Los cargadores inalámbricos funcionan mediante inducción electromagnética, transfiriendo energía entre dos objetos sin cables. Ofrecen ventajas como ser más resistentes y duraderos, pero una desventaja es que no se puede usar el dispositivo durante la carga. El estándar QI, introducido en 2009, creó bases de carga compatibles con diversos dispositivos móviles mediante inducción.