Este documento explora el significado de ser una persona espiritual. Presenta tres momentos clave que ayudaron al autor a comprender esto. Primero, las palabras de un monje sobre amar a los demás y ver la chispa divina en ellos. Segundo, las enseñanzas de la Madre Teresa sobre servir a Dios en cada criatura. Tercero, la historia budista de una anciana cuya ofrenda de una lámpara la llevó a la iluminación. El autor concluye que ser espiritual es aprender a vivir desde el corazón mediante
3. ¿Que significa ser una persona Espiritual?
Cuando esta pregunta surco mi mente, primero
comprendí que esta debía ser la primera pregunta que
cualquier buscador debería plantearse. Aun que no es una
pregunta que tenga una respuesta clara, al menos no
desde los parámetros convencionales. Mi respuesta vino
en pequeñas piezas, como si fuera un rompecabezas (a
Dios le encanta hacer eso). Mas que decirles cual es la
respuesta, deseo compartir los tres momentos donde
obtuve la respuesta.
4. El primer momento sucedió cuando mi maestra Mayret
me dijo que debía leer el libro “A orillas del río Piedra me
senté y lloré” de Paulo Coelho:
“El monje Thomas Merton decía: «La vida espiritual
consiste en amar. No se ama porque se quiera hacer el
bien, o ayunar, o proteger a alguien. Si obramos de ese
modo, estamos viendo al prójimo como un simple
objeto, y nos estamos viendo a nosotros como personas
generosas y sabias. Esto nada tiene que ver con el amor.
Amar es comulgar con el otro, es descubrir en él una
chispa divina.»”
5. La segunda parte la encontré de “casualidad” (mejor
dicho: causalidad) al encontrarme con una canalización
de la madre Teresa de Calcuta sobre el tema de la
ascensión, he aquí el extracto mas significativo:
“Yo nunca conocí la Llama Violeta en mi última
encarnación. Yo nunca conocí las enseñanzas sobre el
karma, la reencarnación o ningún tipo de enseñanzas
avanzadas, mis amados. Sin embargo, cuando me
presenté ante el Consejo Kármico, les aseguro que Dios y
los miembros de este cuerpo celestial nunca me
preguntaron:
“¿Madre Teresa, cuántos decretos de Llama Violeta
hiciste?”
“¿Madre Teresa, practicaste todos los ejercicios de la
Kábala?”
“¿Madre Teresa, cuántas veces al día practicabas la Kriya
yoga?”
“¿Madre Teresa, cuántos libros sobre espiritualidad o
teosofía leíste?”
6. Les aseguro amados, que ninguna de esas fue la pregunta.
La única pregunta que recibí fue:
¿Madre Teresa, qué hiciste por elevar la conciencia
planetaria?
Y yo les respondí: “Amados de mi corazón, lo único que
yo hice fue servir a Dios en cada criatura”.
Entonces, mis amados, la gran mentira que los falsos
maestros espirituales de este planeta han enseñado por
eras es que, para regresar a Dios y convertirse en Maestro
Ascendido se necesita encarnar la sabiduría y convertirse
en sabiondos del espíritu. Pues bien, lo que realmente
se necesita es la pureza, la pureza del corazón,
porque esto es lo que realmente mira Dios en las almas.
Mi Abuela me decía: “Dios no quiere sacrificios, quiere
corazones”. Cuanta sabiduría había en mi Abuela.
7. Y el tercer momento sucedió mientras buscaba cuentos
budistas para niños, para compartir con mis sobrinos:
La Luz de la Lampara Sumeru
En la época de Buda vivió una anciana llamada ―Confiar
en la Alegría―. Esta mujer observaba cómo reyes,
príncipes y demás personas hacían ofrendas a Buda y sus
discípulos, y nada le habría gustado más que poder hacer
ella lo mismo.
Así pues, salió a mendigar, y después de un día entero
sólo había conseguido una monedita. Fue al vendedor de
aceite para comprarle un poco, pero el hombre le dijo
que con tan poco dinero no podía comprar nada.
Sin embargo, al saber que quería el aceite para ofrecérselo
a Buda, se compadeció de ella y le dio lo que quería.
8. La anciana fue con el aceite al monasterio y allí encendió
una lamparilla, que depositó delante de Buda mientras le
expresaba este deseo:
–No puedo ofrecerte nada más que esta minúscula
lámpara. Pero, por la gracia de esta ofrenda, en el futuro
sea yo bendecida con la lámpara de la sabiduría.
Pueda yo liberar a todos los seres de sus tinieblas. Pueda
purificar todos sus oscurecimientos y conducirlos a la
iluminación-
A lo largo de la noche se agotó el aceite de todas las
demás lamparillas, pero la de la anciana mendiga aún
seguía ardiendo al amanecer cuando llegó
Maudgalyayana, discípulo de Buda, para retirarlas.
9. Al ver que aquella todavía estaba encendida, llena de
aceite y con una mecha nueva, pensó: “No hay motivo
para que esta lámpara permanezca encendida durante el
día”, y trató de apagarla de un soplido. Pero la lámpara
continuó encendida. Trató de apagarla con los dedos,
pero siguió brillando. Trató de extinguirla con su túnica,
pero aun así siguió ardiendo.
Buda, que había estado contemplando la escena, le dijo:
–¿Quieres apagar esa lámpara, Maudgalyayana? No
podrás. No podrías ni siquiera moverla, y mucho menos
apagarla. Si derramaras toda el agua del océano sobre ella,
no se apagaría. El agua de todos los ríos y lagos del
mundo no bastaría para extinguirla.
–¿Por qué no?
–Porque esta lámpara fue ofrecida con devoción y con
pureza de mente y corazón. Y esa motivación la ha hecho
enormemente beneficiosa.
10. Cuando Buda terminó de hablar, la mujer se le acercó, y
él profetizó que en el futuro llegaría a convertirse en un
buda perfecto llamado ―Luz de la lámpara―. Así pues, es
nuestra motivación, ya sea buena o mala, la que
determina el fruto de nuestros actos. Shantideva dijo:
"Toda la dicha que hay en este mundo,
Toda proviene de desear que los demás sean felices;
Y todo el sufrimiento que hay en este mundo,
Todo proviene de desear ser feliz yo"
Puesto que la ley del karma es inevitable e infalible, cada
vez que perjudicamos a otros nos perjudicamos
directamente a nosotros mismos, y cada vez que les
proporcionamos felicidad, nos proporcionamos a
nosotros mismos felicidad futura.
Este hermoso texto me marco tanto, que se volvería una
joya en mi culto personal Budista y es enseñado a todos
los meditadores y sanadores del sistema Shakti Sakura.
11. Les invito, una vez compartidas estas lecturas, a extraer
su propia reflexión, para mi Ser Espiritual es:
Aprender a vivir desde el corazón. Y vivir en el corazón
es Amar: amarse a sí mismo, a los demás y a toda la
creación.
Sembrar la flor de la pureza en el corazón. El
conocimiento solo son herramientas de co-creación de
nuestra realidad. Existen diversos caminos, múltiples
técnicas, pero solo un Fin: la Unidad con Dios Padre
Madre creador de todo lo que Es.
La Unidad con Dios, se expresa en la Unidad con toda la
creación, es sembrar la semilla de la gratitud, la virtud
que nos enlaza, nos une; es el reconocimiento del valor
del otro y es la humildad de nuestro corazón que
reconoce el valor de la chispa divina que nos une.