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Las segundas residencias: un problema de sostenibilidad.
1. Introducción.
El sector de la construcción en España sigue un proceso de expansión como
consecuencia de la inversión en bienes inmuebles. El número de viviendas terminadas
anualmente que era de 197.000 en 1986 ha superado las 500.000 en los años 2001, 2002
y 2003. Este hecho lleva aparejadas una serie de consecuencias con efectos negativos
sobre el desarrollo sostenible, como son: 1) aumento de la superficie de suelo
urbanizable (ver figura), 2) aumento de necesidades energéticas, 3) aumento de
viviendas sin uso habitual y 4) aumento de empleo de materiales y de producción de
escombros. Gran parte de los nuevos desarrollos residenciales se localizan en las zonas
costeras del Mediterráneo, por la tendencia a adquirir segundas residencias con fines
vacacionales.
Figura: Mapa de España en el que se señalan las zonas en las que la densidad de población se ha
incrementado en más de un 10% desde 1991 a 2002. Fuente: INE.
La super-población estacional en estas zonas está ocasionando graves problemas de
abastecimiento de recursos, fundamentalmente de agua y energía. La sequía sufrida en
2005 ha restringido el abastecimiento de agua potable en varias localidades. A esto se
unen los cortes en el suministro eléctrico debidos a picos energéticos, ya que la mayoría
de las segundas residencias disponen de potentes aires acondicionados para mitigar las
temperaturas elevadas que se producen en verano.
En este trabajo se muestran las condiciones ambientales de una vivienda tradicional
situada en la zona interior de Castilla León, como una alternativa sostenible para
segunda residencia.
No hace mucho tiempo, gran parte de la población pasaba sus vacaciones en los pueblos
de origen situados en el interior. El aumento del poder adquisitivo hizo cambiar esta
tendencia, haciendo de nuestro turismo una práctica de baja sostenibilidad.
Durante la década de los 70, los cambios en las prácticas agrarias y el éxodo de la
población del campo a las ciudades provocaron el abandono de muchos edificios
rurales. En los últimos años, algunos grupos de desarrollo rural están incentivando la
reutilización y rehabilitación de los mismos, para no perder este legado de la
Zona de estudio
2. 2
arquitectura vernácula, así como para reavivar el tejido socio-económico de estas
regiones.
En España, el 14% del total de las viviendas existentes están desocupadas. Sin embargo,
esto no frena el crecimiento del sector.
Las prácticas constructivas empleadas hace más de 100 años en el interior de la
península proporcionan edificios de gruesos muros portantes, construidos con
materiales locales como la piedra y el barro, y por tanto con una elevada inercia térmica.
Según datos del INE, el 16% de los edificios de viviendas en España fueron construidos
antes de 1950, muchos de ellos, sobre todo los construidos en entornos rurales, tendrán
envolventes de elevada inercia térmica. En el interior de los mismos la temperatura
permanece bastante estable y debido a su capacidad de acumulación de calor, no
requieren el empleo de sistemas de aire acondicionado en verano. A continuación se
mostrará el edificio analizado y los resultados de la monitorización realizada en el
verano de 2005, de cara a analizar las ventajas de su uso como segunda residencia en
verano.
2. Localización y características constructivas.
La vivienda analizada se sitúa en la localidad palentina de Ribas de Campos, a 277 km
de Madrid. La localidad está a una altitud de 760 m y tiene 228 habitantes. Por la misma
discurre el “Canal de Castilla”, preciosa obra hidráulica construida entre los siglos
XVIII y XIX que pretendía unir el interior de la península con la costa de Santander
para facilitar el transporte de mercancías. Nunca llegó a terminarse, pero hoy en día
constituye un río artificial con gran valor estético.
La localidad pertenece a la comarca de Tierra de Campos. El clima de la misma es
mediterráneo fuertemente continentalizado, con veranos secos y calurosos e inviernos
fríos. La comarca era típicamente cerealista, el hecho de no disponer de materiales
como la piedra y la madera en abundancia derivó en el empleo masivo de la tierra como
material de construcción.
Se ha monitorizado una vivienda tradicional construida con tapial forrado de ladrillo en
las dos de las fachadas y con tabiques de adobe en muchas zonas. Los propietarios no
saben con precisión la fecha de construcción, aunque se cree que fue una panera de un
convento del siglo XVI ó XVII. La cubierta original era de teja sobre torta de barro con
estructura de madera, pero debido a su mal estado de conservación, fue sustituida por
una estructura metálica. En la rehabilitación, también se construyó un muro de ladrillo
por el interior de la vivienda, para calzar las vigas de madera. Además, se han registrado
las condiciones higro-térmicas en una casa de reciente construcción anexa a la anterior.
Los resultados de ambas viviendas nos servirán para comparar el comportamiento
térmico de las mismas y examinar las ventajas de la elevada inercia térmica como
sistema de refrigeración natural en verano.
La vivienda tradicional tiene dos plantas, se han colocado sendos instrumentos en cada
una de ellas para analizar las condiciones higrotérmicas. El espesor de los muros en la
planta baja varía entre 80 y 120 cm, mientras que en la planta alta su espesor es inferior,
no superando los 75 cm. La superficie del edificio es de 315 m2, siendo la altura media
del mismo de 7.2 m.
La vivienda moderna está construida con hojas de ladrillo hueco.
4. 4
Figura: Vivienda moderna.
Además de la diferencia en las envolventes, pensamos que puede existir una diferencia
microclimática. A pesar de estar las dos viviendas enclavadas en la misma finca, la
vivienda tradicional está sombreada por árboles de hoja caduca, por lo que puede
beneficiarse de su sombreamiento en verano, mientras que la vivienda moderna, por su
situación no recibe sombra de la vegetación (ver figura). Para analizar las diferencias
microclimáticas se han colocado dos sensores exteriores, uno en la zona soleada y otro
en la sombreada.
Figura: Vista aérea de la localización de las dos viviendas.
3. Material y Métodos.
El estudio de las diferencias entre la vivienda tradicional y la moderna se ha realizado
mediante la monitorización de las condiciones térmicas en verano, tanto en el interior de
las viviendas como en el exterior. Para ello se han empleado sensores de temperatura y
humedad relativa que llevan un logger incorporado para registrar los sucesos. La
precisión del instrumento es de 0.2ºC y 3% de humedad relativa. Además se ha
realizado una inspección termográfica con el fin de analizar las posibles diferencias
térmicas y examinar posibles puntos de interés. La inspección se ha realizado con una
5. 5
cámara de infrarrojos ThermaCAM SC 2000 de FLIR SYSTEMS, con detectores
microbolométricos no refrigerados que trabaja en la longitud de onda 7,5 – 13 μm y
cuya precisión es ± 2º C.
4. Resultados.
4.1. Diferencias microclimáticas.
Para analizar la existencia de diferencias microclimáticas que puedan afectar las
condiciones en el interior de las viviendas, se dispuso un sensor en la zona cercana a la
vivienda tradicional y otro cercano a la vivienda moderna (ver foto)
Figura: Izquierda: Sensor colocado cercano a la casa moderna. Derecha: Sensorcolocado cercano a la
casa tradicional.
Se registró la temperatura y la humedad relativa en el periodo del 28 de julio al 27 de
agosto de 2005. Los resultados muestran que en el punto cercano se registran
temperaturas ligeramente superiores al punto cercano a la casa tradicional (ver tabla).
Tabla: Temperaturas registradas en el exterior de las viviendas en ºC.
Temperaturas Exterior moderna Exterior tradicional
Máxima 33.3 31.3
Mínima 6.0 6.0
Promedio 18.8 18.3
Desviación típica 6.1 5.9
Teniendo en cuenta la precisión de la instrumentación, pensamos que estas diferencias
son poco significativas y que pueden tener una escasa influencia en la temperatura del
interior de las viviendas.
A continuación se muestran los resultados de las termografías realizadas en el exterior.
Figura: Imagen termográfica de la vivienda tradicional.
23,7°C
35,0°C
25
30
35
SP01
SP02
SP03
SP04
33.8ºC
25.9ºC
35.3ºC
25.6ºC
6. 6
Figura: Imagen termográfica de las dos viviendas estudiadas.El recuadro de arriba señala la vivienda
tradicional y el de abajo la vivienda moderna. Se observa que la temperatura de la fachada de la vivienda
moderna es superior a la de la tradicional.
Figura: Imagen termográfica de la vivienda tradicional. Se observa el efecto refrigerante sobre la fachada
de la vegetación.
Con esta técnica, se observan diferencias de temperatura más elevadas. Los
termogramas muestran las temperaturas superficiales de los objetos. Por tanto, la
ventaja de la vegetación no es tanto la diferencia de temperaturas del aire alcanzadas,
sino el sombreamiento que producen. Como es sabido, la temperatura de las superficies
expuestas a la radiación, dependen tanto de la temperatura del ambiente que las rodea
como de la radiación solar incidente. En este caso de observa que la vegetación, al dejar
pasar una menor cantidad de radiación solar, hace que la temperatura superficial en la
casa tradicional sea inferior a la que soporta la casa moderna.
4.2. Comportamiento térmico de las viviendas.
En el interior de las viviendas se ha registrado la temperatura en el mismo periodo de
tiempo (ver figura).
20,0°C
35,0°C
20
30
SP01
SP02
SP03
SP04
29.8ºC
23.3ºC
22.6ºC
22.5ºC
20,0°C
35,0°C
20
30
7. 7
Comparación de temperaturas
5
10
15
20
25
30
35
07/28/05
07/29/05
07/30/05
07/31/05
08/01/2005
08/02/2005
08/03/2005
08/04/2005
08/05/2005
08/06/2005
08/07/2005
08/08/2005
08/09/2005
08/10/2005
08/11/2005
08/12/2005
08/13/05
08/14/05
08/15/05
08/16/05
08/17/05
08/18/05
08/19/05
08/20/05
08/21/05
08/22/05
08/23/05
08/24/05
08/25/05
08/26/05
08/27/05
Exterior sol Comedor antigua Planta alta antigua Moderna
Figura: Temperaturas registradas en un mes de verano.
La temperatura máxima registrada en la planta baja de la casa tradicional fue de 20.1ºC,
la mínima fue de 18.0ºC, siendo la media de 18.9ºC. En la segunda planta, se registraron
temperaturas superiores, siendo la media de 23.4ºC, la mínima de 19.2ºC y la media de
21.2ºC. Por su parte, en la casa moderna, las temperaturas y las variaciones son mayores
que en la casa tradicional. La temperatura máxima fue de 27.2ºC, la mínima fue de
18.8ºC y la media de 22.9ºC.
Estos resultados muestran que la vivienda tradicional goza de una gran estabilidad,
debida a la elevada inercia térmica de sus gruesos muros. La inercia térmica disminuye
en la primera planta, debido tanto a la disminución del espesor de los muros como a la
sustitución de la cubierta.
Si atendemos a las variaciones diarias de temperatura, tenemos que la variación media
diaria en el exterior es de 15.6ºC, en la planta baja de la casa tradicional es de 0.4ºC, en
la primera planta es de 0.8ºC y en la casa moderna es de 2.3ºC. Estos valores vuelven a
confirmar la elevada inercia térmica de la vivienda tradicional.
Las variaciones diarias de la temperatura exterior son atenuadas en el interior de la
vivienda tradicional (ver figura).
17
19
21
23
25
27
29
5 10 15 20 25 30 35
T exterior
T
interior
Moderna Planta baja tradicional Primera planta tradicional
Figura: Variación de la temperatura en el interior de las viviendas en función de la variación de la
temperatura exterior.
8. 8
La amortiguación y el desfase de la onda térmica, dependen de las propiedades de los
materiales de construcción y del espesor de la envolvente.
La amortiguación de la onda y el desfase de la onda térmica pueden calcularse mediante
las siguientes expresiones:
d
t
c
a
e
e
f
)
5265
.
0
(
1
d
t
c
t
d e
f
2
5265
.
0
donde ρ es la densidad del material (kg/m3), λ es la conductividad térmica (W/mºC), ce
es el calor específico (kJ/kgºC), t es el tiempo en horas (en aplicaciones climáticas = 24
horas) y d es el espesor del material empleado en m.
Teniendo en cuenta las propiedades térmicas de la tierra, se han calculado los valores
del desfase y de la amortiguación de la onda térmica en función del espesor (ver figura).
Figura: Desfase y amortiguación de la onda térmica en función del espesor para muros construidos con
tierra. Los valores empleados son los siguientes: λ=0.71W/mºC, ρ=1772 kg/m3 y ce= 962 J/kgºC, tomados
de Meukan, 2004.
En la anterior figura se puede observar que para los espesores de envolvente de la
vivienda tradicional el desfase de la onda térmica es superior a 20 h y la amortiguación
es próxima al 100%.
En cuanto a la humedad relativa, se mantiene en los rangos admisibles de confort,
siendo más elevada en la vivienda tradicional.
El confort térmico depende de parámetros geográficos, personales y del espacio interior,
fundamentalmente y por tanto su evaluación es una tarea difícil. Sin embargo, a lo largo
de la historia del diseño bioclimático, han aparecido índices para medir de alguna
manera el confort higrotérmico en el interior de los edificios. Existen índices directos,
como la temperatura, la humedad y la velocidad del aire; índices derivados de los
directos, como la temperatura equivalente e índices de bienestar empíricos como el voto
medio previsto. Los primeros son los más fáciles de evaluar, pero tienen el
inconveniente de no tener en cuenta las cuestiones personales. En este caso,
emplearemos la temperatura, como parámetro para analizar el confort en el interior de
los edificios analizados. Para ello consideramos como temperaturas de confort en
verano aquellas comprendidas en el rango de 21 a 25ºC. Considerando estos valores,
tenemos que en la vivienda tradicional nunca se llega s superar el valor superior, incluso
en la planta baja ni siquiera se alcanza la temperatura inferior. Sin embargo, en la
vivienda moderna sí se supera este límite el 10% del tiempo registrado.
Desfase de la onda térmica
0
10
20
30
40
50
0,1 0,2 0,3 0,4 0,5 0,6 0,7 0,8 0,9 1 1,1 1,2
espesor (m)
tiempo
(h)
Amortiguación de la onda térmica
0
0,2
0,4
0,6
0,8
1
0,1 0,2 0,3 0,4 0,5 0,6 0,7 0,8 0,9 1 1,1 1,2
espesor (m)
9. 9
Como puede observarse, los gruesos muros junto con el sombreamiento producido por
la vegetación exterior, hacen que la temperatura interior en la vivienda tradicional sea
fresca.
5. Conclusiones.
En este trabajo se muestran los resultados de la monitorización de una vivienda
tradicional construida con materiales locales, en una comarca interior de la península
ibérica. Podemos concluir que los gruesos muros de la misma hacen que tenga una
elevada capacidad para acumular calor, por tanto la temperatura exterior se ve atenuada
y retardada.
Teniendo en cuenta el problema ambiental que supone el turismo de sol y playa, la
opción del uso de edificios tradicionales, que en buen número se encuentran repartidos
por el interior de la península, durante el verano, puede considerarse una opción
sostenible. En el caso analizado las condiciones en el interior están por debajo de las
temperaturas consideradas de confort en verano, sin necesidad de ningún equipo
mecánico de refrigeración. La elevada inercia y la vegetación son las estrategias de
diseño que se emplean este edificio.
Como se ha comentado a lo largo del trabajo, en España existen numerosos edificios
abandonados, sobre todo en zonas rurales. Muchos de ellos fueron construidos antes de
1950, con la técnica de muros portantes, por tanto poseen una elevada inercia térmica
que los hace térmicamente estables.
La rehabilitación de los mismos puede reactivar el tejido social de estas zonas
despobladas, además de incentivar el conocimiento de nuestro patrimonio cultural.