!
que guardabas de una expareja, con bolsito de cuero
incorporado. Ahora luego de tres años
fregando el patio y cocinando para dos
compramos una palmera de interior y
una maceta de cemento que pinté de negro
con brea que no dejará pasar la humedad.
Me gusta despertar
me gusta la vida free
me gusta que estés vos a mi lado
me gusta que la tormenta haya pasado
me gusta que en estos tres años solo discutiéramos sobre bo lu de ces.
Ayer veíamos recostados como llovía y el viento movía; y
si éste fuera un poema clásico debería decir
árboles álamos sauces u olmos, pero como no lo es,
se zarandeaban cables una maraña que en el poste frente a nuestra casa
se fue anudando hasta ser un ovillo de corrientes parásitas.
Tres años, se fueron quemando 28 foquitos de tungsteno
arriba dormís y el silencio va haciendo shhhhhhhhhh
ruido blanco según me explicaran. Prendo la TV chiquita
que tu vieja ganó para obsequiarla junto al dvd
aunque no tengamos cable me conforma
el aire canal 7 y canal 12 con lluvia
total arriba tengo un culo que espera por mí
y me sobra el tiempo para sentarme a esperar
que el invierno acabe y vos termines tu siesta.
Que el invierno acabe y vos termines tu siesta.
Que el invierno acabe y vos termines tu siesta.
Está bien besarnos recién levantados con
los dientes sin lavar y la boca pastosa, porque así
sentimos los sabores de cada uno sin tanto paradigma
no me importa
tampoco a vos te importa.
Sobre el mismo gastado colchón, para
que Ungaretti escribiera: Me ilumino / de inmensidad.
Smáshing Pumpkins nos gusta para cuando lavamos
platos grasosos que amontonamos por semanas,
nos gusta para coger algo tranqui tranqui: el ruido de grillitos
cuando todo está en silencio y nuestra empatía
se replica en el rasgueo de sus patas. La banda sonora
es la ecolalia de nuestros besos por la mañana.
Que el invierno acabe y vos termines tu siesta.
Que el invierno acabe y vos termines tu siesta.
Una vez más no recordamos comprar café en Waltmart
así que estamos desayunando con té negro para vos,
rojo en mi taza, los días se nos pasan así, tomando té
pero el café es vital me decís una mañana
me gusta el café te digo porque el té me da sueño
vos asentís con la cabeza mientras soplás tu taza
pretendiendo entibiarla, así pasan los días mientras
esperamos que el invierno acabe mientras
esperamos que el invierno acabe mientras.
Tiñéndose la tarde por el sol que ingresa por la ventana
somos felices por un eterno momento, no
vemos muy seguido como el sol traspasa nuestros vidrios
acercándonos el zonda el olor del mar. Los días se nos pasan así
sin más que 28 lamparitas de 60wats que se fueron quemando
con una atávica brisa que viene desde la costa vecina
despeinándonos para sentir
que este poema recién empieza a escribirse.
Ni pobres ni millonarios ese verano nos dieron
ganas de ir a conocer el océano pacifico,
montamos carpa con la luz matinal al llegar, luego
de viajar viendo la terminal hacerse cada vez más chiquita
despareciendo en el espacio junto a las tomás
que pueblan la city neuquina. Vacacionamos
en la costa pacífica ese verano mirando
al cielo estrellado plagado de extintas luces que nos mienten
sostenidas en el manto negro por encima de las olas del pacifico.
Año uno cinko con k por que son cinco los kilos que
engordé en el primer año, cinco más en el segundo
cinco últimos en el tercero. Todo caserito.
La harina hace que mi panza crezca se ensanche el estomago
para parar el universo en expansión la semana
pasada decidimos correr día por medio al rayo del sol transpirando.
Bajar la wata del amor mi wata del amor
Para endurecer tu cola y dejarla paradita:
me sobra el tiempo para sentarme a esperar
que el invierno acabe y vos termines tu siesta.
el aliento seco de nuestras bocas al rayo del sol
mirándonos de a ratos, las gotitas de transpiración
que van cayendo sobre el piso curtido y seco
donde rebotan nuestras zapatillas deportivas.
Por las noches sobre el costado izquierdo
no te dormís hasta que te apoyo
mis manos curtidas secas que vos recomendás ponerles crema
te acaricio primero el cuello y el tattoo hecho antes de conocerme
entonces comienza el trino de tu respirar, hasta que
te dormís; escucho el soñar tuyo de nuestro futuro hijo
antes dijiste se llamará Roco porque pega bien
con un apellido tano: Revello, sí Rocco Revello
o también Dante Revello.¿Rocco por el artista porno?
Por las noches en el costado izquierdo
del mundo tú sueñas mientras yo te voy acariciando el cuello
y en mi cabeza suena una musiquita oída en una radio,
propagada por el aire desde Helsinki.
*
nos iremos a Malibú a vivir en una lujosa mansión
plagada de mayordomos preparados en el arte del daiquiri.
nos iremos a Moscú a conocer la tierra de mamushkas y tu familia paterna.
nos a las islas de Pascua para ver esas inmensas cabezas
talladas por los indios hace años (entonando poemas)
que se fueron asentando frente a los surfers
guardianes de esas grandes olas que solo allí se dan
esperando que la marea suba para desembocar en su sal.
gaseosas descartadas
Botellas de gaseosas descartadas por turistas
pañales, colillas y alguna zapatilla extraviada,
por la que abre su virginidad este verano,
van a parar a lo indeterminadado del mar
en el fondo donde el ruido no hace eco
hasta que los años venideros conviertan lo concreto
en una misma indeterminada masa iluminada
por la luna que va saliendo.
TONY SALAZAR
¿Cómo acercarse a la poesía de Tony Salazar, si no es con una piedrita para jugar a la
rayuela? ¿Acaso se puede saltar de verso en verso sin tentarse; sin experimentar la sonrisa
en los ojos? Este poeta del norte invoca “payés” para que su palabra no madure –todavía-
para no vestirla de etiqueta. Obsesionado con su parte lúdica, onanista del verso sádico,
por momentos comete la travesura de ternurear la hoja hasta el cansancio y somete a las
figuras retóricas a sus reglas: “La comparación como un gato/ pegado a la palma de tu
caricia”; “La aliteración, alitas cálidas/ que alientan la canción”
Tony construye su poética con materiales pegados a la tierra; se anima a fabricar una silla
con palabras –como en “Me siento mal”- y nos sugiere usarla, leerla, aunque también nos
intimida; nos conduce a “mironear” sus secretos más placenteros; nos seduce: me
divierto/ y convierto el bostezo/ en eso que hacemos polvo/ -revertido polvo,/el volátil
olvido de la muerte-.
Tony hace de su poética un arte carcajeante: Minar de anécdotas el presente/ para que de
repente / estalle en risas/ la pisada del recuerdo.
Me siento mal
E
S
T
A
S ESTÁ L
I I
L S
L T
A A
Cuidado con el acento del asiento.
invierto en polvos
con vos
me divierto
y convierto el bostezo
en eso que hacemos polvo
-revertido polvo,
el volátil olvido de la muerte-.
Y vierto mis polvos en vos
que desempolvás mis pueblos
y repoblás mis polvaredas de voz
-voz volcada volcán
en cada zancada del placer-
y ahora sé que tengo una mujer
que vale oro,
oro en polvo.
Recursos
I
Las metáforas, amantes
bajo la cama.
II
La sinestesia o suaveloz
zambullón en crocante vino tinta.
III
La comparación como un gato
pegado a la palma de tu caricia.
IV
La aliteración, alitas cálidas
que alientan la canción.
Mi puética
Minar de anécdotas el presente
para que de repente estalle en risas
la pisada del recuerdo.
EUGENIA SEGURA
Las palabras de Euge tienen el sello macabro de las cajas chinas, una dentro de la otra,
reinventan el vaivén del juego, lo acarician, lo arrullan como conduciéndolo al abismo,
donde la nada, en la última caja, enmudece y canta “…este lugar que te es incognoscible,
como a mí esta voz, que no comprendo…”
Al pronunciar su poesía –que sin duda se corporiza en el sonido- uno teme que las peores
calamidades se avecinen y nos derriben con la contundencia de un buen cachetazo o de
un tsunami: “ya no vienen ni las mariposas/ de lo perforadas que les quedan las
alas”;“bajo la marea hay mordeduras, filos de corales, pintura celeste, algas. y esa
sensación de arena yéndose…”
Sin embargo, de alguna manera ella nos resulta adorable, por todo aquello que calla en
sus textos, por ese recorte arbitrario que hace sobre el significado, por esa huella de
silencio con que se presenta …como sabiéndome/ ya frágil e indestructible …
la resistencia (canción)
esto era todo llano
hasta allá
viera usted qué lisito el potrero
ya no vienen ni las mariposas
de lo perforadas que les quedan las alas
y esto es así
todo calado por la nieblina
de bien temprano a la mañana
yo sabía tener de todo: conejos,
chivatos, lechoncitos
qué v'hacer, si ni los perros
-que no son ningunos tontos-
quieren tomar del agua esa.
yo soy nacido y criado aquí
qué me voy a ir
¿me entiende?
igual que cuando juego el juego...
igual que cuando juego el juego de cruzar sin mirar
sobre la doble línea amarilla.
enfoco y disparo
el flash
como sabiéndome
ya frágil e indestructible
(aunque están cerca
los gritos se oyen
como venidos de otro planeta)
este lugar que te es incognoscible, como a mí esta voz, que no comprendo.
como la luz que hace visibles todas las cosas que duele mirar.
como sostenerte la mirada.
este vos que no comprendo
las fotos mentales que tomé y se desvanecen
las fotos que sacamos sabiendo
que iban a guardar este tremendo
cruce temporal: el instante preciso en que miraste
justo a la cámara
bajo la arena...
bajo la marea hay mordeduras, filos de corales, pintura celeste, algas. y esa sensación de
arena yéndose, como si te quitaran el suelo bajo tus pies.
no me dijiste nada...
no me dijiste nada
de la alegría
como si el premio y el castigo
de seguir respirando fuera
ser el testigo impasible de un tsunami
o del misterio de una flor que se inclina
ante la luz porque no ha nacido
para hacer otra cosa
TOMÁS WATKINS
“Me río de mi río y también del río ajeno” como carta de presentación para este poeta.
Potente, de versos estruendosos, Tomás apunta con sus signos -¿de admiración? ¿de
interrogación?- directo al lector y juega a la ruleta rusa, verso por verso: no quiero
tutelas/
de coraje a pasitos/ de la muerte, ni luz mala/ de hordas flacas/ en el cielo que elijo/para
huir.
En su caos poético el signo lingüístico no sabe qué hacer, por ende debe resignificarse
siempre – es decir, todo el tiempo- y comienza a hablar consigo mismo: Me río de Baal y
de Hermes y de Paul,/ vikingos de razzia loca en la pegada/ que brincan entre fiordos/
desinflados; sueñan/ el sueño que nos roban.
25 de España
Confusión en la dirección
como para perder la cabeza, de suerte
que ya no pierdo la cabeza
nunca más a lo franchute del ‘92 ¡Capullo!
Olé olé olé
las patas de aves nuevas, a las de
posarse.
Como para perderla, pero no. Ya no la pierdo a la cabeza
sobre todo si es casual y efímera la gracia de tener
—TE sobre costos impagables de una plaza oscura
y sobre bici que se calza botas indias,
tu cola de tele
y porro.
Ya no pierdo la cabeza. La he perdido
de antemano en offside y off the record.
Ya no pierdo, es cierto, pero cuánto he perdido…
Bla bla bla amor de mar de amigos
y eso.
No voy a construir
el relato de mis pérdidas.
No tengo cabeza que perder. Es decir:
no tengo nada que perder
que no haya perdido.
Debido a Russell, mi cabeza
es un conjunto de elementos
que no se representa
a sí mismo. Perderla ha sido
un lujo caro,
&
no more, honey,
NO
Es que
ya no pierdo; a lo sumo resto
en todo
lo que va y que
mejor
quedarse. La paz
imperturbable
y loca.
En fin: si el deseo muere,
el cuerpo muere. Hoy fue
sábado.
Sangra.
Las mejores duplas de la hora
Palermo y el Guille, Batman y Sancho,
la trompeta y el saxo de estos que justo justo justo
y se merecen todo el oro,
yo y mi whiskey, Platero y yo
o sea la estela que forma la luna
cuando adopta un formato de amor o de silencio.
Mi whiskey, en tanto, deambula entre hielos.
Yo lo dejo; es como un perro mi whiskey,
como Jerry corriendo por la orilla
de un psico––trópico: mi whiskey y yo,
la barca, la luna y el río.
Pero el domingo no es bueno para el whiskey.
A la tarde se me asusta como en fiestas
de petardos y lechón y gente fría. Jerry,
¡vuelva, hijo mío! No se asuste, le pongo la tele,
vamos mi guacho: hay perras en celo,
suba a la mano.
Ignore al afuera.
¡Déjeme un hielo…!
Stricto sensu
Me río de Baal y de Hermes y de Paul,
vikingos de razzia loca en la pegada
que brincan entre fiordos
desinflados;
sueñan
el sueño que nos roban.
Heme reído también dEl Elegido:
un ancestro al revés igual de chato,
no quiero tutelas
de coraje a pasitos
de la muerte, ni luz mala
de hordas flacas
en el cielo que elijo
para huir.
Me río de las patas de tu chivo que vi nunca,
de la gravedad pasada y la futura.
Me río, es decir, de todo héroe
sin ondas expansivas.
Vos, ¿de qué demonios te reís?

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Generos literarios
Generos literariosGeneros literarios
Generos literariosHaiizea
 
Selección de cuentos
Selección de cuentosSelección de cuentos
Selección de cuentosPaola Besoain
 
Taller español sabatino
Taller español sabatinoTaller español sabatino
Taller español sabatinoDFERNANDA1
 
Expo los versos del capitan
Expo los versos del capitanExpo los versos del capitan
Expo los versos del capitanpocahontasjoss
 
Antologia literaria de gerardo diego. 3f
Antologia literaria de gerardo diego. 3fAntologia literaria de gerardo diego. 3f
Antologia literaria de gerardo diego. 3fkarla rodriguez
 
Antología de textos literarios
Antología de textos literariosAntología de textos literarios
Antología de textos literarioskarla rodriguez
 
La soledad era una roca cayendo lentamente
La soledad era una roca cayendo lentamenteLa soledad era una roca cayendo lentamente
La soledad era una roca cayendo lentamenteEsteban Ibarra
 
Entrevista a nuestra compañera Eva Barro en el periódico El Comercio
Entrevista a nuestra compañera Eva Barro en el periódico El ComercioEntrevista a nuestra compañera Eva Barro en el periódico El Comercio
Entrevista a nuestra compañera Eva Barro en el periódico El ComercioVerboAzul
 
Federico garcia lorca. poeta en nueva - desconocido
  Federico garcia lorca. poeta en nueva  - desconocido  Federico garcia lorca. poeta en nueva  - desconocido
Federico garcia lorca. poeta en nueva - desconocidoJavier SaaDapart
 
Prólogo del libro letristas flamencos de lebrija
Prólogo del libro letristas flamencos de lebrijaPrólogo del libro letristas flamencos de lebrija
Prólogo del libro letristas flamencos de lebrijaAna María R. Novoa
 

La actualidad más candente (20)

Generos literarios
Generos literariosGeneros literarios
Generos literarios
 
Selección de cuentos
Selección de cuentosSelección de cuentos
Selección de cuentos
 
Taller español sabatino
Taller español sabatinoTaller español sabatino
Taller español sabatino
 
Antología 1
Antología 1Antología 1
Antología 1
 
Amores difíciles, la vida y sus artistas
Amores difíciles, la vida y sus artistasAmores difíciles, la vida y sus artistas
Amores difíciles, la vida y sus artistas
 
Expo los versos del capitan
Expo los versos del capitanExpo los versos del capitan
Expo los versos del capitan
 
Antologia literaria de gerardo diego. 3f
Antologia literaria de gerardo diego. 3fAntologia literaria de gerardo diego. 3f
Antologia literaria de gerardo diego. 3f
 
Parejas de la literatura en español
Parejas de la literatura en españolParejas de la literatura en español
Parejas de la literatura en español
 
Antología de textos literarios
Antología de textos literariosAntología de textos literarios
Antología de textos literarios
 
La soledad era una roca cayendo lentamente
La soledad era una roca cayendo lentamenteLa soledad era una roca cayendo lentamente
La soledad era una roca cayendo lentamente
 
Antologia español
Antologia españolAntologia español
Antologia español
 
Entrevista a nuestra compañera Eva Barro en el periódico El Comercio
Entrevista a nuestra compañera Eva Barro en el periódico El ComercioEntrevista a nuestra compañera Eva Barro en el periódico El Comercio
Entrevista a nuestra compañera Eva Barro en el periódico El Comercio
 
Revista
RevistaRevista
Revista
 
Federico garcia lorca. poeta en nueva - desconocido
  Federico garcia lorca. poeta en nueva  - desconocido  Federico garcia lorca. poeta en nueva  - desconocido
Federico garcia lorca. poeta en nueva - desconocido
 
Doble j 6
Doble j 6Doble j 6
Doble j 6
 
Ilustrando Versos para todo el año
Ilustrando Versos para todo el añoIlustrando Versos para todo el año
Ilustrando Versos para todo el año
 
Poemas textosprosa x_xaniversarioencuentros
Poemas textosprosa x_xaniversarioencuentrosPoemas textosprosa x_xaniversarioencuentros
Poemas textosprosa x_xaniversarioencuentros
 
Impactante Fascinacion Microcuentos
Impactante Fascinacion MicrocuentosImpactante Fascinacion Microcuentos
Impactante Fascinacion Microcuentos
 
TROZOS DE ANDALUCÍA
TROZOS DE ANDALUCÍATROZOS DE ANDALUCÍA
TROZOS DE ANDALUCÍA
 
Prólogo del libro letristas flamencos de lebrija
Prólogo del libro letristas flamencos de lebrijaPrólogo del libro letristas flamencos de lebrija
Prólogo del libro letristas flamencos de lebrija
 

Similar a Antología ENIE 2011

Lengua géneros literarios
Lengua géneros literariosLengua géneros literarios
Lengua géneros literariosSara Bartolome
 
Géneros literarios.pdf
Géneros literarios.pdfGéneros literarios.pdf
Géneros literarios.pdfLamamaDelamama
 
Literatura hispanoamericana del siglo XX
Literatura hispanoamericana del siglo XXLiteratura hispanoamericana del siglo XX
Literatura hispanoamericana del siglo XXElena Llorente
 
CINCO SOMBRAS (1946) Eulalia Galvarriato
CINCO SOMBRAS (1946) Eulalia GalvarriatoCINCO SOMBRAS (1946) Eulalia Galvarriato
CINCO SOMBRAS (1946) Eulalia GalvarriatoJulioPollinoTamayo
 
La barca noviembre 2010
La barca noviembre 2010La barca noviembre 2010
La barca noviembre 2010RafaMS
 
Hoja Azul en Blanco nº18 de Verbo Azul
Hoja Azul en Blanco nº18 de Verbo AzulHoja Azul en Blanco nº18 de Verbo Azul
Hoja Azul en Blanco nº18 de Verbo AzulVerboAzul
 
GABRIEL CELAYA. REALIZADO POR LOS ALUMNOS DE 5º Y 6º DE A.F.C DE INFORMÁTICA...
GABRIEL CELAYA. REALIZADO POR LOS ALUMNOS DE 5º Y 6º DE A.F.C DE INFORMÁTICA...GABRIEL CELAYA. REALIZADO POR LOS ALUMNOS DE 5º Y 6º DE A.F.C DE INFORMÁTICA...
GABRIEL CELAYA. REALIZADO POR LOS ALUMNOS DE 5º Y 6º DE A.F.C DE INFORMÁTICA...pilarten
 
La Cosa Misma. Número 1
La Cosa Misma. Número 1La Cosa Misma. Número 1
La Cosa Misma. Número 1Tomás Tomás
 
Número 19 de la Hoja Azul en Blanco (Otoño-Invierno 2014)
Número 19 de la Hoja Azul en Blanco (Otoño-Invierno 2014)Número 19 de la Hoja Azul en Blanco (Otoño-Invierno 2014)
Número 19 de la Hoja Azul en Blanco (Otoño-Invierno 2014)VerboAzul
 
Despropósitos - Antología poética
Despropósitos - Antología poéticaDespropósitos - Antología poética
Despropósitos - Antología poéticaPablo Sanjurjo
 
Amor.-Antología-colectiva-de-poesía-Bisturí-10 (1).pdf
Amor.-Antología-colectiva-de-poesía-Bisturí-10 (1).pdfAmor.-Antología-colectiva-de-poesía-Bisturí-10 (1).pdf
Amor.-Antología-colectiva-de-poesía-Bisturí-10 (1).pdfAmirKuzber1
 

Similar a Antología ENIE 2011 (20)

Antología poética José Manuel García Gómez
Antología poética José Manuel García GómezAntología poética José Manuel García Gómez
Antología poética José Manuel García Gómez
 
Lengua géneros literarios
Lengua géneros literariosLengua géneros literarios
Lengua géneros literarios
 
Géneros literarios.pdf
Géneros literarios.pdfGéneros literarios.pdf
Géneros literarios.pdf
 
Antología Poética Enrique García-Máiquez
Antología Poética Enrique García-MáiquezAntología Poética Enrique García-Máiquez
Antología Poética Enrique García-Máiquez
 
Literatura hispanoamericana del siglo XX
Literatura hispanoamericana del siglo XXLiteratura hispanoamericana del siglo XX
Literatura hispanoamericana del siglo XX
 
CINCO SOMBRAS (1946) Eulalia Galvarriato
CINCO SOMBRAS (1946) Eulalia GalvarriatoCINCO SOMBRAS (1946) Eulalia Galvarriato
CINCO SOMBRAS (1946) Eulalia Galvarriato
 
Homenaje a Julia Uceda
Homenaje a Julia UcedaHomenaje a Julia Uceda
Homenaje a Julia Uceda
 
La barca noviembre 2010
La barca noviembre 2010La barca noviembre 2010
La barca noviembre 2010
 
El tiempo hace fú
El tiempo hace fúEl tiempo hace fú
El tiempo hace fú
 
Hoja Azul en Blanco nº18 de Verbo Azul
Hoja Azul en Blanco nº18 de Verbo AzulHoja Azul en Blanco nº18 de Verbo Azul
Hoja Azul en Blanco nº18 de Verbo Azul
 
Madriguera 30
Madriguera 30Madriguera 30
Madriguera 30
 
GABRIEL CELAYA. REALIZADO POR LOS ALUMNOS DE 5º Y 6º DE A.F.C DE INFORMÁTICA...
GABRIEL CELAYA. REALIZADO POR LOS ALUMNOS DE 5º Y 6º DE A.F.C DE INFORMÁTICA...GABRIEL CELAYA. REALIZADO POR LOS ALUMNOS DE 5º Y 6º DE A.F.C DE INFORMÁTICA...
GABRIEL CELAYA. REALIZADO POR LOS ALUMNOS DE 5º Y 6º DE A.F.C DE INFORMÁTICA...
 
La Cosa Misma. Número 1
La Cosa Misma. Número 1La Cosa Misma. Número 1
La Cosa Misma. Número 1
 
Farol (1)
Farol (1)Farol (1)
Farol (1)
 
Revista La Tagua 132
Revista La Tagua 132Revista La Tagua 132
Revista La Tagua 132
 
Número 19 de la Hoja Azul en Blanco (Otoño-Invierno 2014)
Número 19 de la Hoja Azul en Blanco (Otoño-Invierno 2014)Número 19 de la Hoja Azul en Blanco (Otoño-Invierno 2014)
Número 19 de la Hoja Azul en Blanco (Otoño-Invierno 2014)
 
Número 2 terminado
Número 2 terminadoNúmero 2 terminado
Número 2 terminado
 
Despropósitos - Antología poética
Despropósitos - Antología poéticaDespropósitos - Antología poética
Despropósitos - Antología poética
 
Amor.-Antología-colectiva-de-poesía-Bisturí-10 (1).pdf
Amor.-Antología-colectiva-de-poesía-Bisturí-10 (1).pdfAmor.-Antología-colectiva-de-poesía-Bisturí-10 (1).pdf
Amor.-Antología-colectiva-de-poesía-Bisturí-10 (1).pdf
 
Parejas de la literatura en español
Parejas de la literatura en españolParejas de la literatura en español
Parejas de la literatura en español
 

Antología ENIE 2011

  • 1. Antología del Encuentro Nacional Itinerante de Escritores Neuquén 2011 ▄ Poesía y Narrativa PALABRAS PRELIMINARES
  • 2. Tal vez sea bueno comenzar por el principio y hablar del ENIE, tratando de traducir lo que ello significa. El ENIE (Encuentro Nacional Itinerante de Escritores) es algo más que una sigla que denota lo que somos, un encuentro. Este espacio, abierto a la participación de escritores nobeles, tal vez de los márgenes, activos y activistas de la palabra; es una convocatoria anual que se realiza en distintos puntos de la argentina. Efectivamente, cada año se nuclean en una provincia las actividades propuestas para tal ocasión que consiste en conocerse, compartir experiencias de lectura y de escritura, realizar charlas, debates, visitas a escuelas y penales del lugar. También es una buena oportunidad para estrechar lazos que, a pesar de las distancias, se mantienen intactos hasta el próximo encuentro y que, de hecho, son los que alimentan las ganas de volver a verse. Sí, el ENIE tiene esa cosa extrañamente mágica, cuasi mítica, de reunir a poetas, narradores, trashumantes, inoportunos, colgados y pirados que pegan onda (como se dice por ahí) ni bien entran en contacto. Después de haber pasado por San Luis, en primer lugar, luego por San Juan y posteriormente por Mendoza, este año le tocó el turno a la provincia de Neuquén. Año a año la apuesta sube y las propuestas del encuentro se van enriqueciendo cada vez más, como así también el deseo de incorporar más amigos escritores que se enganchen en esta locura. Esta antología pretende reflejar un poquito de esa mezcolanza de voces, y matizar sus páginas con las distintas posturas, recursos, ópticas y mañas respecto al proceso creativo de cada uno de los autores que aquí se ofrece ¡Que lo disfruten! Marina Coronel Chaco, septiembre del 2011
  • 3. AUTORES NAHUEL ACIAR La magnitud de lo simple, la complejidad del ojo haciendo foco, los lugares donde el silencio habla; son quizás algunas aproximaciones al carácter de la obra de Nahuel Aciar. Este narrador es un verdadero peso pesado de la sutileza y la estocada de lo agudo; con
  • 4. cada descripción afila las palabras para que el lector se desgarre las lentes queriendo saber más ¡Contame más, Nahuel! Tiene la destreza suficiente para enredarnos desde el principio en su mecánica textual, donde conjuga elementos de lo cotidiano, lo fatídico y lo contundente. Su prosa es dinámica; a medida que avanzamos sobre ella Nahuel pone su ojo/ flash sobre la realidad, dejándonos recortes de la misma, que por momentos se vuelve poética: Desató el nudo y fue, con la caja entre las manos, hasta la orilla. La luna se rompía en pedazos en el reflejo del agua. Miró hacia el cielo y sollozó una palabra Sus personajes son secos, parcos; pero los perfila con una inmensa profundidad en el plano de lo psicológico, lo cual los hace más interesantes e imprevisibles. Sin embargo nos son los únicos protagonistas, puesto que se podría decir que el ambiente cumple un papel fundamental en el entramado de la configuración de la historia, como por ejemplo en estas palabras finales: Después, el estallido del cuerpo contra el agua, unas gotas cayendo en la tierra y el rugido del canal como el único testigo de la noche. Por todo esto, ingresar a la lectura de la obra de Nahuel implica anticiparse a un presente perpetuo, aun más grande que los propios acontecimientos y más inasible que los deseos. Quien se atreva a vérselas con esta perseverancia, corre con todos los riegos de ser atrapado. Quitapenas “…es nicho que traga y que se lleva amores empujados al olvido…” Quitapenas, canción de Daniel Giovenco.
  • 5. Acomodó la última carta en la caja de zapatos. Envoltorios de Bon o Bon, mitades de entradas de cine, todos los recuerdos estaban ahí. Escuchó la puerta abrirse. — ¿Estás?— Preguntó su madre. —Sí— Contestó fastidiado. Se quedó mirando la caja mientras escuchaba ruido de cajones que se abrían y cerraban, ollas, puertas. Sus manos le temblaban. Observó que su remera tenía manchas de sangre. Se la sacó, la hizo un bollo y la tiró debajo de la cama. Se puso desodorante y se refregó la cara con las manos. —Hace tiempo que no viene María—Dijo su madre desde la cocina. —Y no va a venir más. — ¿Por qué? —Porque no. — ¿Se pelearon otra vez? — ¡Porque no! Me voy a lo de Gladys— A los pocos segundos se escuchó el portazo. Estaba con la vista perdida, pensando.“El canal” dijo como si fuera una revelación. Buscó la plata que le habían adelantado de la quincena. Mirá que no me gusta hacer esto, le había dicho su patrón, no corrás la bola, te adelanto porque sos laburador y el único que no me chorea, los otros pajeros se creen que no me doy cuenta. Gracias, gracias, dijo, sí, sí, es que quiero hacerle un regalo a la bruja. Fue hasta la cocina. Vio el plato de comida en la mesa tapado con otro plato de vidrio transpirado encima. “La vieja…” murmuró sonriendo. Agarró un tenedor y sin sentarse comió un poco de guiso. Después, buscó un papel para escribir. “Comprate un bestido lindo vieja. Besos. Yo”. Envolvió los billetes con el papel escrito, les puso un elastiquín, y los dejó sobre la mesa. Fue hasta el fondo de la casa a buscar la bicicleta. Apretó con el pulgar las cubiertas para ver si estaban infladas. Ató la caja de zapatos al asiento de atrás. Salió hasta la vereda. A la salida del barrio un grupo de niños inflaban y desinflaban una bolsa de Nylon con la boca. —Una monedita para la birra, Tincho…— Dijo uno de ellos. —Hoy no— Contestó mientras los pasaba.
  • 6. Llegó hasta el canal. Ahí ya no había faroles que alumbraran el camino. Dejó de pedalear: esperó que sus ojos se acostumbraran a la luz de la luna. Siguió. ─Sos cualquiera. Recordó que le dijo a María con el cuchillo aún entre las manos.─ ─Con este gil, no podés. No hacía falta esto. Gritaba ella mirando al otro en posición fetal─ retorciéndose de dolor. ─En el barrio estas cosas se arreglan así, además él lo sacó. Aseveró, señalando el─ cuchillo. ─¡Pero no así, no así! Repetía ella.─ ─Mejor él antes que vos. Y fue lo último que le dijo.─ Los recuerdos eran como chispazos en la oscuridad. Orilló el cauce hasta que los ruidos de la ciudad fueron menguando. El crujir de las ruedas en la calle empedrada, y el sonido creciente del agua, era lo único que se escuchaba. Desató el nudo y fue, con la caja entre las manos, hasta la orilla. La luna se rompía en pedazos en el reflejo del agua. Miró hacia el cielo y sollozó una palabra. Después, el estallido del cuerpo contra el agua, unas gotas cayendo en la tierra. Y el rugido del canal como el único testigo de la noche. JULIÁN AXAT Julián nos invita a un banquete que te deja la boca terrosa aún masticando silencio. Y es que su poesía resulta una tentación al morbo de lo propio, a la gula de la desesperación y al recuerdo que carcome cada palabra. Está claro que Julián no busca la redención por sus versos, ni el reconocimiento de lo sublime; antes bien él escarba hasta los huesos con la perseverancia de un desquiciado y con la frialdad, aparente, de un profanador a veces /
  • 7. me meto en el cementerio/ y me zambullo en los osarios… /me ahogo entre fémures y mandíbulas. Pero el estupor que se desprende de esa lectura por momentos se desvanece, y emerge una mano que dice a través de su poesía, con su propia voz, que aun hay lugar para la espera: dejo los huesos a un lado/ y escribo un poema /que me devuelve /la piel viva de su voz. Cachavachas “… La Cacha: centro clandestino de detención que funcionaba en Lisandro de Olmos-La Plata hasta 1977”. Extraído del Informe: Nunca Más.
  • 8. Pregunto al oficial si entrenaban perros - sí, claro aquí entrenamos de los guardianes Pregunto si sabe de hace treinta años... - Poco, dicen que acá funcionaba algo ilegal ... pero también entrenaban perros, y ese de ahí es el jardín maternal... *** En el blanco murmullo perimetraron toda la ausencia imposibilidad de contar la boca terrosa aún masticando silencio todo el dolor es sótano tapado ahora pasto / árbol la piedra que tomo entre mis manos mantiene incrustada el llanto de un bebé el grito contenido de mi padre la lanzo contra el sol para curarla o hacerla pájaro después pienso: inútil
  • 9. como si tanto mal pudiera borrarse con un gesto o con palabras. 3. (yo -2006) a veces me meto en el cementerio y me zambullo en los osarios
  • 10. desesperado navego nado la nada me ahogo me ahogo entre fémures y mandíbulas armo puzzles imposibles dientes con metacarpos omóplatos con espinazos y así paso la noche escondido cansado de tanta originalidad para armar eslabones perdidos pero antes de convertirme en el fracasado “equipo de mi mismo forense” dejo los huesos a un lado y escribo un poema que me devuelve la piel viva de su voz Hécuba III Antes de Auswitch hubo poesía Después de Auswitch habrá poesía Dentro de la poesía habrá Auswitch Antes de la poesía hubo Auswitch Después de la poesía hubo Auswitch Dentro de Auswitch hubo poesía
  • 11. Sólo la poesía nos salvará MALKKA BENTIBEGNA
  • 12. La voz de Malkka nos sugiere una urgencia de mujer entre las sombras, como claramente ella misma lo declara: Soy una antigua mujer, confieso ser la absoluta emigración de sombras hacia un olvido. Tal vez su palabra, femenina, doliente, adquiera un matiz de otros tiempos, el del recuerdo mutilado de preguntas sin respuestas. Estos versos inventan las formas de lo terrenal, de lo más humano, aquello que se queda tocando las honduras del ser. Su poesía, absolutamente carnal, y por tal, palpable y concreta, ofrece, a su vez, un espejismo de seducción que nos conduce a un misterio sin salidas Espero que me llames...
  • 13. Espero que llames, que desmientas esta rectitud de mi dominio acrecentado en las habitaciones.] Grito y nadie oye, detengo la mirada. Si dieran una estadística de las mujeres más dispuestas bajo el manto de la nieve en julio, sería la más dispuesta a sumirme en tu deseo. No hay amigos, ni hora del té. Un cazador desbanda su corazón de las cofias manchadas con sangre de pájaros, leo a Jacques Prevert y no llamas, no existes, quizás, y no sé entonces a qué me debo el honor de escribirte De más está decir que tu boca me aletarga... De más está decir que tu boca me aletarga,
  • 14. que pienso en la ingratitud del mensaje constante. No un estarse sola, no un desafío de los días, un esperarse porque ando en tu destierro acompañándote en la ocasión de la noche, y luego mórbida decaer en los pétalos del insomnio recordándote. Soy una antigua mujer, confieso ser la absoluta emigración de sombras hacia un olvido y ser la que] nunca regresa de igual manera, la encarnada en este pasaje. No estarse sola, así quieta, buscarte como una perra, matando solo el absurdo, decirme tú para] encausar al espejo, el único que nos une, el único entrañable final de los espejos, somos dos en el albor del desnudo . Estarse así, quieta, pero buscándote como la flecha rápida disparada, la sanguinolenta flecha que usurpa el corazón de una cierva. Buscarte magna, impropia, entregada al rastreo, enferma de celos por los pies que pisan tus llagas,] pero así, candente, perdiendo el miedo, la pasada eventualidad del semen derramado entre los libros, y ya no ser. ADRIÁN CAMPILLAY Matar al poema, es decir, quitarle toda solemnidad, sus ropajes retóricos, sus voces líricas tal vez sea lo que se ha propuesto este autor puse una puerta/ en el poema/para que una
  • 15. palabra pudiera abrirla y matarlo. La sed de la escritura emerge entonces lamiendo cada letra, cada signo, hasta las espinas que habitan la realidad hogar de arena que molió la piedra/ la espina llorando su invierno/ y el sol/ ¡siempre el sol!/ o el camino herido por la sed. ¿Cuánto se puede soportar sin pellejo? ¿Cuánto tiempo vive el poema con un cuchillo sobre su cabeza? El poema quiere gemir la verdad que desea ser de verdad, y Adrián sabe cómo hacerlo, como un auténtico trovador de piedra todo en él/ sigue vivo/ y ahora/ me persigue un cuchillo. la palabra vaca escribo desde mi habitación africana en el paraíso no puedo reconocer entre una droga y una mujer del mismo modo en que una mujer no me distinguiría
  • 16. entre un montón de botellas. patrones áfricas y calzoncillos para el paraíso. ya me cansé de las falsas vacaciones. se parecen a la palabra vaca. a la palabra gandhi. siete mil kilos de asado caminando y un millón de muertos de hambre. mi hijo jurando la bandera. ¿alguna vez se preguntaron qué significa eso? somos todos unos hijos de puta. ¡ustedes no! niños. tienen derecho a apretar el gatillo trovadores de piedra 1. puse una puerta
  • 17. en el poema para que una palabra pudiera abrirla y matarlo. ¡no resultó! todo en él sigue vivo y ahora me persigue un cuchillo. 2. hogar de arena que molió la piedra la espina llorando su invierno y el sol ¡siempre el sol!
  • 18. o el camino herido por la sed correr correr y correr delante del diablo. CRISTIAN CARRASCO Lo que Cristian revela en sus textos es el hueco donde habita la ironía. Sus palabras ácidas, conscientes de ser mundo, de estar obligadas a definirlo sin nombrarlo verdaderamente, crecen a la expectativa del ojo incauto de un lector ingenuo para atacarlo con la
  • 19. contundencia de lo concreto, de lo real, que es el dolor. Sus versos, puntiagudos, juegan a torturar el vacío con más vacío y crean de esa nada la concavidad del decir: los intentos vacíos/ de llenar versos con vacío/ buscar las causas primigenias/ decir algo de la nada/ Abofetea nuestra estupefacción con un tono de sentencia: la humanidad entera/ es un ser consciente que un día morirá/ quedarán las ciudades/ nuestro esqueleto colectivo/ reduciéndose con lentitud de hueso/ a polvo y salitre Su poesía es metapoesía, no deja de mirarse a sí misma, pero a la vez es el reflejo de lo que mira. Acaso leerla no deje de ser una provocación. “toda muerte es un error/ del que nada se aprende” CALANDRIA Asesinamos como medida preventiva
  • 20. entes vivos de sangre fría alejados por forma o tamaño Cualquier diferencia nos calma Son peligrosos para los niños decimos o tal vez contagian enfermedades Son ellos o nosotros A medida que las similitudes nos acercan aun sin llegar a la exacta concordancia emerge desde la niebla de emociones
  • 21. un principio de compasión y culpa Al hacer explotar desde fuera a velocidad de bala el pecho pequeño de un ser de ojos negros y cuerdas melodiosas no es necesario que nos amonesten Su sangre se parece a la nuestra y de ahí fluye espontánea la tristeza. Culpen a los aplausos… Culpen a los aplausos que no aprueban lo complejo
  • 22. encriptado hermético los intentos vacíos/ de llenar versos con vacío/ buscar las causas primigenias/ decir algo de la nada/ Culpen a los aplausos que siguen cual eco parido en la concavidad de las manos a juegos de palabras frases felices aliteradas refranes reciclados en ironía o familiar ternura por lo viejo conocido Culpen a los aplausos por generar abstinencia porque su ausencia desespera por su fluorescencia verde radioactiva Culpen a los aplausos
  • 23. por desenrollar la lengua mental como la de un perro sediento de correa corta que no alcanza a probar la lluvia. La frase… La frase “un hombre es todos los hombres”
  • 24. funciona en ambas direcciones la humanidad entera/ es un ser conciente que un día morirá/ quedarán las ciudades/ nuestro esqueleto colectivo/ reduciéndose con lentitud de hueso/ a polvo y salitre quedará una línea inútil recursiva e infinita formada por cables de todo largo y grosor como un sistema nervioso vacío de impulsos la atmósfera será nuestro ataúd cuando la ciudad ya no lata como late una ciudad
  • 25. cuando el país ya no respire como respira un país y la Tierra no mire ya nunca más como mira la Tierra Dioses ignorantes… Dioses ignorantes no sabemos manipular nuestra esencia divina elevarnos a la inmortalidad
  • 26. toda muerte es un error/ del que nada se aprende NATALIA CANOVA Nat nos invita a viajar por una poética de lo instantáneo. Todo lo que se lee tiene ese tinte asombroso de la primera vez. Con una voz precisa e ingenua, descubre pequeños resquicios de poesía en todo lo que cuenta: el descubrimiento/ de poder tener/ unas estrellitas/ acá en la tierra… los bichos/ de muerte súbita en el parabrisas. Con una expresión casi minimalista va construyendo mundos tan fabulosos como la realidad; es dueña absoluta de las palabras y hace con ellas su mejor juego, la creación: para volver a
  • 27. jugar/ inventar historias/ y unir puntos/ arbitrariamente/ haciendo surgir/ nuevos significados. cuando viajo en la ruta… cuando viajo en la ruta miro por la ventana y aunque aparecen vacas
  • 28. no las miro tanto como los bichos de muerte súbita en el parabrisas removidos luego por pibes en la esquina por una moneda por playeros en la estación de servicio siendo ése su rito funerario. la primera vez… la primera vez que viajé sin mis viejos fue a los cinco años
  • 29. con el jardín. me traje una piedra de recuerdo porque brillaba mucho. papá me dijo que tenía mica por eso brillaba y que se las podía encontrar acá a dos cuadras en las vías de tren. a mi no me importaba el nombre o la ubicación dada por humanos sino el descubrimiento de poder tener unas estrellitas acá en la tierra acá en mi mano. cuando era chica… cuando era chica y no sabía leer agarraba los libros de papáymamá y jugaba a ser lectora con los lentes en desuso de mi abuela. la historia inventada
  • 30. surgía de la tipografía y las letras. mi historia nunca concordaba con la que leían todos. ahora que sé leer ya no puedo hacerlo: descifrar lo que dijo el autor es automático. por eso no quiero aprender a guiarme por constelaciones y la posición de las estrellas para volver a jugar inventar historias y unir puntos arbitrariamente haciendo surgir nuevos significados. MARINA CORONEL ▪ La trama del vuelo La yo poética de Marina Coronel encuentra en velar su camino. El registro, en modo alguno urgente, pero sí ávido por nombrar, se manifiesta con cadencia de pies que transitan un alba pequeña, en silencio, para no despertar. Materia de contradicciones que propone recursos disímiles, la poesía nunca ha dejado de reflejarnos. Estos versos íntimos de Marina se refieren a lo que no existe, y bastan para permanecer dentro de lo que siempre regresa.
  • 31. *La presente reseña fue escrita por Tomás Watkins. la trama volver sobre el insomnio romper el augurio entre el espacio y el silencio gotear en los muros como un epitafio
  • 32. desalba ahora mi espacio es un regreso sin adentro la vista no alcanza para seguir siendo ceguera /te repetí no existe/ claridad testigo de un secreto al cual no accedo hace siglo del vuelo el aleteo de un laberinto con sonidos impares /tu mano y mi boca que no vuelven/ una asignatura gris en contrapunto
  • 33. FACUNDO CHIRINO Como una llamada directa a la aspereza del universo, los versos de Chirino nos acercan una voz lírica, grave, que se ensimisma en la extrañeza del hombre frente al mundo y su delirio. La respiración se entrecorta, pero la música suena de fondo evocados en el ritmo interno de cada verso : El invierno habla en mi rostro/ no como voz, no como imagen,/se imprime sobre mi rostro ciego/ deja letras esparcidas, esquirlas/ detenidas en el aire amarillo.
  • 34. El ojo entreteje metáforas con cadencias que animan al poema. Facundo zumba en la palabra, pinta su geografía de colores íntimos, viscosos, pero purificadores: ¿Qué clase de deseo es este?/ Donde colores se agolpan/ y todo es enjambre al ataque Todo lo sensorial se abalanza con la sutileza de un secreto: Ahora siento la podredumbre/ ese olor a acequia desempleada,/ color lúgubre y vida misterios. Misterio que el autor comparte, cómplice. Susceptibilidad en negro II El invierno habla en mi rostro no como voz, no como imagen, se imprime sobre mi rostro ciego deja letras esparcidas, esquirlas detenidas en el aire amarillo. El invierno rodea sin tomar posesión animal impredecible, ajeno de sí
  • 35. triste miseria y sonidos entumecidos Así, el invierno retorna a mí a hablar de mí sin mí a cuantificar su miedo acribillado El invierno habla en mi rostro no como voz, no como imagen silente, impronta en mi rostro un árbol desnudo por su metralla toma por extranjeros los pájaros el invierno martilla sin cesar este yunque rostro sin perfección Aquella fila de álamos desnudos columna de soldados rendidos sin armas, sin verdes musicalizaciones con los horneros sin hogar gritando por auxilio aquella fila de álamos desnudos reclama primavera y mi voz no llega y mi pecho no alcanza y aunque la vida hierve en mis genitales el plomo que me arrastra ni siquiera les deja cercana mi última sangre. ¡Adiós!
  • 36. III Ahora siento la podredumbre ese olor a acequia desempleada, color lúgubre y vida misteriosa moscas ínfimas y lentas que emigran de la verde manzana Este momento exacto de un trozo de pan
  • 37. húmedo de lluvia y azulino de labios ausentes y género marchito pienso mis manos agusanadas la saliva que emerge ácida, purificadora de alguna manera y blanquísima entonces… pienso pleamar. De interrogantes… ¿Qué clase de deseo es este? Donde colores se agolpan y todo es enjambre al ataque (Consigo un recorte de tiempo, aun callado, difuso de rostro) Deseo, es esta belleza erizada. Su aguijón introduciendo, cada curva y filo, veneno y leche; aquí los hemisferios no existen
  • 38. no hay daga en la cintura ni estigmas abiertos. JUAN DESPOUY Para aproximarse a la narrativa de Despouy hay que estar prevenido, pues estamos en presencia de un autor que posee el parlamento de un lunático. Con esa certeza propia de los extraviados despliega un escenario surrealista donde lo onírico se hace un festín ¿Realismo mágico o alquimia episódica? Uno puede creer en el autor, por la seguridad en el tono de sus aseveraciones, pero a sabiendas de internarse en otra dimensión, de visiones apocalípticas: Por la tarde me angustió saber que sin luna el mundo perdería su único ojo / que sólo de espantosa miel sería la noche inaugural de los recién casados / que el hombre lobo no tendría excusa para saciar su apetito de blancura / y que el lunático se perdería para siempre en su lado más oscuro. A pesar de tales visiones el lector no puede dejar de leer –por curiosidad, o masoquismo- hasta la última línea. Los lugares que convoca Juan, arbitrariamente poéticos, funcionan
  • 39. como vía para descubrir la otra cara de la escritura: Dije luna y círculo, y el lenguaje me clavó su linealidad en la sangre Muerte fabulosa de la luna Anoche un satélite entró en la órbita de mis sueños / Le pregunté si se había extraviado y le indiqué la salida al final de mis párpados / Pero él prefirió quedarse y hacer de mi sueño una pesadilla / Me contó que detrás de la noche / donde las horas afilan dientes y relojes / el inquisidor y sus verdugos construyen un andamio / Dijo que el propósito era tan insólito como toda muerte por encargo: / “quieren matar la luna desde lo alto / No le perdonan que brille sin luz propia / que su elevada mentira anochezca el cielo y su buen ejemplo” // Al despertar salí de la casa y consulte al oráculo de los perros / Ellos prefirieron creer que el satélite había enloquecido / dijeron que nadie puede matar la luna porque ella es evasiva y cambiante / y podrá siempre escapar por un agujero negro y aparecer en otro cielo // Al regresar a casa junté los párpados y volví a soñar con el satélite / Esta vez
  • 40. estaba desesperado / Me contó que habían apresado a la luna en Tucumán / Que allí sus verdugos esperaban la orden para ultimarla / me advirtió que sería una muerte ejemplar y surrealista: / “la cortaran con la navaja de Buñuel / luego arrojaran su cadáver como chatarra espacial y coserán un pedazo de noche sobre su ausencia” // Esta mañana desperté confundido / ¿a quién debo creerle? / los perros han sido siempre fieles y verídicos / pero también es cierto que los satélites no mienten // Por la tarde me angustió saber que sin luna el mundo perdería su único ojo / que sólo de espantosa miel sería la noche inaugural de los recién casados / que el hombre lobo no tendría excusa para saciar su apetito de blancura / y que el lunático se perdería para siempre en su lado más oscuro / Imaginé a los pianos poblándose de teclas negras y a los poetas extraviados sin su brújula de insomnio / Dije luna y círculo y el lenguaje me clavó su linealidad en la sangre // Al llegar la noche el cielo había sido saqueado y la luna desaparecida / Junté los párpados y dormí un sueño espacial y sin satélites / Pero esta mañana/ pegado sobre la puerta de mi ropero / el calendario marcaba luna asesinada ELIANA DRAJER Como una canción de nana sombría, llegan los versos de Eliana a soplarnos la extrañeza. Cada signo puesto allí tiene la fuerza del impacto, pero con la sutileza y la minuciosidad de un orfebre, o de un cirujano que destripa palabras: pisa enfurecido el papel/ apolillado y pisa/ se lo come. El sentido de su poesía, evidentemente, está en otro lado, en ese lugar vacío que ella deja, en el velamen que oculta aquello que pugna por mostrarse ante nuestros ojos. Eliana tiene el talento para desescribir lo dicho, y le otorga categoría poética hasta a las cosas que pueden resultar más familiares: Por eso tu familia/ cada doce de noviembre/ festeja tu cumpleaños/ soplando huesitos tiernos. Atravesada por estos discursos, Eliana abarca zonas insospechadas de significación y nos sacude. Sólo se espera el mazazo final al concluir la lectura de cada una de sus creaciones.
  • 41. I PRIMER PACTO: MIRAR LA CUNA 1 Apenas anochezca subiré al monte buscaré un espacio lejos algunas hierbas frescas y cavaré la pachamama
  • 42. En la pequeña fogata esparciré fechas cartas vuelos y el vestidito blanco Ahora sí quitaré los pretextos la ropa esa malapalabra y bajaré cuando el sol mande. Dormiré tranquila. (Del poemario "Habrá que matar". Inédito) 2 Tuve que rajar hasta aquí y traerlos conmigo para poder hablar A ellas también las metí en el pack Luego despastillé rosaditas blancas en gotas y los tiré a todos por el río
  • 43. Terminé de una vez y para siempre con ese maldito arrorró. (Del poemario "Habrá que matar". Inédito) 3 La casa sola no te vi llegar ni partir no te serví tentempié ni preparé el equipaje
  • 44. En el pueblo todos lo saben Por eso tu familia cada doce de noviembre festeja tu cumpleaños soplando huesitos tiernos en la quinta veryveryold de tu abuelo despatriado. (Del poemario "Habrá que matar". Inédito) 5 Un muchacho sentado en el banco más prieto y vacío de la plazoleta lee recuerda que lee memoriza números que anota unos dos tres en una libreta rancia al cabo de treinta minutos se levanta pisa pisa enfurecido el papel apolillado y pisa se lo come.
  • 45. (Del poemario "Habrá que matar". Inédito) ALFREDO JARAMILLO Alfredo inventa un idioma propio, donde definirse, inventarse y tatuarse. Arroja sobre el papel nuevos signos que macera con níqueles de la memoria visual. Escucha su propia voz y se hipnotiza; así, en pleno trance, acorrala las palabras para que le den un poco más: “… desde las cajas de CDs perfectamente rotuladas llegaban los ruidos que hacen los martillos cuando se talla un epitafio…” ¿Rótulos? No, imposible, busque en otro lado.
  • 46. nació en un depto del centro desde donde se veía, los días bravos, el polvo de la barda rojo en suspensión. la última vez que se encontraron ella estaba pinchando discos en una fiesta en una casa cara. les gustaba olerse el perfume a oriente entre los rayos del after hour. frío (el clima). sustancias fluctuantes en las canaletas de jardines del rey. estaba en la agenda de todos el aura diamantina de su nombre y su prestigio: nombre de ciudad, reviente de pueblo. tatuajes y jengibre en los templos de la moda, jóvenes chetas paseando en el perímetro de un barro total. jezzabel, jezzabel. siempre sonarán por neuquén las canciones marroquíes que evocan tu nombre. a los 15 descubrió Nietzche en la biblioteca del colegio, y así empezó a unir puntos dispersos de su mente. confrontaba, por ejemplo, estadísticas bíblicas con afirmaciones
  • 47. nihilistas, que se mezclaban con las risas de beavis y butthead en la tele. era, como se supo después, un mago rebelde. desde las cajas de CDs perfectamente rotuladas llegaban los ruidos que hacen los martillos cuando se talla un epitafio. días que vivirán por siempre entre el humo esparcido sobre los árboles en una plaza fractal. tendido sobre la cama, con los auriculares puestos, nace el superhombre. tiene dibujos de sus hijos en la pared del cubículo de su oficina. se los muestra a todos sus compañeros cada vez que pasan cerca suyo, pero se olvida que ya los mostró mil veces y nadie le presta mucha atención. se olvida también que hasta el supervisor empieza a burlarse de ella por la ropa desteñida que trae al trabajo. los electrodomésticos dejaron de funcionar hace tiempo. su matrimonio también. aún así su temperamento no se desmorona: un dibujo de Barney ilumina esos 4 metros cuadrados que ahora ella llama "mi guarida". si no fuera por la heladera metalizada, los cerámicos blancos, el jardín con estatuas y el BMW de su papá, ella se sentiría una chica un poco más normal. pero la agobia la ostentación de su familia y el modo en el que obligan a almorzar con ellos a la empleada doméstica. hay veces que no soporta más y con una mano toma su pelo y forma una larga cola de caballo, que suelta por el balcón de su pieza hasta el piso de abajo. repite el ritual todas las noches con la esperanza de que algún día suba por ella un chico de los suburbios y la invite a andar en moto por una calle de tierra.
  • 48. GABRIEL JIMÉNEZ Poeta de la libido bífida, lame la letra con su lengua lisonjera. Llena de latosa significancia sus textos lívidos, inicuos. Ametralla de sexo lacerante la hoja A 4; pone en cuatro a la poesía, se la monta y la eleva: el funk de flopi flipea a cualquiera/ la masturbatoria, feroz, invasiva y fantástica de sus fauces/ fueron son y serán:/ fantástico huracán // furia de fans // febriles fenómenos // fabulosas felatios. Gabriel se permite la libertad del juego; sin acatar regla alguna bucea por la poética con ironía e histrionismo. Extremista y sádico, cachetea al lector y lo lleva de un lado al otro de
  • 49. los sentidos. Erosiona los límites, y habla con la voz nítida de los que nada tienen que explicar: y preguntaron:/ ¿dónde la guardás?/ (inteligencia llana ¿o miento?)/ me parece / que el diler/ es el del B/ -dije- Mañanero Esta mañana tengo una erección enorme una rígida antena de metal que sintoniza las mejores fantasías, mi humilde aporte a las telecomunicaciones una línea directa con tu imagen nada de fibra óptica, cable o satélite
  • 50. esto transmite por química 100% piel siento ser el medio hegemónico, el monopolio de la libido, el único que puede enviarte una señal tan fluida. Flopi Fan Flow Flopi la sopla fantástico no es falaz que la sople tan fuerte como una fender amplificada en un marshal, el funk de flopi flipea a cualquiera la masturbatoria, feroz, invasiva y fantástica de sus fauces fueron son y serán: fantástico huracán / furia de fans / febriles fenómenos / fabulosas felatios fue in the facto
  • 51. en esa fuente del falo/ el placer frénetico/ enfundado en el foso / profundo de su face, el doble faz de su flow te flipa en un fondo de felpa y celofán fluye un fonde de cave / fase de exportación la fábrica de felar, su boca en faraónica felación constante funde motores a velocidad ferrari la facilidad de la fe y la función fundamental de un final feliz. Allanamiento 1ºA patearon la puerta prendieron las luces reventaron el mueble revolvieron los cajones
  • 52. me tiraron al piso y preguntaron: ¿dónde la guardás? (inteligencia llana ¿o miento?) me parece que el diler es el del B -dije- CARLOS JUÁREZ ALDAZÁBAL Resistirse a la lectura de los poemas de Carlos sería algo así como un verdadero pecado ¿Por qué? Las causas de su mística es la más terrenal de todas, su fe en la palabra se desprende de las vociferaciones contra el cielo y sus falacias. De sus textos se desprende el olor del hereje que muerde sus verdades cuando escribe: “Sabemos que la angustia es un suspiro/ de los gorriones que se sientan a contemplar los muros/ encima de la cruz del San Bernardo” “…y yo oculto mis hojas creyendo en la palabra/ creyendo en el mañana
  • 53. que se acerca/ porque/ llegará el día, la hora o el poema/ en que los dientes de él se habrán caído” Al leer a Carlos asistimos a un rito de fe en lo otro, en aquello que se intuye, pero se calla. Profesión de fe En Salta creemos que no hay nada mejor que escribir un poema, destapar un buen vino o fornicar con morenas
  • 54. de esas que te muerden cuando se suelta el orgasmo. Creemos que en la tierra se esconde un terremoto y que la esterilidad es un problema ajeno, propio de los peces. Creemos en el sol, en el folklore, en la virginidad porfiada de las niñas del centro, de las que van a misa. Hay algo, sin embargo, en lo que no creemos. Sabemos que la angustia es un suspiro de los gorriones que se sientan a contemplar los muros encima de la cruz del San Bernardo. (de La soberbia del monje) Profecía del cuerpo Cuerpo de hiedra apartada del muro, cuerpo apartado de tu cuerpo, cuerpo usurpado. No son mis dientes
  • 55. los que se adhieren a los tuyos, los que encienden los nervios de encías saladas por cepillos, de caries dolidas por estar tan solas, de bocas prensadas. No es mi rodilla la que visita los muslos de la noche ni es mi costillar el que te sangra entre los dedos. El cuerpo es otro. Yo soy tan sólo un cuerpo proletario, un desposeído más entre los cuerpos, un revolucionario apócrifo, un cuerpo en armas, un cuerpo destinado a estar sin cuerpo, al menos sin el tuyo; y las caries me duelen, y el costillar me sangra, y su cuerpo se empeña en usurparme, y tu cuerpo me ignora; y yo oculto mis hojas creyendo en la palabra, creyendo en el mañana que se acerca porque llegará el día, la hora o el poema en que los dientes de él se habrán caído y mi cuerpo de liquen será verde creciendo entre tus piernas con tu agua.
  • 56. (de La soberbia del monje) La higuera Cuando el argumento lo exigía yo era el que despertaba a los fantasmas y llamaba a los ovnis para viajar en el torrente sanguíneo de lo absurdo.
  • 57. Las runas se trazaban sobre las axilas, las esquinas de los barrios que escondían duendes ostrogodos, y así la invocación surtía efecto. La higuera era el buque pirata que conducía a la selva del fondo, la máquina del tiempo que me acercaba al dinosaurio perro que me mordió una tarde y terminó ahorcado por el vecino, el malo de la jungla al que yo bombardeaba con piedras de Hiroshima para reírme de la radioactividad que se elevaba sobre el tejado de sus cejas. Cierto día el buque se hundió: mamá decidió parquizar el fondo y eliminar las malezas que afeaban las fuentes de las ninfas, seres de yeso que se comieron la tierra de las parras y confabularon con el vecino para terminar con mi reinado sobre la higuera.
  • 58. (de Por qué queremos ser Quevedo) INÉS EGUABURO Para vivir la desfachatez del signo, hay que ser, al menos, osado; bancársela y escupirlo sobre el papel, sin asco. La poética de Inés tiene esa impronta, clava los colmillos hasta hacer sangrar la ironía mueca a mueca: No sé si reciclan, / no sé si ensucian, / no sé si transmiten enfermedades altamente contagiosas/ o si preparan el próximo salto evolutivo… Ella nos muestra un pseudo desinterés por todo ¿acaso quiere despistar de esa manera, dejando expuestas las pruebas : a su vez alguien descubre que el gusto a sangre
  • 59. en la boca es altamente estimulante, más aún si es de alguien encerrado en el sótano, incluso más que cualquier droga sintética que haya inventado alguna mente privilegiada y pacifista. Sin dudas, Inés no tiene pelos en la letra. Esta escritora con su risa socarrona contagia de sarcasmo todo lo que toca, aunque a veces suele permitirse alguna que otra lágrima “surge una lágrima por generación espontánea, / surge espontáneamente en un lugar cualquiera…” pero sin abandonar la dureza de lo cotidiano. entre cuatro cucarachas… entre cuatro cucarachas se llevaron una bosta. No sé hacia donde, hacia la acacia del fondo, hacia dentro de esos sus caparazones como/ de cucuruchos esmaltados
  • 60. o hacia atrás. No sé si reciclan, no sé si ensucian, no sé si transmiten enfermedades altamente contagiosas o si preparan el próximo salto evolutivo pero me hubiese gustado que hicieran bien su trabajo y se lo llevaran todo. surge una lágrima por generación espontánea… surge una lágrima por generación espontánea, surge espontáneamente en un lugar cualquiera, no del lagrimal sino en un lugar cualquiera del camino, surge donde sólo debe recorrer como si algún tipo de memoria recordase que allí debía haber algo
  • 61. y ese lugar lo inventa, como puede caminar con botas y sin ellas Cuando salgo a caminar con mis botas en la mañana no me asusta el agua del riego de las vecinas, esas mujeres que siempre se levantan a regar su vereda temprano y que salen aunque sólo hasta ahí no más, hasta su vereda. El problema fue cuando salí sin mis botas y los pies tuvieron que buscar cosas donde no las hay y ahí abajo se amotinaron. De Instintos e inventos Tras mucho reflexionar y ver dolores ajenos, llegó a la conclusión de que la mejor solución era comenzar por erradicar los cuentos tradicionales, es decir terminar con esas tradiciones violentas, sádicas y terribles. Eso finalmente salvaría a la humanidad de sí misma, se decía orgullosa la doctora. Entonces, los quemó y reemplazó por bellas e inocuas historias, sin sangre, sin torturas y sin pasiones. Así logró desterrar esos sentimientos de los pequeños ya que no se los
  • 62. indujo desde ningún lugar. Incluso desaparecieron las palabras de la vida de los mayores. Los pequeños crecieron sin miedo a las madrastras ni a los lobos, sin conocer el miedo y el gusto a sangre en la boca, sin lo edificante de oír a alguien sollozar ni transpirar de miedo. Sin el placer de ver a las palomas comerse los ojos de las hermanastras. Pero con cada nuevo amanecer aparecen cosas nuevas bajo el sol. Por ejemplo, algún original genio creador que inventa (o mejor dicho re- inventa) la pólvora. Y este invento no viene solo: a su vez alguien descubre que el gusto a sangre en la boca es altamente estimulante, más aún si es de alguien encerrado en el sótano, incluso más que cualquier droga sintética que haya inventado alguna mente privilegiada y pacifista. Ante esta situación, la laureada doctora se revolvía en su tumba sin poder levantarse a comer cerebros ajenos, ya que el suyo propio no le daba licencia. FERNANDA MACIOROWSKI Con las instantáneas de Fernanda desandamos un tiempo hecho por la poesía. La suya consta de vívidos instantes donde la vista se detiene en el más mínimo detalle, configura un mundo donde el lector ve con todos los sentidos: estoy cansada pero el color me incita a seguir/ odio lo natural y amo/ el hule/ cuadriculado de la mesa de la cocina. Se percibe en sus versos el destello de lo metafórico; logra fusionar elementos cercanos con aquellos impensados y en ese ensamble alcanza lo extraordinario, aquello que, sin
  • 63. duda, anima sus versos y lo dota de belleza: busco en el fondo de mi cartera fluo/ palabras para nombrar la noche 2. on the bad road la ruta vista así es irreal arrojo mi cuerpo al lado y nada cambia una línea finita de luces blancas que vienen y rojas
  • 64. que van no hay nada para descifrar los actos ya no tienen un don son banales y quedan girando en el vacío asfáltico del otro lado la ventanilla refleja nuestros rostros De Doma Latina, Infamia Trascendental, 2010. * saltando entre el público de Satan Dealers. es la primera vez que los escucho y ya me tenés ahí saltando y transpirando
  • 65. mi ropa de princesa. * nos sentamos en el cordón de la vereda a escuchar la música llega sofocada pero está en vivo busco en el fondo de mi cartera fluo palabras para nombrar la noche De Apogeo, Estrella Deliciosa, 2011. 6. hule veo tiras y tiras de hule en el espacio coloridas y brillantes piezas de la tela plástica atan mi mirada siento que odio lo natural y que abrazo trozos de artificio en el plástico colores fluo que jamás podrían confundirse con el paisaje tiras de hule como una lluvia horizontal
  • 66. yo envolviéndome fundiéndome creando un vestido de bodas amarillo veo el hule y es tan hermoso al tacto a la mirada tan artificial, tan cremoso mi piel transpira y quisiera tejer ahora medias de huele para todas y guantes de hule y flores estoy cansada pero el color me incita a seguir odio lo natural y amo el hule cuadriculado de la mesa de la cocina con mariposas de la cortina de baño de Ana de los rollos que cuelgan o se amontonan en las tiendas me gusta nombrarlo hule me gustaría tener un trocito de todos los motivos de hule que se están fabricando porque amo la cremosidad del plástico su baratez su al alcance de la mano es decir cómo vuela y se contonea en el espacio. (Inédito)
  • 67. KARINA MARANESI La poesía de Mara recrea un infinito particular, aquel que se esconde en el secreto de la observación y la evocación de sonidos primigenios, desconocidos. Su mundo se adentra en aquellos misterios por los que uno siempre se pregunta en algún momento, cuando se logra trascender la cotidianeidad: Esto es una apariencia/ marca de aguja invisible/ sobre la cáscara/ del fruto que encarnamos.
  • 68. En su poética cabe la sonoridad de lo intrínseco, de lo propio, de lo humano. Mara pincela sus versos y se deja escribir, se arroja a una danza frenética donde se huye y se encuentra, siendo, simplemente, lo que es: Soy en el espejo/ diluida visión de humo Permanencia La vida parece medirse en adioses y encuentros.
  • 69. Esto es una apariencia, marca de aguja invisible sobre la cáscara del fruto que encarnamos. Vamos mudando de pieles y amores, pero aquí, debajo, muy adentro de nuestra pulpa frágil existen permanencias que trascienden a la muerte Dixit Soy en el espejo diluida visión de humo
  • 70. cabello, piel, cara de adiós. Bailo sola, yo y la música abrazadas. a nuestra espalda nace un dios o explota el mundo, pero mis pies desnudos no dejan de bailar. Heroína de cine mudo, un escrito de caderas apenas más generosas que dos resmas. Áspera, fuerte, temblorosa, dolorida, cantante, suena mi voz, como el último trago en la boca fina de otra noche. FACUNDO MERCADANTE A la hora de hablar, hay que hablar, podría titularse una reseña sobre este escritor mendocino. Facundo nos quiere contar, contar y contar de una manera directa; su retórica no precisa intermediarios, simplemente es. Como un eco de su visión, cada párrafo, cada línea nos describe un mundo, al tiempo que lo matiza con espasmos de lo ultra sensorial y
  • 71. machaca con efervescencia psicológica: El pibe ni se mueve, ni me mira, nada. La mano así, te lo juro. Me quedo un rato, miro a los costados, en la vereda ancha siguen pasando los que compran, (¡qué mucho que compran -pienso fugazmente- cuántas bolsas, y qué grandes!). Todo es un gran cubículo psicológico. Sus párrafos renuncian al canon y al ornamento. El narrador parece alucinar en su verborragia y nos alucina. Una masa de concreto se desprende del techo y te parte la cabeza, y después de todo eso, Facundo ríe ¿vio? Caminando Yo ahora camino mucho, ¿viste? Bueno, imaginate, me pasó algo de lo más extraño ayer, volviendo de la oficina. Me había colgado la mochila y apenas al salir me asaltó la sensación de que algo estaba mal, no sé bien qué, algo. Algo como que los árboles están podridos por dentro o que la gente no quiere en realidad estar bien, ¿viste? algo así. Yo, ni
  • 72. bola. Porque si empiezo a pensar en esas cosas me enrosco y no tiene sentido, así que con mi mochila a cuestas le empiezo a dar por la principal. Caminar me hace bien, además este clima es ideal, excepto que ayer justo se había instalado esa masa húmeda, que es muy rara en esta ciudad, tan seca; los taxistas y los que venden medias en la calle transpiraban mucho y tenían esa aureola que se nos hace a los hombres cuando el calor es tanto y el desodorante no alcanza a taponear la mugre que se nos sale por los poros. El color de la tarde era distinto, ¿viste? No era ese color que tiene la tarde cuando salís de trabajar y te vas contento a tu casa. Resulta que me acerco a uno de los pibes que se sientan en la vereda con la mano así, que pueden estar horas con la mano así, esperando una moneda o cualquier cosa y le digo “Pibe, ¿tenés calor?” Se me había ocurrido que sería lindo tomar un helado y pensé que un helado le vendría bien a ese pibe en esa tarde pegajosa y horrenda. Los detesto, después, a esos pibes, porque estás comiendo en un restaurant y vienen con estampitas o chucherías, es como que hay momentos y momentos, ¿no? “Ey, ¿tenés calor?” repito, pensando en que no me había escuchado. El pibe ni se mueve, ni me mira, nada. La mano así, te lo juro. Me quedo un rato, miro a los costados, en la vereda ancha siguen pasando los que compran, (¡qué mucho que compran -pienso fugazmente- cuántas bolsas, y qué grandes!). En un momento me acuclillo y el pibe sigue como si yo no existiera, era él y su manito así. Una mosca lo molesta y hasta me dan ganas de espantársela. Me levanto y me pongo a caminar, mirándolo. Viene una señora de trapos, lo alza así como está y lo pone en un auto, en el asiento trasero. Del asiento del acompañante (un Dodge 1.500 bordó) sale otro pibe, muy parecido al primero y se pone en el mismo lugar, con la mano así. “Ah, bueno” pienso y sigo caminando.
  • 73. Algo evidentemente está mal. Qué raro, porque justo el otro día pensaba qué lindo es todo, qué suerte es este hermoso atardecer. Me detengo en seco porque siento que alguien me está mirando, una sensación fuerte, eh. Miro alrededor y jaja, qué tonto, eran los carteles publicitarios, estaban todos esos actores y conductores mirándome fijo desde carteles gigantes en la vereda de enfrente. Los miro yo también, trato de entender qué me están diciendo, qué es lo que me quieren decir. Leo las palabras que los rodean y las palabras me dicen que tal canal tiene “9 de los 10 programas más vistos”. El cartel de al lado, el del otro canal, dice “no te dejes engañar, a nosotros nos ve más gente” o algo así. Comprendo entonces que alguno de los canales nos miente, los conductores y los actores me miran, Rial me señala, por ejemplo. ¿Por qué me señala Rial?, pienso. Sigo ya con la idea fija de hacerme de comer algo rico, viste que ahora que estoy solo me doy maña, me cocino bastante. Pienso en berenjenas, la abuela de mi ex hacía una pasta de berenjenas que era una locura, me animaría a hacerla, sí señor. Paro en una verdulería boutique de esas que hay en el centro y el tipo me dice “no hay berenjenas, pibe, ¿no te enteraste?” Faa, pensé, lo que me faltaba. Se ve que hay una escasez de berenjenas, que los dueños de las plantaciones de berenjenas se pusieron firmes contra el Gobierno y nos están limitando las berenjenas. “Me estás cargando”, le digo al verdulero. El verdulero me mira fijo, duro. Es un segundo horrible, porque parece que me estoy mofando de su trabajo, me hace sentir como un pendejo quisquilloso, desinformado. Al instante afloja todos los músculos de la cara y los contrae en una sonrisa exagerada. “¡Si, pibe, obvio que te estoy cargando!”. La señora que tiene la bolsa abierta se ríe también, mientras el verdulero le echa camotes. Anota en una hoja enorme -de esas de envolver fiambre- y recita animado “dos cuarenta más uno setenta son… cuatro con diez Martita, ¿algo más?” Dos limoncitos, dice la señora y yo salgo de mi sopor, inflo el pecho y me dispongo a salir. Cuando estoy por pisar la vereda,
  • 74. el tipo me dice “Igual, no vas a encontrar berenjenas en ningún lado, no es la época”. Ya estoy en la vereda, respiro, alzo la cabeza, algo está mal. Ambos, la señora y el verdulero, me han visto la cara, tendré que ser más precavido, mirar hacia el suelo de ahora en más. Es raro, porque justo el otro día caminaba mirando a los ojos de la gente y pensaba “qué bueno es mirarse a los ojos”. Decido que ya está bien de caminar, las diez cuadras que faltan las voy a hacer en micro. Me acomodo en la parada, viste que el 40 viene enseguida, me subo y el pasillo del micro está vacío. Todos los asientos están ocupados y me toca ir parado, son pocas cuadras, me gusta viajar en micro, no pasa nada, aunque siento algo en la garganta, los ojos me empiezan a brotar como de furia, de decepción. No voy a llorar, decido que no voy a llorar. Pero cuando llego a mi casa me largo a llorar, no sabés cómo, como si tuviera hijos esparcidos por el mundo entero y todos me enviaran en ese momento el mismo mensaje de texto: “Papá, me estoy muriendo”, o como si todas las berenjenas del mundo estuvieran en un mismo bol y un niño les rociara veneno. Me dolían la espalda, la cabeza y los ojos de tanto llorar, no tenía consuelo, ayer a la tarde. Empiezo a retroceder el día, buscando las causas de tanto llanto. Las encuentro. Estaban ahí, en la mañana, después te cuento si querés. La cuestión es que me tranquilizo. Sigo llorando, parece que me hace bien. Me voy a la cama, me cuesta dormir, ya sabías, abro el cajón de la mesa de luz y está el pastillero. ¿Me tomo una mitad? Sí, me la tomo. Vaso de agua y apoyo la cabeza. Me despierto. Me baño, el agua se lleva algo de mi piel. Me calzo la mochila y parto a la oficina. La mañana está preciosa,
  • 75. pienso. Qué suerte es este hermoso amanecer. Decido caminar, camino mucho yo ahora, ¿viste? DARÍO OLIVA Preocupado por imprimir prolijidad a su lírica, Darío es un poeta minucioso que busca siempre las resonancias ocultas en cada palabra. Su poética se destaca por la pretensión de la musicalidad onírica; sus textos se sumergen en abismos de dimensiones monstruosas que obligan al lector a emprender un recorrido por senderos escarpados de significancias
  • 76. pletóricas: la máscara del sol el calendario/ de párpados que abrazan/ la arenosa y frágil piel del pasado. Ofrenda I Indefensa piel de sombra tajeada por la lluvia
  • 77. era mi piel de carbón y de llanura, y mi boca, encadenada por vientos de sed y hambruna, boca de piedra y arena… II Piedra, herido corazón de arena, enramada presencia, raíz secreta de la tierra… III El llanto desentierra penas de la tumba, y el canto del viento las seca como a sombras viejas. Señales en el Muro ¿Qué mensaje guardas en el rostro de la piedra que el tiempo fragiliza sobre lágrima cerrada en su pausa de alas roídas por las sombras? ¿Cuál fue la mirada que ensayó la magia
  • 78. en tu felino cuerpo de raíz amarga? La noche es una telaraña de agrietados silencios en tu boca, la máscara del sol el calendario de párpados que abrazan la arenosa y frágil piel del pasado. La memoria, soplo de viento, desmadeja nubes, desgrana flechas del rocío, y desmigaja las esquirlas del olvido. Quien buriló su esencia inhaló el polvo chamánico de las estrellas… Oigo tus quejumbrosos latidos: bifurca el sol la cruz cardinal del Cosmos, y la serpiente, río tumultuoso o collar de la muerte, asciende en escalera del ojo blanco de la noche con su presagio de rayo escalofriante. Leo tus señales y se fuga la sombra de tu sombra en el horizonte curvo de la mirada, bebiéndose el camino de regreso a la edad del fuego y del misterio. MARTÍN PUCHETA Una calma que antecede a la tormenta, ésa es la sensación que nos deja la obra de Martín. Uno desliza la mirada por los versos y por debajo de las palabras va subiendo un vientito que arrastra el estupor propio de las visiones fabulosas: Por más que la ciudad derrama/ sus ruidos, el río tiene/ un silencio inmarcesible, su secreto/ transparente, su carne de ángel.
  • 79. Ya en el ojo del huracán, al lector no le queda otra que dejarse llevar por tal locura, por remolinos de una poética descarnada, sucia y fascinante: “el corazón/ todo el cuerpo que forman/ sus cuerpos/ masturba el corazón/ para que siga el bombeo/ pero el beso roba sangre…” DIÁLOGO DE ABRIL I Con sólo mirar el río ya tiene silencio.
  • 80. II Por más que la ciudad derrama sus ruidos, el río tiene un silencio inmarcesible, su secreto transparente, su carne de ángel. Entonces si ella abraza el árbol, el ave se funde al paisaje como a un espejo como a una música. QUE ME MUERDAN, TOTAL Ahora que me gusta una chica no me duelen las hormigas coloradas, son como chichoncitos de risa
  • 81. para mi piel las ronchas, como airecitos de sol, pancita de empanada, como flores que se acurrucan, se apimpollan de frío, como tortugas debajo de la servilleta o escondidas en el trapo de piso. Que me ataquen todos los mosquitos, que me muerda un perro y una víbora a la vez. Ahora que me gusta una si me llego a morir ni cuenta me voy a dar. MATOTA Y LA RUSA SE BESAN TANTO Matota y la Rusa se besan tanto que cambian de sexo o se les corre un seno se desliza de pecho en pecho y se les para a los dos el corazón
  • 82. todo el cuerpo que forman sus cuerpos masturba el corazón para que siga el bombeo pero el beso roba sangre y el latido baja. Cuántas veces Matota amanece puto, la Rusa con barba macha y tienen que quedarse un día entero más encerrados ¡un olor a venéreo paraíso en las paredes blancas! Cuántas veces recomienzan el amor a las risas de verse así y asá, tan degenerados y el Mato hace sopapa con manopla mientras sopla para adentro para que salga y la Rusa ay la Rusa linda y pivot de sus días con un pene que se abre en flor y se vuelve vulva.
  • 83. BRUNO REVELLO Con un ritmo acelerado, Bruno descose su obra y nos las presenta así, tal cual, sin prurito. Va desentrañando, acomodando los pensamientos como salen. En el medio de ese aparente desapego de las cosas, aparece la poesía, nítida, como la primera visión de la mañana: Despertamos con la baba seca/ que fuimos desprendiendo por la noche/ hasta convertirla en la pasta que descasa/ suspendida en nuestras almohadas percudidas. Entonces cada color vuelve a su estado natural, cada expresión revela una intención de
  • 84. concebirlo todo como absoluto acontecer, devenir, haciendo que el impulso vital de la palabra encuentre su verdadero sentido, el del acto. “hasta que los años venideros/ conviertan lo concreto/ en una misma indeterminada masa iluminada/ por la luna que va saliendo” Un largo poema de amor Despertamos con la baba seca que fuimos desprendiendo por la noche hasta convertirla en la pasta que descasa suspendida en nuestras almohadas percudidas. Me fui a vivir con vos, tres años ya. No. No teníamos heladera mesa ni sillas una pava abollada que yo traía de otra relación, un termo metálico, de esos de los que al
  • 85. cerrar hace tlack! abre haciendo tlack! que guardabas de una expareja, con bolsito de cuero incorporado. Ahora luego de tres años fregando el patio y cocinando para dos compramos una palmera de interior y una maceta de cemento que pinté de negro con brea que no dejará pasar la humedad. Me gusta despertar me gusta la vida free me gusta que estés vos a mi lado me gusta que la tormenta haya pasado me gusta que en estos tres años solo discutiéramos sobre bo lu de ces. Ayer veíamos recostados como llovía y el viento movía; y si éste fuera un poema clásico debería decir árboles álamos sauces u olmos, pero como no lo es, se zarandeaban cables una maraña que en el poste frente a nuestra casa se fue anudando hasta ser un ovillo de corrientes parásitas. Tres años, se fueron quemando 28 foquitos de tungsteno arriba dormís y el silencio va haciendo shhhhhhhhhh ruido blanco según me explicaran. Prendo la TV chiquita que tu vieja ganó para obsequiarla junto al dvd aunque no tengamos cable me conforma el aire canal 7 y canal 12 con lluvia total arriba tengo un culo que espera por mí y me sobra el tiempo para sentarme a esperar que el invierno acabe y vos termines tu siesta. Que el invierno acabe y vos termines tu siesta. Que el invierno acabe y vos termines tu siesta. Está bien besarnos recién levantados con
  • 86. los dientes sin lavar y la boca pastosa, porque así sentimos los sabores de cada uno sin tanto paradigma no me importa tampoco a vos te importa. Sobre el mismo gastado colchón, para que Ungaretti escribiera: Me ilumino / de inmensidad. Smáshing Pumpkins nos gusta para cuando lavamos platos grasosos que amontonamos por semanas, nos gusta para coger algo tranqui tranqui: el ruido de grillitos cuando todo está en silencio y nuestra empatía se replica en el rasgueo de sus patas. La banda sonora es la ecolalia de nuestros besos por la mañana. Que el invierno acabe y vos termines tu siesta. Que el invierno acabe y vos termines tu siesta. Una vez más no recordamos comprar café en Waltmart así que estamos desayunando con té negro para vos, rojo en mi taza, los días se nos pasan así, tomando té pero el café es vital me decís una mañana me gusta el café te digo porque el té me da sueño vos asentís con la cabeza mientras soplás tu taza pretendiendo entibiarla, así pasan los días mientras esperamos que el invierno acabe mientras esperamos que el invierno acabe mientras. Tiñéndose la tarde por el sol que ingresa por la ventana somos felices por un eterno momento, no vemos muy seguido como el sol traspasa nuestros vidrios acercándonos el zonda el olor del mar. Los días se nos pasan así sin más que 28 lamparitas de 60wats que se fueron quemando con una atávica brisa que viene desde la costa vecina
  • 87. despeinándonos para sentir que este poema recién empieza a escribirse. Ni pobres ni millonarios ese verano nos dieron ganas de ir a conocer el océano pacifico, montamos carpa con la luz matinal al llegar, luego de viajar viendo la terminal hacerse cada vez más chiquita despareciendo en el espacio junto a las tomás que pueblan la city neuquina. Vacacionamos en la costa pacífica ese verano mirando al cielo estrellado plagado de extintas luces que nos mienten sostenidas en el manto negro por encima de las olas del pacifico. Año uno cinko con k por que son cinco los kilos que engordé en el primer año, cinco más en el segundo cinco últimos en el tercero. Todo caserito. La harina hace que mi panza crezca se ensanche el estomago para parar el universo en expansión la semana pasada decidimos correr día por medio al rayo del sol transpirando. Bajar la wata del amor mi wata del amor Para endurecer tu cola y dejarla paradita: me sobra el tiempo para sentarme a esperar que el invierno acabe y vos termines tu siesta. el aliento seco de nuestras bocas al rayo del sol mirándonos de a ratos, las gotitas de transpiración que van cayendo sobre el piso curtido y seco donde rebotan nuestras zapatillas deportivas. Por las noches sobre el costado izquierdo no te dormís hasta que te apoyo mis manos curtidas secas que vos recomendás ponerles crema te acaricio primero el cuello y el tattoo hecho antes de conocerme
  • 88. entonces comienza el trino de tu respirar, hasta que te dormís; escucho el soñar tuyo de nuestro futuro hijo antes dijiste se llamará Roco porque pega bien con un apellido tano: Revello, sí Rocco Revello o también Dante Revello.¿Rocco por el artista porno? Por las noches en el costado izquierdo del mundo tú sueñas mientras yo te voy acariciando el cuello y en mi cabeza suena una musiquita oída en una radio, propagada por el aire desde Helsinki. * nos iremos a Malibú a vivir en una lujosa mansión plagada de mayordomos preparados en el arte del daiquiri. nos iremos a Moscú a conocer la tierra de mamushkas y tu familia paterna. nos a las islas de Pascua para ver esas inmensas cabezas talladas por los indios hace años (entonando poemas) que se fueron asentando frente a los surfers guardianes de esas grandes olas que solo allí se dan esperando que la marea suba para desembocar en su sal. gaseosas descartadas Botellas de gaseosas descartadas por turistas pañales, colillas y alguna zapatilla extraviada, por la que abre su virginidad este verano, van a parar a lo indeterminadado del mar en el fondo donde el ruido no hace eco
  • 89. hasta que los años venideros conviertan lo concreto en una misma indeterminada masa iluminada por la luna que va saliendo. TONY SALAZAR ¿Cómo acercarse a la poesía de Tony Salazar, si no es con una piedrita para jugar a la rayuela? ¿Acaso se puede saltar de verso en verso sin tentarse; sin experimentar la sonrisa en los ojos? Este poeta del norte invoca “payés” para que su palabra no madure –todavía- para no vestirla de etiqueta. Obsesionado con su parte lúdica, onanista del verso sádico, por momentos comete la travesura de ternurear la hoja hasta el cansancio y somete a las figuras retóricas a sus reglas: “La comparación como un gato/ pegado a la palma de tu caricia”; “La aliteración, alitas cálidas/ que alientan la canción”
  • 90. Tony construye su poética con materiales pegados a la tierra; se anima a fabricar una silla con palabras –como en “Me siento mal”- y nos sugiere usarla, leerla, aunque también nos intimida; nos conduce a “mironear” sus secretos más placenteros; nos seduce: me divierto/ y convierto el bostezo/ en eso que hacemos polvo/ -revertido polvo,/el volátil olvido de la muerte-. Tony hace de su poética un arte carcajeante: Minar de anécdotas el presente/ para que de repente / estalle en risas/ la pisada del recuerdo. Me siento mal E S T
  • 91. A S ESTÁ L I I L S L T A A Cuidado con el acento del asiento. invierto en polvos con vos me divierto y convierto el bostezo
  • 92. en eso que hacemos polvo -revertido polvo, el volátil olvido de la muerte-. Y vierto mis polvos en vos que desempolvás mis pueblos y repoblás mis polvaredas de voz -voz volcada volcán en cada zancada del placer- y ahora sé que tengo una mujer que vale oro, oro en polvo. Recursos I Las metáforas, amantes bajo la cama.
  • 93. II La sinestesia o suaveloz zambullón en crocante vino tinta. III La comparación como un gato pegado a la palma de tu caricia. IV La aliteración, alitas cálidas que alientan la canción. Mi puética Minar de anécdotas el presente para que de repente estalle en risas la pisada del recuerdo.
  • 94. EUGENIA SEGURA Las palabras de Euge tienen el sello macabro de las cajas chinas, una dentro de la otra, reinventan el vaivén del juego, lo acarician, lo arrullan como conduciéndolo al abismo, donde la nada, en la última caja, enmudece y canta “…este lugar que te es incognoscible, como a mí esta voz, que no comprendo…”
  • 95. Al pronunciar su poesía –que sin duda se corporiza en el sonido- uno teme que las peores calamidades se avecinen y nos derriben con la contundencia de un buen cachetazo o de un tsunami: “ya no vienen ni las mariposas/ de lo perforadas que les quedan las alas”;“bajo la marea hay mordeduras, filos de corales, pintura celeste, algas. y esa sensación de arena yéndose…” Sin embargo, de alguna manera ella nos resulta adorable, por todo aquello que calla en sus textos, por ese recorte arbitrario que hace sobre el significado, por esa huella de silencio con que se presenta …como sabiéndome/ ya frágil e indestructible … la resistencia (canción) esto era todo llano hasta allá viera usted qué lisito el potrero
  • 96. ya no vienen ni las mariposas de lo perforadas que les quedan las alas y esto es así todo calado por la nieblina de bien temprano a la mañana yo sabía tener de todo: conejos, chivatos, lechoncitos qué v'hacer, si ni los perros -que no son ningunos tontos- quieren tomar del agua esa. yo soy nacido y criado aquí qué me voy a ir ¿me entiende? igual que cuando juego el juego... igual que cuando juego el juego de cruzar sin mirar sobre la doble línea amarilla. enfoco y disparo el flash como sabiéndome
  • 97. ya frágil e indestructible (aunque están cerca los gritos se oyen como venidos de otro planeta) este lugar que te es incognoscible, como a mí esta voz, que no comprendo. como la luz que hace visibles todas las cosas que duele mirar. como sostenerte la mirada. este vos que no comprendo las fotos mentales que tomé y se desvanecen las fotos que sacamos sabiendo que iban a guardar este tremendo cruce temporal: el instante preciso en que miraste justo a la cámara bajo la arena... bajo la marea hay mordeduras, filos de corales, pintura celeste, algas. y esa sensación de arena yéndose, como si te quitaran el suelo bajo tus pies.
  • 98. no me dijiste nada... no me dijiste nada de la alegría como si el premio y el castigo de seguir respirando fuera ser el testigo impasible de un tsunami o del misterio de una flor que se inclina ante la luz porque no ha nacido para hacer otra cosa TOMÁS WATKINS “Me río de mi río y también del río ajeno” como carta de presentación para este poeta. Potente, de versos estruendosos, Tomás apunta con sus signos -¿de admiración? ¿de interrogación?- directo al lector y juega a la ruleta rusa, verso por verso: no quiero tutelas/ de coraje a pasitos/ de la muerte, ni luz mala/ de hordas flacas/ en el cielo que elijo/para huir.
  • 99. En su caos poético el signo lingüístico no sabe qué hacer, por ende debe resignificarse siempre – es decir, todo el tiempo- y comienza a hablar consigo mismo: Me río de Baal y de Hermes y de Paul,/ vikingos de razzia loca en la pegada/ que brincan entre fiordos/ desinflados; sueñan/ el sueño que nos roban. 25 de España Confusión en la dirección como para perder la cabeza, de suerte que ya no pierdo la cabeza nunca más a lo franchute del ‘92 ¡Capullo! Olé olé olé
  • 100. las patas de aves nuevas, a las de posarse. Como para perderla, pero no. Ya no la pierdo a la cabeza sobre todo si es casual y efímera la gracia de tener —TE sobre costos impagables de una plaza oscura y sobre bici que se calza botas indias, tu cola de tele y porro. Ya no pierdo la cabeza. La he perdido de antemano en offside y off the record. Ya no pierdo, es cierto, pero cuánto he perdido… Bla bla bla amor de mar de amigos y eso. No voy a construir el relato de mis pérdidas. No tengo cabeza que perder. Es decir: no tengo nada que perder que no haya perdido. Debido a Russell, mi cabeza es un conjunto de elementos que no se representa a sí mismo. Perderla ha sido un lujo caro, & no more, honey,
  • 101. NO Es que ya no pierdo; a lo sumo resto en todo lo que va y que mejor quedarse. La paz imperturbable y loca. En fin: si el deseo muere, el cuerpo muere. Hoy fue sábado. Sangra. Las mejores duplas de la hora Palermo y el Guille, Batman y Sancho, la trompeta y el saxo de estos que justo justo justo y se merecen todo el oro, yo y mi whiskey, Platero y yo
  • 102. o sea la estela que forma la luna cuando adopta un formato de amor o de silencio. Mi whiskey, en tanto, deambula entre hielos. Yo lo dejo; es como un perro mi whiskey, como Jerry corriendo por la orilla de un psico––trópico: mi whiskey y yo, la barca, la luna y el río. Pero el domingo no es bueno para el whiskey. A la tarde se me asusta como en fiestas de petardos y lechón y gente fría. Jerry, ¡vuelva, hijo mío! No se asuste, le pongo la tele, vamos mi guacho: hay perras en celo, suba a la mano. Ignore al afuera. ¡Déjeme un hielo…! Stricto sensu Me río de Baal y de Hermes y de Paul, vikingos de razzia loca en la pegada que brincan entre fiordos
  • 103. desinflados; sueñan el sueño que nos roban. Heme reído también dEl Elegido: un ancestro al revés igual de chato, no quiero tutelas de coraje a pasitos de la muerte, ni luz mala de hordas flacas en el cielo que elijo para huir. Me río de las patas de tu chivo que vi nunca, de la gravedad pasada y la futura. Me río, es decir, de todo héroe sin ondas expansivas. Vos, ¿de qué demonios te reís?