Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
Muchos son los llamados y pocos los escogidos
1. Muchos son los llamados y pocos
los escogidos
Evangelio según el Espiritismo. Cap. XVIII Laura Victoria Fuentes
2. Parábola del festín de las bodas
Y respondiendo Jesús, les volvió a hablar otra vez en parábolas, diciendo:
Semejante es el reino de los cielos a cierto rey, que hizo bodas a su hijo. - Y envió
sus siervos a llamar a los convidados a las bodas, mas no quisieron ir. - Envió de
nuevo otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí preparado mi
banquete; mis toros y los animales cebados están ya muertos, todo está pronto:
venid a las bodas. - Mas ellos le despreciaron, y se fueron unos a su granja, y otros
a su tráfico. - Y los otros echaron mano de los siervos, y después de haberlos
ultrajado, los mataron. - Y el rey cuando los oyó, se irritó; y enviando a sus
ejércitos acabó con aquellos homicidas y puso fuego a su ciudad.
Entonces dijo a sus siervos: Las bodas ciertamente están aparejadas, mas los que
habían sido convidados no fueron dignos. - Pues id a la salida de los caminos y a
cuantos hallareis, llamadlos a las bodas; y habiendo salido sus siervos a los
caminos, congregaron a cuantos hallaron, malos y buenos; y se llenaron las bodas
de convidados. Y entró el rey para ver a los que estaban a la mesa, y vio allí a un
hombre que no estaba vestido con vestidura de boda. - Y le dijo: Amigo, ¿cómo
has entrado aquí no teniendo vestidura de boda. Mas él enmudeció. - Entonces el
rey dijo a sus ministros: Atado de pies y manos arrojarle en las tinieblas exteriores:
allí será el llorar y el crujir de dientes. – Porque muchos son los llamados y pocos
los escogidos. (San Mateo, cap. XXII, v. de 1 a 14).
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3. El incrédulo se burla de esta parábola que
le parece de una sencillez pueril, porque
no comprende que se pusiesen tantas
dificultades para asistir a un festín, y aun
menos que los convidados llevasen
resistencia hasta el extremo de matar
atrozmente a los enviados del Señor de la
casa. "Las parábolas dice, son sin duda
figuras, pero es preciso que no traspasen
los límites de lo verosímil".
Lo mismo puede decirse de todas las
alegorías y de las fábulas más ingeniosas,
si no se las despoja de su envoltura para
buscar en ellas el sentido oculto. Jesús
sacaba las suyas de los usos más vulgares
de la vida, y las adaptaba a las costumbres
y al carácter del pueblo al cual hablaba; la
mayor parte tienen por objeto hacer
penetrar en las masas la idea de la vida
espiritual; muchas veces el sentido sólo
parece ininteligible porque no se aparta
de este punto de vista.
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4. En esta parábola, Jesús compara el
reino de los cielos en donde todo es
alegría y felicidad, a un festín. Por los
primeros convidados hace alusión a
los Hebreos que Dios había llamado
los primeros al conocimiento de su
ley. Los enviados del maestro, son los
profetas que venían a exhortarles
para que siguieran el camino de una
verdadera felicidad; pero sus palabras
eran poco escuchadas, sus,
advertencias eran despreciadas y aun
muchos fueron muertos
alevosamente como los servidores de
la parábola.
Los convidados que se excusan
diciendo que tienen que cuidar sus
campos y sus negocios, son el
emblema de las gentes de mundo,
que absortos por las cosas terrestres,
son indiferentes para las celestes.
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5. Los hebreos fueron los primeros que
practicaron públicamente el
monoteísmo, y a ellos transmitió Dios su
ley, primero por Moisés, y después por
Jesús; de este pequeño foco salió la luz
que debía esparcirse por todo el mundo,
triunfar del paganismo y dar a Abraham
una posteridad espiritual "tan numerosa
como las estrellas del firmamento". Pero
los judíos, rechazando la idolatría, habían
rechazado la ley moral, para dedicarse a
la práctica más fácil de las formas
exteriores. El mal llegó a su colmo; la
nación esclavizada estaba destrozada por
las fracciones y dividida por las sectas; la
misma incredulidad había penetrado
hasta el santuario. Entonces apareció
Jesús, enviado para llamarlos a la
observancia de la ley y abrirles los
nuevos horizontes de la vida futura;
convidados los primeros al gran
banquete de la fe universal, rechazaron la
palabra del celeste Mesías, y le hicieron
perecer; así perdieron el fruto que
hubieran podido recoger de su primera
iniciativa.
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6. Sería injusto, sin embargo, acusar al
pueblo entero de este estado de
cosas; la responsabilidad incumbe
principalmente a los fariseos y a los
saduceos, que perdieron la nación
por el orgullo y fanatismo de unos y
por la incredulidad de los otros. A
éstos sobre todo, compara Jesús con
los convidados que rehusaron la
comida de las bodas.
Después añade: "El Señor, viendo
esto, hizo convidar a todos aquellos
que se encontraron en las
encrucijadas de las calles, buenos y
malos". Entendía decir con esto que
la palabra iba a ser predicada a todos
los otros pueblos, paganos e
idólatras, y que aceptándola éstos,
serían admitidos al festín en el
puesto de los primeros convidados.
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7. Pero no basta ser convidado; no
hasta llevar el nombre de cristiano
ni sentarse a la mesa para tomar
parte en el celeste banquete: es
menester, ante todo y con expresa
condición, estar revestido con la
ropa nupcial, es decir, tener la
pureza de corazón y practicar la ley
según el espíritu; y esta ley está
completa en estas palabras: "Sin
caridad no hay salvación". Pero
entre todos aquellos que oyen la
palabra divina, ¡cuán pocos hay
que la guarden y se aprovechen de
ella! ¡Cuán pocos se hacen dignos
de entrar en el reino de los cielos!
Por esto dijo Jesús: "Serán muchos
los llamados, y pocos los
escogidos".
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8. El mejor traje para
retornar como
convidados al festín
celeste es de la Buena
Moral, enseñada por
nuestro maestro
JESÚS, eso nos
asegurará un escalón
más en la escala de la
evolución espiritual.
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