Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024
Cientificos colombianos
1. Alberto Quijano Vodniza De
ascendencia yugoeslava y pastuso de nacimiento,
Alberto Quijano Vodniza, hoy uno de nuestros
astrónomos de talla internacional, desde muy niño
inició su camino hacia las estrellas y su pasión por la
astronomía.“Recuerdo con mucha nostalgia los paseos que hacía con mi mamá y
mis tías cuando era pequeño, hacíamos caminatas en las noches tranquilas de
Pasto con el objetivo de contar las estrellas, ese fue mi primer acercamiento
con la astronomía. Además, mi abuelo era yugoslavo y marino. Cuando él vino,
trajo consigo muchos mapas e instrumentos de medición, entre ellos un
catalejo. Con ese catalejo yo observaba la luna, y me frustraba porque no podía
ver con claridad los enigmáticos paisajes lunares. La ansiedad de analizar las
cosas más profundamente
siempre me ha acompañado
durante toda la vida”.
Egresado de la Licenciatura de
Matemáticas y Física de la
Universidad de Nariño y becado
por la Universidad de Puerto Rico,
recinto Mayagüez, de donde se
tituló como Master en Física Pura, Alberto Quijano Vodniza, ha dedicado su
vida a la docencia y a la investigación astronómica. Actualmente es el decano de
la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas de la Universidad de Nariño,
director del Observatorio de Astronomía de esta misma universidad, par de
Astronomía en el ámbito nacional de Colciencias y recientemente su Grupo de
Investigación en Astronomía recibió la máxima calificación de esta misma
entidad. A sus 54 años, sigue conservando el interés por la experimentación
que lo animó desde la infancia y que lo ha llevado a visitar varios países del
mundo, a crear inventos y a participar en desarrollo de proyectos a escala
mundial.
Recuerda los experimentos hechos en diferentes campos de las ciencias desde
que estaba en bachillerato. Cuando estaba en sexto grado, realizó un
experimento de química. Tomó un poco de azúcar y la quemó. Él esperaba que
por lógica, el azúcar se convirtiera en carbón, sin embargo, también observó
2. que se produjo agua, él quedó fascinado, ¿de dónde salía el agua? se
preguntaba, muchos años después encontró la respuesta. “Ese experimento me
enseñó que fenómenos aparentemente simples ofrecen grandes sorpresas”,
dice.
En los años 70, Estados Unidos desarrollaba la carrera espacial y la llegada del
hombre a la Luna tuvo mucho impacto en este joven, tanto que se propuso llegar
él también. “Con mi hermano y mis primos pensamos en enviar un cohete al
espacio exterior. Así que lo construimos y lo llenamos con mucha pólvora
nariñense, creo que allí estuvo el error. También capturamos cinco mosquitos y
los estuvimos entrenando para el viaje especial que iban a realizar. Creo que los
mosquitos no estuvieron de acuerdo con ese entrenamiento”, comenta.
“Un 21 de diciembre empezamos el conteo, al estilo de los lanzamientos
esplendorosos de la NASA. Mi primo Jaime, estuvo encargado de encender la
mecha: ¡10, 9, ...3,2,1,0!, ¡Gran Explosión!..Nuestro cohete a pocos segundos del
encendido perdió estabilidad, colisionó con gran cantidad de ropa que mi madre
había colocado en el patio, y para colmo de males ¡explotó en pleno patio!, ¡todo
fue un desastre!. El gato de mi hermana se voló de la casa por una semana... No
me pregunten por la suerte de los mosquitos. Fueron los primeros héroes
espaciales. Mi padre, tremendamente enojado, prohibió el funcionamiento de la
nueva sede de la NASA y tuvimos que contentarnos con mirar por televisión los
viajes espaciales”.
Luego se le ocurrió experimentar en el campo de la microbiología y los campos
magnéticos. Aprovechando un dinero que le había dado su padre para
comprarse zapatos, se compró un microscopio, con este venía un frasquito que
contenía huevitos de camarón (vida en suspensión). Para Quijano, era
misterioso como algo, con sólo colocarlo en agua y determinadas condiciones
ambientales, pudieran generar vida y de hecho, obtuvo millones de
microorganismos.
Pero, ¿qué pasaría si ponía a crecer esos microorganismos, unos de forma
natural y otros bajo intensos campos electromagnéticos? El experimento nunca
lo pudo realizar debido que para esa época en Pasto la energía eléctrica se iba
con mucha frecuencia, no tenía energía para crear un campo constante.
La influencia de su padre, los proyectos de la NASA, su fascinación por los
misterios han contribuido a que este astrónomo colombiano vaya siempre por el
3. camino de la ciencia, como él mismo dice “para mi la ciencia siempre ha sido un
fascinante juego”.
Dolly Montoya
Para Dolly Montoya, fundadora del Instituto de
Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia
y directora del Grupo de Bioprocesos y
Bioprospección de esa institución, la prioridad
siempre ha sido traducir el conocimiento científico en
desarrollos tecnológicos útiles para los colombianos.
Uno de sus mayores méritos es haber tendido puentes entre la academia y la
empresa privada en el cumplimiento de ese objetivo.
Los países que entendieron que el conocimiento redunda en beneficios económicos, hoy
están en la cúspide de la pirámide del desarrollo industrial. Ante esa evidencia, Dolly
Montoya trabaja desde hace 20 años para demostrarle a los gobernantes colombianos
que si la investigación básica es apoyada en el país, se pueden obtener productos
nacionales que reduzcan costos frente a problemas agrícolas como el control de las
plagas vegetales.
Su centro de operaciones ha sido, desde los años ochenta, el Instituto de
Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia (Ibun), que fundó con otros
colegas para construir e impulsar escuelas de pensamiento en diferentes áreas
científicas y que dirigió hasta el año 2004. Desde él ha explorado la biodiversidad del
país para producir microorganismos como el Clostridium, que hoy se emplea para
eliminar los residuos de las plantas extractoras de aceite de palma.
La filosofía que mueve a Dolly Montoya es tan sencilla como altruista. En su opinión, el
trabajo que realiza un docente en el laboratorio para saber más sobre un tema
constituye un conocimiento tácito y objeto de poder, en tanto le pertenece sólo a él.
Pero cuando éste es puesto al servicio de un grupo de investigación para compartirse y
transformarse, se convierte en un conocimiento explícito, más aún si llega
directamente a la comunidad. Su lucha ha sido, pues, dejar atrás el conocimiento como
un objeto de poder individual para movilizarlo hacia la sociedad para generar riqueza y
bienestar.
Algunas manifestaciones de esa mentalidad se expresan, entre otras, en las líneas de
investigación interdisciplinarias del Ibun, creadas para la producción de
biofertilizantes, biocontroladores de plagas, biopolímeros (plásticos) y
descontaminantes, además de iniciativas en formación básica y media, bioinformática y
4. bionegocios; en éstas participan químicos, farmacéuticos, biólogos, ingenieros,
microbiólogos, administradores y educadores de la Universidad Nacional, academias
internacionales y el sector privado.
Adriana Ocampo Uría, la colombiana que brilla en
la Nasa
Es considerada la científica más importante del
mundo. Hoy es líder de las misiones espaciales.
En el Día Internacional de la Mujer,
ELTIEMPO.COM resalta historias de colombianas destacadas.
No es una mujer común y corriente, ella vive en la luna, mirando para el cielo, para las
estrellas y hasta hurgando toda clase de órbitas y de sistemas solares, porque su
profesión le exige ese nivel de apasionamiento y de estudio. Su nombre es Adriana
Ocampo, nada desconocido para el mundo científico, en el que se le compara con Marie
Curie (premio Nobel de física y química), por su tenacidad y por la importancia que han
tenido sus grandes hazañas al espacio, como la Voyager, Viking, Mars Observer y
Express. (Lea acá 'Las mujeres llevan las riendas del progreso').
Aunque especialmente por la Misión Juno, enviada en agosto del 2011 hacia Júpiter en
el cohete Atlas V551, la nave robot más rápida que ha construido el hombre, impulsada
por tres paneles solares fotovoltaicos, que solo demora 18 horas en cruzar la órbita
de la luna, y que recorrerá 2.800 millones de kilómetros y avanzará a 270 mil
kilómetros por hora, con el fin de llegar a este planeta, en el 2016.
Ella es la cabeza de toda esta operación, junto con un equipo de 200 personas. Y es
una de las más destacadas científicas colombianas, que desde hace más de 30 años
trabaja en la Nasa, y que se desempeña como la administradora del programa de
ciencia, en la sede del Directorio de Misiones Científicas, en la que lidera a cada una
de las misiones espaciales. (Mujeres internautas, activas en el mundo de la tecnología).
Estudió ingeniería aeroespacial en la California State University, de Los Ángeles, en
donde luego haría un posgrado en geología planetaria, después de ver unas imágenes de
Marte que, según ella, tenían mucho parecido con los desiertos terrestres. "Se me
abrió un apetito muy fuerte por el tema de la geología de otros planetas", sostiene.
Adriana ha sido una ficha clave para las investigaciones de la Nasa y una de las
mujeres más destacadas de la ciencia mundial. Su trabajo dedicado la ha llevado a
recibir un gran número de premios, como el de la 'Mujer del Año de las Ciencias' en
1992, en los Estados Unidos; al igual que a aparecer en revistas tan influyentes, como
5. Discovery, que la califica como una de las personas más importantes de la tecnología y
de la astronomía, y de ser protagonista de libros como el de 'Interacciones
Científicas' o el de 'Mujeres de Esperanzas Latinas'. (Las mujeres buscan verse cada
día más bellas y elegantes).
¿Cómo nació ese gusto por el espacio?
"Desde muy pequeña, en mi natal Barranquilla, el espacio fue algo que capturó toda mi
imaginación. Sentía una enorme curiosidad por saber porqué aquellos puntitos, que
parecían moverse en el firmamento, brillaban unos más que otros. Me subía
insistentemente a la terraza de mi casa, y los observaba con mucho detenimiento. Sin
duda, ese era un llamado que las estrellas me hacían, y que tuve la fortuna de
obedecer. (Lea 'Una apuesta para romper las brechas de género en el país).
"Este era un estudio poco conocido y explorado en Colombia, pero mis padres fueron
grandes cómplices de este sueño, y su apoyo y confianza me llevaron a 'las grandes
ligas'. Mi papá, oriundo de Popayán, haciéndome cuarto en esta locura, me ayudó a
construir un telescopio, que me acompañaba por doquier, hasta cuando nos fuimos a
vivir a los Estados Unidos. Allí, al momento de bajarme del avión, lo único en que pensé
fue 'este es mi camino a la Nasa'".
¿Cómo llegó a la Nasa?
"Cursaba secundaria, pero me enteré de que la Nasa le daba la oportunidad a jóvenes
de trabajar en sus laboratorios en la época de verano, con el objetivo de incentivarlos
a estudiar carreras relacionadas con la ciencia y tecnología. Así que me postulé y pasé,
pese a no saber nada de inglés.
"Inicié en el Jet Propulsion Laboratory (JPL), que es la posición más baja, pero yo me
sentía como en el 'Disneylandia' de la ciencia. Allí me dejaron seguir laborando tiempo
parcial. Luego, después de graduarme de mis estudios escolares, inicié en la
universidad ingeniería aeroespacial, cuya preparación pagaba con el sueldo que
devengaba en la Nasa. Esta experiencia me permitió subir a la División del Programa a
Marte y al de Tierra Sólida y Natural. Y de aquí siguieron otras posiciones".
¿Las latinas hoy demuestran interés por estos temas?
"Bastante, especialmente en Colombia, desde donde han llegado varias interesadas en
pertenecer a la Nasa. Pienso que la juventud reclama este tipo de oportunidades en
todos los países de la región. Justamente en febrero me sorprendió que un grupo de
alumnas de un colegio, en nuestro país, crearon un cohete de casi dos metros, con una
6. pequeña carga química y de reducida cámara. Este tipo de experimentos ameritan
grandes empujones.
"Ante esto, siento la necesidad de ayudar a jóvenes inquietas por estas materias, para
que puedan penetrar al mundo de la cinecia. Es así como crearé la primera agencia
espacial colombiana. Este es un sueño que aterrizaré muy pronto".
Según cifras de la Nasa, de los 18.544 empleados que hacen parte de sus 11 centros,
6539 son mujeres, de las que 417 son hispanas.
¿Las mujeres son vitales para las investigaciones?
"Completamente. Por eso, la Nasa hoy emprende programas para invitarlas a que
encaminen sus carreras hacia las ramas de ingeniería, matemáticas y tecnología. Así
mismo, en las misiones que emprendemos tenemos la obligación de destinar el 10 por
ciento de los recursos para apoyar a los jóvenes en la educación en estos campos".
Cuáles son sus planes futuros en la Agencia?
"Seguir trabajando con la misma responsabilidad de siempre en la conquista del
espacio, con mis ojos siempre bien puestos en la realidad 'astronómica'".
Otros datos
La Nasa quiere más mujeres en la ciencia, y es por eso que busca animar a las jóvenes
bachilleres a que encaminen sus carreras hacia las ramas de ingeniería, matemáticas y
tecnología. Por eso ha creado una nueva página web, en la que se pueden ver videos de
algunas de las científicas que hoy engrosan sus equipos de investigación, su formación
y la manera en que comenzaron a trabajar para la agencia espacial. Y una de ellas es
Adriana Ocampo Uría, líder de la Misión Juno, que busca explorar al mayor planeta del
Sistema Solar (Júpiter), y cuyo costo sobrepasa los mil millones de dólares.
417 MUJERES HISPANAS hacen parte de las 6.539 empleadas de la Nasa, que
conforman un equipo de 18.544 trabajadores, en 11 centros especializados. (Tola y
Maruja lanzan su libro 'Comiendo prójimo' y hablan de mujeres).
BIBLIOGRAFIA:
Tomado de http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-11303261
http://cienciagora.com.co/galeria_de_cientificos.html
http://www.elnotilocodebotero.com/