2. El Encuentro Dos puntos que se atraen, no tienen por qué elegir forzosamente la recta. Claro que es el procedimiento más corto. Pero hay quienes prefieren el infinito. Las gentes caen unas en brazos de otras sin detallar la aventura. Cuando mucho, avanzan en zigzag. Pero una vez en la meta corrigen la desviación y se acoplan. Tan brusco amor es un choque, y los que así se afrontaron son devueltos al punto de partida por un efecto de culata. Demasiado proyectiles, su camino al revés los incrusta de nuevo, repasando el cañón, en un cartucho sin pólvora. De vez en cuando, una pareja se aparta de esta regla invariable. Su propósito es francamente lineal, y no carece de rectitud. Misteriosamente, optan por el laberinto. No pueden vivir separados. Esta es su única certeza, y van a perderla buscándose. Cuando uno de ellos comete un error y provoca el encuentro, el otro finge no darse cuenta y pasa sin saludar.
4. El Encuentro Bueno realicé esta imagen ya que en la vida las cosas se dan por si solas y el encuentro que se da con otras personas no se puede imaginar por ningún motivo, simplemente se da y no sabes como va a terminar, incluso se da desde mundos diferentes. Las relaciones que encontramos en nuestro andar no las podemos planear simplemente se trata de crecer y hacer de esa relación algo inolvidable, aunque en ocasiones se tenga que ocultar. Todos llevamos diferentes caminos, objetivos y metas, pero cuando encuentras un motivo dentro de tu andar acoplas un mundo en el que puedas cumplir tus sueños y realizarte junto a ese motivo. Autor: Hernández Pérez Omar Pablo