SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 14
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL
                                  “FRANCISCO MORAZÁN”

Modelos literarios: Cuento            Primer Período                       Lic. José Alberto Díaz
Nombre. Zelania Portillo Caballero                                         Fecha: 08 /05/ 2012

TIPO ENSAYO             Valor 25% (5% c/u)
Instrucciones: conteste cada una de las interrogantes con argumentación válida, de forma coherente
y con ilación temática.
    1- ¿Por qué se facilitó la épica a los escritores de la Edad Media? Tres argumentos como
        mínimo

    Porque la narración heroica en verso, era más fácil y rápida su propagación en todo el
     territorio.
    Porque habían muchas guerras para ensanchar el territorio de dichos países o pueblos.
    La necesidad de crear un héroe y lograr que la sociedad cobre espíritu patriótico.


   2-¿Cuál es la diferencia entre El Mío Cid y Conde Lucanor? Cuatro argumentos como mínimo
    El Mío Cid es patriótico.
    Conde Lucanor es moralizante.
    En el Conde Lucanor se ve el declive de la época Medieval ya que no muestra aventuras
     caballerescas ni la religión de forma dogmática.
    En el Mío Cid se ve el clímax de la dicha época porque hace referencia a la caballería, la
     religión y la guerra contra los árabes.


   3- ¿Cuál es la impresión dejada por La Divina Comedia?
   4- Es un libro que me ha dejado con una profunda curiosidad acerca de la vida después de la
      muerte. Hay cosas del libro que yo sé que no son ciertas, a según he leído en la biblia, si hay
      cosas que se ve claramente que son inventadas, sin embargo hay otras que si concuerdan
      con la biblia, por ejemplo el hace referencia en los diferentes lugares de castigos que hay en
      el infierno y en la Biblia en ninguna parte habla de cada uno de esos lugares o que sean así
      como el los describe. Eso pone en debate al escritor, que no lo juzgo porque supongo que
      bajo su creencia católica escribió dicho libro, sin embargo, me gusta que Dante hace que los
      lectores reflexionen en su modus vivendi y que cambie las malos actitudes, ya que a según
      explica l autor la paga por ser malos es el castigo eterno.

   5- Con la ayuda de los cuentos de El Decamerón, ¿qué hacen de Giovanni Boccaccio un
      humanista?
      En el libro el Decamerón se ve como las debilidades o necesidades humanas, brotan a flor de
      piel, se ve como Boccaccio manifiesta que el hombre por naturaleza necesita una mujer, no
      importa que sea un sacerdote, un burgués o un pobre todos tienen necesidades básicas así
      también la naturaleza malvada del ser humano capaz de engañar, ser avaro etc.., Es por esto
      y mucho más que podemos decir que Boccaccio es humanista.


   6- Tomando en cuenta lo analizado en clase y con la ayuda de los cuentos leídos, ¿cuál es el
      movimiento fuerte en Guy de Maupassant?
El realismo porque hace énfasis en el aspecto psicológico de los personajes, no ahonda en
      detalles físicos. Cumple con las características del realismo como ser:

      Procura mostrar en las obras una reproducción fiel y exacta de la realidad
      Se opone al romanticismo en su rechazo de lo sentimental y lo trascendental; aspira, en
      cambio, a reflejar la realidad individual y social en el marco del devenir histórico.
      Hace un uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de los temas,
      personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el tema central,
      exponiendo problemas políticos, humanos y sociales.
      El lenguaje utilizado en las obras abarca diversos registros y niveles de lenguaje, ya que
      expresa el habla común y se adapta a los usos de los distintos personajes, que son
      complejos, evolucionan e interactúan influyendo en otros.
      Las obras muestran una relación mediata entre las personas y su entorno económico y social,
      del cual son exponente; la historia muestra a los personajes como testimonio de una época,
      una clase social, un oficio, etc.
      El autor analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su sociedad.
      Transmite ideas de la forma más verídica y objetiva posible.



   TIPO PRÁCTICO Valor 25% (6.25% c/u)
   Instrucciones: realice lo que se le solicita.

1- A los sucesivos cuentos extraerles lo siguiente:
Temática, tipo de narrador, personajes, Planteamiento, nudo, desenlace, diálogo, descripción, tiempo
externo e interno, espacio físico, psicológico y social.

CUENTO DE LA OBRA “EL CONDE LUCANOR”

Lo que sucedió a un rey con los burladores que hicieron el paño
Otra vez le dijo el Conde Lucanor a su consejero Patronio:
-Patronio, un hombre me ha propuesto un asunto muy importante, que será muy provechoso para
mí; pero me pide que no lo sepa ninguna persona, por mucha confianza que yo tenga en ella, y tanto
me encarece el secreto que afirma que puedo perder mi hacienda y mi vida, si se lo descubro a
alguien. Como yo sé que por vuestro claro entendimiento ninguno os propondría algo que fuera
engaño o burla, os ruego que me digáis vuestra opinión sobre este asunto.
-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que sepáis lo que más os conviene hacer en este
negocio, me gustaría contaros lo que sucedió a un rey moro con tres pícaros granujas que llegaron a
palacio.
Y el conde le preguntó lo que había pasado.
-Señor conde -dijo Patronio-, tres pícaros fueron a palacio y dijeron al rey que eran excelentes
tejedores, y le contaron cómo su mayor habilidad era hacer un paño que sólo podían ver aquellos
que eran hijos de quienes todos creían su padre, pero que dicha tela nunca podría ser vista por
quienes no fueran hijos de quien pasaba por padre suyo.
»Esto le pareció muy bien al rey, pues por aquel medio sabría quiénes eran hijos verdaderos de sus
padres y quiénes no, para, de esta manera, quedarse él con sus bienes, porque los moros no
heredan a sus padres si no son verdaderamente sus hijos. Con esta intención, les mandó dar una
sala grande para que hiciesen aquella tela.
»Los pícaros pidieron al rey que les mandase encerrar en aquel salón hasta que terminaran su labor
y, de esta manera, se vería que no había engaño en cuanto proponían. Esto también agradó mucho
al rey, que les dio oro, y plata, y seda, y cuanto fue necesario para tejer la tela. Y después quedaron
encerrados en aquel salón.
»Ellos montaron sus telares y simulaban estar muchas horas tejiendo. Pasados varios días, fue uno
de ellos a decir al rey que ya habían empezado la tela y que era muy hermosa; también le explicó
con qué figuras y labores la estaban haciendo, y le pidió que fuese a verla él solo, sin compañía de
ningún consejero. Al rey le agradó mucho todo esto.
»El rey, para hacer la prueba antes en otra persona, envió a un criado suyo, sin pedirle que le dijera
la verdad. Cuando el servidor vio a los tejedores y les oyó comentar entre ellos las virtudes de la tela,
no se atrevió a decir que no la veía. Y así, cuando volvió a palacio, dijo al rey que la había visto. El
rey mandó después a otro servidor, que afamó también haber visto la tela.
»Cuando todos los enviados del rey le aseguraron haber visto el paño, el rey fue a verlo. Entró en la
sala y vio a los falsos tejedores hacer como si trabajasen, mientras le decían: «Mirad esta labor. ¿Os
place esta historia? Mirad el dibujo y apreciad la variedad de los colores». Y aunque los tres se
mostraban de acuerdo en lo que decían, la verdad es que no habían tejido tela alguna. Cuando el rey
los vio tejer y decir cómo era la tela, que otros ya habían visto, se tuvo por muerto, pues pensó que
él no la veía porque no era hijo del rey, su padre, y por eso no podía ver el paño, y temió que, si lo
decía, perdería el reino. Obligado por ese temor, alabó mucho la tela y aprendió muy bien todos los
detalles que los tejedores le habían mostrado. Cuando volvió a palacio, comentó a sus cortesanos
las excelencias y primores de aquella tela y les explicó los dibujos e historias que había en ella, pero
les ocultó todas sus sospechas.
»A los pocos días, y para que viera la tela, el rey envió a su gobernador, al que le había contado las
excelencias y maravillas que tenía el paño. Llegó el gobernador y vio a los pícaros tejer y explicar las
figuras y labores que tenía la tela, pero, como él no las veía, y recordaba que el rey las había visto,
juzgó no ser hijo de quien creía su padre y pensó que, si alguien lo supiese, perdería honra y cargos.
Con este temor, alabó mucho la tela, tanto o más que el propio rey.
»Cuando el gobernador le dijo al rey que había visto la tela y le alabó todos sus detalles y
excelencias, el monarca se sintió muy desdichado, pues ya no le cabía duda de que no era hijo del
rey a quien había sucedido en el trono. Por este motivo, comenzó a alabar la calidad y belleza de la
tela y la destreza de aquellos que la habían tejido.
»Al día siguiente envió el rey a su valido, y le ocurrió lo mismo. ¿Qué más os diré? De esta manera,
y por temor a la deshonra, fueron engañados el rey y todos sus vasallos, pues ninguno osaba decir
que no veía la tela.
»Así siguió este asunto hasta que llegaron las fiestas mayores y pidieron al rey que vistiese aquellos
paños para la ocasión. Los tres pícaros trajeron la tela envuelta en una sábana de lino, hicieron
como si la desenvolviesen y, después, preguntaron al rey qué clase de vestidura deseaba. El rey les
indicó el traje que quería. Ellos le tomaron medidas y, después, hicieron como si cortasen la tela y la
estuvieran cosiendo.
»Cuando llegó el día de la fiesta, los tejedores le trajeron al rey la tela cortada y cosida, haciéndole
creer que lo vestían y le alisaban los pliegues. Al terminar, el rey pensó que ya estaba vestido, sin
atreverse a decir que él no veía la tela.
»Y vestido de esta forma, es decir, totalmente desnudo, montó a caballo para recorrer la ciudad; por
suerte, era verano y el rey no padeció el frío.
»Todas las gentes lo vieron desnudo y, como sabían que el que no viera la tela era por no ser hijo de
su padre, creyendo cada uno que, aunque él no la veía, los demás sí, por miedo a perder la honra,
permanecieron callados y ninguno se atrevió a descubrir aquel secreto. Pero un negro, palafrenero
del rey, que no tenía honra que perder, se acercó al rey y le dijo: «Señor, a mí me da lo mismo que
me tengáis por hijo de mi padre o de otro cualquiera, y por eso os digo que o yo soy ciego, o vais
desnudo».
»El rey comenzó a insultarlo, diciendo que, como él no era hijo de su padre, no podía ver la tela.
»Al decir esto el negro, otro que lo oyó dijo lo mismo, y así lo fueron diciendo hasta que el rey y todos
los demás perdieron el miedo a reconocer que era la verdad; y así comprendieron el engaño que los
pícaros les habían hecho. Y cuando fueron a buscarlos, no los encontraron, pues se habían ido con
lo que habían estafado al rey gracias a este engaño.
»Así, vos, señor Conde Lucanor, como aquel hombre os pide que ninguna persona de vuestra
confianza sepa lo que os propone, estad seguro de que piensa engañaros, pues debéis comprender
que no tiene motivos para buscar vuestro provecho, ya que apenas os conoce, mientras que,
quienes han vivido con vos, siempre procurarán serviros y favoreceros.
El conde pensó que era un buen consejo, lo siguió y le fue muy bien.
Viendo don Juan que este cuento era bueno, lo mandó escribir en este libro y compuso estos versos
que     dicen      así:    A     quien     te     aconseja       encubrir    de    tus    amigos
más le gusta engañarte que los higos.
FIN




                                      Engaño

                             La simplicidad
                                ( falta de
                              inteligencia)

                                  La confianza
Temática:

Tipo de narrador: Observador


                       Patronio



                         Conde
                        Lucanor



                     Tres tejedores




                         El Rey
Personajes

Planteamiento
Había un rey, quien escucho hablar de tres tejedores y quiso que le hicieran una prenda.

 Nudo
Los tres tejedores lo engañaron, harían una prenda mágica con materiales carísimos pero que el rey
no la podía ver porque era un hijo bastardo.

Desenlace
El rey creyendo que solo el no podía ver su nuevo vestido salió y todo mundo lo vio desnudo, pero
cuando fueron a buscar los picaros ya habían huido.

Diálogo
Es directo, ya que el conde Lucanor le presento su dilema a Patronio para que éste le dé consejo
sabio.
Descripción
Y vestido de esta forma, es decir, totalmente desnudo, montó a caballo para recorrer la ciudad; por
suerte, era verano y el rey no padeció el frío.

»Cuando el gobernador le dijo al rey que había visto la tela y le alabó todos sus detalles y
excelencias, el monarca se sintió muy desdichado, pues ya no le cabía duda de que no era hijo del
rey a quien había sucedido en el trono. Por este motivo, comenzó a alabar la calidad y belleza de la
tela y la destreza de aquellos que la habían tejido.


 Tiempo externo e interno
»Ellos montaron sus telares y simulaban estar muchas horas tejiendo. Pasados varios días, fue uno
de ellos a decir al rey que ya habían empezado la tela y que era muy hermosa; también le explicó
con qué figuras y labores la estaban haciendo, y le pidió que fuese a verla él solo, sin compañía de
ningún consejero. Al rey le agradó mucho todo esto.
»A los pocos días, y para que viera la tela, el rey envió a su gobernador, al que le había contado las
excelencias y maravillas que tenía el paño. Llegó el gobernador y vio a los pícaros tejer y explicar las
figuras y labores que tenía la tela, pero, como él no las veía, y recordaba que el rey las había visto,
juzgó no ser hijo de quien creía su padre y pensó que, si alguien lo supiese, perdería honra y cargos.
Con este temor, alabó mucho la tela, tanto o más que el propio rey.

»Cuando llegó el día de la fiesta, los tejedores le trajeron al rey la tela cortada y cosida, haciéndole
creer que lo vestían y le alisaban los pliegues. Al terminar, el rey pensó que ya estaba vestido, sin
atreverse a decir que él no veía la tela.
Tiempo interno:
En si no muestra una cantidad exacta de días solo se habla de varios, pocos, día de la fiesta.
Pudieron haber sido semanas.
Tiempo externo:
Se escribió en el siglo XIV.
Espacio físico

tres pícaros fueron a palacio y dijeron al rey que eran excelentes tejedores, y le contaron cómo su
mayor habilidad era hacer un paño que sólo podían ver aquellos que eran hijos de quienes todos
creían su padre, pero que dicha tela nunca podría ser vista por quienes no fueran hijos de quien
pasaba por padre suyo.
Psicológico y social.
»Todas las gentes lo vieron desnudo y, como sabían que el que no viera la tela era por no ser hijo de
su padre, creyendo cada uno que, aunque él no la veía, los demás sí, por miedo a perder la honra,
permanecieron callados y ninguno se atrevió a descubrir aquel secreto. Pero un negro, palafrenero
del rey, que no tenía honra que perder, se acercó al rey y le dijo: «Señor, a mí me da lo mismo que
me tengáis por hijo de mi padre o de otro cualquiera, y por eso os digo que o yo soy ciego, o vais
desnudo».

El rey carecía de autoestima, por no ser un hijo legítimo.

El gobernador era un hombre con temores y sin ninguna convicción.




EL COCINERO CHICHIBIO DE LA OBRA EL DECAMERÓN

Currado Gianfiglazzi se distinguía en nuestra ciudad como hombre eminente, liberal y espléndido, y
viviendo vida hidalga, halló siempre placer en los perros y en los pájaros, por no citar aquí otras de
sus empresas de mayor monta. Pues bien; habiendo un día este caballero cazado con un halcón
suyo una grulla cerca de Perétola y hallando que era tierna y bien cebada, se la mandó a su vecino,
excelente cocinero, llamado Chichibio, con orden de que se la asase y aderezase bien. Chichibio,
que era tan atolondrado como parecía, una vez aderezada la grulla, la puso al fuego y empezó a
asarla con todo esmero.

Estaba ya casi a punto y despedía el más apetitoso olor el ave, cuando se presentó en la cocina una
aldeana llamada Brunetta, de la que el marmitón estaba perdidamente enamorado; y percibiendo la
intrusa el delicioso vaho y viendo la grulla, empezó a pedirle con empeño a Chichibio que le diese un
muslo de ella. Chichibio le contestó canturreando:

-No la esperéis de mí, Brunetta, no; no la esperéis de mí.

Con lo que Brunetta irritada, saltó, diciendo:

-Pues te juro por Dios que si no me lo das, de mí no has de conseguir nunca ni tanto así.

Cuanto más Chichibio se esforzaba por desagraviarla. tanto más ella se encrespaba; así es que, al
fin, cediendo a su deseo de apaciguarla, separó un muslo del ave y se lo ofreció.

Luego, cuando les fue servida a Currado y a ciertos invitados, advirtió aquel la falta y extrañándose
de ello hizo llamar a Chichibio y le preguntó qué había sido del muslo de la grulla. A lo que el
trapacero del veneciano contestó en el acto, sin atascarse:

-Las grullas, señor, no tienen más que una pata y un muslo.

Amoscado entonces Currado, opuso:

-¿Cómo diablos dices que no tienen más que un muslo? ¿Crees que no he visto más grullas que
ésta?
-Y, sin embargo, señor, así es, como yo os digo; y, si no, cuando gustéis os lo demostraré con
grullas vivas -arguyó Chichibio.

Currado no quiso enconar más la polémica, por consideración a los invitados que presentes se
hallaban, pero le dijo:

-Puesto que tan seguro estás de hacérmelo ver a lo vivo -cosa que yo jamás había reparado ni oído
a nadie- mañana mismo, yo dispuesto estoy. Pero por Cristo vivo te juro que si la cosa no fuese
como dices, te haré dar tal paliza que mientras vivas hayas de acordarte de mi nombre.

Terminada con esto la plática por aquel día, al amanecer de la mañana siguiente, Currado, a quien el
descanso no había despejado el enfado, se levantó cejijunto, y ordenando que le aparejasen los
caballos, hizo montar a Chichibio en un jamelgo y se encaminó a la orilla de una albufera, en la que
solían verse siempre grullas al despuntar el día.

-Pronto vamos a ver quién de los dos ha mentido ayer, si tú o yo -le dijo al cocinero.

Chichibio, viendo que todavía le duraba el resentimiento al caballero y que le iba mucho a él en
probar que las grullas sólo tenían una pata, no sabiendo cómo salir del aprieto, cabalgaba junto a
Currado más muerto que vivo, y de buena gana hubiera puesto pies en polvorosa si le hubiese sido
posible; mas, como no podía, no hacía sino mirar a todos lados, y cosa que divisaba, cosa que se le
antojaba una grulla en dos pies.

Llegado que hubieron a la albufera, su ojo vigilante divisó antes que nadie una bandada de lo menos
doce grullas, todas sobre un pié, como suelen estar cuando duermen. Contentísimo del hallazgo,
asió la ocasión por los pelos y, dirigiéndose a Currado, le dijo:

-Bien claro podéis ver, señor, cuán verdad era lo que ayer os dije, cuando aseguré que las grullas
no tienen más que una pata: basta que miréis aquéllas.

-Espera que yo te haré ver que tienen dos -repuso Currado al verlas. Y, acercándoseles algo más,
gritó-: ¡Jojó!

Con lo que las grullas, alarmadas, sacando el otro pie, emprendieron la fuga. Entonces Currado dijo,
dirigiéndose a Chichibio:

-¿Y qué dices ahora, tragón? ¿Tienen, o no, dos patas las grullas?

Chichibio, despavorido, no sabiendo en dónde meterse ya, contestó:

-Verdad es, señor, pero no me negaréis que a la grulla de ayer no le habéis gritado ¡Jojó!, que si lo
hubierais hecho, seguramente habría sacado la pata y el muslo como éstas han hecho.

A Currado le hizo tanta gracia la respuesta que todo su resentimiento se le fue en risas, y dijo:

-Tienes razón, Chichibio: eso es lo que debí haber hecho.

Y así fue como gracias a su viva y divertida respuesta, consiguió el cocinero salvarse de la tormenta
y hacer las paces con su señor.

FIN
Inteligencia
                                 emocional

                                     El
                               resentimiento


                                  El perdón
Temática:

Tipo de narrador: Observador




                   Chichibio



      Brunetta                    Currado


Personajes

Planteamiento
Currado mando una grulla para que su vecino Chichibio la asara y éste lo hizo. Cuando la ave ya
estaba lista una aldeana enamorada de Chichibio llamada Brunetta le pidió un muslo de dicha grulla,
Chichibio no quiso pero de tanto y tanto rogarle se la dio y luego llevo el resto del ave a su vecino.

 Nudo
Currado noto que faltaba un muslo y se enojo por esto y comenzó a reclamarle a Chichibio. Los dos
quedaron de acuerdo de observar las aves para ver quien tenia la razón, ya que Currado decía que
las aves tienen dos patas y Chichibio decía que tienen una pata.
Desenlace
Cuando Currado dijo jojo la ave bajo la pata escondida y le comprobó a Chichibio que las aves tienen
dos patas. Chichibio en vez de contestar enojado le contesto de forma divertida, ya que cuando
Currado recibió el ave muerta el no dijo jojo y por eso solo le vio un muslo.

Diálogo
Es directo

Descripción
“Currado Gianfiglazzi se distinguía en nuestra ciudad como hombre eminente, liberal y espléndido, y
viviendo vida hidalga, halló siempre placer en los perros y en los pájaros, por no citar aquí otras de
sus empresas de mayor monta. Pues bien; habiendo un día este caballero cazado con un halcón
suyo una grulla cerca de Perétola y hallando que era tierna y bien cebada, se la mandó a su vecino,
excelente cocinero, llamado Chichibio, con orden de que se la asase y aderezase bien. Chichibio,
que era tan atolondrado como parecía, una vez aderezada la grulla, la puso al fuego y empezó a
asarla con todo esmero.”

 Tiempo externo e interno
“Terminada con esto la plática por aquel día, al amanecer de la mañana siguiente, Currado, a quien
el descanso no había despejado el enfado, se levantó cejijunto, y ordenando que le aparejasen los
caballos, hizo montar a Chichibio en un jamelgo y se encaminó a la orilla de una albufera, en la que
solían verse siempre grullas al despuntar el día.”

“-Pronto vamos a ver quién de los dos ha mentido ayer, si tú o yo -le dijo al cocinero.”
Tiempo interno: transcurrieron dos días.
Tiempo externo: fue escrita dicha obra en el siglo XIV.


Psicológico y social.
“Currado Gianfiglazzi se distinguía en nuestra ciudad como hombre eminente, liberal y espléndido, y
viviendo vida hidalga, halló siempre placer en los perros y en los pájaros, por no citar aquí otras de
sus empresas de mayor monta. Pues bien; habiendo un día este caballero cazado con un halcón
suyo una grulla cerca de Perétola y hallando que era tierna y bien cebada, se la mandó a su vecino,
excelente cocinero, llamado Chichibio, con orden de que se la asase y aderezase bien. Chichibio,
que era tan atolondrado como parecía, una vez aderezada la grulla, la puso al fuego y empezó a
asarla con todo esmero.”

A pesar que Chichibio era atolondrado poseía inteligencia emocional porque al ser tratado de mala
forma por Currado Gianfiglazzi en vez de contestar de forma agresiva lo hizo de forma divertida.
LA MUERTA DE GUY DE MAUPASSANT

La había amado desesperadamente! ¿Por qué se ama? Cuán extraño es ver un solo ser en el
mundo, tener un solo pensamiento en el cerebro, un solo deseo en el corazón y un solo nombre en
los labios... un nombre que asciende continuamente, como el agua de un manantial, desde las
profundidades del alma hasta los labios, un nombre que se repite una y otra vez, que se susurra
incesantemente, en todas partes, como una plegaria.
Voy a contarles nuestra historia, ya que el amor sólo tiene una, que es siempre la misma. La conocí
y viví de su ternura, de sus caricias, de sus palabras, en sus brazos tan absolutamente envuelto,
atado y absorbido por todo lo que procedía de ella, que no me importaba ya si era de día o de noche,
ni si estaba muerto o vivo, en este nuestro antiguo mundo.
Y luego ella murió. ¿Cómo? No lo sé; hace tiempo que no sé nada. Pero una noche llegó a casa muy
mojada, porque estaba lloviendo intensamente, y al día siguiente tosía, y tosió durante una semana,
y tuvo que guardar cama. No recuerdo ahora lo que ocurrió, pero los médicos llegaron, escribieron y
se marcharon. Se compraron medicinas, y algunas mujeres se las hicieron beber. Sus manos
estaban muy calientes, sus sienes ardían y sus ojos estaban brillantes y tristes. Cuando yo le
hablaba me contestaba, pero no recuerdo lo que decíamos. ¡Lo he olvidado todo, todo, todo! Ella
murió, y recuerdo perfectamente su leve, débil suspiro. La enfermera dijo: "¡Ah!" ¡y yo comprendí!¡Y
yo comprendí!
Me consultaron acerca del entierro pero no recuerdo nada de lo que dijeron, aunque sí recuerdo el
ataúd y el sonido del martillo cuando clavaban la tapa, encerrándola a ella dentro. ¡Oh! ¡Dios
mío!¡Dios mío!
¡Ella estaba enterrada! ¡Enterrada! ¡Ella! ¡En aquel agujero! Vinieron algunas personas... mujeres
amigas. Me marché de allí corriendo. Corrí y luego anduve a través de las calles, regresé a casa y al
día siguiente emprendí un viaje.
*
Ayer regresé a París, y cuando vi de nuevo mi habitación -nuestra habitación, nuestra cama,
nuestros muebles, todo lo que queda de la vida de un ser humano después de su muerte-, me
invadió tal oleada de nostalgia y de pesar, que sentí deseos de abrir la ventana y de arrojarme a la
calle. No podía permanecer ya entre aquellas cosas, entre aquellas paredes que la habían encerrado
y la habían cobijado, que conservaban un millar de átomos de ella, de su piel y de su aliento, en sus
imperceptibles grietas. Cogí mi sombrero para marcharme, y antes de llegar a la puerta pasé junto al
gran espejo del vestíbulo, el espejo que ella había colocado allí para poder contemplarse todos los
días de la cabeza a los pies, en el momento de salir, para ver si lo que llevaba le caía bien, y era
lindo, desde sus pequeños zapatos hasta su sombrero.
Me detuve delante de aquel espejo en el cual se había contemplado ella tantas veces... tantas veces,
tantas veces, que el espejo tendría que haber conservado su imagen. Estaba allí de pie, temblando,
con los ojos clavados en el cristal -en aquel liso, enorme, vacío cristal- que la había contenido por
entero y la había poseído tanto como yo, tanto como mis apasionadas miradas. Sentí como si amara
a aquel cristal. Lo toqué; estaba frío. ¡Oh, el recuerdo! ¡Triste espejo, ardiente espejo, horrible
espejo, que haces sufrir tales tormentos a los hombres! ¡Dichoso el hombre cuyo corazón olvida todo
lo que ha contenido, todo lo que ha pasado delante de él, todo lo que se ha mirado a sí mismo en él
o ha sido reflejado en su afecto, en su amor! ¡Cuánto sufro!
Me marché sin saberlo, sin desearlo, hacia el cementerio. Encontré su sencilla tumba, una cruz de
mármol blanco, con esta breve inscripción:
«Amó, fue amada y murió.»
¡Ella está ahí debajo, descompuesta! ¡Qué horrible! Sollocé con la frente apoyada en el suelo, y
permanecí allí mucho tiempo, mucho tiempo. Luego vi que estaba oscureciendo, y un extraño y loco
deseo, el deseo de un amante desesperado, me invadió. Deseé pasar la noche, la última noche,
llorando sobre su tumba. Pero podían verme y echarme del cementerio. ¿Qué hacer? Buscando una
solución, me puse en pie y empecé a vagabundear por aquella ciudad de la muerte. Anduve y
anduve. Qué pequeña es esta ciudad comparada con la otra, la ciudad en la cual vivimos. Y, sin
embargo, no son muchos más numerosos los muertos que los vivos. Nosotros necesitamos grandes
casas, anchas calles y mucho espacio para las cuatro generaciones que ven la luz del día al mismo
tiempo, beber agua del manantial y vino de las vides, y comer pan de las llanuras.
¡Y para todas estas generaciones de los muertos, para todos los muertos que nos han precedido,
aquí no hay apenas nada, apenas nada! La tierra se los lleva, y el olvido los borra. ¡Adiós!
Al final del cementerio, me di cuenta repentinamente de que estaba en la parte más antigua, donde
los que murieron hace tiempo están mezclados con la tierra, donde las propias cruces están
podridas, donde posiblemente enterrarán a los que lleguen mañana. Está llena de rosales que nadie
cuida, de altos y oscuros cipreses; un triste y hermoso jardín alimentado con carne humana.
Yo estaba solo, completamente solo. De modo que me acurruqué debajo de un árbol y me escondí
entre las frondosas y sombrías ramas. Esperé, agarrándome al tronco como un náufrago se agarra a
una tabla.
Cuando la luz diurna desapareció del todo, abandoné el refugio y eché a andar suavemente,
lentamente, silenciosamente, hacia aquel terreno lleno de muertos. Anduve de un lado para otro,
pero no conseguí encontrar de nuevo la tumba de mi amada. Avancé con los brazos extendidos,
chocando contra las tumbas con mis manos, mis pies, mis rodillas, mi pecho, incluso con mi cabeza,
sin conseguir encontrarla. Anduve a tientas como un ciego buscando su camino. Toqué las lápidas,
las cruces, las verjas de hierro, las coronas de metal y las coronas de flores marchitas. Leí los
nombres con mis dedos pasándolos por encima de las letras. ¡Qué noche! ¡Qué noche! ¡Y no pude
encontrarla!
No había luna. ¡Qué noche! Estaba asustado, terriblemente asustado, en aquellos angostos
senderos entre dos hileras de tumbas. ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Sólo tumbas! A mi derecha, a
la izquierda, delante de mí, a mi alrededor, en todas partes había tumbas. Me senté en una de ellas,
ya que no podía seguir andando. Mis rodillas empezaron a doblarse. ¡Pude oír los latidos de mi
corazón! Y oí algo más. ¿Qué? Un ruido confuso, indefinible. ¿Estaba el ruido en mi cabeza, en la
impenetrable noche, o debajo de la misteriosa tierra, la tierra sembrada de cadáveres humanos?
Miré a mi alrededor, pero no puedo decir cuánto tiempo permanecí allí. Estaba paralizado de terror,
helado de espanto, dispuesto a morir.
Súbitamente, tuve la impresión de que la losa de mármol sobre la cual estaba sentado se estaba
moviendo. Se estaba moviendo, desde luego, como si alguien tratara de levantarla. Di un salto que
me llevó hasta una tumba vecina, y vi, sí, vi claramente cómo se levantaba la losa sobre la cual
estaba sentado. Luego apareció el muerto, un esqueleto desnudo, empujando la losa desde abajo
con su encorvada espalda. Lo vi claramente, a pesar de que la noche estaba oscura. En la cruz pude
leer:
«Aquí yace Jacques Olivant, que murió a la edad de cincuenta y un años. Amó a su familia, fue
bueno y honrado y murió en la gracia de Dios.»
El muerto leyó también lo que había escrito en la lápida. Luego cogió una piedra del sendero, una
piedra pequeña y puntiaguda, y empezó a rascar las letras con sumo cuidado. Las borró lentamente,
y con las cuencas de sus ojos contempló el lugar donde habían estado grabadas. A continuación,
con la punta del hueso de lo que había sido su dedo índice, escribió en letras luminosas, como las
líneas que los chiquillos trazan en las paredes con una piedra de fósforo:
«Aquí yace Jacques Olivant, que murió a la edad de cincuenta y un años. Mató a su padre a
disgustos, porque deseaba heredar su fortuna; torturó a su esposa, atormentó a sus hijos, engañó a
sus vecinos, robó todo lo que pudo y murió en pecado mortal.»
Cuando hubo terminado de escribir, el muerto se quedó inmóvil, contemplando su obra. Al mirar a mi
alrededor vi que todas las tumbas estaban abiertas, que todos los muertos habían salido de ellas y
que todos habían borrado las líneas que sus parientes habían grabado en las lápidas,
sustituyéndolas por la verdad. Y vi que todos habían sido atormentadores de sus vecinos,
maliciosos, deshonestos, hipócritas, embusteros, ruines, calumniadores, envidiosos; que habían
robado, engañado, y habían cometido los peores delitos; aquellos buenos padres, aquellas fieles
esposas, aquellos hijos devotos, aquellas hijas castas, aquellos honrados comerciantes, aquellos
hombres y mujeres que fueron llamados irreprochables. Todos ellos estaban escribiendo al mismo
tiempo la verdad, la terrible y sagrada verdad, la cual todo el mundo ignoraba, o fingía ignorar,
mientras estaban vivos.
Pensé que también ella había escrito algo en su tumba. Y ahora, corriendo sin miedo entre los
ataúdes medio abiertos, entre los cadáveres y esqueletos, fui hacia ella, convencido de que la
encontraría inmediatamente. La reconocí al instante sin ver su rostro, el cual estaba cubierto por un
velo negro; y en la cruz de mármol donde poco antes había leído:
«Amó, fue amada y murió.»
Ahora leí:
«Habiendo salido un día de lluvia para engañar a su amante, pilló una pulmonía y murió.»
Parece que me encontraron al romper el día, tendido sobre la tumba, sin conocimiento.
FIN




                         La
                       verdad
                      El amor

                  La traición
:

Tipo de narrador: protagonista
Narrador


      Jacques                      La
      Olivant                    amada

Personajes

Planteamiento
El narrador había perdido a su amada, la cual la extrañaba y se sentía triste por eso.
 Nudo
Un día mientras el estaba en su habitación sentado de repente sintió que la losa de mármol se movia
y dio un salto y apareció en un campo fúnebre y después de tanto ver tumbas miro a Jacques
Olivant era un muerto a quien en su lapida le habían escrito que murió a la edad de cincuenta y un
años. Amó a su familia, fue bueno y honrado y murió en la gracia de Dios. El muerto borro esto y
escribió:
«Aquí yace Jacques Olivant, que murió a la edad de cincuenta y un años. Mató a su padre a
disgustos, porque deseaba heredar su fortuna; torturó a su esposa, atormentó a sus hijos, engañó a
sus vecinos, robó todo lo que pudo y murió en pecado mortal.»
Todos los muertos habían borrado lo que les habían escrito en las lapidas y habían escrito sus
verdades.

Desenlace
Al ver lo que los muertos hicieron, el corrió ha ver que había escrito su amada, la encontró con un
velo y su lapida decía: “Habiendo salido un día de lluvia para engañar a su amante, pilló una
pulmonía y murió.”
Al amanecer lo encontraron sin conocimiento.
Diálogo
Monólogo

Descripción
Sus manos estaban muy calientes, sus sienes ardían y sus ojos estaban brillantes y tristes.
Luego apareció el muerto, un esqueleto desnudo, empujando la losa desde abajo con su encorvada
espalda. Lo vi claramente, a pesar de que la noche estaba oscura.
Está llena de rosales que nadie cuida, de altos y oscuros cipreses; un triste y hermoso jardín
alimentado con carne humana.
Yo estaba solo, completamente solo. De modo que me acurruqué debajo de un árbol y me escondí
entre las frondosas y sombrías ramas. Esperé, agarrándome al tronco como un náufrago se agarra a
una tabla.
Tiempo externo e interno
 Y luego ella murió. ¿Cómo? No lo sé; hace tiempo que no sé nada. Pero una noche llegó a casa
muy mojada, porque estaba lloviendo intensamente, y al día siguiente tosía, y tosió durante una
semana, y tuvo que guardar cama.
Ayer regresé a París, y cuando vi de nuevo mi habitación -nuestra habitación, nuestra cama,
nuestros muebles, todo lo que queda de la vida de un ser humano después de su muerte-, me
invadió tal oleada de nostalgia y de pesar, que sentí deseos de abrir la ventana y de arrojarme a la
calle.
Cuando la luz diurna desapareció del todo, abandoné el refugio y eché a andar suavemente,
lentamente, silenciosamente, hacia aquel terreno lleno de muertos.
No había luna. ¡Qué noche! Estaba asustado, terriblemente asustado, en aquellos angostos
senderos entre dos hileras de tumbas. ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Sólo tumbas! A mi derecha, a
la izquierda, delante de mí, a mi alrededor, en todas partes había tumbas.
Parece que me encontraron al romper el día, tendido sobre la tumba, sin conocimiento.

En el tiempo interno transcurrió dos días desde la muerte de ella hasta el momento en que él sabe la
verdad en el cementerio.
En el tiempo externo lo escribió en el siglo XIX.

Espacio físico
“Qué pequeña es esta ciudad comparada con la otra, la ciudad en la cual vivimos. Y, sin embargo,
no son muchos más numerosos los muertos que los vivos.”
“Di un salto que me llevó hasta una tumba vecina, y vi, sí, vi claramente cómo se levantaba la losa
sobre la cual estaba sentado.”
La ciudad y el cementerio cercano.

Psicológico y social.

“¡La había amado desesperadamente!”
El protagonista había amado a sinceramente a la mujer sin embargo saber la verdad de la infidelidad
de ella lo hizo hasta desmayarse.

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

El fin del inolvidable caballero
El fin del inolvidable caballeroEl fin del inolvidable caballero
El fin del inolvidable caballeroRoger Fernandez
 
Los escritores y sus textos
Los escritores y sus textosLos escritores y sus textos
Los escritores y sus textoscaroedi
 
Historia secreta de isabel de baviera
Historia secreta de isabel de bavieraHistoria secreta de isabel de baviera
Historia secreta de isabel de bavieraLestat Stoker
 
Revista "Barco de Papel"
Revista "Barco de Papel" Revista "Barco de Papel"
Revista "Barco de Papel" Abigail Estenge
 
Romance de-la-cava
Romance de-la-cavaRomance de-la-cava
Romance de-la-cavamartinana
 
Vuelva usted mañana
Vuelva usted mañanaVuelva usted mañana
Vuelva usted mañanaAmparomm10
 
Woolf, virginia una habitacion propia
Woolf, virginia una habitacion propiaWoolf, virginia una habitacion propia
Woolf, virginia una habitacion propiaKelita Vanegas
 
Historia secreta de isabel de baviera, reina de francia
Historia secreta de isabel de baviera, reina de franciaHistoria secreta de isabel de baviera, reina de francia
Historia secreta de isabel de baviera, reina de franciaSodomize
 
Annimo El Lazarillo
Annimo   El LazarilloAnnimo   El Lazarillo
Annimo El LazarilloPalau Lax
 

La actualidad más candente (15)

PRUEBA DE CUENTO
PRUEBA DE CUENTOPRUEBA DE CUENTO
PRUEBA DE CUENTO
 
El fin del inolvidable caballero
El fin del inolvidable caballeroEl fin del inolvidable caballero
El fin del inolvidable caballero
 
Los escritores y sus textos
Los escritores y sus textosLos escritores y sus textos
Los escritores y sus textos
 
Historia secreta de isabel de baviera
Historia secreta de isabel de bavieraHistoria secreta de isabel de baviera
Historia secreta de isabel de baviera
 
Revista "Barco de Papel"
Revista "Barco de Papel" Revista "Barco de Papel"
Revista "Barco de Papel"
 
Romance de-la-cava
Romance de-la-cavaRomance de-la-cava
Romance de-la-cava
 
Vuelva usted mañana
Vuelva usted mañanaVuelva usted mañana
Vuelva usted mañana
 
Don quijote
Don quijoteDon quijote
Don quijote
 
Woolf, virginia una habitacion propia
Woolf, virginia una habitacion propiaWoolf, virginia una habitacion propia
Woolf, virginia una habitacion propia
 
Historia secreta de isabel de baviera, reina de francia
Historia secreta de isabel de baviera, reina de franciaHistoria secreta de isabel de baviera, reina de francia
Historia secreta de isabel de baviera, reina de francia
 
Trabajo de lengua
 Trabajo de lengua  Trabajo de lengua
Trabajo de lengua
 
Annimo El Lazarillo
Annimo   El LazarilloAnnimo   El Lazarillo
Annimo El Lazarillo
 
Quijote tercer ciclo
Quijote tercer  cicloQuijote tercer  ciclo
Quijote tercer ciclo
 
El quijote de la mancha
El quijote de la manchaEl quijote de la mancha
El quijote de la mancha
 
"Cartas a un joven novelista"
"Cartas a un joven novelista""Cartas a un joven novelista"
"Cartas a un joven novelista"
 

Destacado

Guia actividades-pequen-vampiro
Guia actividades-pequen-vampiroGuia actividades-pequen-vampiro
Guia actividades-pequen-vampiroterminacion2
 
Guia para la evaluación del cuento
Guia para la evaluación del cuentoGuia para la evaluación del cuento
Guia para la evaluación del cuentoAndrea Lorduy
 
Prueba cuentos de ada
Prueba cuentos de adaPrueba cuentos de ada
Prueba cuentos de adaPaola Narbona
 
ME DIVIERTO CREANDO MI CUENTO
ME DIVIERTO CREANDO MI CUENTOME DIVIERTO CREANDO MI CUENTO
ME DIVIERTO CREANDO MI CUENTORossana Mayuri
 
PROYECTO DIDÁCTICO: "EL CUENTO: ESTRUCTURA"
PROYECTO DIDÁCTICO: "EL CUENTO: ESTRUCTURA"PROYECTO DIDÁCTICO: "EL CUENTO: ESTRUCTURA"
PROYECTO DIDÁCTICO: "EL CUENTO: ESTRUCTURA"Viviana Lonigro
 
El cuento. estructura y elementos
El cuento. estructura y elementosEl cuento. estructura y elementos
El cuento. estructura y elementosnafm89
 
EL CUENTO Y SUS PARTES
EL CUENTO Y SUS PARTESEL CUENTO Y SUS PARTES
EL CUENTO Y SUS PARTESvetoruvetoru
 

Destacado (9)

Guia actividades-pequen-vampiro
Guia actividades-pequen-vampiroGuia actividades-pequen-vampiro
Guia actividades-pequen-vampiro
 
Guia para la evaluación del cuento
Guia para la evaluación del cuentoGuia para la evaluación del cuento
Guia para la evaluación del cuento
 
Prueba cuentos de ada
Prueba cuentos de adaPrueba cuentos de ada
Prueba cuentos de ada
 
Guía de trabajo cuento
Guía de trabajo cuentoGuía de trabajo cuento
Guía de trabajo cuento
 
Guia de trabajo el cuento
Guia de trabajo el cuentoGuia de trabajo el cuento
Guia de trabajo el cuento
 
ME DIVIERTO CREANDO MI CUENTO
ME DIVIERTO CREANDO MI CUENTOME DIVIERTO CREANDO MI CUENTO
ME DIVIERTO CREANDO MI CUENTO
 
PROYECTO DIDÁCTICO: "EL CUENTO: ESTRUCTURA"
PROYECTO DIDÁCTICO: "EL CUENTO: ESTRUCTURA"PROYECTO DIDÁCTICO: "EL CUENTO: ESTRUCTURA"
PROYECTO DIDÁCTICO: "EL CUENTO: ESTRUCTURA"
 
El cuento. estructura y elementos
El cuento. estructura y elementosEl cuento. estructura y elementos
El cuento. estructura y elementos
 
EL CUENTO Y SUS PARTES
EL CUENTO Y SUS PARTESEL CUENTO Y SUS PARTES
EL CUENTO Y SUS PARTES
 

Similar a Prueba 2 cuento

Similar a Prueba 2 cuento (20)

Cuento prueba
Cuento pruebaCuento prueba
Cuento prueba
 
Prueba 2 cuento
Prueba 2 cuentoPrueba 2 cuento
Prueba 2 cuento
 
El Conde Lucanor
El Conde LucanorEl Conde Lucanor
El Conde Lucanor
 
El conde lucanor
El conde lucanorEl conde lucanor
El conde lucanor
 
Librovirtual_PaolaMontoya04062023.pdf
Librovirtual_PaolaMontoya04062023.pdfLibrovirtual_PaolaMontoya04062023.pdf
Librovirtual_PaolaMontoya04062023.pdf
 
MIGUEL SOLER La locura de don Quijote
MIGUEL SOLER   La locura de don QuijoteMIGUEL SOLER   La locura de don Quijote
MIGUEL SOLER La locura de don Quijote
 
Análisis prólogo de don quijote
Análisis prólogo de don quijoteAnálisis prólogo de don quijote
Análisis prólogo de don quijote
 
El conde Lucanor
El conde LucanorEl conde Lucanor
El conde Lucanor
 
Cervantes
CervantesCervantes
Cervantes
 
Cervantes
CervantesCervantes
Cervantes
 
Cervantes
CervantesCervantes
Cervantes
 
Imitando a don Juan Manuel
Imitando a don Juan ManuelImitando a don Juan Manuel
Imitando a don Juan Manuel
 
Edward bulwer lytton la raza futura
Edward bulwer lytton   la raza futuraEdward bulwer lytton   la raza futura
Edward bulwer lytton la raza futura
 
Esther Cristina Julián Belsuzarri
 Esther Cristina Julián Belsuzarri  Esther Cristina Julián Belsuzarri
Esther Cristina Julián Belsuzarri
 
Cuestionario para estudiar el quixote
Cuestionario para estudiar el quixoteCuestionario para estudiar el quixote
Cuestionario para estudiar el quixote
 
Barroco - El Quijote
Barroco - El QuijoteBarroco - El Quijote
Barroco - El Quijote
 
Historia de apolonio de tiro
Historia de apolonio de tiroHistoria de apolonio de tiro
Historia de apolonio de tiro
 
Comentario de textos medievales (ii)
Comentario de textos medievales (ii)Comentario de textos medievales (ii)
Comentario de textos medievales (ii)
 
Presentación barroco
Presentación barrocoPresentación barroco
Presentación barroco
 
Cómo se hizo una novela. Fortunata y Jacinta
Cómo se hizo una novela. Fortunata y JacintaCómo se hizo una novela. Fortunata y Jacinta
Cómo se hizo una novela. Fortunata y Jacinta
 

Más de zelaportillo

Nanemilezola 120421210019-phpapp01
Nanemilezola 120421210019-phpapp01Nanemilezola 120421210019-phpapp01
Nanemilezola 120421210019-phpapp01zelaportillo
 
Propuestadidacticanan 120424232802-phpapp02
Propuestadidacticanan 120424232802-phpapp02Propuestadidacticanan 120424232802-phpapp02
Propuestadidacticanan 120424232802-phpapp02zelaportillo
 
Literaturapicagriega 120228102948-phpapp01
Literaturapicagriega 120228102948-phpapp01Literaturapicagriega 120228102948-phpapp01
Literaturapicagriega 120228102948-phpapp01zelaportillo
 
Renancentista 120222194702-phpapp01
Renancentista 120222194702-phpapp01Renancentista 120222194702-phpapp01
Renancentista 120222194702-phpapp01zelaportillo
 
Barroco 120222194909-phpapp01
Barroco 120222194909-phpapp01Barroco 120222194909-phpapp01
Barroco 120222194909-phpapp01zelaportillo
 
Cuento libros leídos
Cuento libros leídosCuento libros leídos
Cuento libros leídoszelaportillo
 
El lazarillo de tormes tratado primero
El lazarillo de tormes tratado primeroEl lazarillo de tormes tratado primero
El lazarillo de tormes tratado primerozelaportillo
 
Fábulas y apólogos
Fábulas y apólogosFábulas y apólogos
Fábulas y apólogoszelaportillo
 
Ramayana,el quijote de la mancha,amadis.
Ramayana,el quijote de la mancha,amadis.Ramayana,el quijote de la mancha,amadis.
Ramayana,el quijote de la mancha,amadis.zelaportillo
 

Más de zelaportillo (20)

Nanemilezola 120421210019-phpapp01
Nanemilezola 120421210019-phpapp01Nanemilezola 120421210019-phpapp01
Nanemilezola 120421210019-phpapp01
 
Propuestadidacticanan 120424232802-phpapp02
Propuestadidacticanan 120424232802-phpapp02Propuestadidacticanan 120424232802-phpapp02
Propuestadidacticanan 120424232802-phpapp02
 
Literaturapicagriega 120228102948-phpapp01
Literaturapicagriega 120228102948-phpapp01Literaturapicagriega 120228102948-phpapp01
Literaturapicagriega 120228102948-phpapp01
 
Medievo(1)
Medievo(1)Medievo(1)
Medievo(1)
 
Renancentista 120222194702-phpapp01
Renancentista 120222194702-phpapp01Renancentista 120222194702-phpapp01
Renancentista 120222194702-phpapp01
 
Barroco 120222194909-phpapp01
Barroco 120222194909-phpapp01Barroco 120222194909-phpapp01
Barroco 120222194909-phpapp01
 
Nana
NanaNana
Nana
 
Barroco
BarrocoBarroco
Barroco
 
Renancentista
RenancentistaRenancentista
Renancentista
 
Nala y damayanti
Nala y damayantiNala y damayanti
Nala y damayanti
 
Cuento libros leídos
Cuento libros leídosCuento libros leídos
Cuento libros leídos
 
Angelina
AngelinaAngelina
Angelina
 
Angelina
AngelinaAngelina
Angelina
 
Pachatantra
PachatantraPachatantra
Pachatantra
 
Pachatantra
PachatantraPachatantra
Pachatantra
 
El lazarillo de tormes tratado primero
El lazarillo de tormes tratado primeroEl lazarillo de tormes tratado primero
El lazarillo de tormes tratado primero
 
Esopo
EsopoEsopo
Esopo
 
Fábulas y apólogos
Fábulas y apólogosFábulas y apólogos
Fábulas y apólogos
 
Ramayana,el quijote de la mancha,amadis.
Ramayana,el quijote de la mancha,amadis.Ramayana,el quijote de la mancha,amadis.
Ramayana,el quijote de la mancha,amadis.
 
Nala y damayanti
Nala y damayantiNala y damayanti
Nala y damayanti
 

Último

Día de la Madre Tierra-1.pdf día mundial
Día de la Madre Tierra-1.pdf día mundialDía de la Madre Tierra-1.pdf día mundial
Día de la Madre Tierra-1.pdf día mundialpatriciaines1993
 
BIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdf
BIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdfBIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdf
BIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdfCESARMALAGA4
 
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docxPLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docxJUANSIMONPACHIN
 
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARONARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFAROJosé Luis Palma
 
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdfTEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdfDannyTola1
 
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIARAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIACarlos Campaña Montenegro
 
SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptx
SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptxSINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptx
SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptxlclcarmen
 
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdfMapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdfvictorbeltuce
 
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADODECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADOJosé Luis Palma
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxYeseniaRivera50
 
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdfEstrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdfAlfredoRamirez953210
 
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptxc3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptxMartín Ramírez
 
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptxLINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptxdanalikcruz2000
 
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJOTUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJOweislaco
 
FICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO 2024 MINEDU
FICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO  2024 MINEDUFICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO  2024 MINEDU
FICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO 2024 MINEDUgustavorojas179704
 

Último (20)

Día de la Madre Tierra-1.pdf día mundial
Día de la Madre Tierra-1.pdf día mundialDía de la Madre Tierra-1.pdf día mundial
Día de la Madre Tierra-1.pdf día mundial
 
Earth Day Everyday 2024 54th anniversary
Earth Day Everyday 2024 54th anniversaryEarth Day Everyday 2024 54th anniversary
Earth Day Everyday 2024 54th anniversary
 
BIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdf
BIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdfBIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdf
BIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdf
 
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docxPLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
 
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARONARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
 
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdfTEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
 
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdfTema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
 
VISITA À PROTEÇÃO CIVIL _
VISITA À PROTEÇÃO CIVIL                  _VISITA À PROTEÇÃO CIVIL                  _
VISITA À PROTEÇÃO CIVIL _
 
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIARAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
 
SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptx
SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptxSINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptx
SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptx
 
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdfMapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
 
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADODECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
 
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdfEstrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
 
Sesión de clase: Defendamos la verdad.pdf
Sesión de clase: Defendamos la verdad.pdfSesión de clase: Defendamos la verdad.pdf
Sesión de clase: Defendamos la verdad.pdf
 
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptxc3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
 
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptxLINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
 
Power Point: "Defendamos la verdad".pptx
Power Point: "Defendamos la verdad".pptxPower Point: "Defendamos la verdad".pptx
Power Point: "Defendamos la verdad".pptx
 
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJOTUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
 
FICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO 2024 MINEDU
FICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO  2024 MINEDUFICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO  2024 MINEDU
FICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO 2024 MINEDU
 

Prueba 2 cuento

  • 1. UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL “FRANCISCO MORAZÁN” Modelos literarios: Cuento Primer Período Lic. José Alberto Díaz Nombre. Zelania Portillo Caballero Fecha: 08 /05/ 2012 TIPO ENSAYO Valor 25% (5% c/u) Instrucciones: conteste cada una de las interrogantes con argumentación válida, de forma coherente y con ilación temática. 1- ¿Por qué se facilitó la épica a los escritores de la Edad Media? Tres argumentos como mínimo  Porque la narración heroica en verso, era más fácil y rápida su propagación en todo el territorio.  Porque habían muchas guerras para ensanchar el territorio de dichos países o pueblos.  La necesidad de crear un héroe y lograr que la sociedad cobre espíritu patriótico. 2-¿Cuál es la diferencia entre El Mío Cid y Conde Lucanor? Cuatro argumentos como mínimo  El Mío Cid es patriótico.  Conde Lucanor es moralizante.  En el Conde Lucanor se ve el declive de la época Medieval ya que no muestra aventuras caballerescas ni la religión de forma dogmática.  En el Mío Cid se ve el clímax de la dicha época porque hace referencia a la caballería, la religión y la guerra contra los árabes. 3- ¿Cuál es la impresión dejada por La Divina Comedia? 4- Es un libro que me ha dejado con una profunda curiosidad acerca de la vida después de la muerte. Hay cosas del libro que yo sé que no son ciertas, a según he leído en la biblia, si hay cosas que se ve claramente que son inventadas, sin embargo hay otras que si concuerdan con la biblia, por ejemplo el hace referencia en los diferentes lugares de castigos que hay en el infierno y en la Biblia en ninguna parte habla de cada uno de esos lugares o que sean así como el los describe. Eso pone en debate al escritor, que no lo juzgo porque supongo que bajo su creencia católica escribió dicho libro, sin embargo, me gusta que Dante hace que los lectores reflexionen en su modus vivendi y que cambie las malos actitudes, ya que a según explica l autor la paga por ser malos es el castigo eterno. 5- Con la ayuda de los cuentos de El Decamerón, ¿qué hacen de Giovanni Boccaccio un humanista? En el libro el Decamerón se ve como las debilidades o necesidades humanas, brotan a flor de piel, se ve como Boccaccio manifiesta que el hombre por naturaleza necesita una mujer, no importa que sea un sacerdote, un burgués o un pobre todos tienen necesidades básicas así también la naturaleza malvada del ser humano capaz de engañar, ser avaro etc.., Es por esto y mucho más que podemos decir que Boccaccio es humanista. 6- Tomando en cuenta lo analizado en clase y con la ayuda de los cuentos leídos, ¿cuál es el movimiento fuerte en Guy de Maupassant?
  • 2. El realismo porque hace énfasis en el aspecto psicológico de los personajes, no ahonda en detalles físicos. Cumple con las características del realismo como ser: Procura mostrar en las obras una reproducción fiel y exacta de la realidad Se opone al romanticismo en su rechazo de lo sentimental y lo trascendental; aspira, en cambio, a reflejar la realidad individual y social en el marco del devenir histórico. Hace un uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de los temas, personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el tema central, exponiendo problemas políticos, humanos y sociales. El lenguaje utilizado en las obras abarca diversos registros y niveles de lenguaje, ya que expresa el habla común y se adapta a los usos de los distintos personajes, que son complejos, evolucionan e interactúan influyendo en otros. Las obras muestran una relación mediata entre las personas y su entorno económico y social, del cual son exponente; la historia muestra a los personajes como testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc. El autor analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su sociedad. Transmite ideas de la forma más verídica y objetiva posible. TIPO PRÁCTICO Valor 25% (6.25% c/u) Instrucciones: realice lo que se le solicita. 1- A los sucesivos cuentos extraerles lo siguiente: Temática, tipo de narrador, personajes, Planteamiento, nudo, desenlace, diálogo, descripción, tiempo externo e interno, espacio físico, psicológico y social. CUENTO DE LA OBRA “EL CONDE LUCANOR” Lo que sucedió a un rey con los burladores que hicieron el paño Otra vez le dijo el Conde Lucanor a su consejero Patronio: -Patronio, un hombre me ha propuesto un asunto muy importante, que será muy provechoso para mí; pero me pide que no lo sepa ninguna persona, por mucha confianza que yo tenga en ella, y tanto me encarece el secreto que afirma que puedo perder mi hacienda y mi vida, si se lo descubro a alguien. Como yo sé que por vuestro claro entendimiento ninguno os propondría algo que fuera engaño o burla, os ruego que me digáis vuestra opinión sobre este asunto. -Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que sepáis lo que más os conviene hacer en este negocio, me gustaría contaros lo que sucedió a un rey moro con tres pícaros granujas que llegaron a palacio. Y el conde le preguntó lo que había pasado. -Señor conde -dijo Patronio-, tres pícaros fueron a palacio y dijeron al rey que eran excelentes tejedores, y le contaron cómo su mayor habilidad era hacer un paño que sólo podían ver aquellos que eran hijos de quienes todos creían su padre, pero que dicha tela nunca podría ser vista por quienes no fueran hijos de quien pasaba por padre suyo. »Esto le pareció muy bien al rey, pues por aquel medio sabría quiénes eran hijos verdaderos de sus padres y quiénes no, para, de esta manera, quedarse él con sus bienes, porque los moros no heredan a sus padres si no son verdaderamente sus hijos. Con esta intención, les mandó dar una sala grande para que hiciesen aquella tela. »Los pícaros pidieron al rey que les mandase encerrar en aquel salón hasta que terminaran su labor y, de esta manera, se vería que no había engaño en cuanto proponían. Esto también agradó mucho al rey, que les dio oro, y plata, y seda, y cuanto fue necesario para tejer la tela. Y después quedaron encerrados en aquel salón.
  • 3. »Ellos montaron sus telares y simulaban estar muchas horas tejiendo. Pasados varios días, fue uno de ellos a decir al rey que ya habían empezado la tela y que era muy hermosa; también le explicó con qué figuras y labores la estaban haciendo, y le pidió que fuese a verla él solo, sin compañía de ningún consejero. Al rey le agradó mucho todo esto. »El rey, para hacer la prueba antes en otra persona, envió a un criado suyo, sin pedirle que le dijera la verdad. Cuando el servidor vio a los tejedores y les oyó comentar entre ellos las virtudes de la tela, no se atrevió a decir que no la veía. Y así, cuando volvió a palacio, dijo al rey que la había visto. El rey mandó después a otro servidor, que afamó también haber visto la tela. »Cuando todos los enviados del rey le aseguraron haber visto el paño, el rey fue a verlo. Entró en la sala y vio a los falsos tejedores hacer como si trabajasen, mientras le decían: «Mirad esta labor. ¿Os place esta historia? Mirad el dibujo y apreciad la variedad de los colores». Y aunque los tres se mostraban de acuerdo en lo que decían, la verdad es que no habían tejido tela alguna. Cuando el rey los vio tejer y decir cómo era la tela, que otros ya habían visto, se tuvo por muerto, pues pensó que él no la veía porque no era hijo del rey, su padre, y por eso no podía ver el paño, y temió que, si lo decía, perdería el reino. Obligado por ese temor, alabó mucho la tela y aprendió muy bien todos los detalles que los tejedores le habían mostrado. Cuando volvió a palacio, comentó a sus cortesanos las excelencias y primores de aquella tela y les explicó los dibujos e historias que había en ella, pero les ocultó todas sus sospechas. »A los pocos días, y para que viera la tela, el rey envió a su gobernador, al que le había contado las excelencias y maravillas que tenía el paño. Llegó el gobernador y vio a los pícaros tejer y explicar las figuras y labores que tenía la tela, pero, como él no las veía, y recordaba que el rey las había visto, juzgó no ser hijo de quien creía su padre y pensó que, si alguien lo supiese, perdería honra y cargos. Con este temor, alabó mucho la tela, tanto o más que el propio rey. »Cuando el gobernador le dijo al rey que había visto la tela y le alabó todos sus detalles y excelencias, el monarca se sintió muy desdichado, pues ya no le cabía duda de que no era hijo del rey a quien había sucedido en el trono. Por este motivo, comenzó a alabar la calidad y belleza de la tela y la destreza de aquellos que la habían tejido. »Al día siguiente envió el rey a su valido, y le ocurrió lo mismo. ¿Qué más os diré? De esta manera, y por temor a la deshonra, fueron engañados el rey y todos sus vasallos, pues ninguno osaba decir que no veía la tela. »Así siguió este asunto hasta que llegaron las fiestas mayores y pidieron al rey que vistiese aquellos paños para la ocasión. Los tres pícaros trajeron la tela envuelta en una sábana de lino, hicieron como si la desenvolviesen y, después, preguntaron al rey qué clase de vestidura deseaba. El rey les indicó el traje que quería. Ellos le tomaron medidas y, después, hicieron como si cortasen la tela y la estuvieran cosiendo. »Cuando llegó el día de la fiesta, los tejedores le trajeron al rey la tela cortada y cosida, haciéndole creer que lo vestían y le alisaban los pliegues. Al terminar, el rey pensó que ya estaba vestido, sin atreverse a decir que él no veía la tela. »Y vestido de esta forma, es decir, totalmente desnudo, montó a caballo para recorrer la ciudad; por suerte, era verano y el rey no padeció el frío. »Todas las gentes lo vieron desnudo y, como sabían que el que no viera la tela era por no ser hijo de su padre, creyendo cada uno que, aunque él no la veía, los demás sí, por miedo a perder la honra, permanecieron callados y ninguno se atrevió a descubrir aquel secreto. Pero un negro, palafrenero del rey, que no tenía honra que perder, se acercó al rey y le dijo: «Señor, a mí me da lo mismo que me tengáis por hijo de mi padre o de otro cualquiera, y por eso os digo que o yo soy ciego, o vais desnudo». »El rey comenzó a insultarlo, diciendo que, como él no era hijo de su padre, no podía ver la tela. »Al decir esto el negro, otro que lo oyó dijo lo mismo, y así lo fueron diciendo hasta que el rey y todos los demás perdieron el miedo a reconocer que era la verdad; y así comprendieron el engaño que los pícaros les habían hecho. Y cuando fueron a buscarlos, no los encontraron, pues se habían ido con lo que habían estafado al rey gracias a este engaño.
  • 4. »Así, vos, señor Conde Lucanor, como aquel hombre os pide que ninguna persona de vuestra confianza sepa lo que os propone, estad seguro de que piensa engañaros, pues debéis comprender que no tiene motivos para buscar vuestro provecho, ya que apenas os conoce, mientras que, quienes han vivido con vos, siempre procurarán serviros y favoreceros. El conde pensó que era un buen consejo, lo siguió y le fue muy bien. Viendo don Juan que este cuento era bueno, lo mandó escribir en este libro y compuso estos versos que dicen así: A quien te aconseja encubrir de tus amigos más le gusta engañarte que los higos. FIN Engaño La simplicidad ( falta de inteligencia) La confianza Temática: Tipo de narrador: Observador Patronio Conde Lucanor Tres tejedores El Rey
  • 5. Personajes Planteamiento Había un rey, quien escucho hablar de tres tejedores y quiso que le hicieran una prenda. Nudo Los tres tejedores lo engañaron, harían una prenda mágica con materiales carísimos pero que el rey no la podía ver porque era un hijo bastardo. Desenlace El rey creyendo que solo el no podía ver su nuevo vestido salió y todo mundo lo vio desnudo, pero cuando fueron a buscar los picaros ya habían huido. Diálogo Es directo, ya que el conde Lucanor le presento su dilema a Patronio para que éste le dé consejo sabio. Descripción Y vestido de esta forma, es decir, totalmente desnudo, montó a caballo para recorrer la ciudad; por suerte, era verano y el rey no padeció el frío. »Cuando el gobernador le dijo al rey que había visto la tela y le alabó todos sus detalles y excelencias, el monarca se sintió muy desdichado, pues ya no le cabía duda de que no era hijo del rey a quien había sucedido en el trono. Por este motivo, comenzó a alabar la calidad y belleza de la tela y la destreza de aquellos que la habían tejido. Tiempo externo e interno »Ellos montaron sus telares y simulaban estar muchas horas tejiendo. Pasados varios días, fue uno de ellos a decir al rey que ya habían empezado la tela y que era muy hermosa; también le explicó con qué figuras y labores la estaban haciendo, y le pidió que fuese a verla él solo, sin compañía de ningún consejero. Al rey le agradó mucho todo esto. »A los pocos días, y para que viera la tela, el rey envió a su gobernador, al que le había contado las excelencias y maravillas que tenía el paño. Llegó el gobernador y vio a los pícaros tejer y explicar las figuras y labores que tenía la tela, pero, como él no las veía, y recordaba que el rey las había visto, juzgó no ser hijo de quien creía su padre y pensó que, si alguien lo supiese, perdería honra y cargos. Con este temor, alabó mucho la tela, tanto o más que el propio rey. »Cuando llegó el día de la fiesta, los tejedores le trajeron al rey la tela cortada y cosida, haciéndole creer que lo vestían y le alisaban los pliegues. Al terminar, el rey pensó que ya estaba vestido, sin atreverse a decir que él no veía la tela. Tiempo interno: En si no muestra una cantidad exacta de días solo se habla de varios, pocos, día de la fiesta. Pudieron haber sido semanas. Tiempo externo: Se escribió en el siglo XIV. Espacio físico tres pícaros fueron a palacio y dijeron al rey que eran excelentes tejedores, y le contaron cómo su mayor habilidad era hacer un paño que sólo podían ver aquellos que eran hijos de quienes todos creían su padre, pero que dicha tela nunca podría ser vista por quienes no fueran hijos de quien pasaba por padre suyo.
  • 6. Psicológico y social. »Todas las gentes lo vieron desnudo y, como sabían que el que no viera la tela era por no ser hijo de su padre, creyendo cada uno que, aunque él no la veía, los demás sí, por miedo a perder la honra, permanecieron callados y ninguno se atrevió a descubrir aquel secreto. Pero un negro, palafrenero del rey, que no tenía honra que perder, se acercó al rey y le dijo: «Señor, a mí me da lo mismo que me tengáis por hijo de mi padre o de otro cualquiera, y por eso os digo que o yo soy ciego, o vais desnudo». El rey carecía de autoestima, por no ser un hijo legítimo. El gobernador era un hombre con temores y sin ninguna convicción. EL COCINERO CHICHIBIO DE LA OBRA EL DECAMERÓN Currado Gianfiglazzi se distinguía en nuestra ciudad como hombre eminente, liberal y espléndido, y viviendo vida hidalga, halló siempre placer en los perros y en los pájaros, por no citar aquí otras de sus empresas de mayor monta. Pues bien; habiendo un día este caballero cazado con un halcón suyo una grulla cerca de Perétola y hallando que era tierna y bien cebada, se la mandó a su vecino, excelente cocinero, llamado Chichibio, con orden de que se la asase y aderezase bien. Chichibio, que era tan atolondrado como parecía, una vez aderezada la grulla, la puso al fuego y empezó a asarla con todo esmero. Estaba ya casi a punto y despedía el más apetitoso olor el ave, cuando se presentó en la cocina una aldeana llamada Brunetta, de la que el marmitón estaba perdidamente enamorado; y percibiendo la intrusa el delicioso vaho y viendo la grulla, empezó a pedirle con empeño a Chichibio que le diese un muslo de ella. Chichibio le contestó canturreando: -No la esperéis de mí, Brunetta, no; no la esperéis de mí. Con lo que Brunetta irritada, saltó, diciendo: -Pues te juro por Dios que si no me lo das, de mí no has de conseguir nunca ni tanto así. Cuanto más Chichibio se esforzaba por desagraviarla. tanto más ella se encrespaba; así es que, al fin, cediendo a su deseo de apaciguarla, separó un muslo del ave y se lo ofreció. Luego, cuando les fue servida a Currado y a ciertos invitados, advirtió aquel la falta y extrañándose de ello hizo llamar a Chichibio y le preguntó qué había sido del muslo de la grulla. A lo que el trapacero del veneciano contestó en el acto, sin atascarse: -Las grullas, señor, no tienen más que una pata y un muslo. Amoscado entonces Currado, opuso: -¿Cómo diablos dices que no tienen más que un muslo? ¿Crees que no he visto más grullas que ésta?
  • 7. -Y, sin embargo, señor, así es, como yo os digo; y, si no, cuando gustéis os lo demostraré con grullas vivas -arguyó Chichibio. Currado no quiso enconar más la polémica, por consideración a los invitados que presentes se hallaban, pero le dijo: -Puesto que tan seguro estás de hacérmelo ver a lo vivo -cosa que yo jamás había reparado ni oído a nadie- mañana mismo, yo dispuesto estoy. Pero por Cristo vivo te juro que si la cosa no fuese como dices, te haré dar tal paliza que mientras vivas hayas de acordarte de mi nombre. Terminada con esto la plática por aquel día, al amanecer de la mañana siguiente, Currado, a quien el descanso no había despejado el enfado, se levantó cejijunto, y ordenando que le aparejasen los caballos, hizo montar a Chichibio en un jamelgo y se encaminó a la orilla de una albufera, en la que solían verse siempre grullas al despuntar el día. -Pronto vamos a ver quién de los dos ha mentido ayer, si tú o yo -le dijo al cocinero. Chichibio, viendo que todavía le duraba el resentimiento al caballero y que le iba mucho a él en probar que las grullas sólo tenían una pata, no sabiendo cómo salir del aprieto, cabalgaba junto a Currado más muerto que vivo, y de buena gana hubiera puesto pies en polvorosa si le hubiese sido posible; mas, como no podía, no hacía sino mirar a todos lados, y cosa que divisaba, cosa que se le antojaba una grulla en dos pies. Llegado que hubieron a la albufera, su ojo vigilante divisó antes que nadie una bandada de lo menos doce grullas, todas sobre un pié, como suelen estar cuando duermen. Contentísimo del hallazgo, asió la ocasión por los pelos y, dirigiéndose a Currado, le dijo: -Bien claro podéis ver, señor, cuán verdad era lo que ayer os dije, cuando aseguré que las grullas no tienen más que una pata: basta que miréis aquéllas. -Espera que yo te haré ver que tienen dos -repuso Currado al verlas. Y, acercándoseles algo más, gritó-: ¡Jojó! Con lo que las grullas, alarmadas, sacando el otro pie, emprendieron la fuga. Entonces Currado dijo, dirigiéndose a Chichibio: -¿Y qué dices ahora, tragón? ¿Tienen, o no, dos patas las grullas? Chichibio, despavorido, no sabiendo en dónde meterse ya, contestó: -Verdad es, señor, pero no me negaréis que a la grulla de ayer no le habéis gritado ¡Jojó!, que si lo hubierais hecho, seguramente habría sacado la pata y el muslo como éstas han hecho. A Currado le hizo tanta gracia la respuesta que todo su resentimiento se le fue en risas, y dijo: -Tienes razón, Chichibio: eso es lo que debí haber hecho. Y así fue como gracias a su viva y divertida respuesta, consiguió el cocinero salvarse de la tormenta y hacer las paces con su señor. FIN
  • 8. Inteligencia emocional El resentimiento El perdón Temática: Tipo de narrador: Observador Chichibio Brunetta Currado Personajes Planteamiento Currado mando una grulla para que su vecino Chichibio la asara y éste lo hizo. Cuando la ave ya estaba lista una aldeana enamorada de Chichibio llamada Brunetta le pidió un muslo de dicha grulla, Chichibio no quiso pero de tanto y tanto rogarle se la dio y luego llevo el resto del ave a su vecino. Nudo Currado noto que faltaba un muslo y se enojo por esto y comenzó a reclamarle a Chichibio. Los dos quedaron de acuerdo de observar las aves para ver quien tenia la razón, ya que Currado decía que las aves tienen dos patas y Chichibio decía que tienen una pata.
  • 9. Desenlace Cuando Currado dijo jojo la ave bajo la pata escondida y le comprobó a Chichibio que las aves tienen dos patas. Chichibio en vez de contestar enojado le contesto de forma divertida, ya que cuando Currado recibió el ave muerta el no dijo jojo y por eso solo le vio un muslo. Diálogo Es directo Descripción “Currado Gianfiglazzi se distinguía en nuestra ciudad como hombre eminente, liberal y espléndido, y viviendo vida hidalga, halló siempre placer en los perros y en los pájaros, por no citar aquí otras de sus empresas de mayor monta. Pues bien; habiendo un día este caballero cazado con un halcón suyo una grulla cerca de Perétola y hallando que era tierna y bien cebada, se la mandó a su vecino, excelente cocinero, llamado Chichibio, con orden de que se la asase y aderezase bien. Chichibio, que era tan atolondrado como parecía, una vez aderezada la grulla, la puso al fuego y empezó a asarla con todo esmero.” Tiempo externo e interno “Terminada con esto la plática por aquel día, al amanecer de la mañana siguiente, Currado, a quien el descanso no había despejado el enfado, se levantó cejijunto, y ordenando que le aparejasen los caballos, hizo montar a Chichibio en un jamelgo y se encaminó a la orilla de una albufera, en la que solían verse siempre grullas al despuntar el día.” “-Pronto vamos a ver quién de los dos ha mentido ayer, si tú o yo -le dijo al cocinero.” Tiempo interno: transcurrieron dos días. Tiempo externo: fue escrita dicha obra en el siglo XIV. Psicológico y social. “Currado Gianfiglazzi se distinguía en nuestra ciudad como hombre eminente, liberal y espléndido, y viviendo vida hidalga, halló siempre placer en los perros y en los pájaros, por no citar aquí otras de sus empresas de mayor monta. Pues bien; habiendo un día este caballero cazado con un halcón suyo una grulla cerca de Perétola y hallando que era tierna y bien cebada, se la mandó a su vecino, excelente cocinero, llamado Chichibio, con orden de que se la asase y aderezase bien. Chichibio, que era tan atolondrado como parecía, una vez aderezada la grulla, la puso al fuego y empezó a asarla con todo esmero.” A pesar que Chichibio era atolondrado poseía inteligencia emocional porque al ser tratado de mala forma por Currado Gianfiglazzi en vez de contestar de forma agresiva lo hizo de forma divertida.
  • 10. LA MUERTA DE GUY DE MAUPASSANT La había amado desesperadamente! ¿Por qué se ama? Cuán extraño es ver un solo ser en el mundo, tener un solo pensamiento en el cerebro, un solo deseo en el corazón y un solo nombre en los labios... un nombre que asciende continuamente, como el agua de un manantial, desde las profundidades del alma hasta los labios, un nombre que se repite una y otra vez, que se susurra incesantemente, en todas partes, como una plegaria. Voy a contarles nuestra historia, ya que el amor sólo tiene una, que es siempre la misma. La conocí y viví de su ternura, de sus caricias, de sus palabras, en sus brazos tan absolutamente envuelto, atado y absorbido por todo lo que procedía de ella, que no me importaba ya si era de día o de noche, ni si estaba muerto o vivo, en este nuestro antiguo mundo. Y luego ella murió. ¿Cómo? No lo sé; hace tiempo que no sé nada. Pero una noche llegó a casa muy mojada, porque estaba lloviendo intensamente, y al día siguiente tosía, y tosió durante una semana, y tuvo que guardar cama. No recuerdo ahora lo que ocurrió, pero los médicos llegaron, escribieron y se marcharon. Se compraron medicinas, y algunas mujeres se las hicieron beber. Sus manos estaban muy calientes, sus sienes ardían y sus ojos estaban brillantes y tristes. Cuando yo le hablaba me contestaba, pero no recuerdo lo que decíamos. ¡Lo he olvidado todo, todo, todo! Ella murió, y recuerdo perfectamente su leve, débil suspiro. La enfermera dijo: "¡Ah!" ¡y yo comprendí!¡Y yo comprendí! Me consultaron acerca del entierro pero no recuerdo nada de lo que dijeron, aunque sí recuerdo el ataúd y el sonido del martillo cuando clavaban la tapa, encerrándola a ella dentro. ¡Oh! ¡Dios mío!¡Dios mío! ¡Ella estaba enterrada! ¡Enterrada! ¡Ella! ¡En aquel agujero! Vinieron algunas personas... mujeres amigas. Me marché de allí corriendo. Corrí y luego anduve a través de las calles, regresé a casa y al día siguiente emprendí un viaje. * Ayer regresé a París, y cuando vi de nuevo mi habitación -nuestra habitación, nuestra cama, nuestros muebles, todo lo que queda de la vida de un ser humano después de su muerte-, me invadió tal oleada de nostalgia y de pesar, que sentí deseos de abrir la ventana y de arrojarme a la calle. No podía permanecer ya entre aquellas cosas, entre aquellas paredes que la habían encerrado y la habían cobijado, que conservaban un millar de átomos de ella, de su piel y de su aliento, en sus imperceptibles grietas. Cogí mi sombrero para marcharme, y antes de llegar a la puerta pasé junto al gran espejo del vestíbulo, el espejo que ella había colocado allí para poder contemplarse todos los días de la cabeza a los pies, en el momento de salir, para ver si lo que llevaba le caía bien, y era lindo, desde sus pequeños zapatos hasta su sombrero. Me detuve delante de aquel espejo en el cual se había contemplado ella tantas veces... tantas veces, tantas veces, que el espejo tendría que haber conservado su imagen. Estaba allí de pie, temblando, con los ojos clavados en el cristal -en aquel liso, enorme, vacío cristal- que la había contenido por entero y la había poseído tanto como yo, tanto como mis apasionadas miradas. Sentí como si amara a aquel cristal. Lo toqué; estaba frío. ¡Oh, el recuerdo! ¡Triste espejo, ardiente espejo, horrible espejo, que haces sufrir tales tormentos a los hombres! ¡Dichoso el hombre cuyo corazón olvida todo lo que ha contenido, todo lo que ha pasado delante de él, todo lo que se ha mirado a sí mismo en él o ha sido reflejado en su afecto, en su amor! ¡Cuánto sufro! Me marché sin saberlo, sin desearlo, hacia el cementerio. Encontré su sencilla tumba, una cruz de mármol blanco, con esta breve inscripción: «Amó, fue amada y murió.» ¡Ella está ahí debajo, descompuesta! ¡Qué horrible! Sollocé con la frente apoyada en el suelo, y permanecí allí mucho tiempo, mucho tiempo. Luego vi que estaba oscureciendo, y un extraño y loco deseo, el deseo de un amante desesperado, me invadió. Deseé pasar la noche, la última noche,
  • 11. llorando sobre su tumba. Pero podían verme y echarme del cementerio. ¿Qué hacer? Buscando una solución, me puse en pie y empecé a vagabundear por aquella ciudad de la muerte. Anduve y anduve. Qué pequeña es esta ciudad comparada con la otra, la ciudad en la cual vivimos. Y, sin embargo, no son muchos más numerosos los muertos que los vivos. Nosotros necesitamos grandes casas, anchas calles y mucho espacio para las cuatro generaciones que ven la luz del día al mismo tiempo, beber agua del manantial y vino de las vides, y comer pan de las llanuras. ¡Y para todas estas generaciones de los muertos, para todos los muertos que nos han precedido, aquí no hay apenas nada, apenas nada! La tierra se los lleva, y el olvido los borra. ¡Adiós! Al final del cementerio, me di cuenta repentinamente de que estaba en la parte más antigua, donde los que murieron hace tiempo están mezclados con la tierra, donde las propias cruces están podridas, donde posiblemente enterrarán a los que lleguen mañana. Está llena de rosales que nadie cuida, de altos y oscuros cipreses; un triste y hermoso jardín alimentado con carne humana. Yo estaba solo, completamente solo. De modo que me acurruqué debajo de un árbol y me escondí entre las frondosas y sombrías ramas. Esperé, agarrándome al tronco como un náufrago se agarra a una tabla. Cuando la luz diurna desapareció del todo, abandoné el refugio y eché a andar suavemente, lentamente, silenciosamente, hacia aquel terreno lleno de muertos. Anduve de un lado para otro, pero no conseguí encontrar de nuevo la tumba de mi amada. Avancé con los brazos extendidos, chocando contra las tumbas con mis manos, mis pies, mis rodillas, mi pecho, incluso con mi cabeza, sin conseguir encontrarla. Anduve a tientas como un ciego buscando su camino. Toqué las lápidas, las cruces, las verjas de hierro, las coronas de metal y las coronas de flores marchitas. Leí los nombres con mis dedos pasándolos por encima de las letras. ¡Qué noche! ¡Qué noche! ¡Y no pude encontrarla! No había luna. ¡Qué noche! Estaba asustado, terriblemente asustado, en aquellos angostos senderos entre dos hileras de tumbas. ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Sólo tumbas! A mi derecha, a la izquierda, delante de mí, a mi alrededor, en todas partes había tumbas. Me senté en una de ellas, ya que no podía seguir andando. Mis rodillas empezaron a doblarse. ¡Pude oír los latidos de mi corazón! Y oí algo más. ¿Qué? Un ruido confuso, indefinible. ¿Estaba el ruido en mi cabeza, en la impenetrable noche, o debajo de la misteriosa tierra, la tierra sembrada de cadáveres humanos? Miré a mi alrededor, pero no puedo decir cuánto tiempo permanecí allí. Estaba paralizado de terror, helado de espanto, dispuesto a morir. Súbitamente, tuve la impresión de que la losa de mármol sobre la cual estaba sentado se estaba moviendo. Se estaba moviendo, desde luego, como si alguien tratara de levantarla. Di un salto que me llevó hasta una tumba vecina, y vi, sí, vi claramente cómo se levantaba la losa sobre la cual estaba sentado. Luego apareció el muerto, un esqueleto desnudo, empujando la losa desde abajo con su encorvada espalda. Lo vi claramente, a pesar de que la noche estaba oscura. En la cruz pude leer: «Aquí yace Jacques Olivant, que murió a la edad de cincuenta y un años. Amó a su familia, fue bueno y honrado y murió en la gracia de Dios.» El muerto leyó también lo que había escrito en la lápida. Luego cogió una piedra del sendero, una piedra pequeña y puntiaguda, y empezó a rascar las letras con sumo cuidado. Las borró lentamente, y con las cuencas de sus ojos contempló el lugar donde habían estado grabadas. A continuación, con la punta del hueso de lo que había sido su dedo índice, escribió en letras luminosas, como las líneas que los chiquillos trazan en las paredes con una piedra de fósforo: «Aquí yace Jacques Olivant, que murió a la edad de cincuenta y un años. Mató a su padre a disgustos, porque deseaba heredar su fortuna; torturó a su esposa, atormentó a sus hijos, engañó a sus vecinos, robó todo lo que pudo y murió en pecado mortal.» Cuando hubo terminado de escribir, el muerto se quedó inmóvil, contemplando su obra. Al mirar a mi alrededor vi que todas las tumbas estaban abiertas, que todos los muertos habían salido de ellas y que todos habían borrado las líneas que sus parientes habían grabado en las lápidas, sustituyéndolas por la verdad. Y vi que todos habían sido atormentadores de sus vecinos, maliciosos, deshonestos, hipócritas, embusteros, ruines, calumniadores, envidiosos; que habían
  • 12. robado, engañado, y habían cometido los peores delitos; aquellos buenos padres, aquellas fieles esposas, aquellos hijos devotos, aquellas hijas castas, aquellos honrados comerciantes, aquellos hombres y mujeres que fueron llamados irreprochables. Todos ellos estaban escribiendo al mismo tiempo la verdad, la terrible y sagrada verdad, la cual todo el mundo ignoraba, o fingía ignorar, mientras estaban vivos. Pensé que también ella había escrito algo en su tumba. Y ahora, corriendo sin miedo entre los ataúdes medio abiertos, entre los cadáveres y esqueletos, fui hacia ella, convencido de que la encontraría inmediatamente. La reconocí al instante sin ver su rostro, el cual estaba cubierto por un velo negro; y en la cruz de mármol donde poco antes había leído: «Amó, fue amada y murió.» Ahora leí: «Habiendo salido un día de lluvia para engañar a su amante, pilló una pulmonía y murió.» Parece que me encontraron al romper el día, tendido sobre la tumba, sin conocimiento. FIN La verdad El amor La traición : Tipo de narrador: protagonista
  • 13. Narrador Jacques La Olivant amada Personajes Planteamiento El narrador había perdido a su amada, la cual la extrañaba y se sentía triste por eso. Nudo Un día mientras el estaba en su habitación sentado de repente sintió que la losa de mármol se movia y dio un salto y apareció en un campo fúnebre y después de tanto ver tumbas miro a Jacques Olivant era un muerto a quien en su lapida le habían escrito que murió a la edad de cincuenta y un años. Amó a su familia, fue bueno y honrado y murió en la gracia de Dios. El muerto borro esto y escribió: «Aquí yace Jacques Olivant, que murió a la edad de cincuenta y un años. Mató a su padre a disgustos, porque deseaba heredar su fortuna; torturó a su esposa, atormentó a sus hijos, engañó a sus vecinos, robó todo lo que pudo y murió en pecado mortal.» Todos los muertos habían borrado lo que les habían escrito en las lapidas y habían escrito sus verdades. Desenlace Al ver lo que los muertos hicieron, el corrió ha ver que había escrito su amada, la encontró con un velo y su lapida decía: “Habiendo salido un día de lluvia para engañar a su amante, pilló una pulmonía y murió.” Al amanecer lo encontraron sin conocimiento. Diálogo Monólogo Descripción Sus manos estaban muy calientes, sus sienes ardían y sus ojos estaban brillantes y tristes. Luego apareció el muerto, un esqueleto desnudo, empujando la losa desde abajo con su encorvada espalda. Lo vi claramente, a pesar de que la noche estaba oscura. Está llena de rosales que nadie cuida, de altos y oscuros cipreses; un triste y hermoso jardín alimentado con carne humana. Yo estaba solo, completamente solo. De modo que me acurruqué debajo de un árbol y me escondí entre las frondosas y sombrías ramas. Esperé, agarrándome al tronco como un náufrago se agarra a una tabla.
  • 14. Tiempo externo e interno Y luego ella murió. ¿Cómo? No lo sé; hace tiempo que no sé nada. Pero una noche llegó a casa muy mojada, porque estaba lloviendo intensamente, y al día siguiente tosía, y tosió durante una semana, y tuvo que guardar cama. Ayer regresé a París, y cuando vi de nuevo mi habitación -nuestra habitación, nuestra cama, nuestros muebles, todo lo que queda de la vida de un ser humano después de su muerte-, me invadió tal oleada de nostalgia y de pesar, que sentí deseos de abrir la ventana y de arrojarme a la calle. Cuando la luz diurna desapareció del todo, abandoné el refugio y eché a andar suavemente, lentamente, silenciosamente, hacia aquel terreno lleno de muertos. No había luna. ¡Qué noche! Estaba asustado, terriblemente asustado, en aquellos angostos senderos entre dos hileras de tumbas. ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Sólo tumbas! A mi derecha, a la izquierda, delante de mí, a mi alrededor, en todas partes había tumbas. Parece que me encontraron al romper el día, tendido sobre la tumba, sin conocimiento. En el tiempo interno transcurrió dos días desde la muerte de ella hasta el momento en que él sabe la verdad en el cementerio. En el tiempo externo lo escribió en el siglo XIX. Espacio físico “Qué pequeña es esta ciudad comparada con la otra, la ciudad en la cual vivimos. Y, sin embargo, no son muchos más numerosos los muertos que los vivos.” “Di un salto que me llevó hasta una tumba vecina, y vi, sí, vi claramente cómo se levantaba la losa sobre la cual estaba sentado.” La ciudad y el cementerio cercano. Psicológico y social. “¡La había amado desesperadamente!” El protagonista había amado a sinceramente a la mujer sin embargo saber la verdad de la infidelidad de ella lo hizo hasta desmayarse.