Así lo afirma la periodista en su columna de opinión en el diario ABC que trata sobre las jornadas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo que acogió la semana pasada la Universidad Francisco de Vitoria sobre El relato del terrorismo en España y en las que ella participó en junto a otros periodistas como Hermann Tertsch, Jaime González y Cake Minuesa.
Isabel San Sebastián afirma que “hay que escuchar más que nunca a las víctimas”
1. JM NIETO Fe de ratas
Ahora que triunfa también en
Cataluña el proyecto de ruptura
de ETA, hay que escuchar más
que nunca a las víctimas
L
AAsociacióndeVíctimasdelTerrorismo,esa
AVTqueestediariocontribuyóasostenercon
una cuestación en la que sus lectores dieron
unaleccióndedignidadalMinisteriodeAsun-
tosSocialesdelaépoca,celebrólasemanapasadaen
Madrid unas jornadas dedicadas a trazar «el relato
delterrorismoenEspaña».Unasjornadasindispen-
sablesenestaEspañaingratayvoluntariamenteam-
nésica, que aspira a pasar esta página siniestra de
nuestra historia reciente de la manera más rápida
posible,sinhacerlalecturacorrespondienteniapren-
derportantonadadeella.Unasjornadasqueacogió
laUniversidadFranciscodeVitoria,cuyocompromi-
so con la memoria y la necesidad de trasladar el le-
gado de lo sufrido a los más jóvenes resulta tan raro
como encomiable en este océano de mezquindad.
Ahora que resuenan con fuerza en todas las tele-
visiones las proclamas de esos apóstoles de la «de-
mocracia real» que jamás movieron un dedo ni se
arriesgaron a nada por defender la democracia, sin
apellidos, bajo cuyo paraguas viven y medran. Aho-
ra que en el País Vasco, y no solo allí, cobra una fuer-
za creciente la versión falsaria, equidistante y per-
versa de un «conflicto político» entre iguales, en el
queambaspartescometieronsimilaresexcesos.Aho-
ra que la serpiente ha cambiado la pistola y la goma
dos por la vara de alcalde o el escaño y vive confor-
tablementeinstaladaenlasinstituciones.Ahoraque
triunfa también en Cataluña, bajo el eufemísmo de
«derechoadecidir»,elproyectoderupturaporelcual
ETA asesinó a sangre fría a más de ochocientas per-
sonasinocentes,trescientasdelascualestodavíaes-
tán esperando a que el Estado al que sirvieron se
tomelamolestiadehacerlesjusticia.Ahora,másque
nunca, es preciso escuchar el relato de lo sucedido
en las voces de quienes lo escribieron con su sangre.
Las víctimas del terrorismo fueron nuestros hé-
roes y heroínas en el breve espacio de tiempo du-
rante el cual España mantuvo la determinación de
plantar cara al terror hasta lograr una derrota in-
condicional de la banda asesina. A lo largo de las
dos décadas precedentes habían sido pruebas de
cargo del fracaso de los sucesivos gobiernos (UCD,
PSOE) en su intento de integrar al separatismo vas-
co armado en el juego democrático. Testigos incó-
modos que era preferible ocultar. Vino luego un bre-
ve paréntesis de reconocimiento y respaldo; una
sucesión de homenajes públicos y manifestaciones
masivas, bajo el lema «no estáis solos», en los que
políticos y periodistas se daban bofetadas por sa-
lir en la foto junto a los mismos símbolos de resis-
tencia que ahora, merced a un cambalache mal lla-
mado «proceso de paz», se han tornado trastos vie-
jos arrumbados en un sótano a fin de que no agiten
nuestras conciencias con sus miradas interrogan-
tes. España ya no necesita héroes ni heroinas. No
los quiere. La heroicidad es una actitud inútil y has-
ta ofensiva en una sociedad que, en aras de la tran-
quilidad, rinde homenaje a la cobardía y convive
con la humillación de contemplar a Bolinaga pa-
searse por las calles como adalid de la impunidad.
Cuando en 2003 publiqué «Los Años de Plomo
(memoria en carne viva de las víctimas)», se lo dedi-
qué a «los olvidados», a tantos caídos anónimos cu-
yasfamiliashabíanpadecido,traseldesgarro,lator-
tura añadida del silencio y la vergüenza. Decía yo en
el prólogo de ese libro de entrevistas: «Fueron para
esas personas tiempos de soledad e injusticia en los
que los depredadores etarras ocuparon los desvelos
delosresponablespolíticosylosescaparatesmediá-
ticos, mientras sus presas eran relegadas a los des-
vanes más inhóspitos de una sociedad que prefería
volver la vista hacia otro lado.» Nunca pensé que en
2014 tendrían plena vigencia esas palabras, escritas
desde la tristeza aunque con esperanza. ¿Cómo sos-
pecharentoncesqueapenasunadécadadespuésco-
meteríamos la vileza de volverlas a olvidar?
ISABEL
SAN SEBASTIÁN
LOS OLVIDADOS
EL CONTRAPUNTO
ABC LUNES, 17 DE NOVIEMBRE DE 2014
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17 Noviembre, 2014