1. NÚMERO 25
AGOSTO DE 2006 – VOL. II
ISSN 1696-7208
DEPOSITO LEGAL: SE – 3792 - 06
EL DESARROLLO PSICOMOTOR
DEL NIÑO
DESDE SU NACIMIENTO HASTA LOS 2 AÑOS
ESTER HERVÁS ANGUITA
REVISTA I+E
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2. INTRODUCCIÓN:
Todos los niños siguen un determinado orden progresivo lineal y secuenciado en su
desarrollo motor, sea cual sea la edad y no debe ser motivo de excesiva preocupación el
que un niño efectúe esos avances antes o después de la edad que nosotros consideramos
como normal ya que cada niño tiene un ritmo de diferente y ese ritmo debemos de
respetarlo. Ningún niño es igual a otro, un mismo movimiento puede aparecer antes o
después en la edad cronológica, sin que por ello represente un trastorno merecedor de
tenerse en cuenta, especialmente cuando estas diferencias no superan un tiempo
alarmante.
El adulto, es evidente que no puede actuar ante la evolución progresiva del niño en un
campo tan amplio como en edades más avanzadas, pero si puede llevar a cabo acciones
que favorecerán al desarrollo motor del niño.
El control de los diferentes músculos del cuerpo se establece gradualmente según una
progresión lógica que obedece de la maduración de las fibras nerviosas. Así, durante los
tres primeros mese de vida el niño alcanzan su madurez los músculos de la boca y de los
ojos; posteriormente serán los de la cabeza, cuello y espalda; a continuación los del
tronco, brazos y manos; y finalmente los de las piernas, pies y dedos de la mano.
De esta forma se podemos ver que el desarrollo progresivo de los movimientos voluntarios
del niño sigue aproximadamente este orden descendente, iniciándose en la cabeza y
terminando por los pies. La actividad motora, que un principio tiene lugar de una forma
gruesa, con mayor participación del automatismo que de la voluntad, poco a poco va
tomando un carácter más fino y preciso hasta conseguir que todos los movimientos se
generen bajo el control de la voluntad por parte del niño.
Al nacer; el bebé presenta los miembros doblados sobre sí mismos en una posición que
es la continuación de su actitud fetal, ya que su estado de madurez motora es
prácticamente el mismo que durante su estancia en el vientre materno. Los músculos
están extraordinariamente rígidos e hipertónicos, pero este estado irá desapareciendo
progresivamente hasta los seis meses en que la relajación muscular será considerable.
Durante este período la cabeza del recién nacido se balancea en todas las direcciones
como si pesara excesivamente, esto es debido a la falta de madurez de los músculos del
cuello y también porque realmente la cabeza del recién nacido pesa excesivamente (una
tercera parte de su peso total). Sobre los tres meses la mantiene mejor, Hacia los cuatro
meses la mantiene perfectamente, pero en cambio no se mantiene sentado, y si intenta
hacerlo, cae fácilmente hacia atrás.
El recién nacido esta enteramente sometido en un principio a movimientos involuntarios y
automática que no desaparecen hasta el mes y medio, son los reflejos, cuando éstos
desaparecen se van iniciando los movimientos voluntarios. Al principio la rigidez de los
músculos es algo normal pero hacia el cuarto mes el niño comienza a mover con placer
todos sus miembros, especialmente cuando se encuentra desnudo sobre una superficie
plana, estira las piernas y mueve los brazos y las manos.
A partir de los tres meses; Poco a poco el niño intenta coger determinados objetos con
presión aunque aún no lo consigue.
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3. A partir de los cuatro meses el niño controla y mantiene perfectamente la cabeza
erguida. Cuando se encuentra tumbado mueve todos los miembros de su cuerpo, juega
con sus manos, intenta cogerse los pies y hacia los cinco meses consigue llevarlos a la
boca. Agarra con más o menos habilidad los objetos que están a su alcance.
A los seis meses el niño mantiene ya la cabeza erguida e intenta mantenerse sentado. A
esta edad los movimientos de las piernas son más voluntarios y mejor controlados y el
niño puede empezar a mantenerse de pie unos instantes si se le sostiene por las axilas,
cuando se le sostiene por las axilas y se le pone en una superficie vertical el niño realizará
los movimientos de la trepa. Los movimientos de los brazos y de las manos son menos
automáticos; experimenta la necesidad de tomar los objetos que ve a su alrededor y los
sostiene con las dos manos, habiendo desaparecido casi totalmente la rigidez.
A los ocho meses el niño puede mantenerse perfectamente sentado solo, sin ningún
apoyo, y es capaz de inclinarse y enderezarse cada vez que quiere, volver la cabeza hacia
los lados, mantenerse de pie agarrado durante unos instantes. Es el momento de colocarle
varias horas al día en el parque, con juguetes con los que no pueda lastimarse, donde
permanecerá sentado o echado y donde podrá ensayar un sin número de movimientos
voluntarios.
Entre los diez y los doce meses, la rigidez y tensión de los brazos y de las piernas ha
desaparecido totalmente y el bebé inicia la marcha a gatas o se traslada de un lugar a
otro arrastrándose sentado y si se le sostiene por debajo de las axilas es capaz de dar
algunos pasos.
A los doce meses, la marcha a gatas se efectúa sin peligro. El bebé sabe mantenerse
también de pie e inicia sus primeros pasos con ayuda del adulto o bien apoyándose en los
muebles que tiene a su alcance.
A los catorce meses el niño anda solo, sin apoyo, pero suele caer con frecuencia.
A partir de los dieciséis meses, se observan grandes progresos en la marcha del niño,
este es capaz de correr y efectuar todos los movimientos con agilidad.
Hasta los dos años, el niño va ganando agilidad en sus movimientos. Es capaz de subir
y bajar de la cama y de las sillas, de sentarse y de levantarse sin ayuda. Ante una escalera
intenta subir a gatas hasta que se ve capaz de hacerlo por si solo. A esta edad el niño ya
tiene un gran control sobre sus movimientos.
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4. DESARROLLO PSICOMOTOR EN EL NIÑO ENTRE LOS DOS Y SEIS AÑOS
A estas edades el campo de acción del adulto aumenta en proporción a la edad
cronológica del niño.
A) Equilibrio:
El equilibrio es la capacidad de mantener el centro de gravedad dentro de la base de
sustentación del cuerpo. Es importante descubrir todas las posibilidades de equilibrio,
buscar los límites de este; explorar los factores que le aumentan o disminuyen, es tan
importante como mantener correctamente una situación de equilibrio.
El maestro debe conocer y realizar aquellas tareas y actividades que pongan en juego
todos los factores de equilibrio.
En esta edad mantener el equilibrio es una habilidad difícil de dominar y que requiere, por
parte del niño, un gran esfuerzo y concentración.Algunos de los ejercicios que puede
realizar el alumno para dominar el equilibrio son:
Utilizar su propio cuerpo: el niño puede equilibrarse en el suelo utilizando su propio
cuerpo, podemos realizar ejercicios con la manos, los pies, con un pie…
Con objetos: el niño puede utilizar diferentes objetos para desarrollar el equilibrio e
incluso con el objeto se puede desplazar o no.
2.1 Sin desplazamiento: mantener el equilibrio sobre objetos estables (sillas,
cajas...)
2.2 Con desplazamiento: desplazarse sobre distintos objetos de formas diferentes
(taburetes, bancos, barras...), desplazarse realizando a la vez otra acción, y desplazarse
cerrando los ojos en algunos momentos.
Transportando objetos: de la misma forma, el niño puede intentar mantener el
equilibrio y este puede hacerlo sin desplazamiento o con desplazamiento. El maestro
deberá proporcionar a cada alumno material de pequeñas dimensiones (aros, picas,
cajas...).
Sin desplazamiento: mantener el equilibrio con un objeto pequeño sobre la cabeza
o sobre otras partes del cuerpo.
Con desplazamiento: desplazarse manteniendo la pica en equilibrio o desplazarse
con otros instrumentos.
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5. B) Carrera:
La evolución de la carrera va poco a poco, esta se consigue cuando el niño tiene un tono
muscular adecuado que le permita realizar determinados ajustes posturales que le
permitan desplazarse con autonomía, son actividades como: el gateo, ponerse en pie, la
marcha…etc. Es en esta edad cuando el niño puede comenzar a realizar “la carrera”, pues
a pesar de andar de forma apresurada en años anteriores, no se podía considerar carrera.
Para que adquiera dicha capacidad, el niño ha de poseer la fuerza necesaria en el tren
inferior, y una vez que la posee, es capaz de realizar desplazamientos.
El maestro para desarrollar esta habilidad puede realizar con el alumno una serie de
ejercicios:
• Seguir un ritmo, durante un recorrido.
• Seguir un recorrido.
• Desplazarse con un objeto.
• esquivas obstáculos. cosas o personas.
Sin material: El niño puede correr hacia delante y hacia atrás, en línea recta, en círculo,
con cambios de dirección, con diferentes amplitudes de zancada y con diferentes tipos de
apoyo (sobre las puntas y los talones).
Con material: Carrera en ziz-zag, seguir líneas trazadas en el suelo, andar por encima de
un banco, saltar por encima de un banco (apoyando un pie, con la ayuda de manos),
deslizándose por encima del banco pasar por debajo del banco, pasar corriendo por aros
poniendo un pie dentro de cada aro, saltar por encima de cada aro, hacer un recorrido
con los aros y pasar corriendo o saltando, pasar por encima de un elástico corriendo o
por debajo de ésta arrastrándose o en cuadrúpeda...
C) Trepa:
Con un año de edad aproximadamente, el niño intenta trepar levantando una pierna y la
otra a continuación, ayudándose siempre con las manos. Más tarde el niño desarrollará
fuerza en las piernas, coordinación y equilibrio suficientes para trepar por el objeto sin
ayuda, lo que ocurre sobre los tres años de edad aproximadamente, aunque hasta los
cuatro no sabrá descender del objeto que anteriormente ha “escalado”.
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6. D) Lanzamientos, golpeos, recogidas y recepciones:
El golpeo con el pie o patada es una acción que necesita principalmente coordinación
óculo-pie. Hasta los seis años aproximadamente, debemos educar al niño con ciertos
ejercicios para lograr que sea capaz de golpear un objeto con precisión. El niño ya
comienza a practicar el lanzamiento cuando a su corta edad suelta los objetos o los tira.
Sin embargo, esto no puede considerase lanzamiento, pues no se constituye de los
distintos mecanismos que intervienen en el lanzamiento. Ya a los seis meses, el niño
puede lanzar un objeto velozmente, y a los doce puede orientarlo sin precisión al lanzarlo,
interviniendo únicamente los brazos. Para que el niño aprenda y desarrolle la acción del
lanzamiento en sí, utilizando brazos, piernas y tronco, debemos someterle a la realización
de varios ejercicios.
El maestro puede realizar diferentes ejercicios con el alumnado:
Botar un balón:
El maestro dará un balón por niño. El niño podrá botar el balón en el sitio (delante,
alrededor, variando la altura, en posición de sentado, de rodillas, al mismo tiempo que el
compañero) o botarlo con desplazamiento (andando, corriendo más o menos deprisa...).
También el maestro podrá incluir varios aros o bancos. Con un aro en el suelo, el niño
podrá botar el balón alrededor del aro o dentro de él, en el exterior desde el interior del
aro, en cada aro...
Utilizar un globo:
Únicamente con el globo, el niño podrá golpearlo hacia arriba, pasarlo de una mano a la
otra, golpearlo con la cabeza y cogerlo con las manos, intercambiar el globo con el
compañero... Con ayuda de la pared, el niño podrá hacer rebotar el globo sin que se
caiga, utilizando cada vez una mano distinta, enviándolo lo más lejos posible... Con la
ayuda de un bastón o pica, el niño podrá golpear el globo sucesivamente o manteniéndolo
en el aire, por parejas golpear alternativamente dos globos... este mismo ejercicio se
podrá utilizar con un balón.
Todos estos ejercicios se pueden desarrollar a través de la psicmotricidad en el aula.
Conclusión:
El desarrollo psicomotor en el niño depende de la maduración cerebral y física. Este se
produce por el estímulo de la maduración biológica y social que el niño recibe. Esto nos
invita a profundizar más en este tema para conseguir un desarrollo más positivo en el
alumnado y permitir así una intervención educativa adaptada a su ritmo de aprendizaje.
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7. BIBLIOGRAFÍA :
• D.BLÁZQUEZ Y E.ORTEGA (1984): La actividad motriz en el niño de 3 a 6 años,
Madrid, Ed.Cincel.
• DR.TORRECASANA Y DRA.LLUCH (1983): El bebé y el niño, Barcelona, Ed.Nauta
• COLLADO VÁZQUEZ, S; PÉREZ GARCÍA, C; CARRILLO ESTEBAN, J. (2004).
Motricidad. Fundamentos y aplicaciones. Madrid.
• LAZARO, A. (2004). Los zancos. El placer de aprender a través del equilibrio.
Zaragoza: mira editores.
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