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Tenemos libertad……… ¿Pero somos libres?
Doris Arango08.2014Inteligencia EmocionalLeave a Comment
El ser libre difiere de tener libertad, en tanto existen muchas variables en su mayoría
internas y propias ser humano que se van tornando como el palo en la rueda y hace que
por inercia optemos por elecciones que muy lejos de brindarnos libertad, nos coartan y
dejan atascados en situaciones, la mayoría de las veces creadas por nosotros mismos
presentando una marcada tendencia a culpar al mundo, a los demás, al jefe, al vecino,
etc, etc.
En este orden de ideas es importante hacer un breve recorrido a manera de reflexión, por
algunas de éllas, que si se miran desprevenidamente pareciese que no tienen relación
con el poder y la libertad interior, sin embargo la relación es bien estrecha y de una alta y
permanente interacción.
Iniciemos por un principio de consistencia que permite el diseño y construcción de
nuestra propia existencia, ya que no es lo que hacemos de vez en cuando lo que la
moldea, porque el ritmo y la repetición son indispensables para el generar hábitos de
comportamiento adecuados que fundamenten la confiabilidad. Esto hace que nuestro
jefe no tenga que preguntarnos: ¿Se puede contar contigo para la entrega del informe en
dos semanas’ ¿No se te olvida?…..Nuestro poder y libertad interior implica mirar a
donde pisamos, que es lo que hacemos, de que hablamos, a que nos comprometemos,
2. porque el cumplir los compromisos consistentemente proporciona paz y libertad interior.
La vida no sucede por aquello que hacemos de vez en cuando.
Otro elemento es nuestra grandeza que no siempre tenemos presentes, porque somos
más grandes que nuestras dificultades, y si así lo decidimos, también de nuestras
pasiones, tendencias y emociones negativas. No podemos hablar de libertad y poder
interior si no podemos salir de emociones que nos aplastan, si no entendemos que
somos ricos en emociones, pero las hacemos a un lado y dejamos que la vida nos
suceda y permanecemos en modo reacción, en vez de optar por una vida por diseño.
De ahí la importancia de hacer una apropiada gestión de nuestros estados interiores y de
nuestras emociones, y centrarnos en las positivas, que son las que construyen y al
evocarlas podemos ejercer la libertad interior sin que nos dejemos sacar del centro con
facilidad. Tenemos la libertad de cambiar nuestros estados emocionales con facilidad, si
nos ejercitamos para ello. Pero si ante todo, solo nos enojamos, significa que tenemos
muy poco repertorio de reacción (solo tenemos una manera de reaccionar y es con
rabia), que estamos condicionados por el mal genio y ahí tenemos poco albedrio porque
solo reaccionamos de una manera: con furia, habiendo un gran abanico de posibilidades
emocionales, si estamos en conexión con nuestro ser, porque la felicidad y la alegría son
estados a los cuales llegamos voluntariamente. La libertad emocional es opcional, y cada
quien tiene potestad para elegirla, o para permanecer en la miseria emocional.
Esto implica estar atentos para no permitir que una emoción negativa permanezca
mucho tiempo con nosotros, el gestionar las emociones nos permite, sin perder control
expresar la emoción asociada. La idea es que lo que estemos viviendo, no nos paralice,
teniendo presente que no nos duele lo que pasó, nos duele lo que pensamos e
interpretamos de lo que pasó.
La pregunta podría ser entonces: ¿Que puede haber sucedido que podamos cambiar?
Podemos cambiar las emociones asociadas a lo que pasó. No hay situación humana en
la que la responsabilidad sea 100% de una sola persona. El entenderlo y asumirlo como
tal, nos hace libres porque lo que queda es hacerse cargo de lo que corresponde para
generar acciones sanadoras, con el pensamiento centrado en estas preguntas: ¿Qué hay
de lo que ha pasado, te ha servido a ti para fortalecerte y llevarte a donde estás en este
momento? ¿Que hace que tu piel sea un poco mas fuerte? Este cambio de perspectiva
genera sentimientos de gratitud, lo cual es una excelente manera de traer al presente,
emociones positivas y satisfactorias, al reconocer que en cada situación hay perfección.
Por otro lado está lo relacionado con los límites para sí mismo y para los demás, el
instaurar y respetarlos generan libertad, en tanto nos ayudan a excesos innecesarios, a
no ceder o pasar por encima de nosotros mismos por satisfacer a otros, generando con
esto sentimientos y emociones negativas que atentan contra nuestra paz y libertad
interior.
3. Este breve y no agotado recorrido de lo que contribuye con el sentirse libre, nos lleva a
pensar las cadenas que podemos tener en nuestra mente y memoria como temores,
culpas, malos hábitos, soberbias, entre muchas otras, siendo algunas transmitidas de
generación en generación, convirtiéndose en cadenas, que parecieran venir como una
modificación de nuestro ADN.
Sin embargo hay una excelente noticia y es que toda cadena puede ser rota en cualquier
momento y el primer camino para lograrlo es que la rompas en ti. Esa libertad y poder
interior requiere que busquemos y encontremos en nuestro corazón, la fuente de nuestra
fortaleza interior, y que ejercitemos en el día a día la capacidad de elegir ser felices,
porque son atributos y experiencias que necesitan ser fortalecidas, entrenadas y
protegidas porque pueden perderse en un instante si no les hemos construidos bases
sólidas.
ACERCA DEL AUTOR
Doris Arango
Psicóloga especialista en psicología organizacional. Coach en formación. /
doris@rhpositivo.net