1. LA MÚSICA AYUDA AL DESARROLLO
CEREBRAL DE LOS NIÑOS
La neurociencia ha demostrado que la práctica
sistemática de la música desarrolla las áreas cerebrales
encargadas del lenguaje y favorece la eficiencia y
automatización de los aprendizajes.
La música supone
un estímulo de
alto impacto
constructivo en el
desarrollo del
cerebro del niño,
cuando se emplea
sistemáticamente,
de manera
frecuente e
intencionada,
Pero antes que la
música, lo hace el
sonido.
Los primeros estímulos sensoriales que recibimos suelen
ser sonoros, dado que el oído es el primer órgano
sensorial funcionalmente maduro, incluso antes de nacer.
La voz de la madre influye en el desarrollo del lenguaje
del niño.
2. La música influye también en el desarrollo de habilidades
de cálculo y otras habilidades espaciales.
Un óptimo desarrollo cerebral depende de la cantidad y
calidad de estímulos que rodean el entorno de un niño,
sobre todo en su temprana infancia.
La Cantidad está asociada a la repetición de un
determinado estímulo en el tiempo, mientras que la
Calidad, guarda relación con la carga afectiva en ese
estímulo. Esto nos lleva a señalar que la música puede
llegar a constituirse en un poderoso agente educativo.
Este beneficio no depende únicamente del tipo de música
que se emplee es importante la forma en que el cerebro
del niño procesa los estímulos sonoros, es necesario
contar con herramientas tendientes a preparar el cerebro
3. y el oído para que la música suponga un efecto más
prolongado y concreto.
CÓMO UTILIZAR LA MÚSICA
La música es un recurso pedagógico que difunde su
función puramente estética o de esparcimiento
La típica pregunta:
¿Qué música empleo para estimular a los niños?
No es la prioritaria
Es necesario
precisar con
claridad:
¿Qué es lo
que se quiere
lograr?
Luego de
formular el
Aprendizaje
Esperado, se
escoge la
música o
estilo musical
más
apropiado.
Si la conducta que se busca lograr guarda relación, con
una dimensión cognitiva o una mejor concentración en el
aula, se pueden privilegiar músicas cuyas melodías sean
4. ejecutadas con instrumentos de cuerdas, como los
violines, cuyos estímulos sonoros llegan mejor a
determinados niveles de la corteza cerebral.
En cambio la percusión se reparte mejor en el resto del
cuerpo del niño, por lo que es más indicada para el
desarrollo de habilidades motrices gruesas.
Por otro lado, es importante reconocer el tipo de
estructura u organización interna de la música a escoger.
Si deseamos potenciar la manifestación de habilidades
asociadas al lenguaje o al cálculo, podemos encontrar en
la música clásica es un poderoso aliado pedagógico.
5. La música clásica es un lenguaje sonoro altamente
organizado, como la de Mozart, que presenta estímulos
sonoros contrastantes en perfecto equilibrio.
Cuando el niño entrena su oído para escuchar la música
clásica atentamente, puede llegar a comprender su
estructura y organización interna (que obviamente es más
compleja que la de muchos estilos más modernos).
Este entrenamiento concede percibir los estímulos del
entorno, de manera más organizada; como por ejemplo,
las instrucciones que imparte el profesor en el aula.
Un oído entrenado en el arte de escuchar
concentradamente favorece además el desarrollo de
habilidades de retención, memoria y comprensión por
parte del niño.