2. El Señor de los Milagros es una imagen de Cristo en la cruz pintada en una pared de adobe ubicada en el Altar Mayor del Santuario de Las Nazarenas de
Lima (Perú), y venerada por peruanos y extranjeros en el Perú y alrededor del mundo, por quienes es considerada milagrosa. Su procesión es una
tradición peruana, considerada como la manifestación religiosa católica periódica más numerosa del mundo. Fue pintada por un esclavo de casta
angoleña llamado Pedro Dalcón o benito, según Raúl Porras Barrenechea. Se le conoce como Cristo Moreno debido a que, entre sus creyentes,
predominaba la gente negra. Podría estar relacionado, según explica la historiadora María Rostworowski, con el culto milenario al dios Pachacámac, tan
solo por haber sido pintado en el Barrio de Pachacamilla en el centro de Lima.
La llegada de miles de personajes atraídos por las noticias de prosperidad y riqueza. Debido a los traficantes de esclavos, una parte importante de estos
inmigrantes venían de la costa atlántica de África occidental, que se clasificaban por castas: congos, mandingas, caravelíes, mondongos, mozambiques,
terranovos, minas y angolas. Aproximadamente 10, 000 habitantes de Lima se organizaron de tal manera que construyeron sus toscas cabañas o
callejones divididos en aviva, es decir el bantú o el kimbundo, cantaban canciones antiguas de sus tierras natales ya que provenían del África Occidental.
También se ocupaban de sus enfermos y se preocupaban de que todos tuvieran un entierro decente, mediante pequeñas cuotas de cofrades. De acuerdo a
Jean Pierre Tardieu los esclavos angolas eran el grupo más numeroso entre los esclavos negros, sin embargo no eran muy valorados, es decir estaban
entre los esclavos más baratos, pues por lo general se les consideraba pusilánimes, enfermizos y poco propensos a la cristianización. En esto último no
está de acuerdo el historiador Armando Nieto quien considera que más bien eran los de más fácil cristianización. Según Jean Pierre Tardieu los jesuitas
publicaron en 1629 la traducción al castellano del libro Oraciones publicado en Portugal con oraciones en idioma angolano del jesuita lusitano Mateo
Cardoso SJ, y el padre general de los jesuitas en Roma Mucio Vitelecchi planteó que el dominio del idioma angolano podía servirles a los jesuitas en Perú
como cuarto voto como sacerdotes. Un vocabulario de idioma angolano fue confeccionado por el presbítero López de Castilla (SJ), sin embargo los
sacerdotes jesuitas doctrinaban a los angolas y otras etnias mediante la llamada «lengua media», una mezcla de varios idiomas africanos usados por los
esclavos negros en Perú. Sobresalieron en la doctrina de negros, los jesuitas Gabriel Perlín y Francisco del Castillo S. J., este último según Tardieu
elaboró un devocionario en idioma angolano.
Los africanos, tanto esclavizados como libres, encontraron en la institución de las cofradías una válvula de escape para la condición de opresión que
sufrían en el Perú. Desde el siglo XVI se instituyen cofradías de negros con aprobación eclesial. Eran agrupaciones de unos cien miembros en promedio
que estaban a cargo de un retablo o capilla en los templos de Lima, dirigidas por un Mayordomo o Caporal, tenían una junta directiva llamada «los
veinticuatro» por el número de personas que lo conformaban. Entre las destacadas están la de la Virgen de la Antigua de la Catedral, la de la Virgen del
Rosario de Santo Domingo y de San Antón en San Marcelo. Los locales de la cofradía servían para los bautizos, reuniones y velorios. En ciertos casos daban
préstamos para que sus miembros manumitiesen, es decir se hicieran libertos. Anthony de la Cruz en su tesis «Cofradías negras de Lima» (1984) postula
que la del Santo Cristo no alcanzó a conformarse formalmente como cofradía, se trataría entonces de una pre-cofradía. Las cofradías de negros
participaban todos los años en la Procesión de Corpus Christi que era la más importante de Lima.
3. El Terremoto de 1655
El 13 de noviembre de 1655 a las 14:45
horas, tuvo lugar un terrible terremoto
que estremeció Lima y Callao,
derrumbándose templos, mansiones y las
viviendas más frágiles, ocasionando miles
de víctimas mortales y damnificados. El
temblor afectó también la zona de
Pachacamilla y las viviendas igualmente se
derrumbaron. Todas las paredes del local
de la cofradía se derrumbaron,
produciéndose entonces el milagro: el
débil muro de adobe en donde se erguía la
imagen de Cristo quedó intacto, sin
ningún tipo de resquebrajamiento. escrito
por Anthony Hurtado.
El milagro a Antonio de León
Aproximadamente en 1670,
Antonio de León (Raúl
Banchero le llama Andrés de
León, mientras Rubén Vargas
Ugarte, Antonio de León), un
vecino prominente de la
Parroquia de San Sebastián que
padecía de terribles dolores
debido a una metástasis en el
cerebro, fue comunicado por
una esclava sobre el Cristo
Moreno y sus milagros. Este, al
no encontrar solución en
médicos y curanderos, acudió a
la imagen, milagrosamente sus
dolores desaparecieron.