20. Un estudio de 2005 mostró que al evaluar las
expresiones faciales, las personas autistas
muestran menos activación en su amígdala que
los controles. Sin embargo, cuando miran la
región de los ojos de una cara, su amígdala se
ilumina con más fuerza que la de los
controles. De hecho, hay alguna evidencia de
que su dificultad para interpretar las emociones
puede resultar de una activación excesiva de la
amígdala.
Los niños autistas presentan una conectividad más pobre
entre estas regiones, siendo peor conectividad a mayores
rasgos de autismo. La conectividad alterada de la
amígdala es más pronunciada en las niñas que en los
niños autistas.
Complicando más el tema, los niños de
3 años con autismo y las niñas (no los
niños) con ansiedad tienen una
amígdala derecha agrandada. En los
niños interviene más el cortex prefrontal
en la ansiedad. Si concretamos la
subunidad involucrada en la ansiedad y
la depresión, habría que hablar del
núcleo basolateral de la amígdala.
22. CORTEZA INSULAR
Las personas con autismo tienen una mayor población de células de von Economo, además la
relación alta de estas con las células piramidales en la capa V de la corteza frontoinsular (Santos,
2011). Este tipo de neuronas podrían ser parte importante de los circuitos cerebrales que soportan
las redes sociales humanas (Allman, 2005), estarían asociadas a la teoría de la mente y es
probable, que, en autismo, estas no estén adecuadamente desarrolladas lo cual explicaría, en
parte, algunas dificultades sociales (Allman, 2005)