Un empleado tocó sin permiso las nalgas y el brazo de una compañera. Alegó que fue un relajo y que todos lo hacían, pero el gerente presenció el incidente. Debido a que la empresa no había ofrecido el taller anti-acoso obligatorio, el empleado fue trasladado con advertencia de despido si vuelve a ocurrir, en lugar de seguir la disciplina progresiva normal debido a la gravedad de la situación.