1. Después de las entrevistas con el director los padres le armaban la marimorena,
qué iba a ser de ella el día de mañana, ningún chico se le acercaría y cosas por el
Boly, Nita y el lobo feroz estilo.
Nita asentía a todo prestando mucha atención pero como si nada. Luego todo
seguía igual.
Nita era una niña que se salía de lo normal. Aparentemente su aspecto era corriente.
Tenía una cara redonda, de mofletes sonrosados y esa expresión bondadosa e
ingenua que tienen las niñas a su edad. Era más alta de lo que correspondía a sus
años y por ello su figura era algo desgarbada, sus extremidades eran demasiado
largas en proporción al resto del cuerpo.
Se podía decir que era agraciada, aunque como todo en ella estaba en
transformación no podría decirse si iba a ser guapa o no. El pelo era capítulo aparte,
lo tenía verdaderamente bonito, una larga melena de color negro azabache que
enmarcaba unos ojos verdes diluidos en un poquito de gris oscuro. Como
contrapunto una graciosa naricilla respingona.
En su casa era la desesperación de sus padres, especialmente de su madre.
No la ayudaba para nada en las tareas del hogar, ni tan siquiera tenía ordenada su
habitación. Era una leonera total, casi no se podía entrar del caos que existía.
Vivian en las afueras del pueblo, en el campo. No ordeñaba las vacas, ni las cabras.
Tampoco les ponía heno ni las sacaba a dar una vuelta. Cuando no la veía su padre
hasta cogía una piedrecilla y se la tiraba al gato para que saliera corriendo del susto.
O entraba chillando en el gallinero para espantar a los gallos y las gallinas.
Solamente comía torta de tomate y bebía leche. Nunca fruta, era incapaz de probar
una manzana, una pera, ni tan siquiera un dulce plátano. Ni comerse un cocido ni un
estofado de ternera.
Se vestía con cualquier trapo gastado de sus hermanas mayores y llevaba unas
simples zapatillas.
Se llevaba fatal con sus hermanos, se volvía como un puerco espín, no podían
acercarse a ella.
En el colegio era también un caso muy singular. No obedecía a los maestros;
desobediente, iba a su bola sin prestar atención en las clases. Según un test que le
hicieron era inteligente y lista pero no le daba la gana de saber más que lo justo para
que no la echaran del colegio.
Sus padres habían ido muchas veces a hablar con los profesores, hasta incluso con
el director del colegio, que les puso al corriente de la actitud pasota e indiferente de
su hija Nita. No se identificaba con ninguna compañera de clase, no tenía amigas ni
participaba en los juegos comunes en el patio. Poco a poco la fueron dejando de
lado. O quizá fue ella la que se fue a un rincón sin querer saber nada de nadie.
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2. Como todas las noches después de comerse su pedazo de torta y beber su leche, se
fue a la orilla del río que pasaba por allí. Sus padres no querían que fuera a ese sitio.
A veces rondaba algún extraño y podía darle un buen susto. Como a Nita el extraño
le traía sin cuidado la asustaban diciéndole que merodeaba un lobo hambriento que
se había comido un gallinero entero. Y era cierto Pero también el feroz cánido le
preocupaba un comino.
Así que se sentó en la orilla y se puso a mirar el discurrir del agua. De vez en cuando
saltaba alguna rana y chapoteaba en el agua salpicándola.
Pero lo que más le gustaba era ver las estrellas. Cuantas veces quiso contarlas no
pudo. Eran bonitas. Y brillaban en la negrura del cielo. Parecían iguales pero Nita
descubría una intensidad diferente en cada una de ellas. Se embobaba y terminaba
con dolor de cuello al mirarlas tanto tiempo con la cabeza levantada.
La luna se reflejaba en el río. Y hasta las estrellas, de tan tranquila que era la
corriente. Por eso vio tan claramente la cara del lobo que estaba a su lado. Tenía una
cabeza grande y los dientes le sobresalían de la boca.
Nita no se asustó.
- Hola, lobo. – le dijo tranquilamente.
El animal abrió su boca para dar un gran bostezo y no se supo si fue por
aburrimiento o por hambre.
- Siéntate conmigo, lobo. Siempre estoy sola y me vendrá bien tu compañía. Mira
hacia arriba. Te presento a Orión, a Pegaso, a la Osa Mayor, a la Menor, a todos los
habitantes del Cielo. Mira qué bonitas son las estrellas, no hay nada igual.
El lobo apoyó sus patas traseras en la hierba y miró hacia el infinito. Sus ojos se le
agrandaban por momentos.
Ciertamente formaban una estampa de lo más insólita. Una inocente niña y un
enorme y pavoroso lobo, extasiándose en la contemplación de los astros. Nita
acariciaba la cabeza del lobo y éste gruñía complacido.
Y si aquello era sorprendente todavía lo fue más aquel resplandor que surgió ante
sus ojos y les vino a su encuentro. dar con algo que parecía una mano tiró con todas sus fuerzas hacia arriba. El lobo
Era una bola gigantesca de color anaranjado y cayó justo al lado de donde estaban. también hizo un gran esfuerzo, y al fin consiguieron sacar aquello a la superficie.
Todo fue tan repentino que no tuvieron tiempo de sobresaltarse. Lo que vieron les dejó boquiabiertos. Era una mezcla de gallina Caponata y
Descubrieron un hoyo muy hondo del que salía humo y olía a chamuscado. Espinete, aunque no tenía una forma bien definida, era algo raro y soltaba chispas
Nita y el lobo se asomaron y oyeron unos gemidos. de colores. Tenía un tamaño parecido al de la niña.
- Ayudadme a salir de aquí – sonó una voz allá abajo. - Hola – dijo aquella cosa- me llamo Boly y vengo de un sitio muy lejos.
Nita alargó la mano a tientas, tenía medio cuerpo dentro del hoyo mientras el lobo la Quiénes sois vosotros? No os parecéis en nada.
sujetaba del vestido con los dientes. - Me llamo Nita y él es un lobo. Cómo has venido hasta aquí? Eres un marciano?
Menudo susto nos has dado.
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3. - No sé qué es un marciano. Vengo de Perolandia, y me he ido de casa, ya no quiero
vivir más allí.
- Qué tontería, irte de casa, con lo bien que se está, tus padres siempre pendientes
de ti.
- Me he ido porque soy pequeño y nadie me hace caso, por más que hablo no me
escuchan. Y porque soy muy feo, soy horrible.
Nita y el lobo lo miraron detenidamente. No se parecía en nada a ellos, desde luego.
Tenía dos ojos que según movía la cabeza en qué dirección se tornaban en cuatro, o
en seis, era curioso. Cada uno de un color distinto. Vistos uno a uno eran bonitos,
brillaban. Las manos eran como manoplas y tenía dos orejas, eso sí.
- Decidme dónde estoy –preguntó Boly- me subí al cohete y salió disparado sin
saber adónde iba.
- Estás en la Tierra, donde vivimos el lobo y yo; bueno, mi familia y todo el mundo –
explicó Nita
- Pues está todo muy oscuro, no sé si os habéis dado cuenta.
- Eres bobo, no ves que es de noche?
- No sé qué es la noche, y qué es un bobo. No entiendo nada de la Tierra
Nita se armó de paciencia y le puso al corriente poco a poco de cómo era todo; que
cuando estaba oscuro se llamaba noche y cuando había luz era el día. Y que un
bobo era alguien que no se enteraba de las cosas.
- Pues en Perolandia siempre hay luz, nunca es de noche. Y no soy un bobo, estudio
el quintenio y pronto el sentenio. Conozco los espacios siderales, las cuadraturas de
los círculos y los alipios de Marte. Y llevo analizado el quasar de Andrómeda. Y las
matemáticas de triple factor no tienen secretos para mí.
- Vaya palabras que te gastas –se decidió a hablar el lobo- nos has dejado a
cuadros.
Y soltó una risita entre sus fauces. Pero se había hecho muy tarde y Nita y el lobo
escondieron a Boly en el mismo agujero cubriéndolo con ramas prometiéndole volver
a la noche siguiente.
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La noche después encontraron a Boly fuera del agujero y apenas los vio les dijo que
tenia mucha hambre, que le trajeran algo. Así que Nita consiguió de la nevera lo que
pudo; una manzana, dos peras. un plátano y restos de alubias con chorizo y medio
plato de macarrones que habían sobrado.
Al pequeño Boly le salio de la cabeza una especie de bandejita y depositó allí los
alimentos; primero las alubias, luego el plátano y después lo otro.
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4. Y conforme le entraban los alimentos se oía como una especie de musiquita, era de En casa su madre no podía dar crédito a aquel cambio. Se ocupaba de los
lo más curioso. animales del establo, ordeñaba las vacas y cabras y las sacaba al prado. Y, lo más
- Mmmm, nunca he comido nada tan delicioso, en Perolandia no tenemos esta sorprendente, le entraron de repente ganas de aprender a cocinar y apuntaba
comida tan sabrosa. Quiero más, traedme toda cuanto podáis. todas aquellas recetas que su madre guisaba para ponerlas en práctica; hacía
- Ahora es muy tarde, Boly, mañana volveré a traerte más, vale? tortilla de patatas, freía calamares, pollo al chilindrón, poco a poco adquirió
- Y vosotros, qué estudiáis? Ya sabéis matemáticas y aritmética, historia, habláis en práctica.
varias lenguas como yo? Pero ocurrió un hecho sorprendente: por primera vez en su vida Nita probó y
La niña y el lobo se miraron sin saber qué contestar, pero el lobo dijo: degustó todas aquellas comidas que hacía su madre. El causante fue Boly; le
- Yo soy un lobo y los lobos nunca fueron a la escuela, de pequeños nos enseña gustaban tanto las comidas que la niña le llevaba y se relamía tan a gusto, que Nita
nuestra madre a obedecer al jefe de la manada y a cazar conejos y liebres, perdices, sintió curiosidad y luego envidia viéndole comer. Comprendió cuántos sabores y
y todos aquellos animalillos que pueden servirnos de sustento. A buscar agua y cosas buenas había pasado por alto.
sobre todo a resguardarnos del hombre que nos considera su enemigo y al que Pero también el lobo se benefició de las enseñanzas de ambos. Aprendió Álgebra,
solamente nos acercamos para visitar sus gallineros y rebaños cuando nos aprieta el Sintaxis, inglés, y nociones de francés, hasta cómo hacer un rico ajoaceite y un
hambre y no podemos más. bizcocho.
Boly esperó la respuesta de Nita. Ésta pensaba la contestación. Formaban un equipo muy compenetrado y las horas que estaban juntos pasaban
- Voy a la escuela y aprendo cosas. volando. Pero a Nita algo le daba vueltas y se lo dijo a Boly.
- Qué son cosas? - Y tú, Boly, por qué te fuiste de tu planeta abandonando tu casa?
Nita bajó la cabeza. No supo decirle las cosas que sabía. Y Boly entendió. - Ya os lo dije; soy muy pequeño, todos me avasallan y nadie me hace caso.
- No tienes estudios, Nita, no sabes lo que hay que saber. Las demás niñas estarán Además, miradme, no veis lo feo que soy ? Horripilante.
más adelantadas que tú, verdad? No conoces las Matemáticas, la Gramática, y no - Boly, tienes alguna foto de tu familia? Me gustaría conocerlos.
hablas idiomas, a que no? - Haré algo mejor que enseñaros una foto. Mirad……
Nita estaba avergonzada. En pocas palabras le había dicho que era una ignorante. Y De uno de sus ojos salió un rayo de luz y apareció como una pantalla de televisión
eso le dolía. gigante en 3D, daba la sensación de que formaban parte de la escena. Nita y el
- Nita, no quise ofenderte, nadie nace enseñado. Pero hemos de aprender muchas lobo vieron imágenes de Boly con su familia. Eran unos seres muy altos, de colores
cosas para valernos por nosotros mismos y movernos por este mundo tan fosforescentes y extremadamente hermosos y fantásticos. Desde luego Boly tenía
complicado y ser útiles a los demás. Pero podríamos hacer una cosa, Nita: te razón, era muy pequeño a su lado y nada agraciado en comparación con sus
enseñaré las cosas que no sabes y yo aprenderé a cocinar las comidas tan sabrosas progenitores y hermanos.
que me traes, vale? Nita se dio cuenta enseguida por la situación que pasaba Boly.
A Nita le gustó la idea y al día siguiente la pusieron en práctica. Boly demostró ser - Boly, creo que ya sé por qué eres tan pequeño y te ves tan desagradable.
un maestro tan bueno y paciente que la niña sin darse cuenta fue adquiriendo los - Sí? No me digas……
conocimientos que no había asimilado en la escuela. - Es muy fácil saber por lo que estás pasando. Sólo contéstame a una pregunta,
En el colegio armó la revolución, fue el asombro de los profesores. De repente Nita Boly: cuando naciste tus hermanos eran tan grandes como ahora?
sacaba muy buenas notas y nadie encontraba explicación a este hecho tan singular. - Sí, claro, eran así de altos y bien formados, y yo era una birria a su lado, aunque
Cuando salía a la pizarra dejaba a sus compañeros con la boca abierta. Y estaba ahora no soy tan pequeño como entonces.
siempre tan contenta que formaba parte de los corros de los demás niños, era la - Pues ahí está la clave de todo, no te das cuenta? Tú eres como el protagonista
primera en apuntarse a los juegos. de un cuento que me leían de pequeña y se llamaba “El patito feo”. Era muy
pequeño y negro, no llamaba la atención para nada. Y cuando creció se convirtió
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5. en lo que era, un bellísimo cisne que causaba la admiración. Así, Boly, conforme
pase el tiempo, te harás alto y atractivo como tus padres y hermanos, lucirás esos
colores tan brillantes y sorprendentes, y tendrás sólo tres ojos y no cinco o seis
como ahora. Y tus piernas serán más largas y tus manos más grandes y tu voz más
bonita.
No eres feo, Boly, serás guapo y causarás admiración. Ahora estás creciendo, tienes
que pasar por esta etapa.
- Quieres decir que dejare de ser pequeño y con seis ojos? Que tendré los colores
de mis hermanos?
- Claro, Boly, ya lo verás.
El rostro se le iluminó de repente al pequeño perolandio y algo que parecían lágrimas
asomó por sus múltiples ojos.
El lobo, que había permanecido callado todo el rato, apoyó una de sus patas en Boly
y con afecto le dijo:
- Quiero que sepas, Boly, que eres lo más de lo más, nunca conocí a nadie tan
increíble como tú. Eres gracioso, leal, ocurrente, divertido, y aun siendo pequeño y
con seis ojos resultas bonito y atractivo, de verdad.
- Gracias, lobo, tu sinceridad me conmueve. Me gustaría que conocieras mi mundo,
allí no tendrías que perseguir conejos ni gallinas.
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Después de pasado un tiempo, llegó la hora de separarse. Había sido un tiempo de
diversión, de sorpresas, pero también de aprendizaje y sobre todo de feliz y
afectuosa amistad.
Nita aprendió a través de Boly y el lobo a relacionarse con los demás abandonando
su individualidad y participar de lleno en su vida familiar.
Boly recuperó la confianza en sí mismo y se dio cuenta que no importa el tamaño ni
el físico de cada uno, que lo primordial es lo que llevamos dentro y compartimos con
los demás.
El lobo descubrió que estaba a gusto con los humanos y tenían buenos sentimientos
y que existían seres y mundos tan extraordinarios como Boly
- Todavía Nita sigue mirando las estrellas cada noche. Queda extasiada por tanta
inmensidad y belleza. Y ella, y nadie más que ella, es capaz de oír el aullido de su
inolvidable y querido lobo que le llega desde el otro rincón del universo.
Y una lágrima más dulce que la miel resbala por su mejilla sonrosa.
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