Ente de Coordinación Operativa de Servicios en la Capital
Esta vez fue en Niza, por Florentino Portero
1. ESTA VEZ FUE EN NIZA
POR FLORENTINO PORTERO
~EnNizanos hanatacadoa todos los demdcratasotra vez, y no ser~i la
flltima. Mientrasentendamosla razdn de su comportamientoy sus objetivos,
mientras nos mantengamosunidos y serenos en torno a los valores y
principios democrfiticos,sus opcionesde victoria sergtn nulas. Si perdemosla
calmao si caemosen la tentacidn de realizar concesionespara garantizarnos
la paz, iniciaremosel caminohacia la renunciaa nuestras libertades~
- N nuevo atentado contra la
U
sociedad europea. Superada
la temporadadeportiva, las
concentraciones humanas
giran en torno a los grandes
centros vacacionales. Sabia-
mosquehabia un alto riesgo de que algo asi
pudiera ocurrir y esta vez no llegamos a
tiempo. E1agresor no era una persona loca-
lizada comopotencial terrorista y la segu-
ridad fall6 en la pronta detenci6n del ca-
mi6nconvertido en arma. Noes el primer
atentado ni seri el filtimo. Llegamosy lle-
garemos en muchasocasiones a tiempo de
detener al agresor y de desmontarc61ulas
yihadistas, pero no siempreseri posible.
Si, es una guerra. Unapropia del siglo
XXI,que no requiere de divisiones acoraza-
das ni de silenciosos submarinospropulsa-
dos pot energia nuclear y cargados de mi-
siles con ojivas capacesde provocarun au-
t6ntico ~holocausto~. Hanaprendido que
nuestro flanco d6bil es, paraddjicamente,
nuestra mayorfortaleza: la democracia,el
gobierno de los ciudadanos. Si somoscons-
cientes de qui6n o qu6 nos amenazay dis-
ponemosde la estrategia y el liderazgo necesa-
rios, Occidentees dificilmente abatible. Sin em-
bargo, cuando no se dan estas condiciones
desconcertar a la poblacidn es el mediomils
cil para desarmara un Estado, privandoa su cla-
se dirigente y a sus Fuerzas Armadaso de Segu-
ridad del respaldo necesario. El agresor empu-
ja a nuestros gobernantes a una situaci6n
inc6moda.Si explican la naturaleza de la ame-
naza alarmana la sociedad, que es lo que quie-
re, perosi no1o hacenla sociedadreaccionades-
proporcionadamente ante atentados terroris-
tas cuyo sentido no acaba de entender.
Cuandonos atacan buscan distintos objeti-
vos. Quieten castigarnos pot ~dmponer~nues-
tros valores y principios a los musulmanesque
viven entre nosotros. Para un islamista -un mu-
sulmin que vive de forma fundamentalista sus
creencias el principio de igualdad ante la ley,
de una ley que surge de la voluntad popular a
trav6s de la legitima representacidn parlamen-
taria, es inaceptable. Cualquier normadebeso-
metersea la LeyCorinica, la Sharia. Trasel cas
tigo llega la voluntad de hacernos ceder hasta
el puntode renunciar a la ley comflny de admi-
fir que cada comunidadse regule pot sus pro-
pias normas, revertiendo un proceso histdrico
de siglos.
Quierencastigarnos pot difundir nuestra cul-
tura, nuestra formade set, por todo el planeta a
trav~s de los modernos medios de comunica-
ci6n. Ladenominada,globalizaci6m~ es bisica-
menteoccidental porquenuestras son las inge-
nierlas que la han hechoposible y nuestra la ma-
yor parte de los contenidos que inundan los
mediosde comunicaci6n. Los islamistas temen
que una sociedad internacional crecientemen-
te globalizada se lleve por delante los valores
del islam, por la atracci6n de una cultura rela-
tivista, consumistay hedonista. Frente a ellos
tratan de levantar murosde comunicaci6ny de
revertir parte del camino andado, derribando
regimenes (~moderados~o no suficientemente
islamistas para erigir sobre sus ruinas un nue-
vo Califato.
Nosotros somosobjeto de su ira pot conta-
minarel islam con valores degenerados,por apo-
yar a regimenes y gobiernos contrarios a sus
idealesy, llegadoel caso, porhacerusode la fuer-
za contra ellos. Occidenteno es el campode ba-
talla principal, pero si unorelevante. Basravet
el 6xito de las imigenesde sus atentados entre
determinados sectores musulmanespara reco-
nocer que estas acciones suponen prestigio y
autoridad, que les servirin para deslegitimar
gobiernos y avanzar en su quiebra.
La yihad esti condenadaal fracaso, porque
no se puedeir contra el paso del tiempo. Nohay
vuelta atris en el procesode globalizaci6n, pero
si pasos en la direcci6n equivocada.Noes s61o
un problema de las comunidades musulmanas.
Cambiosacelerados son causa de desconcier-
to y v6rtigo, capaces de provocar reacciones
con efectos politicos devastadores. Lo estamos
viendo tanto en Europa comoen Estados Uni-
dos, con caracteristicas propias de cada socie-
dad. Novencerin, serin derrotados pot las pro-
pias comunidades musulmanas hartas de su
violencia gratuita y convencidas de que
son empujadashacia un desastre sin sen-
tido. Pero mientras ese momentollega, y
pueden faltar dOcadaspara que eso suce-
da, provocarin dafios ingentes que nos
pondrin a prueba.
¯ Lafecha no ha sido casual. Milesde per-
~, sonas celebrabanla Tomade la Bastilla. Para
muchoshistoriadores, entre los que meen-
cuentro, ese suceso, comola entera Revo-
luci6n Francesa, rue un fracaso. Sin embar-
go, no es el momentode entrar en discusio-
nes historiogrificas. Para los europeosde
hoy la Revoluci6n Francesa es uno de los
hitos en el caminohacia la generalizaci6n
de la democracia en Europa. Los ,valores
republicanos>~,simbolizadosen la Libertad,
la lgualdady la Fraternidad, son la quintae-
sencia de nuestra manera de entender la
convivencia y el fundamento de nuestro
~Estadode Derecho>>.Castigar a quieneslo
celebran tiene sentido desde su visi6n del
islam. Cantar conjuntamentela Marsellesa
es la reacci6n espontinea, y no pot ello me-
nos 16gica, de quien entiende el porqu6de
la agresi6n y el c6mosuperarla.
EnNiza nos hart atacado a todos los de-
m6cratasotra vez, y no seri la flltima. Mientras
entendamos la raz6n de su comportamiento y
sus objetivos, mientras nos mantengamosuni-
dos y serenos en torno a los valores y principios
democriticos, sus opciones de victoria serfin
hulas. Si perdemosla calma o si caemosen la
tentaci6n de realizar concesiones para garanti-
zarnosla paz, iniciaremosel caminohacia la re-
nuncia a nuestras libertades.
p
ero nuestra seguridad no s61o depende
de la actitud frente a sus ataques en
nuestra propia tierra. Laestabilidad de
nuestros vecinos, particularmente de
los estados del Magreby del Sahel, nos afectari
directamente. Sin seguridad no hay estabilidad
politica, ni inversiones ni desarrollo econ6mi-
co. Sin seguridadel riesgo de quela violencia se
generalice en la regi6n, dandopaso a mis radi-
calismo y a inevitables corrientes migratorias,
seri muyalto. Las fronteras de nuestra seguri-
dad estin al sur de nuestras fronteras de sobe-
rania. Sin una estrategia conjunta para estabi-
lizar la regi6nviviremosen precario, y para esta
tarea no podemosconfiar ni en la Uni6nEuro-
pea ni en la AlianzaAtlinfica.
FLORENTINO FORTEROES DIRECTOR DEL GRADO
EN RELACIONES INTERNACIONALESDE LA
UNIVERSIDADFRANCISCODE VITORIA
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16 Julio, 2016