1. Reflexión
Código de Honor
Nuestra sociedad está atravesando por situaciones muy difíciles, de las cuales el ser
humano ha sido su máximo precursor, los cambios sociales, la droga, el consumo de
alcohol, maestros amenazados por alumnos, la inseguridad, la delincuencia, la
prostitución, los homicidios, y la crisis moral, siempre han existido desde los inicios de la
humanidad, es el legado que dejamos a nuestros hijos, quienes si no tienen un código de
honor que les identifique se dejaran influenciar por los males sociales.
Cada día los problemas sociales son más complejos, pues el ser humano se envuelve con
mucha facilidad en el fenómeno de las degradaciones paulatinas, donde este por no tener
unas ideas claras, unos parámetros rectores, virtudes identificadas y metas existenciales,
se acostumbra y se adapta a lo que es malo, ignoramos todas aquellas situaciones que nos
causan daño, y nos convertimos en esclavos de ellas.
Nos identificamos con el autor cuando este dice que el problema no radica en la crisis
moral, el problema actual es la crisis de valores donde las personas no sabe lo que está
bien, ni lo que está mal, cada uno debemos tener un código propio con base a valores que
gobiernen nuestras vidas.
Para lograr nuestros propósitos y superar las dificultades es fundamental tener un código
de honor que nos permita plantearnos metas claras, y existenciales que nos dignifiquen
pautas de conductas, que definan nuestra integridad, y que nos permita estar consciente
de los errores que hemos cometidos, pues esto nos conduce a rectificar los parámetros de
la vida y comenzar una nueva etapa.
Otro factor fundamental es la falta de carácter, que permite que nos dejemos influenciar
con facilidad de los demás, y que perdamos el control de nosotros mismos. Es importante
trabajar en la formación del carácter porque es lo que nos va ayudar a definir nuestro
código de honor, lo que somos, nuestros principios, cualidades, debilidades y defectos.
Es tiempo de que despertemos ante los males de la sociedad, que dejemos de ignorar lo
que tanto nos corresponde, comprometernos con nuestro código de honor,
reencontrarnos con esos principios éticos y morales de los que tanto demanda nuestra
sociedad, dejar un buen legado y trascender valores positivo, dejando de ser las personas
que somos y proponernos ser las personas que podemos llegar a ser.