1. Leche materna y medicamentos.
Prácticamente todos los medicamentos o substancias químicas en general que ingiere la madre durante el puerperio y
la lactancia pasan al hijo en mayor o menor cantidad.
Cualquier sustancia que entre al torrente circulatorio, pasara a la célula secretora del epitelio alveolar por difusión
pasiva, difusión facilitada y transporte activo.
La facilidad con que puede ingresar una droga a las células del epitelio mamario, dependerá de su solubilidad en el
agua, de su solubilidad en la grasa, del grado de ionización y de diferencias en el pH entre el plasma y la leche.
Las recomendaciones que se hacen para que las madres lactantes no reciban algunos medicamentos están en gran
parte condicionadas por:
1. La potencia.
2. La dosis o cantidad.
3. La peligrosidad para la madre y el niño.
4. El tiempo o cronicidad de la administración.
Durante el amamantamiento no deben de darse los siguientes medicamentos:
Antimetabólicos.
Drogas o transportadores radioactivos.
Anticoagulantes.
Tiouracilo.
Dehidrotaquisterol.
Yodo y derivados.
Alcaloides de la ergotamina.
Metronidazol.
Reserpina.
Morfina y derivados.
Metadona.
Antroquinosa.
El consumo de una o dos cajetillas de cigarrillos, no solo puede reducir el volumen de leche producida, sino que
también produce dolor abdominal, náusea, vómito y diarrea en el niño. También el consumo de elevadas cantidades de
alcohol puede causar al niño vómitos y somnolencia en el periodo neonatal.
El DDT se encuentra en mayor cantidad en la leche humana que en la de vaca, reflejando la concentración en los
depósitos de grasa. Se han producido intoxicaciones en hijos cuyas madres habían estado alimentándose con cereales
tratados con exaclorobenzeno. Niños alimentados al seno de mujeres que consumieron pan contaminado con
fungicida derivado del mercurio también presentaron intoxicación.
La ingestión de aceite contaminado con bifenilos policlorinados puede ocasionar la enfermedad del aceite. Los hijos de
mujeres intoxicadas mostraron hiperpigmentación de la piel, peso bajo y retardo del desarrollo y de la función
neurológica. La fuente más constante de contaminación son los pescados procedentes de aguas con desechos
policlorinados. Estos se acumulan en el tejido adiposo y se excretan en la grasa de la leche humana, acumulándose
también en la leche humana.