RESUMEN DE LA PELÍCULA DE CHERNOBYL ENFOCADO A MEDICINA DEL TRABAJO
Las aventuras de napoleón
1. Las Aventuras de Napoleón
Por: Zuleima colmenárez
En un pequeño pueblo, lleno de arenas blancas como las perlas y bañado por
un hermoso océano azul, había una aldea de pescadores que cada día salían
en la madrugada para sacar los tesoros del mar. Entre éstos estaba el joven
Napoleón hijo de Pedro, pescador de almas, aquel que con el señor se fue a
predicar la palabra.
Siendo pequeño Napoleón, vivió junto a su tío Demóstenes que le enseñó
todos los trucos para pescar en las aguas bravas del mar. En cierta ocasión,
todos los demás compañeros tuvieron una pesca pésima por las condiciones
del mar, pero él en su fe no se rindió jamás y para sorpresa de todos pudo sus
2. redes llenar, llevando un gran cesto al mercado donde un buen pago logró
obtener, producto de su esfuerzo.
Napoleón fue bendecido porque recibió
un buen pago, pero su comprador al
abrir cada uno de los pescados una
hermosa perla encontró. Al otro día su
pesca fue mala solo pescando un
pequeño pez, pero al abrirlo una
hermosa pepita de oro encontró, que
dichoso nuestro joven pescador, quien
nunca ha abandonado su fe y ante las
adversidades siempre un propósito, de
buena fe dio.
El tesoro que encontró, aunque pequeño muchas bendiciones le otorgó,
haciendo negocios con buena gestión los multiplicó, para gloria de nuestro
salvador, y de nuestro pequeño héroe que en rico se transformó, para alegría
de su pueblo que siempre la mano les extendió, recorriendo el mundo se fue y
a muchas personas ayudó, hasta que un día a un lejano reino llegó, y su
aposento allí estableció.
Por cosas del destino ante un gran
palacio se maravilló, por su grandeza y
por las hermosas melodías que de las
hijas del Rey contaban, destacándose
por su belleza y canto la princesa Sofía,
hermosa muchacha de ojos vivos verdes,
cabello marrón y agraciada de físico, en
ese instante el joven Napoleón,
enamorado quedó y ante ella y al Rey su
mano pidió, siendo aceptado por su hija en ese momento, porque vio dentro de
3. él la bondad y el gran corazó que tenía, pero el
Rey al ver que Napoleón era un simple
comerciante se opuso a la unión. Y a la princesa
comunico su decisión. Si con él se casaba del
reino se marchaba pues su derecho perdería.
La joven Sofía ante tales palabras se sintió
triste, pero decidida a no perder al amor de su
vida renuncio a todo para ser una simple
pueblerina, al poco tiempo se casaron y fueron
felices muchos años, hasta que un día estando
Sofía viendo los pajaritos debajo de las
espesas ramas de los árboles de la casa,
recordó a su amado padre del cual no tenía
noticias desde hace mucho tiempo, al verla
Napoleón comprendió que algo le pasaba y
le preguntó:
“¿Qué te sucede amada mía?”
Ella le respondió.
“mi padre ya viejo está y de él no sé nada,
solo sé que al igual que yo debe sufrir por
mi ausencia.”
Ante tal hecho Napo como le decían sus conocidos, preparó un pequeño bote y
junto a su hermosa esposa rumbo al palacio de su padre se dirigió. Cinco días
y cuatro noches en medios de las aguas gélidas anduvieron hasta que desde lo
lejos, las primeras casas de la orilla de la costa vieron, llegando en horas de la
mañana preguntaron a los pueblerinos acerca del Rey a lo que ellos, les
respondieron el Rey triste está desde que a su pequeña hija perdió.
Normalmente el rey una vez a la semana concedía audiencia a su pueblo en su
castillo, para resolver disputas u otros conflictos que afectara la sana paz del
4. reino. Napo y Sofía en la cola se registraron cubriendo sus rostros para no ser
descubiertos durante horas aguardaron pacientemente que el Rey los
atendiera, llegado el momento ella le pregunta:
“Mi señor ¿Porque tiene su semblante tan triste?, le contestó
“Porque perdí a mi hija menor y creo que ella ya no me debe recordar”
entonces ella se arrodilló y llorando, amargamente, se descubrió diciendo
“Padre nunca te he dejado de amar.”
El Rey llorando se abalanzo sobre su hija
diciendo:
“grave pecado cometí yo al sobreponer
primero mi linaje a tu felicidad, pero en
este día tan agraciado he descubierto que
no importa los honores, ni el linaje sino
que todos somos hijos de Dios y las
divisiones de clases solo llevan a la perdición y a la tristeza, de ahora en
adelante sabré respetar la voluntad de mis hijas y ante todo lucharé por su
felicidad”.
Dirigiéndose a Napoleón le dijo:
“Ven hijo mío, he pecado al juzgarte, por encima de tu corazón.”
Siendo un gran acontecimiento en todo el reino la vuelta de la princesa Sofía, y
la suerte de nuestro héroe Napo que en esa ocasión un hermoso pez dorado
atrapo, el cual al rey regalo en cuyo interior un hermoso diamante jamás visto
se encontró para complacencia de el mismo.
La suerte de Napo se transformó en bendiciones para el pueblo que dejó de
sufrir, dando a entender que mientras se obre con buena voluntad y siempre se
tenga un corazón noble, Dios nunca apartará sus bendiciones de nuestros
caminos. .