1. Cataluña, la cuenca del Ebro y región pirenaica oriental
En Cataluña está bien representado el primer Neolítico de cerámica cardial. Fue
precisamente en las Cuevas de Montserrat (Barcelona), donde por primera vez
identificó J.Colominas esta técnica decorativa. Aparece en cuevas por lo menos
desde el v milenio y ya en poblados al aire libre desde el IV a. de C. Para el poblado
al aire libre de Font del Ros (Berga, Barcelona), al parecer bastante arrasado, pero
con cerámica cardial, tenemos la datación de C14 más antigua de Cataluña, 5030
a.C. para este tipo de cerámica. Actualmente está todavía en curso de excavación el
poblado lacustre del neolítico antiguo con cerámica cardial de La Draga (Bañolas,
Gerona) que estuvo a orillas del lago y actualmente en parte sumergido, conserva
materiales orgánicos (postes y herramientas de madera, macrorestos vegetales,
gran cantidad de fauna) además de cerámica e industria lítica, fechándose entre el
5000 y el 4000 a.C.
Desde mediados del IV milenio a.C., hay que destacar una personalísima cultura del
Neolítico de cerámicas lisas, la de los «sepulcros de fosa», llamada así porque se
identificó a partir de sus sepulturas. Se trata de gentes agricultoras que ocupan una
gran parte de las llanuras litorales, prelitorales y los valles de los ríos. Aunque
sabemos poco de sus poblados, debían de agrupar una población relativamente
densa. Su vajilla cerámica es lisa, y en raras ocasiones con decoración grabada
después de la cocción de la pieza. Las formas son variadas de técnica y tipología
avanzadas. Aparece frecuentemente formando parte del ajuar de las sepulturas,
junto a punzones de hueso, industria de sílex melado y las típicas cuentas de collar
de «calaita».
De gran interés es la explotación minera de gentes de los «sepulcros de fosa» en
Can Tintoré, en Gavá (Barcelona), fechada por C14 desde 3400 a.C. hasta 2360
a.C. Mediante largas galerías, a veces a bastante profundidad, alcanzaban las vetas
de variscita férrica, una piedra verde que forma parte de las llamadas «calaitas»,
con la que se obtenían cuentas de collar, a veces de gran tamaño en forma de oliva,
que destacan entre los objetos de adorno de las sepulturas. Se ha podido demostrar
que la variscita férrica de Gavá se «exportaba», para atender la demanda de los
adornos de piedra verde. Esto explica el enorme esfuerzo de los mineros de Can
Tintoré, ya que la piedra debía de reportar beneficios.
Un hallazgo de gran interés en uno de los pozos de la citada mina de Can
Tintoré es un fragmento de cerámica con una representación femenina,
modelada en el cuello de una vasija y completada en sus detalles con la técnica
de grabado. La llamada «Dama de Gavá», puede parangonarse con algunas
vasijas con representación femenina, calificada de «Diosa Madre», en el
Neolítico de Anatolia (Hacilar) o de la cultura de Tisza en Hungría. Es
interesante señalar que los ojos de la Dama de Gavá son de tipo «soliforme»,
como los que a veces aparecen en las plaquetas de pizarra grabadas con
temas geométricos de los ajuares rnegalíticos del Neolítico final en el occidente
peninsular, en los ídolos oculados sobre diversos soportes, tan típicos de la
Península y en grabados y pinturas rupestres. Estos oculados en general
parecen tener un carácter religiosofunerario en el mundo megalítico peninsular,
seguramente como divinidades protectoras del mundo de ultratumba. En este
caso de Gavá los oculados se asocian a una representación femenina de
carácter naturalista y gran solemnidad que podría referirse a una divinidad.
En el norte de Cataluña, sobre todo en la zona del Alto Ampurdán,
contemporáneamente a los sepulcros de fosa, empiezan a aparecer sepulcros
2. megalíticos del tipo de corredor. Los de cámara subcircular parecen ser los más
antiguos, con fechas de C14 de 3450 y 3140 a.C. Los de cámara trapezoidal y
rectangular parecen corresponder ya a dataciones del III milenio. También
parecen ser contemporáneos otro tipo de sepulturas, en cista con pequeño
túmulo, mucho más extendida por Cataluña. Es particularmente interesante la
tumba semihipogea, relacionable con el contexto de sepulcros de fosa, y
fechadas por C14 entre el 3360 y e12980 a.C. Nos encontraríamos aquí con
tipos megaliticos e hipogeos datables en el Neolítico avanzado.
Los contactos transpirenaicos debían de ser muy frecuentes, por lo que
aparecen algunos tipos cerámicos determinados en Francia, Montboló, Veraza,
a los que algunos autores han querido dar la importancia de fases, pero en
realidad no suponen más que influencias más o menos esporádicas en
determinados contextos y que, de momento, no rompen la singularidad de los
horizontes, cardial y sepulcros de fosa, en más de dos mil años de evolución
del Neolítico.
En la zona del Bajo Ebro, tenemos documentada la presencia de cerámicas
incisas e impresas (Cova del Vidre, Tortosa) y en las terrazas del río, poblados
y necrópolis del tipo de sepulcros de fosa, aunque con elementos peculiares. En
la zona del Bajo Aragón es evidente la penetración tardía de influencias del
horizonte cardial, con persistencia de las formas de vida epipaleolíticas hasta
muy tarde (Abrigo de Costalena, Zaragoza, 4470 a.C.). En cambio, parece más
generalizada y consolidada en las cuevas del Pirineo catalán (del Parco, Lérida,
4500 a.C.), andorrano (Balma Margineda, 4720 a.C.) y aragonés (cueva de
Chaves, 4820 y 4540 a.C. y cueva del Moro, 4600 a.C., ambas en la provincia de
Huesca)
En el Alto Ebro, en la Navarra media occidental una gran labor de prospección y
excavación está documentando el poblamiento neolítico al aire libre, como el de
Los Cascajos (Los Arcos), con fondos de cabaña excavados en el suelo, restos de
postes, cubetas, a veces con enterramientos, así como estructuras de combustión
y almacenaje. Las cerámicas son de tipo-impreso inciso y con acanalados, que
podría fecharse en el IV milenio.